26 julio 1975

La prensa asegura que Guerra Campos se niega a asistir a ninguna reunión episcopal que presida Tarancón, al que denunció al nuncio del Vaticano, desde 1972

Enfrentamiento entre los obispos de Madrid y Cuenca – Tarancón y Guerra Campos -: «Con lo inteligente que es, a veces no lo parece»

Hechos

  • La revista INTERVIÚ del 18.12.1980 la evolución en la relación de D. Vicente Enrique y Tarancón y D. José Guerra Campos, incluyendo las declaraciones que el primero hizo sobre el segundo en Covadonga el 4.07.1975.

Lecturas

LAS MALAS RELACIONES TARANCÓN-GUERRA CAMPOS

La ruptura de monseñor Guerra Campos con el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Tarancón se remonta a 1971, cuando el obispo de Cuenca dejó de asistir a la casa del Pinar de Chamartín de Madrid, donde dos veces por año se reúnen todos los obispos españoles en asamblea plenaria para estudiar y discutir el desarrollo pastoral y la problemática de la Iglesia y de la sociedad española.

HISTORIAL FRANQUISTA DEL PRELADO DE CUENCA

Monseñor Guerra Campos había degustado las delicias del poder en los años 1966-1971 cuando fue secretario de la Conferencia Episcopal, siendo presidente monseñor Casimiro Morcillo, entonces arzobispo de Madrid. Monseñor Guerra Campos fue nombrado procurador en Las Cortes franquistas por designación directa del dictador y participó en actos públicos de la revista FUERZA NUEVA.

En 1967 tanto monseñor Guerra Campos, como monseñor Morcillo, se opusieron a los avances de los movimientos especializados de la  Acción Católica, de la que es Conciliario Nacional. 

Cesado como secretario de la Conferencia Episcopal en 1972, ya con monseñor Tarancón como nuevo presidente. Aunque el prelado mantiene influencia, entre otras cosas, desde TVE. Desde sectores católicas se critica al obispo de que es más leal a las autoridades civiles de Madrid que a las eclesiásticas de Roma. 

LA DENUNCIA DE GUERRA CAMPOS A TARANCÓN POR ‘DIFAMACIÓN’

En el verano de 1975 D. José Guerra Campos denunció a monseñor Tarancón por difamación a su persona. Aunque, según la prensa, la denuncia no llegó al Papa Pablo VI, porque el Nuncio de Madrid, Sr. Dadaglio, no se la hizo llegar.

El motivo eran unas declaraciones de monseñor Tarancón contra él, en las que decía así:

El pobre Don José Guerra Campos con toda su inteligencia, parece que a veces no tiene ninguna. Yo pienso que está un poco amargado por los fracasos, porque no siempre le han salido las cosas, desde que es obispo, como hubiera querido. Además tiene menos culpa de lo que parece. Le empujan esas gentes que le llaman ‘obispo de España’ y esas cosas. 

Estas palabras fueron las que motivaron la demanda de monseñor Guerra Campos. El cardenal primado y obispo de Toledo, monseñor Don Marcelo González, ‘lamentó profundamente’ las afirmaciones vertidas sobre monseñor Guerra Campos.

El Análisis

Un problema de prudencia

JF Lamata

Don Vicente Enrique y Tarancón dijo en una ocasión en TVE que los obispos, en lo sustancial, estaban todos de acuerdo, y que la diferencia estaba entre la prudencia de unos y de otros. Desde ese punto de vista el obispo Guerra Campos sería un obispo ‘poco prudente’. Y quizá un momento de poca prudencia fue su homilía tras el fusilamiento por la Dictadura de cinco asesinos de ETA y FRAP, cuando dijo aquello de «no en vano la autoridad ciñe la espada, según nos dijo san Pablo«.

En líneas generales, los obispos españoles habían sido cómplices de la dictadura franquista, en compensación a que el régimen pusiera fin a la masacre de curas de la izquierda durante la Guerra Civil (13 obispos incluidos). Sin embargo, mientras que el obispo Tarancón entendió que si la Iglesia quería volver a ser de toda la sociedad y no sólo de la derecha, tenía que distanciarse del régimen. El obispo Guerra Campos no quiso. Para algunos fue un hombre coherente con su pasado, pero para otros un inmovilista. Años después, aquel obispo de Cuenca aceptaría realizar bautizos a dirigentes socialistas poniendo demostrando que no era tan fanático como se le pintaba.

J. F. Lamata