18 enero 1990

Acusan al vicepresidente del Gobierno de permitir que su hermano usara, sin cargo alguno que lo justificara, un despacho oficial del Gobierno

Estalla el ‘caso Juan Guerra’, presunto tráfico de influencias en el entorno del Vicepresidente del Gobierno

Hechos

El 18.01.1990 D. Juan Guerra González solicitó su baja como militante del PSOE.

Lecturas

 En el verano de 1989 la revista Época que dirigía D. Jaime Campmany Díaz de Revenga publica informaciones sobre el incremento de patrimonio de D. Juan Guerra González, hermano del vicepresidente del Gobierno y vicesecretario general del PSOE, D. Alfonso Guerra González. De acuerdo a estas informaciones D. Juan Guerra González utiliza un despacho en la Delegación del Gobierno de Sevilla para hacer negocios privados amparándose en su condición de ‘asesor’ de su hermano.

La principal fuente de Época es la exmujer de D. Juan Guerra, Dña. Ángeles López Rubio, que denuncia que D. Juan Guerra la abandonó por otra mujer tras haberla maltratado físicamente.

El 8 de enero de 1990 el periódico El Mundo a través de su corresponsal en Andalucía D. Pedro de Tena Alfonso recoge el testimonio del alcalde de Barbate D. Serafín Núñez Sánchez, del PSOE, asegurando que D. Juan Guerra González interviene en negocios entre ayuntamientos y empresas para hacer negocios. El Corral de la Parra S. A., Elecpor S. A., Nagu S. A., Cimpa S. A., Fracosur S. A., Puerto Zahara S. A., Cadez S. A., Samart S. A., Construcción Modular, Cosmosat S. A., 3 pisos, 1 Local comercial, 2 solares, 4 fincas y 3 automóviles.

El 18 de enero de 1990 D. Juan Guerra González anuncia su baja como militante del PSOE para no perjudicar al partido.

El vicepresidente del Gobierno D. Alfonso Guerra González, anunció que comparecería el 1 de febrero de 1990 en el Congreso de los Diputados para dar explicaciones y, el día antes, el 31 de enero de 1990 el periódico El Mundo publicó una información firmada por cinco periodistas (D. Melchor Miralles, D. Fernando Garea Baragaño, D. Pedro Tena, D. Juan Carlos Escudier y D. Carlos Salas) en la que se aseguraba que en el propio Consejo de ministros se había mencionado el nombre de D. Juan Guerra González para favorecer sus negocios.

Esta información causó que el nuevo fiscal general del Estado, D. Leopoldo Torres, el 12 de febrero de 1990 presente una querella por calumnias contra D. Melchor Miralles y los otros cuatro periodistas. El juez encargado de investigar la querella fue D. Carlos Dívar que, tras estudiarla, consideró que no había delito en los periodistas.

El PSOE también actuaría judicialmente contra el periódico ABC de D. Luis María Anson Oliart. En esta ocasión no a través de de la Fiscalía General del Estado, sino como partido por considerar que ABC les había injuriado por calificar al PSOE como ‘una banda’ por el ‘caso Juan Guerra’, pero esta causa también quedó archivada.

La comparecencia de D. Alfonso Guerra González en el congreso se produce el 1 de febrero de 1990 en la que el vicepresidente se desvinculó de los negocios de su hermano y mantuvo feroces enfrentamientos con los diputados del PP, de Izquierda Unida y del Partido Andalucista que solicitaban su dimisión. La comparecencia no es emitida en directo por TVE, pero sí lo es por Telemadrid y también por la televisión privada Antena 3 TV.

D. Alfonso Guerra González seguirá siendo vicepresidente del Gobierno hasta el 12 de enero de 1991.

El 26 de marzo de 1990 Izquierda Unida presenta una demanda contra D. Juan Guerra González por haber podido cometer delitos.

 

19 Junio 1989

UN DESCAMISADO QUE SE FORRA

ÉPOCA (Director: Jaime Campmany)

Los negocios secretos de Juan Guerra

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Juan Guerra González, el hermanísimo del vicepresidente del Gobierno ha logrado fabricar en tan sólo nueve años un auténtico entramado de negocios que le han servido para hacerse rico. De la lista del paro pasó a la nómina del PSOE, y como aseguran políticos y empresarios andaluces ha sabido abrirse camino gracias a su ‘ilustre’ apellido. Pero esta facilidad de acaparar dinero y poder no ha favorecido sus relaciones familiares. Juan Guerra fue condenado a tres días de arresto menor por propinar una paliza a su esposa. En fuentes solventes se dice que sus relaciones con el empresario Gustavo Durán eran habituales, y que para ello utilizaban a un socio de este último llamado Pedro Llach Rey.

Si a Juan Guerra González, hermano y sin embargo amigo del vicepresidente del Gobierno, le hubieran dicho en 1980 que nueve años después se iba a convertir en un personaje poderoso y rico, seguramente se hubiera echado a reír. Se habría carcajeado porque entonces sólo cobraba 28.023 pesetas mensuales del seguro de desempleo, que con los correspondientes descuentos se quedaban en 27.960.

Pero desde aquellos ‘malos tiempos’ hasta ahora ha llovido mucho. Juan Guerra está ‘forrao’ como se asegura en medios políticos y empresariales sevillanos. Posee al menos cinco pisos y un estupendo local y participa en los consejos de administración de un grupo de empresas. A sus 47 años, el hermano ‘der Guerra’ ha alcanzado las cotas más elevadas – dicen – ‘sin más apoyo que su propio apellido’. Y es que, como asegura el alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, es sabido por todos que Juan tiene ‘chanchullos’ porque ‘apellidarse Guerra’ abre las puertas del cielo.

Contratado por el PSOE.

ÉPOCA no ha podido comprobar este último extremo, aunque sí ha llevado a cabo un profundo trabajo de investigación que pone al descubierto los negocios de un hombre, el penúltimo de los 11 hermanos de Guerra, que en nueve años ha pasado ‘del cero al infinito’.

Lo cierto es que, con la llegada al poder del PSOE, la vida de Juan Guerra González cambió radicalmente y en medios políticos de la oposición de Andalucía nadie duda en asegurar que se ha ‘aprovechado claramente de la influencia de su hermano, con un fin lucrativo propio’. Este semanario ha tratado de ponerse en contacto con el hermanísimo de Guerra, pero hasta ahora la respuesta ha sido negativa.

06 Enero 1990

Los negocios de Juan «Con Tierra»

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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La noticia de que Juan Guerra, hermano del vicepresidente del Gobierno, participa en una operación inmobiliaria con, al menos, ciento sesenta millones de pesetas, ha despertado la curiosidad de los medios periodísticos. Se trata de un proyecto urbanístico en la costa, paralizado durante dos años y medio, que está ahora en pleno desarrollo coincidiendo con la inversión de Juan Guerra al que, por otra parte, no se le suponía tan elevado patrimonio. Si se tiene en cuenta que esos millones no han sido desembolsados en efectivo, cabe pensar en la posibilidad de que el hermano del vicepresidente haya hecho mal uso de sus vínculos familiares.

07 Enero 1990

Juan Guerra ha amasado una gran fortuna a la sombra del poder socialista

ABC (Director: Luis María Anson)

La próspera ‘carrera’ del hermano de Alfonso Guerra.

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La próspera ‘carrera’ del hermano de Alfonso Guerra.

La última operación urbanística de Juan Guerra, hermano del vicepresidente del Gobierno, en la localidad de Barbarte, en la que el concejal del CDS Alonso Varo le acusa de recibir acciones por valor de 160 millones de pesetas por el simple hecho de aportar un ilustre apellido al proyecto, ha vuelto a poner de relieve su irresistible ascensión. El hermanísimo del vicepresidente del Gobierno ha pasado en apenas diez años de ser uno más de los numerosos parados de Andalucía a convertirse en un nuevo rico con una envidiable capacidad inversora.

En medios políticos y empresariales de Sevilla se asegura que Juan Guerra ha llegado a amasar una gran fortuna “sin más ayuda que su ilustre apellido”, según publicó en junio del pasado año el semanario madrileño Época. De figurar en las listas del paro en 1980, pasó a la nómina del PSOE, y se afirma que posee cinco pisos en Sevilla y un estupendo local, además de sentarse en los consejos de administración de un grupo de empresas andaluzas.

En medios políticos de la oposición de Andalucía se comenta que Juan Guerra ‘ha aprovechado claramente la influencia de su hermano con un fin lucrativo propio’. En 1980 el hermano de Alfonso Guerra cobraba 28.023 pesetas mensuales del seguro de desempleo. Dos años más tarde fue dado de alta como trabajador por cuenta de la Ejecutiva Federal del PSOE. El salario que percibía ese año era de 129.370 pesetas al mes.

Además, Juan Guerra – fácilmente reconocible en Sevilla por su calvicie y su poblada barba roja – disfrutaba de un despacho en la Delegación del Gobierno de Andalucía, muestra del trato de favor que el presidente de la Junta, José Rodríguez de la Borbolla, le dispensaba. Nadie sabía muy bien en que empleaba ese despacho. El ‘hermanisimo’ como es conocido en Sevilla, ha organizado los viajes de su hermano a Andalucía, ha creado problemas de protocolo cada vez que se coloca junto a Alfonso Guerra en los actos oficiales y ha originado un gran temor y respeto entre sus compañros de partido.

Aunque sólo se le conocía este sueldo del Partido Socialista, el hermano de Alfonso Guerra pudo cancelar en un año un crédito hipotecario por un importe de 900.000 pesetas por la vivienda que habíta su esposa. También liquidó de una sola vez una poliza de crédito por un importe de 690.000 pesetas, sin que en sus cuentas corrientes disminuyese considerablemente el saldo.

A pesar de que en las citadas cuenta había una cantidad de dinero impro0tante su declaración de 1986 salió negativa y el Ministerio de Hacienda le tuvo que devolver 183.964 euros pesetas. Con todos estos antecedentes, Juan Guerra invirtió dos millones y medio de pesetas en la empresa Corral de Parra S. A., cuyo fin es la promoción, construcción y venta de inmuebles en general.

Corral de la Parra S. A. es propietaria de varias fincas (La Carrascosa, Rancho Reina y la Zarnarrona). Algunos expertos en la materia coincidieron en señalar que todas las fincas alcanzarán valores incalculables en fechas inmediatas a 1992, debido a la escasez de terreno y al deseo de los inversores extranjeros de hacerse con propiedades de este tipo.

‘La Carrascosa’ fue comprada por veinte millones de pesetas, y los agricultores de la zona creen que Juan Guerra hará un negocio redondo con ella, ya que el Ayuntamiento de Guillena va a recalificarla y dejará de ser una finca rústica para convertirse en urbana.

Juan Guerra es también propietario de una finca – comprada por dos millones y medio de pesetas – declarada en ruinas por el Ayuntamiento socialista de Sevilla, donde sus socios y él pensaban instalar su domicilio social. La finca es colindante al palacio de Monsalves, sede del Gobierno andaluz.

En 1985 fue nombrado representante para Andalucía de la empresa Salart, dedicada, entre otras cosas, a la instalación de farolas para el alumbrado público. También mantenía estrechos lazos con una sociedad de exportación de tanquetas desde Alemania a Libia, sin que las armas pasasen por España. La citada empresa, denominada Cadexa, se malogró debido al bombardeó que realizaron los aviones de la Fuerza Aérea del os Estados Unidos sobre Tripoli.

Pero aquí no acaba todo. El hermano de Alfonso Guerra es propietario de una tienda de venta de artículos de piel, situada en una de las zonas más caras de la ciudad de Sevilla.

Otras fuentes indican que Juan Guerra tenía contactos habituales con Gustavo Durán – el empresario que presuntamente quiso comprar votos para la moción de censura contra Joaquín Leguina – con quien mantenía relaciones comerciales.

Asimismo, Juan Guerra está detrás de un importante proyecto urbanístico que, bajo el nombre de Puerto de la Plata, se va a poner en marcha en la localidad gaditana de Barbate. Con una inversión de 80.000 millones de pesetas, el proyecto encontró vía libre en el último Pleno municipal de este Ayuntamiento. El Puerto de la Plata, que constará de un puerto deportivo, lago y 3.000 viviendas, realizará en un plazo de cinco años.

La presencia de Juan Guerra en el proyecto, según aseguró a ABC el portavoz del CDS en el Ayuntamiento de Barbate, Alonso Varo, ha supuesto el desbloqueamiento del mismo, después de dos años de paralización.

El hermano de Alfonso Guerra, que tiene 47 años, se casó con Ángeles López Rubio y tuvieron cinco hijos. La pareja se separó a raíz de que Juan Guerra propinase una paliza a su mujer, por lo que fue condenado a tres días de arresto menor y al pago de las costas del proceso.

08 Enero 1990

Un alcalde admite que Juan Guerra favoreció una inversión millonaria

Pedro de Tena

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El socialista Serafín Núñez, alcalde de la localidad gaditana de Barbate de Franco, ha confirmado en entrevista concedida a EL MUNDO que Juan Guerra González, hermano del vicepresidente del Gobierno español, Alfonso Guerra González, ha participado como intermediario en una operación inmobiliaria que tiene por objeto la urbanización de 199 hectáreas situadas en el término municipal de Barbate. Estas declaraciones se producen después de que el concejal centrista Alonso Varo afirmara que el hermano de Guerra habría recibido una cantidad millonaria por haber participado en la mediación de este proyecto, que estuvo bloqueado, precisamente, por este alcalde socialista. Serafín Núñez, del sector «guerrista» del PSOE, ha manifestado a este periódico que hace alrededor de tres meses y medio recibió una llamada de Juan Guerra en su despacho del Ayuntamiento de Barbate.

Juan Guerra González, conocido dentro y fuera del PSOE por su inclinación a los negocios, deseaba solicitar una entrevista a Serafín Núñez con el fin de que éste conociera a unas personas, unos franceses cuyo nombre no ha sido revelado, y a José Garrido López, el cual actuaba en representación de la Entidad mercantil Puerto Zahara, S.A. Según explicó Juan GuerraGonzález al alcalde de Barbate, el objetivo de la entrevista era promover la inversión en una zona deprimida como es Barbate mediante una fuerte inyección de capital relacionado con el sector inmobiliario. Tras aquella visita, se redactó un proyecto de protocolo de intenciones que, según Serafín Núñez, no obliga a nada a ambas partes, ya que «el que exista una intención no quiere decir que esa intención se realice». El proyecto intermediado por Juan Guerra González contempla la urbanización y construcción posterior de 199 hectáreas de terreno, de los que sólo 69 hectáreas pertenecen al municipio de Barbate, siendo las restantes propiedad del Ministerio de Defensa, que las expropió a su vez al Ayuntamiento de Barbate en 1981 en un lote de más de 5.000 hectáreas con más de 10 kilómetros de la mejor playa atlántica de la provincia de Cádiz y cuyo precio fue fijado en 282 millones de pesetas. Para la oposición municipal, representada por Alonso Varo Malia, comerciante y militante del CDS, el acuerdo firmado no es malo en sí, sino la forma en que se ha realizado. Para Alonso Varo, no es comprensible que proyectos de esta naturaleza hayan sido presentados con anterioridad al Ayuntamiento de Barbate y que el Alcalde socialista los haya rechazado sistemáticamente. Sin embargo, cuando interviene el hermano de Alfonso Guerra, todo parece que va sobre ruedas, sin que quede claro cuál es el valor de la intermediación de Juan Guerra González ni qué es lo que aporta a la operación.

Para Alonso Varo, «si lo que aporta es dinero, a ver de dónde lo ha sacado, porque no se le supone. Si no es dinero, hay que entender que lo que aporta es éso, ser precisamente el hermano de Alfonso Guerra, o sea, jeta». Alonso Varo Malia y Serafín Núñez Sánchez son los protagonistas principales de un largo enfrentamiento político. El portavoz del CDS ha acusado repetidas veces al alcalde socialista de falsificación de documentos, malversación de fondos, prevaricación y enchufismo. Por su parte, Núñez es un hombre polémico dentro de su propio partido que recientemente realizó unas duras declaraciones contra el uso militar del campo de tiro El Retín.

09 Enero 1990

¿En calidad de qué?

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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EN un libro, crónica de la era felipista, de reciente aparición, se refiere la siguiente anécdota. Estaba el autor, periodista, en Sevilla, durante una campaña electoral, departiendo en un restaurante con, entre otras personas, la mujer del alcalde de la ciudad, Manuel del Valle, cuando entró en el local Juan Guerra, hermano del vicepresidente del Gobierno, de quien se decía, con toda verdad, que tenía un despacho permanente en la Delegación del Gobierno en Andalucía. ¿Y en calidad de qué tiene Juan Guerra despacho en la Delegación del Gobierno? -preguntó ingenuamente el periodista a la señora de Del Valle. Pues en calidad de qué va a ser -repuso ella. En calidad de hermano de «Arfonso»… El alcalde socialista de Barbate, Serafín Núñez, ha reconocido a este periódico que Juan Guerra participó como intermediario en una operación inmobiliaria que tiene por objeto la urbanización de 199 hectáreas situadas en el término municipal del citado pueblo. Juan Guerra llamó por teléfono al alcalde para solicitar que se entrevistara con unas personas al objeto de que valorara la oportunidad de facilitar una operación inmobiliaria que supondría la inversión de una fuerte suma de dinero, supuestamente beneficiosa para una zona deprimida como es Barbate. Depués de esta llamada de Juan Guerra, la entrevista se realizó y la operación se encauzó, pese a que el alcalde había bloqueado otros proyectos de similar naturaleza. ¿En calidad de qué llamó Juan Guerra al alcalde de Barbate? Aunque el Fiscal General del Estado no se haya interesado, como es su obligación por este asunto en el que bailan muchos millones, aunque la Comisión de Investigación parlamentaria que ha solicitado IU no llegue a constituirse o no pueda -porque no haya razón para ello- llegar a conclusiones sobre corrupción o prevaricación, hay algo ya suficientemente claro en este episodio: tráfico de influencias. ¿En calidad de qué -repetimos- intervino Juan Guerra, hermano de Alfonso Guerra, como valedor e intermediario de esa operación? «Cuénteme un caso de amiguismo, de tráfico de influencias o de corrupción en el funcionamiento . de mi Presidencia…», espetó Felipe González a José, María Aznar en el.reciente debate,de investidura. Dejemos en el recuerdolos ecos del caso «Costa Doñana» si González, al decir «mi Presidencia», quiso referirse a él mismo, a su propia persona y allegados. Pero si quiso decir «bajo mi Presidencia», «en mi entorno», «en el clima social propiciado por mi partido» o «a consecuencia de la moral pública generada por mi gobierno», como seguramente quiso decir, aquí hay un caso, otro más, que se puede y se podrá contar. Si muchos de estos casos se producen es, porque la inmoral moral del lucro y del medro, tolerada y auspiciada desde el poder, no tiene un freno legislativo que castigue el tráfico de influencias. Urge una normativa al respecto para cubrir el hueco que un escuálido sentido de la honradez no cubre.

09 Enero 1990

El honor de los Guerra

Francisco Umbral

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CUANDO el debate de investidura, Aznar acusó al PSOE de amiguismo, entre otras cosas, y Felipe González, en su réplica, le invitó a citar y documentar un solo caso, creando un sabio silencio parlamentario para que el otro reflexionase. Pero Aznar, entonces poco placeado, se fué por el escotillón político que supone hacer acusaciones sin presentar papeles. Sin embargo, la revista Época, el pasado verano, había dado un completo e interesante informe sobre uno de los hermanos del vicepresidente, Juan Guerra. Juan Guerra, del paro al infinito. Hace doce años cobraba del paro y hoy, tras vender enciclopedias por los pisos y hacer un poco de todo, se ha convertido en el protagonista de una saga que podría titularse «El honor de los Guerra», y no es que los Guerra sean los Prizzi, pero las familias meridionales acusan una tendencia histórica y costumbrista a constituírse en clan, unas veces, y en gang otras. Juan Guerra gasta calva poderosa, barba roja y mucha decisión y entereza. En principio no tiene nada de feo que un hombre decida luchar en la vida por sí mismo, huir del paro, hacer negocios. Cuando los negocios no son siempre altruistas, filantrópicos o claros, el self/made/man principia a convertirse en un individuo cimarrón y por debajo de toda sospecha. Pero si a esto añadimos que es el hermano preferido del vicepresidente del Gobierno, entonces podría empezar a hablarse de nepotismo (impropiamente, porque el nepotismo romano -véase «nipote»- concedía favores a los sobrinos, y no exactamente a los hermanos). En todo caso, Juan Guerra, arcipreste laico de Sevilla, constructor de un puerto de lujo en Cádiz, podría ser un ejemplo de nepotismo unidireccional, ya que no veo en toda la documentación sobre el asunto (ellos dirían «el tema») ninguna intervención directa/indirecta de Alfonso Guerra. No digo que no la haya, sino que no la veo. Lo que hay, indudablemente, es abuso del apellido y el parentesco para negociar, intimidar, desbloquear, favorecer y en este plan. Si el hermano le ha salido demasiado despejado para los negocios, obligación era de don Alfonso reconvenirle al respecto, prohibirle la utilización del nombre para todo, aquello que cuando antiguamente se llamaba no jurar su santo nombre en vano. Uno se pregunta si cuando González le requirió a Aznar un ejemplo de amiguismo (que en este caso es fraternalismo), el señor Guerra no estaría pensando, inquieto o divertido, que él es contradictorio, en su hermano Juan, el preste Juan de todas las Sevillas. Es lamentable que los cien años de honradez y la ética de don Pablo Iglesias, moneda de cambio del socialismo en todos los zocos políticos, se haya vuelto opaca, por acción u omisión, mediante casos como éste, tan fáciles de evitar o paliar. Más que otra cosa, lo que lamenta uno del tema (demos gusto a los locutores de radio) es el grado de dejación que supone, por parte de los grandes socialistas, consentir que la marea de la corrupción suba hasta donde llega. ron las aguas del cuarentañismo. Pienso que cuando Alfonso Guerra deja crecer el escándalo en su casa, esto sólo puede deberse a soberbia o cansancio, los dos infartos del político. » Así pues, repito, mas que el caso Juan Guerra (se dan muchos en la política actual, como sabemos), le preocupan a uno España y la democracia, secuestradas legalmente por dos buenos políticos que no han podido con la pedagogía del Poder: al gobernante le hace el cargo, y no a la inversa, desgraciadamente. Hasta a Napoleón le pasó. Pero es que Alfonso Guerra ni siquiera es Napoleón, aunque su hermano vaya de napoleoncito barbarrojo por la calle de las Sierpes.

09 Enero 1990

«Dije lo que dije y, si me he equivocado, pagaré las consecuencias»

Serafín Núñez Sánchez

(alcalde de Barbate por el PSOE)

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EL MUNDO- ¿Es cierto que dijo usted en el pleno municipal del día 30 de diciembre que Juan Guerra, hermano del vicepresidente Alfonso Guerra, estaba implicado en la operación inmobiliaria de Puerto Zahara, S. A.?

SERAFIN NUNEZ.- No voy a negar ni ahora ni nunca que dije lo que dije. Además, hay una cinta magnetofónica por ahí. Efectivamente, dije que Juan Guerra estaba en la operación de Puerto Zahara, S. A. y no lo desmiento. Si me he equivocado, pagaré las consecuencias, pero esa es la verdad.

EL MUNDO.- ¿Cómo se produce la participación de Juan Guerra en Puerto Zahara, S. A.?

S. N.- Yo no sé si participa o no como socio en esa entidad mercantil. Yo lo que sé es que hace tres meses y medio, en septiembre, Juan Guerra llamó personalmente a mi despacho y me dijo que quería que conociera a unas personas que estaban irte ,,.; les0as, ,e prginoy9r fs20 ,.una fuerte invversion en ; la zona de Barbate. Quedamos un día _en el Ayuntamiento. Juan Guerra vino acompañado por unos franceses y José Garrido López, representante de Puerto Zahara, S. A. Primero tuvimos una entrevista personal él y yo. Luego entraron los demás y hablamos del proyecto.

EL MUNDO.- Entonces, la presencia de Juan Guerra es la presencia de un intermediario, ¿no?

S. N.- En efecto. Ya se sabe que Juan Guerra se dedica desde hace tiempo a estos menesteres. Se quiere implicar con ello a, hermano, pero es absurdo rélacionar a Alfonso Guerra con las actividades de su hermano.

EL MUNDO.- La intervención de Juan Guerra ha sido tasada en 160 millones de pesetas. ¿Tiene algo que decir?

S. N.- Hombre, yo creo que todo el que actúa como intermediario se lleva una parte, un porcentaje de las operaciones en que interviene. Pero la cifra me parece descabellada, sobre todo porque también es descabellada la cantidad que se ha difundido como montante de la inversión. Realmente, el dinero a invertir no sobrepasa los 8.000 millones de pesetas y algún medio de comunicación ha barajado nada menos que 80.000 millones.

EL MUNDO.- ¿No sabe usted nada más de la participación de Juan Guerra en Puerto Zahara?

S. N.- Yo le juro por mis dos hijos que ésta es toda la relación que he mantenido con Juan Guerra. No ha habido nada más y quien diga otra cosa, miente. Luego, lo que cada uno haga o no haga por su cuenta, es cosa suya.

EL MUNDO.- ¿Llamaría usted a eso tráfico de influencias?

S. N.- Creo que sobre las influencias se exagera mucho. A mí, por ejemplo, me han llamado empresarios del Campo de Gibraltar para concertar una entrevista con el director general de Ordenación Pesquera, porque le conozco. Si la consigo, ¿eso es tráfico de influencias? Hay que hablar ese tráfico cuando alguien se lucra de esos contactos.

EL MUNDO.- ¿Y no lo es en este caso?

S. N.- Yo no me he llevado ni un duro ni me lo voy a llevar. EL

MUNDO.- Sin embargo, la oposición le acusa a usted de todo, de malversación, de falsificación de documentos, de utilizar intereses de las cuentas municipales, de enchufismo…

S. N.- Mire usted, a esos señores de la oposición, del CDS, entre ellos a Alonso Varo, los tengo en los tribunales, en el juzgado de Chiclana, y se han dictaminado como delito las imputaciones que se me han hecho. Para Alonso Varo se piden seis años y un día de prisión menor y una indemnización de 40 millones. Allí en sus declaraciones han negado decir lo que han dicho,a los. , medios’ de comunicación. Dice que el periodista lo puso por su cuenta. No tienen integridad moral. Por ejemplo, me acusan de deber a los acreedores 1.607 millones de pesetas, pero no dicen que deben al Ayuntamiento más de 1.400. Sencillamente, mienten.

19 Enero 1990

Corrupción y golfería

EL PAÍS (Director: Joaquín Estefanía)

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Un alto cargo cargo socialista rechazaba recientemente, en una conversación privada, el hecho de que la actividad del PSOE en las distintas administraciones públicas estuviese regada de corrupciones. Lo que hay, dijo, son casos excepcionales de golfería. De acuerdo: una cosa es la norma y otra las excepciones. Casos de corrupción o ejemplos de golfería; triste alternativa para un partido centenario que se presentó en la sociedad contemporánea bajo el eslogan de los cien años de honradez. Aunque sólo fuera cierto la mitad de lo que se ha publicado sobre la utilización por el hermano del vicepresidente del Gobierno de los apellidos familiares para realizar lucrativos negocios, ya sería un escándalo considerable. Lo sería como síntoma, incluso si una investigación solvente concluyera que no han existido delitos específicos. Lo sería sobre todo porque muchos cuadros socialistas conocían los negocios de Juan Guerra, y éstos hubieran continuado en la sombra si la opinión pública no los hubiera sacado a la superficie.El portavoz del Grupo Socialista ha expresado su oposición a la creación de una comisión parlamentaria que investigue el asunto, mostrándose en cambio de acuerdo con la iniciativa de canalizar el asunto hacia los tribunales mediante la intervención de la Fiscalía General del Estado, la cual ya ha iniciado diligencias. Es la peor y la más cobarde de las opciones posibles: lo de Juan Guerra es, seguramente, al menos tráfico de influencias, pero esa práctica -más dificil de definir que de hacerse perceptible- no aparece tipificada en ningún código. Luego difícilmente podrá irse muy lejos, con o sin intervención de la fiscalía, por la via jurídico-penal. El asunto es fundamentalmente político -considerando a la ética como un componente de la política-, por más que pudieran aparecer aspectos fronterizos con el derecho penal. Pero las pautas éticas, allí donde no hay regulación legal, deberían estar muy claras entre los gobernantes, los representantes democráticamente-elegidos y sus aledaños.

Hace meses se creó una comisión parlamentaria sobre tráfico de influencias, destinada a dilucidar los aspectos políticos de la cuestión. Su principal conclu sión fue precisamente que había que regular jurídica mente esa figura. De hecho, los socialistas presenta ron una proposición de ley que ampliaba los supues tos de incompatibilidades de altos cargos una vez finalizado su mandato. Sin embargo, el caso de Juan Guerra demuestra que el tráfico de influencias se re fiere a supuestos mucho más amplios que los que pudieran contemplarse en una ley como la propuesta. El tráfico de influencias, la corrupción, la malversación, etcétera, aparecen con fuerza en las decisiones que descansan en la discrecionalidad. Y la vida cotidiana está llena de las mismas; por ejemplo, alguien ha dicho que el 90% de los asuntos urbanísticos sirven para financiar, por la puerta de atrás, a los partidos políticos. Una legislación exhaustiva que considerase toda forma imaginable de mediación ante los poderes públicos provocaría un clima de desconfianza y sos pecha tan generalizado que probablemente paralizaría en la práctica la gestión administrativa. Esta intuición se ve confirmada por la experiencia de otros países, en los que, antes que en la sanción penal, se pone el acento en la adopción de medidas preventivas de transparencia. La utilización de nombres de personajes políticos para favorecer decisiones administrativas tiene que ver con el abuso de poder; pero para que estuviéramos en un supuesto de ese tipo habría de demostrarse que esos personajes estaban al tanto de tal utilización. ¿Conocía las actividades de su hermano aquel que un día denominó a Adolfo Suárez «tahúr del Missisipí»? Si así fuese, el asunto toma otra dimensión más trascendente.

Que sea difícil deducir responsabilidades penales no debe excluir la investigación política, y para eso están las comisiones parlamentarias. Es posible que sectores de la oposición pretendan convertir esa comisión en una tribuna demagógica desde la que acreditar la idea de corrupción generalizada y atacar al sistema. Pero ninguna tribuna tan apropiada para denunciar tal utilización demagógica que el propio Parlamento y sus comisiones.

Entonces, la investigación sobre el caso Juan Guerra no se referiría tanto a los negocios privados de ese ciudadano particular como a la eventual incidencia de su mediación en las resoluciones adoptadas por las administraciones con las que se ha relacionado. En esa perspectiva, el hecho de que durante seis años Juan Guerra haya hecho sus gestiones o negocios, bien por cuenta de su partido, bien en beneficio propio, desde un despacho habilitado para él en una institución pública confiere al asunto perfiles inquietantes. Porque ¿cómo considerar irrelevante el hecho de que el ciudadano particular que telefoneaba a determinados ayuntamientos o ministerios desde una oficina pública era hermano y secretario del vicepresidente del Gobierno? Y ¿cómo hacerse los distraídos sobre el hecho de que durante seis años los dirigentes socialistas andaluces hayan mirado para otra parte ante tan anómala situación? Los socialistas han utilizado aquí un rasero distinto al que se aplicó con Demetrio Madrid, quien presentó su dimisión como presidente de Castilla y León al ser procesado. Ahora ha resultado absuelto sin que ningún militante socialista haya organizado un acto de reconocimiento de su actitud.

Suele decirse que el guerrismo es algo más dificil de definir que de detectar. Si quedase la más mínima duda para los ciudadanos de que el vicepresidente encubrió con su silencio actividades anómalas de su hermano, en adelante cualquier eventual definición de ese concepto deberá tener en cuenta su compatibilidad con la existencia de circuitos paralelos de poder, de vías irregulares de gestión. De contradicción entre lo dicho y lo hecho o lo tolerado. En una palabra, su compatibilidad con prácticas como las que han enriquecido al ciudadano Juan Guerra.

27 Enero 1990

Otro hermano de Alfonso Guerra medió en la gestión de unas subvenciones oficiales

Fernando Valiño

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Antonio Guerra, hermano mayor del vicepresidente del Gobierno, acompañó a representantes de la empresa International Consulting en el ofrecimiento realizado al alcalde de Medina del Campo para gestionar una subvención para el V Centenario a cambio de recibir un 10 por ciento del importe líquido de la ayuda oficial que se entregará al Ayuntamiento vallisoletano. Los hechos se remontan a 1988 año en que con fecha 18 de noviembre el alcalde, José Luis Tejo Martín, de Unión Medinense, candidatura independiente que gobierna el Ayuntamiento en coalición con el PP y CDS, remitió a la Sociedad Estatal Exposición Universal de Sevilla 1992 para el V Centenario los planos de una serie de edificios de la localidad para su posible rehabilitación. Por esas fechas Antonio Guerra, de 61 años y jubilado de la empresa Santa Bárbara, acompañó a una delegación de International Consulting, cuyo consejero delegado es Octavio Alvarez de Quiroga y Gómez, en sus visitas a ‘Medina del Campo para mantener contactos con el alcalde, y en los que participó el señor Valduciel, gestor inmobiliario y muy interesado en todos los asuntos relacionados con la hispanidad y temas isabelinos.

Tras estas entrevistas, con almuerzos incluidos en restaurantes de la villa situada a 60 kilómetros de Valladolid, la empresa International Consulting envió a la alcaldía su propuesta para gestionar la subvención ante la sociedad estatal del V Centenario. En la carta, de fecha el pasado 22 de octubre y firmada por Octavio Alvarez de Quiroga y Gómez se dice textualmente, en relación con los proyectos propuestos que «confirmando nuestras anteriores conversaciones estamos preparando los correspondientes estudios históricos, artísticos y legales, incluyendo la promoción de la idea y proyecto en las diversas «comisiones del V Centenario», en IberoAmérica y en Estados Unidos, para conseguir no sólo la recuperación de la propiedad del inmueble donde se alzó el palacio de Isabel la Católica». «No se le ha ocultado -continúa la carta- a ese Ayuntamiento y a usted mismo los esfuerzos que todo ésto supone y sus consiguientes gastos, ya que los diversos aspectos, que deben estudiarse y plantearse, exigen la participación de especialistas lo que supondría notables gastos para ese Ayuntamiento que incluso si no se obtuviera éxito resultarían estériles». En este sentido, se refiere a que solamente en caso de un resultado favorable para su oferta, se produciría el desembolso de dinero. «Ya conocen -explica- nuestras gestiones con la referida sociedad estatal y con los programas del V Centenario y nuestra impresión optimista que no le ocultamos. Así pues, nuestra oferta final, para culminar el esfuerzo que hemos realizado y seguir por el camino iniciado, que entendemos el correcto de ese Ayuntamiento, admita como pago de nuestros honorarios, reposición de gastos e inversiones, por todos los conceptos para que se abone en su día y se nos reconozca, ya ahora, un 10 por ciento del importe liquido de la subvención oficial que satisfagan a ese Ayuntamiento las citadas entidades o una de ellas». «Y de este modo -continúa la carta- si nuestro esfuerzo tiene éxito, percibiremos el pago correspondiente, y si no se obtiene no gravaríamos a ese Ayuntamiento pues nada reclamaríamos, financiando así nuestras propias pérdidas».

Los responsables municipales vieron inicialmente con buenos ojos la propuesta, pero la petición del 10 por ciento planteada hizo que la junta de portavoces del Ayuntamiento dejara el tema sobre la mesa. Pedro Casares, concejal del Partido Popular, confirmó que Antonio Guerra había acudido al Ayuntamiento acompañado de los representantes de la empresa. Por su parte, Octavio Alvarez ha -negado conocer al hermano del vicepresidente, aunque sí confirmó que se- había puesto en contacto con el Ayuntamiento parasacar adelante proyectos de contenido históricocultural, incluida la rehabilitación de varios edificios. En una segunda reunión la mencionada empresa explicó que el proyecto presentado por el Ayuntamiento, por un valor de 100 millones, era ridículo, por lo que se realizaron siete proyectos al menos y por un valor de 1.500 millones. Al saltar el «escándalo de Juan Guerra», el alcalde de Medina del Campo decidió llevar el asunto a pleno, atendiendo consejos de otras personas para evitar posibles implicaciones posteriores. La corporación municipal, reunida en sesión plenaria en la noche de ayer viernes, iba a debatir este tema. En el debate se suscitaría, entre otras cosas, por qué la carta International Consulting aparece registrada un mes más tarde de la fecha que figura como de envío, y lo que es más importante el contenido global de la propuesta del Ayuntamiento. José María Sanz Garrido, concejal de IU en Medina, ha confesado a este periódico su sorpresa por el escándalo.

El Análisis

EL MÉRITO DE SER MOSCA COJONERA

JF Lamata

Nunca los miembros del diario EL MUNDO podrán agradecer los suficiente al Gobierno de D. Felipe González que utilizara la Fiscalía General del Estado para presentarle aquella querella, pues no había mejor forma de presentarse como ‘periodismo enemigo’ del Gobierno que con una querella, igual que con el franquismo un expediente era bien recibido. En los noventa aparecieron muchos nuevos periódicos de ámbito nacional: EL INDEPENDIENTE, EL SOL, CLARO y EL MUNDO. Dos años después sólo seguía en los quioscos EL MUNDO. Y, en gran medida, era gracias a la hostilidad que le mostró el Gobierno con cosas como la querella por el ‘caso Juan Guerra’ o los insultos del Sr. Semprún, que venían a ser el equivalente del concesión de la medalla a la ‘mosca cojonera’.

J. F. Lamata