26 octubre 2010

Esperanza Aguirre le defiende mientras los sindicatos de izquierda de TELEMADRID exigen su despido

Escándalo contra Fernando Sánchez Dragó tras insinuar en un libro que dos menores le habían ‘trajinado’ en su juventud

Hechos

El 26.10.2010 los medios de comunicación generalistas se hicieron eco de un fragmento del libro Dios los cría… y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción… (Planeta) de D. Fernando Sánchez Dragó y D. Albert Boadella.

Lecturas

El 16 de septiembre de 2010 D. Fernando Sánchez Dragó y D. Albert Boadella presentan un liabro dialogado de los dos titulado ‘Dios los cría y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción’ y editado por Planeta. Un diálogo entre el veterano escritor y el veterano dramaturgo compartiendo anécdotas. Ambos concedieron entrevistas sobre el libro en numerosos medios como la web de Antena 3 TV (14 de septiembre de 2010, El Mundo (14 de septiembre de 2010), Periodista Digital (15 de septiembre de 2010) o El País (21 de septiembre de 2010) sin que ninguno de los entrevistadores hiciera referencia alguna a que en en el libro hubiera pasaje controvertido alguno, poniendo en cuestión si lo habían leído.

La situación cambia el sábado 23 de octubre de 2010 cuando D. Xabi Larrañaga en el diario Noticias de Navarra (Grupo Noticias, el grupo de Deia) publicaba un artículo criticando que D. Fernando Sánchez Dragó se jactara en el libro de haber sido trajinado por dos menores de 13 años durante un viaje a Japón.

«En Tokio, un día, me topé con unas lolitas, pero no eran unas lolitas cualesquiera, sino de esas que se visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rimel, tacones, minifalda… Tendrían unos trece años. Subí con ellas y las muy putas se pusieron a turnarse. Mientras una se iba al váter, la otra se me trajinaba»

El lunes 25 de octubre de 2010 el programa El Intermedio de La Sexta se hacía eco del framgento del libro con la ‘anécdota’ y los días 26 y 27 de octubre medios de toda España arremetían contra el escritor y presentador de Telemadrid como El País, Público, La Sexta, Cuatro-Sogecable-CNN+, la Cadena SER o TV3.

En Telemadrid los comités de trabajadores cercanos al PSOE pidieron a la directora de Telemadrid que despidiera a D. Fernando Sánchez Dragó como presentador del programa que aún presenta ‘Las Noches Blancas’ y anulara cualquier contrato de la televisión pública con el escritor, pero esta rechazó la petición.

El Sr. Sánchez Dragó se defendió desde un artículo en la web de El Mundo asegurand que la anécdota de las chicas que le trajinaron era una ‘creación literaria’, aunque en el libro de Planeta no había ninguna advertencia de que esto fuera así, dado que se presentaba como un diálogo de anécdotas reales entre los dos autores.

23 Octubre 2023

A cazar lolitas

Xabi Larrañaga

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EN su último libro Fernando Sánchez-Dragó le cuenta a Albert Boadella que se folló en Tokio a dos crías de 13 años, una detrás de otra, y que lo volvieron loco. El delito ha prescrito, comenta muy cachondo, y añade que en verdad le violaron ellas. Sólo le falta pagar una ronda de anís a la cuadrilla e imitar a Torrente: es que las visten como putas. Recuerdo ciertas palabras de Umbral, que hablaba de calzarse a ninfas como de comer sugus. Todo está inventado.

Es la tendencia moderna. La izquierda se ha vuelto beatorra, casi inquisidora, y la derecha por provocar se ha echado al monte. Unos se escandalizan porque a un político se le escapa un «coño» en el mitin -¡sexista, machista!-; y otros, como Salvador Sostres, alaban la recia virilidad de nuestros bisabuelos, pues además de mujer tenían querida y encima se iban de fulanas. Qué machotes, aplaude el columnista de El Mundo. De modo que cuando el presidente endiosado afirma que prohibir el tabaco es de izquierdas, el presidente Dios responde que si le apetece conducir tras beberse una copa qué pasa, ¡hombre!, qué pasa. Ya lo dijo el profesor Neira al ser pillado en el control de alcoholemia: ¡vaya mierda de vida si uno no puede fumarse un puro, echarse un trago y pegarse un revolcón!

Los papeles están cambiados. La izquierda se encierra en el convento y en sus complejos. Empezó liando porros y acaba cerrando el estanco. Y la derecha abandona la sacristía y se las da de destroyer libertaria. Lástima que por ver quién la tiene más grande le ocurre a veces como al broncas del pueblo, que de tanto hacer trompos un día atropella a un vecino. O sea, delinque.

Y no pasa nada. Frèdèric Mitterrand confesó que se acostaba con chaperos en Tailandia, y se encendió en Francia un debate acerca del turismo sexual. Aquí nos limitamos a reír las gracias. Con niñas de 13 años, el Dragó. ¿Tiene usted hijas, hermanas, sobrinas de esa edad? Qué casta, el tío, ¿eh? Y qué silencio en los medios.

26 Octubre 2010

Carta a la Directora de TELEMADRID

Comités de Empresa del Ente Público RTVM, Telemadrid y Onda Madrid

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Muy Sra. nuestra:

Nos dirigimos a usted para pedirle que de forma inmediata de la orden de rescindir el contrato que tiene establecido Telemadrid con el Sr. Sánchez Dragó, presentador y director del programa ‘LAS NOCHES BLANCAS’ y tertuliano habitual en esta cadena. Consideramos que los graves hechos que describe en su último libro ‘DIOS LOS CRIA…..’ en los que presume de haber mantenido relaciones sexuales con dos niñas japonesas de 13 años (un delito de pederastia del que no sólo no se arrepiente sino que además se regodea y presume de que ya está prescrito), es motivo suficiente para que este señor, por llamarle de alguna manera, deje de tener cualquier relación con esta empresa pública. Sra. Linares, volvemos a reiterar la necesidad de la inmediatez de su decisión. Es una situación tan repugnante que cada minuto que pasa aumenta el desprestigio de nuestra cadena.

Quedamos a la espera de sus noticias.

Atentamente

27 Octubre 2010

Dragó presume de pedófilo

Fermín Apezteguia

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Fernando Sánchez Dragó ha vuelto a liarla. El escritor hace gala en su último libro, ‘Dios los cría… y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción…’, de haber mantenido relaciones sexuales con dos ‘lolitas’ de 13 años en Tokio. Como el supuesto caso de pedofilia ocurrió en 1967, ha llovido lo sufiente como para que, incluso, el autor se jacte de que el delito ha prescrito. La obra, escrita al alimón con el dramaturgo catalán Albert Boadella, lleva en las librerías desde primeros de septiembre, pero fue ayer, a través del blog de un periodista navarro, cuando saltó la noticia y estalló el escándalo. El comité de empresa de Telemadrid, donde Sánchez Dragó presenta el programa de literatura ‘Las noches blancas’, ya ha pedido que se le rescinda el contrato.

Primer capítulo: la página 164 del libro recoge una conversación informal del escritor con Boadella. Tokio, 1967. Fernando Sánchez Dragó tenía 31 años. Un día salió del metro y «me topé con unas lolitas de esas, pero no eran unas lolitas cualesquiera, sino de esas que se visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rimel, tacones, minifalda… Tendrían unos trece años. Subí con ellas y las muy putas se pusieron a turnarse. Mientras una se iba al váter, la otra se me trajinaba». El autor compara la situación con «una partida de ping- pong».

Un poco más adelante, Dragó fanfarronea con la idea de que «el crimen ya ha prescrito», aunque asegura sin pudor que «las delincuentes eran ellas». Y la frase final:«Si en aquel momento me hubieran pedido que firmara un cheque por el total del poco dinero que tenía entonces, lo hubiese firmado sin pestañear».

Segundo capítulo. Los hechos trascienden ayer, casi dos meses después de salir a la venta el libro. Y salta la polémica. Los comités de empresa de Radio Televisión Madrid y las secciones sindicales de CC OO, UGT y CGT se dirigen a la dirección de la cadena para pedir la rescisión del contrato de Fernando Sánchez Drago. Argumentan que «es absolutamente inadmisible que un tipo que presume de haber mantenido relaciones sexuales con niñas de trece años aparezca en una empresa de comunicación como la nuestra». «No es la primera vez que la verborragia desenfrenada de este individuo desprestiga al ente público», afirman, «pero este último caso, en el que se jacta de haber cometido un delito de pederastia, supera ya todos los límites».

Tercer capítulo. El escritor se defiende. Quita hierro al asunto. Dice que ocurrió hace «casi medio siglo», que fue «un coqueteo sin importancia y que «nadie se trajinó a nadie». «Lo de los trece años era una forma de hablar, porque las japonesas tienen un aspecto muy aniñado», se excusa. Ya se verá.

27 Octubre 2010

"Se visten como zorritas, con rímel, tacones y minifalda"

María R. Sahuquillo / Elena G. Sevillano

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Dragó narra en un libro que tuvo sexo con niñas de 13 años

El escritor Fernando Sánchez Dragó intentó ayer salir al paso de la polémica suscitada por un episodio de su último libro en el que narra cómo tuvo sexo con dos menores japonesas en 1967. «En Tokio, un día, me topé con unas lolitas, pero no eran unas lolitas cualesquiera, sino de esas que se visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rímel, tacones, minifalda…», dice en Dios los cría… y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción… (Planeta). «Tendrían unos trece años (…). Subí con ellas y las muy putas se pusieron a turnarse. Mientras una se iba al váter, la otra se me trajinaba», cuenta en la obra que recoge sus conversaciones con el dramaturgo Albert Boadella. Y Dragó añade: «El crimen ha prescrito, así que puedo contarlo, aparte de que las delincuentes eran ellas y no yo».

Tras la oleada de comentarios provocados por sus palabras, Dragó, que dirige y presenta el programa Las noches blancas en la cadena pública Telemadrid, aseguró por correo electrónico desde Japón que la historia no es más que «una anécdota trivial y sin mucha chicha convertida en literatura». «No hubo delito suponiendo que lo fuese, por la sencilla razón de que no pasó nada de particular», dijo.

«Era un grupo de chicas y chicos. Fuimos a tomar un café al lado de la estación de Ikebukuro. Hubo risas, chanzas y coqueteos. Luego cada mochuelo y cada mochuela se fue a su olivo. No creo, además, que tuvieran 13 años, sino más. Era una forma de hablar. Los jóvenes japoneses tienen un aspecto muy aniñado», aseveró.

Sin embargo, en el libro Dragó expresa su atracción por las que llama «lolitas» y asegura que a él le gustan las chicas de 15 años. «No hay nada como la piel tersa, los pechitos como capullos, el chochito rosáceo».

El comité de empresa de Telemadrid y los sindicatos exigieron ayer a la dirección de la cadena la destitución inmediata del presentador. «Es absolutamente inadmisible que un tipo que presume de haber mantenido relaciones sexuales con niñas de 13 años aparezca en una empresa pública de comunicación», señalan en un comunicado. La dirección de Telemadrid declinó hacer declaraciones. Tampoco la editorial Planeta tuvo nada que decir. Una portavoz remitió al propio escritor. El Gobierno de la Comunidad de Madrid prefirió eludir la polémica: «Tendrá que contestar Telemadrid, puesto que está contratado allí. Y él tendrá que responder de sus declaraciones. En cualquier caso, no lo ha dicho en el ámbito de la cadena», dijo una portavoz.

27 Octubre 2010

Excusatio petita, accusatio non manifesta

Fernando Sánchez Dragó

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¡Qué barbaridad! ¡La que se ha armado! Efecto mariposa, tormentas en vaso de agua, mosquitos muertos a cañonazos.

¿Un artículo aclaratorio y exculpatorio? En mi vida me he visto en tal aprieto… ¿Cómo escribir sobre lo insignificante? ¿Cómo narrar lo que nunca sucedió? ¿Cómo pedir disculpas donde no existe la culpa?

Medio mundo tiene el If de Kipling en la cabecera de su cama o en el corazón de su imaginario. Yo también. Decía aquel poema: Si conserváis la calma mientras todos la cabeza perdieron y os censuran…

No es la primera vez que me implican en avisperos como éste. De niño también lo hacían. Estoy acostumbrado.

Ante todo, una pregunta ingenua: ¿por qué la práctica totalidad de las cabeceras mediáticas que me ponen en solfa lo son de un determinado signo ideológico?

Y otra: ¿por qué lo hacen ahora y no en el momento en que, tras la aparición del libro, Albert Boadella fuimos pasando de periodista en periodista, de radio en radio, de tele en tele, de ciudad en ciudad, y nadie, por muy progre que fuese, dijo lo que ahora, algunos, dicen?

Dios los cría… lleva siete semanas en la calle. Se ha vendido bien. Ha salido ya la segunda edición. Muchos han sido sus lectores. Nadie, que yo sepa, se había hecho eco, hasta ayer, de lo que ahora mueve a escándalo. A mi correo, a mi teléfono, a mis ojos y a mis oídos, en público y en privado, han ido llegando comentarios de los lectores. Todos, sin una sola excepción, eran y son elogiosos. Ninguno, sin una sola excepción, menciona la trivial, hiperbólica, epatante y muy literaria y literaturizada anécdota convertida en casus belli.

Dos observaciones…

Primera: esa anécdota ya había sido referida por mí, al hilo de los últimos cuarenta y siete años, en infinidad de conversaciones privadas, de entrevistas públicas y de algún que otro libro. Puedo demostrarlo. Mi familia, mis amigos y mis lectores ya la conocían. Nunca motivó reproche alguno. Sólo risas.

Segunda: cuando allá por el mes de marzo volví, de pasada, a contarla en presencia de mi amigo Albert, había varias personas delante… Los dos editores del libro, un redactor de una de las dos editoriales que lo publican y mi mujer, Naoko. Quizá, también, no lo recuerdo, Dolors, la gentil esposa de Boadella.

El texto, que en su origen era exclusivamente oral y, por ello, de verba volant, pasó después por muchas manos: las de quien lo transcribió, las de quien -recortándolo, ordenándolo y corrigiéndolo- se encargó de darle definitiva forma, las de las gentes de Planeta y Áltera, las de los correctores de pruebas y las de algunas personas queridas y cercanas.

Nadie formuló objeción alguna. Nadie se fijó en los párrafos incriminados. Son éstos una gota insignificante en el océano de un libro que habla de cosas infinitamente más serias y, puestos a buscar motivos de escándalo para los guardianes del templo de la corrección política, mucho más susceptibles de verse arrastradas al ojo del tifón del alboroto.

Y ahora, sin literatura, sin hipérbole, sin tropos, sin adornos de narrador, la anécdota…La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

¿Qué sucedió aquella noche?

¿Qué sucedió aquella noche del otoño de 1967 en el vestíbulo de la estación de Ikebúkuro de Tokio?

Yo volvía a casa desde la redacción de la NHK, en la que como periodista trabajaba. Crucé junto a un grupo de chicos y chicas, muy arregladitos todos, sobre todo ellas. Es verdad que lucían minifalda, taconazos y maquillaje atrevido. Eso era usual entre las jovencitas japonesas. Lo sigue siendo ahora.

Pasé a su lado. Se rieron. Una de ellas me guiñó un ojo. Me detuve. Charlé un poco, en torpe inglés por ambas partes, con los unos y con las otras.

Congeniamos. Nos fuimos a tomar un café al barcito que aparece en el relato. Estaba junto a la estación. Nos demoramos allí una media hora. Charlábamos. Reíamos. Gastábamos bromas. Eran muy curiosos. Había, por aquel entonces, muy pocos extranjeros en Japón.

Es verdad que dos de las chicas coqueteaban conmigo y que lo hacían, aunque no durante todo el tiempo, turnándose en sus idas y venidas al lavabo. No sé por qué. Quizá para retocarse el maquillaje.

Sus amigos estaban delante, desperdigados por las cuatro mesas que allí había. Todo fue inocente y amistoso. Apenas hubo contacto físico: cogernos de la mano, mirarnos a los ojos, algún beso furtivo en la mejilla… A eso me refería con lo de trajinar, no a lo otro. Honni soit qui mal y pense…Y eran ellas, siempre ellas, quienes tomaban la iniciativa.

Es cierto que les pedí el teléfono. Es cierto que me lo dieron. Es cierto que al día siguiente llamé, y era falso.

También es cierto que me gustaron y me excitaron. ¿A quién no? Eran monísimas, simpatiquísimas y coquetísimas.

No tenían trece años. Eso es seguro, porque trabajaban, o eso me dijeron, en una empresa. Todo el mundo, en Japón, parece mucho más joven de lo que es, y aquellas chicas no eran excepción a la regla. Es muy difícil calcular la edad de un japonés. A ellos también les cuesta trabajo calcular la nuestra.

¿Por qué les asigné esa edad? Por nada importante. Era una forma de hablar y un pellizco de pimienta en mi relato. Lo mismo podía haber dicho doce, o quince, o dieciocho.

Menos mal, en todo caso, que no dije doce, sino trece, porque ésa es la edad de consentimiento sexual tanto en Japón como en España. Consulte el código vigente quien no lo sepa (artículos 119 y 120, creo. Lo he mirado en Wikipedia). ¿O sí lo saben quienes me acusan de haber cometido un delito que es, por definición e imperativo de la ley, en este caso, a tenor de mi comentario, imposible? En 1995 el límite se fijaba en doce años.

Cuando yo, en el texto mirado ahora con lupa de inquisidor, menciono esa palabra -delito- y aseguro, entre risas, que ya puedo confesarlo porque está prescrito, estoy recurriendo a algo que quizá mis detractores no conozcan: la ironía y, de paso, el sentido del humor. ¿Debería haberlo entrecomillado? Quizá, porque entre comillas iba, pero ese signo de puntuación no tiene correlato en la lengua hablada. Era sólo una simple alusión, en clave (insisto) irónica, a algo que el discurso oficial de la corrección política y el puritanismo lingüístico imperante en el mundo de hoy ha convertido en tópico.

¿Hablar de lolitas? ¡Oh, que escándalo! ¿No lo hizo Nabokov, responsable de que esa palabra, tan gráfica, se convirtiera en neologismo universal? ¿No lo hace con frecuencia todo el mundo, varón o mujer que sea? ¿Y las teenagers? ¿Y las nínfulas, de las que tanto hablaba Umbral, escritor de grata memoria en este periódico?

¡Horrible pecado de lesa lingüística! Que dé un paso al frente quien esté libre de él. Sospecho que nadie lo hará.

Una vez dicho todo esto, y para zanjar el estúpido debate abierto por la maledicencia, la hipocresía, el sectarismo y el sensacionalismo en torno a una nimiedad, añado, de corazón, que, si a alguien que no sea un chacal, sino una persona decente, ha ofendido mi comentario, le brindo mis disculpas -los escritores, eso es cierto, tenemos la lengua muy larga- y le pido perdón.

¿Cómo no voy a hacerlo si mil veces he dicho y he escrito, en nombre de Buda, de Jesús y de tantos otros, y de mí mismo, que eso, el perdón, honra no sólo a quien lo da, sino también a quien lo recibe?

Juro, además, por mi honor, y por si alguien lo considerase necesario, que nunca, en ningún lugar, fuera de los juegos de mi infancia, he tenido trato erótico de ningún tipo con personas menores de edad.

Lo que, en cambio, no puedo decir es mea culpa, porque ni la hubo ni yo, en consecuencia, me siento culpable.

Ahí va mi mano abierta. Estréchela quien lo desee.

Fernando Sánchez Dragó

28 Octubre 2010

Un maldito sin fundamento

El Acento (Director: Javier Moreno)

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Fernando Sánchez Dragó ha contado en un libro de conversaciones con Albert Boadella (Dios los cría… y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción…) que en 1967, durante una visita a Tokio, se topó con dos niñas de 13 años a las que describe así: «No eran unas lolitas cualesquiera, sino de esas que se visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rímel, tacones, minifalda…». Cuenta que se lo trajinaron: «Las muy putas se pusieron a turnarse». Luego comenta que el crimen ha prescrito. «Así que puedo contarlo, aparte de que las delincuentes eran ellas y no yo».

El escritor ha tenido que esperar mucho para evitar que la ley pudiera castigar su criminal conducta hasta que, por fin, ha liberado ese peso que lo agobiaba y explicar que la víctima fue él. ¿Por qué entonces lo critican? ¿No será por manifestar un desprecio tan mayúsculo por aquellas chicas, por tratarlas con el desdén y la displicencia del macho que considera que están compitiendo por él, por haberse dejado abusarpor dos adolescentes? Nadie ha comprendido, como él sostiene, que la perversión estuviera del lado de ellas, que quienes se saltaron las normas fueron en realidad esas japonesas.

Si la experiencia fue tal como la cuenta, ¿por qué Sánchez Dragó ha querido justificarse después diciendo que

no es más que «una anécdota trivial y sin mucha chicha convertida en literatura»? Sostener que su libro con Boadella tiene algo que ver con la literatura solo puede formar parte del afán provocador del escritor. Él sabe perfectamente, porque de hecho presenta un programa dedicado a los libros, que no es así. Dos tipos que charlan de sus cosas para manifestar sus opiniones, por soeces o brillantes que sean y por mucho que quieran y se esfuercen, no hacen literatura.

Ni fue una víctima de dos niñas de 13 años, ni escribe literatura. ¿Por qué entonces ese afán por torcer las cosas? Por el gusto de ir de maldito. Pero eso no cuela si, al mismo tiempo, presenta un programa en televisión. Así que Telemadrid, una emisora pública, ya sabe lo que tiene que hacer: no solo echarlo por impresentable, sino por hacerle un favor; para que, de una vez, ejerza de maldito con fundamento. Fuera del sistema, sin dinero público, en la calle.

30 Octubre 2010

Es literatura

Elena Medel

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La literatura es literatura: lo ha certificado la presidenta de la Comunidad de Madrid. Me gustaría imaginarla en su laboratorio -guantes de plástico, bata blanca (de franela), sin calefacción para alcanzar el fin de mes- hallando la fórmula alquímica del arte; lo meditó mañanas y tardes en el coche oficial, entre palmas y alegría, y ha concluido no que toda la literatura es ficción o que el poeta es un fingidor, sino que la literatura es literatura. Sin más. ¿Se aliñan los cuentos con una pizquita de orégano? ¿Cocinan una salsa de curry para los poemas? Pues ya lo ven. Así, de sopetón, la literatura fue literatura entre inauguraciones y saludos a Jackie Chan; el cine fue cine, la fotografía fue fotografía, y Dios creó a la mujer, los pajaritos cantaron y las nubes se levantaron. Todo en orden.

El sufrido comité de empresa de Telemadrid también se ha zambullido en la teoría de la literatura, concluyendo que lo que se califica como tal no lo es siempre, y les explico: donde Aguirre interpreta genio, brío imaginativo y blablablá, ellos intuyen salida del tiesto -otra más: esta, al menos, sin utilizar la televisión pública madrileña como plataforma- y solicitan el cese de Sánchez Dragó, cuyas declaraciones en el libro-entrevista Dios los cría ya conocen. La directora general se ha lavado las manos, aduciendo que no le compete despedirle, y Esperanza Aguirre le ha defendido porque a la historia de la literatura -nos explica- no le han faltado buenos escritores con malas aficiones, que mentira no es.

Existe en Telemadrid una directora general, y con ella existe una certeza: el presupuesto de una cadena de televisión pública surge de los impuestos que pagamos, luego ese canal le pertenece a usted, a la abuela que saca el perro y a mí misma, que quizá no compartamos opinión sobre el significado de la literatura, el delito y la rectificación vergonzante de tan chapucera. Me ha llamado la atención esta deriva de la historia, la de Telemadrid, por el desprecio a lo público que interpretamos en su epílogo: lo pagas tú, pero mando yo, y si me apetece mantener a alguien pese a su actitud delictiva o falta de moral, ética, sentido común o lógica en la vida y los milagros, ahí se queda, que la literatura es literatura, y no matemática o biotecnología. Y si no te convence, zapping al canto y amortiza el sintonizador de la TDT.

Vivimos tiempos de crisis y, qué paradoja, falta de respeto hacia lo que pagamos todos y que a todos debe beneficiar. Una falta de respeto que comienza en aquellos a quienes se elige para velar por ello y que, en lugar de apretarse el cinturón, lo aflojan; y falta de respeto que continúa -ojo- en nosotros mismos, pues nos corresponde dar un golpe en la mesa ante los desmanes, y callamos. Que la literatura y los poderes de la directora de Telemadrid nos sirvan como excusa para reflexionar sobre el estado de una sanidad pública zombi no solo por estas fechas, de las listas de espera agilizadas al escuchar el adjetivo electoral, y hablemos también de una educación pública que se devalúa curso a curso, y no olvidemos asuntos nimios en apariencia -pero muy molestos en el día a día- como el culebrón de las empresas de limpieza, que permite que los estragos el viernes por la noche resistan junto al portal hasta el lunes por la mañana, cobrando vida propia y transformándose en uno más del vecindario, hasta mañana si alguien quiere, porque no faltan empleados y los que resisten no cobran. Esto es literatura, y la literatura es lo que es: muchos folios con muchas letras juntas.

Nos hemos acostumbrado a que nos falten el respeto, y ya no nos importa que un alto cargo defienda a quien masacraría de haberlo fichado otro partido, o que las políticas sociales no obedezcan ni a lo uno ni a lo otro, o que todo marche de la peor de las maneras. O que el paro irrumpió así, cual plaga bíblica, y nada puede lograrse en contra, pues obedecemos a los designios de quién sé yo. Qué planes, qué medidas: esto es una novela del siglo XIX en la que la protagonista no se suicida ella solita, sino por la vía colectiva. Lo público es lo público: con mayor o menor esfuerzo lo pagamos todos y entre todos, en un mundo ideal a todos debiera revertir, debiera gestionarse pensando no en unos que votan, sino en todos que desembolsan. El gesto del comité de empresa de Telemadrid lo han contestado sus superiores con otra nueva falta de respeto; incluso una agencia de viajes ha rectificado con mayor rapidez, inteligencia y responsabilidad que la Comunidad. Pero la literatura, recordará Aguirre, es literatura: un bello mundo de libertad sin frenos ni tapujos, que posibilita que uno actúe como quiera ante el teclado y en la vida real, que sí, que sí, aunque caiga un chaparrón.

31 Octubre 2010

Es bazofia, boba, no literatura

Jesús Ruiz Mantilla

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No se pueden pedir cuentas a la ignorancia, pero sí a sus consecuencias cuando estas las paga el pobre ciudadano. Con el asunto de la pedofilia japonesa de Sánchez Dragó jaleada por el decadente Boadella, un temilla que estos días nos han dejado turulatos, lo más grave no ha sido ese baboseo pomposo entre un par de gañanes necesitados de viagra a estas alturas de la vida, sino la defensa que de aquel delito, prescrito ya, ha hecho su jefa.

«Es literatura», ha sentenciado Espe. Y el otro, el provocador retrógrado, el vejestorio pedante e intocable que ha sabido dar a diestro y siniestro a todo lo que se movía pero nunca tocarle un pelo a ella, se nos va de rositas una vez más. Me temo que hay que entrar en el debate. Tampoco es cuestión de dar clases. Pero sí sentar unas bases mínimas. Con que la presidenta misma se dedicara unos minutos al día a leer, le sería suficiente. Ya supimos de sus tiempos como ministra de Cultura que no es una afición muy habitual. Nunca es tarde.

Yo le propongo un ejercicio comparativo. Que agarre, sin ir más lejos, este párrafo: «Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo-Li-Ta».

Y ahora este otro: «Tendrían unos trece años (el crimen ya ha prescrito, así que puedo contarlo, aparte de que las delincuentes eran ellas y no yo)… Subo con ellas y las muy putas se pusieron a turnarse. Mientras una iba al váter y se quedaba ahí unos veinte minutos, la otra se me trajinaba. Me hicieron ver rojo, me volví loco por completo, me convertí en un pelele. (…) ¿Quién era el delincuente? ¿Quién abuso de quién? Yo fui raptado, zarandeado, engañado, cosificado… ¿O no?».

No hace falta ser doctor en Harvard para apreciar que el primer ejemplo, lo de Nabokov, Espe, es literatura y que esa fantasmada de viejo verde que le sigue resulta bazofia. Conque reparemos en el método bastará para que tu mente liberal en lo que te conviene se dé cuenta. La obra de Nabokov es producto de años de trabajo. Lo otro es una conversación delirante, mal hilvanada y sin gracia entre dos jetas. Yo entiendo que te haya fascinado su defensa cerrada del franquismo, su visión de Cataluña, los valores de España y la pedorra evocación de las procesiones en Semana Santa.

Ah, y esos párrafos que te dedican, querida. ¡Qué cariñosos! A lo mejor es esto lo que crees que puede ser literatura: «Yo alguna vez he propuesto un Gobierno tripartito, una especie de triunvirato formado por Esperanza Aguirre, Rosa Díez y María San Gil. Creo que las tres juntas arrasarían en las elecciones». Qué rapsoda este Dragó. Menudo juicio, qué galante, qué señor. Solo con eso, entre los dos, han justificado de sobra los sueldos que les pagas en la tele y en el teatro. Pero ten claro que tampoco es estrictamente literatura esa apreciación. Simplemente se trata de burdo peloteo.

El condumio se lo han afianzado para toda la legislatura. Lástima que a Dragó le hayan fallado a última hora esos viajes organizados a Japón. La compañía Barceló promocionaba un tour con él de guía. Se le han debido imaginar mostrando en vez de templos, tugurios con colegialas donde él dice que se aprecia el mito del hombre blanco y se han echado a temblar.

Lo abras por donde lo abras, el libro produce pavor, patetismo y carcajadas. De las defensas al sexo infantil al cotilleo por la mala salud del Rey, los desprecios al españolito que vota lo que le da la gana, las correrías de turistas sexuales, varias batallitas, insinuaciones sobre Gallardón y demás mamonadas, la mera basura es su hilo conductor. Dos memos con ínfulas de intelectuales, dos viejas glorias de la nada, dos pelagatos con cargo, encerrados y acomplejados por su propia defensa de la sopa boba. ¿A quién vamos a engañar ya a estas alturas? Si esto es literatura, ¿será cine lo de Felipe y Letizia? Ya es que me lío solo.