8 octubre 1985

El triunfo ajustado obligará al nuevo primer ministro a pactar

Elecciones Legislativas Portugal 1985 – La derecha con Aníbal Cavaco Silva (PSD) logra desbancar al primer ministro socialista Mario Soares

Hechos

Las elecciones legislativas de octubre de 1985 dieron la mayoría parlamentaria al Partido Socialdemócrata (PSD) que encabezaba Aníbal Cavaco Silva.

Lecturas

RESULTADOS:

Partido Social Demócrata (Derecha) – 85 escaños

Partido Socialista Portugués (Izquierda) – 55 escaños

Partido Renovador Democrático – 45 escaños

Alianza del Pueblo Unido (comunista) – 37 escaños

Centro Democrático y Social (extrema derecha) – 20 escaños

08 Octubre 1985

Triple signo de la consulta

Carlos Nadal

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Baja participación del electorado; corrección de ruta hacia el centro en demérito de la izquierda socialista y la derecha del CDS; irrupción en la palestra política del partido formado bajo los auspicios del presidente Eanes con notable éxito. Con estas tres características cabe definir el carácter de los comicios celebrados en Portugal el pasado domingo. Y el caso en que las tres admiten que se les busque una relación de fondo capaz de darnos la clave de lo ocurrido.

Que buena parte de los electores se hayan mostrado reacios a acudir a las urnas quiere decir que cada vez es mayor la convicción de que es indiferente que gobiernen el PS, el PDS o el CDS. Hay una zona de confluencia doctrinal y práctica que permite aventurar previsiones nada arriesgadas sobre la gestión del Gobierno de cualquiera de estos partidos que, situados en la línea del régimen creado por la Revolución de los claveles, sin embargo se han ocupado en la tarea de adaptarlo a la integración económica y social del ámbito europeo occidental. Al dar la mayoría relativa al Partido Social Demócrata los portugueses acentúan en realidad esta tendencia, inclinando la ventaja hacia la formación política que menos tiene de alternancia izquierda-derecha, siempre teniendo en cuenta que se trata de una ligera rectificación dentro de una geografía política de fronteras imprecisas como no sea en relación con el PC o las pervivencias del salazarismo.

Y si Eanes ha podido abrir una importante brecha en esta área de opciones diferenciadas más en lo accidental que en lo sustancial es precisamente porque muchos electores han creído que a esta zona de compromiso izquierda-centro-derecha hay que asegurarle una activa validez capaz de superar la neutralización a que se aplican mutuamente los partidos hasta ahora con acceso al Gobierno. Se tratará de encontrar un revulsivo para la atonía y en parte la impotencia de los sucesivos gobiernos en que han figurado, solos o formando coalición, los partidos no marxistas ni de ultraderecha. Pero al mismo tiempo sería la gran ocasión para aglutinar con más amplio propósito a los portugueses basándose por una parte en la referencia ideal a la Revolución del 25 de abril mientras por otra se conseguía revigorizar con eficiencia y rectitud la vida política del país, mediante un movimiento que se autocalifica de ‘renovador’ y se propone como partido y «del consenso» frente a los «de clientela».

Carlos Nadal