19 febrero 1987

El debate estuvo moderado por Victoria Prego, la presentadora estrella de TVE próxima a Felipe González

Estruendoso debate en TVE entre los líderes sindicales (UGT y CCOO), la patronal CEOE y el ministro de Economía Solchaga (PSOE)

Hechos

El 19.02.1987 se emitió el programa ‘Debate’ presentado por Dña. Victoria Prego sobre la ‘concertación social’ política sindical en el que estuvieron de invitados D. Nicolás Redondo, D. Marcelino Camacho, D. Carlos Solchaga y D. José María Cuevas.

Lecturas

ENFRENTAMIENTO SIN SOLUCIÓN ENTRE EL GOBIERNO DEL PSOE Y LOS SINDICATOS UGT Y CCOO

DebateConcertacion01 D. Nicolás Redondo, Secretario General del sindicato UGT y, aún, diputado del PSOE. Durante el debate presentó al ministro y su compañero del PSOE, D. Carlos Solchaga como un agente de los empresarios y la patronal en el Gobierno. El Sr. Redondo trató de evitar la imagen de que él buscaba derribar al Gobierno de D. Felipe González dejando a este al margen y centrando sus ataques en el ministro Sr. Solchaga.

«¡Tú no te has enfrentado a los empresarios. Te has equivocado de trinchera, Carlos, ja, ja, ja!»

«Me cuesta hacer la distinción Carlos entre tú como ministro y José María Cuevas como empresario, hay una identificación absoluta».

«En mis juicios no meto al Gobierno. Te meto a tí, Carlos. Tú has sido duro, no el Gobierno. Tu problema, Carlos, son los trabajadores, no la subida salarial».

DebateConcertacion04 D. Marcelino Camacho, Secretario General de Comisiones Obreras y miembro del Partido Comunista acusó al Gobierno de D. Felipe González se no ser de verdad un gobierno socialista y de no haber seguido la senda de Largo Caballero. Presentándolos como agentes del capitalismo y el liberalismo.

«Jamás vi en la historia que alguien invitara a los empresarios a que no subieran los salarios. No lo había visto nunca y tengo 69 años»

DebateConcertacion02 D. Carlos Solchaga, ministro de Economía y representante oficial del PSOE en el debate no se dejó amilanar por los sindicatos y respondió a los zarpazos.

«Conozco a pocos Gobiernos que hayan tenido la valentía de decirles tantas cosas desagradables a empresarios de este país».

«Mi diferencia contigo, Nicolás, es que yo digo siempre lo mismo, no digo primero una cosa y en unos meses lo contrario».

«El sindicato Comisiones Obreras antes de sentarse a discutir ya había dicho que habría movilizaciones y huelga general. Comisiones está ya en la movilización política».

«Marcelino  pide un gobierno verdaderamente socialista porque tiene en la cabeza el modelo de la Unión Soviética y de Polonia y ese no será nunca el modelo del PSOE, y ese no será nuestro modelo socialista, el nuestro es un modelo socialdemócrata, respetamos la libertad y la democracia».

«Marcelino no dice la verdad, como en tantas cosas»

«Yo sé que en algún momento cesaré, porque los cargos públicos cesamos. Pero hagan lo que hagan, hagan las tonterías que hagan, los líderes de los sindicatos no suelen cesar. Pero eso es otra cuestión». 

DebateConcertacion03 El presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), D. José María Cuevas, único que trataba de usted al resto de debatientes, quedó en un perfil más discreto que el resto ante la fiereza con la que estos se atacaban.

«La concertación no ha sido posible por culpa únicamente de los sindicatos. En eso coincido con el ministro»

«Comisiones Obreras ha provocado con sus presiones que los objetivos del Acuerdo Nacional de Empleo (ANE) sufrieran desviaciones».

20 Febrero 1987

Solchaga y Redondo se pelean en un debate de televisión

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián)

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El choque frontal entre Carlos Solchaga, ministro de Economía y Hacienda, y Nicolás Redondo, secretario general de UGT (ambos militantes socialistas), dominó el encuentro que sobre la concertación social tuvo lugar anoche en el programa Debate de Televisión Española. José María Cuevas, presidente de la patronal, y Marcelino Camacho, secretario general de Comisiones Obreras, quedaron en un discreto segundo plano.Redondo llegó a decir a Solchaga que se había equivocado de trinchera y que su identificación con la patronal era «casi cohabitación». El ministro contestó que le resultaba dificil diferenciar a UGT de CC OO. El enfrentamíento no llegó a mayores por las continuas interferencias de la moderadora, Victoria Prego, que frenó los momentos dialécticos más intensos. Cuevas acuso a los dos sindicatos de impedir la concertación por sus exigencias salariales, mientras Camacho afirmó que la situación de los trabajadores había empeorado.

Nicolás Redondo, secretario general de UGT, y Carlos Solchaga, ministro de Economía, protagonizaron instantes de gran tensión durante el debate sobre concertación social que tuvo lugar anoche ante las cámaras de TVE. Redondo llegó a decir al ministro que se había equivocado de trinchera y que su identificación con la patronal era «casi cohabitación». Y se preguntó si es que los trabajadores no tienen derecho en momentos de recuperación económica, a reclamar no sólo el mantenimiento del poder adquisivo, sino su mejora. Solchaga replicó dicien do que a él le resultaba difícil diferenciar a UGT de CC OO.

El ministro de Economía, que contó en ocasiones con el apoyo de José María Cuevas, presidente de la CEOE, explicó de forma reiterativa la imposibilidad de lograr un objetivo de inflación del 5% con un incremento salarial que no girara en torno a esta cifra. Solchaga dijo que si se accede a las peticiones de los sindicatos -subidas en torno al 7%- «exportaremos menos, importaremos más y aumentarán los problemas de empleo. Y al final lo pagaremos todos».Estas afirmaciones fueron contestadas por Nicolás Redondo que mencionó el documentó elaborado por «economistas del PSOE, amigos tuyos, Carlos, que algún día tal vez te sustituyan», en el que se demuestra que es compatible una banda del 5% al 7% con un objetivo de inflación del 5%. Solchaga contestó que le sorprendia que «saques esto a colación cuando el partido ha negado cualquier oficialidad al documento».

Camacho insistió en que lo importante era ver si «ahora vivimos mejor, o peor, si ahora hay más o menos paro», para llegar a la conclusión de que «hoy la situación es de una mayor injusticia social y una mayor desigualdad». Rechazó las acusaciones de Solchaga de no querer pactar con el Gobierno diciendo que «es que en mis 69 años no he visto a ministros socialistas hacer lo que hacen éstos».

La vergüenza

El secretario general de CC OO escuchó de Solchaga un «Camacho no dice la verdad, como en tantas cosas», cuando estaba recriminando a los miembros del Gobierno el que «no les dé vergüenza justificar el aumento del paro por la incorporación de las mujeres al mundo del trabajo. Como si las mujeres no tuvieron derecho a trabajar», dijo.

Pero el verdadero enfrentamiento -tal vez por su significado- se produjo entre el ministro Solchaga y el sindicalista Redondo. A pesar de que la moderadora, Victoria Prego, interrumpió constantemente con preguntas colaterales, se produjeron duros intercambios verbales.

Redondo dijo a Solchaga que había dicho «tonterías ante la APD (Asociación para el Progreso de la Dirección)», que «tiene», dijo, «una especial fascinación para los ministros». Y en este sentido recordó que «al Gobierno no le temblará el pulso al tomar medidas de flexibilidad» pronunciada por el propio Carlos Solchaga. El titular de Economía respondió que él decía lo mismo fuera donde fuera y, a diferencia de otros que en el camino de las elecciones sindicales pierden la cara, prefería darla aunque se la rompieran.

El secretario general de UGT en un momento de tensión aclaró al ministro que él en sus juicios «no metía al Gobierno. Te meto a tí, Carlos. Tú has sido duro, no el Gobierno. Tu problema, Carlos, son los trabajadores, no la subida salarial». También en esta ocasión, la intervención de la moderadora impidió el debate entre ministro y sindicalista. Con grandes gestos mandó callar a los participantes y aclaró a Redondo que no continuara hablando porque nadie le oía.

José María Cuevas mantuvo la tesis de que la concertación no había sido posible por culpa únicamente de los sindicatos. Apoyó al ministro y acusó a CC OO de haber provocado con sus presiones que los objetivos del Acuerdo Nacional de Empleo (ANE) sufrieran desviaciones.

Camacho, por su parte, defendió que los trabajadores habían perdido poder adquisitivo y se congratuló de coincidir en las reivindicaciones con UGT.

20 Febrero 1986

Kim Redondo contra Dum-Dum Solchaga

Luis Ignacio Parada

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Resonaban aún en las pantallas de los ecos del ‘mientes, Marcelino y tú lo sabes’, cuando comenzó a noche el debate televisivo. Al finalizar, los espectadores habían oído más de media docena de veces a Carlos Solchaga y a José María Cuevas repetir la acusación que Nicolás Redondo hiciera hace años al líder de Comisiones en otro debate histórico. Al terminar el primer round, Kid Redondo ganaba ampliamente a los puntos a Dum-Dum Solchaga. En tres ocasiones le había llegado a la mandíbula; en otra más, casi le llega al hígado con un gancho de izquierda. Algún golpe bajo hubo también en los puños dialécticos del ugetista, suelto de piernas y preciso en las fintas. El fajador Solchaga se recuperó en los últimos asaltos, hábil en el cuerpo a cuerpo y fino en la media distancia. Como en otro combate diferente, estaban Marcelino Camacho y José María Cuevas, entre upper-cuts de los beneficios de la Banca, y la defensa, a la contra, de la inversión; entre el punteo de los nuevos parados y el contragolpe del millón seiscientos mil empleos en diferentes modalidades. Fue, con algunas lagunas, una apasionante velada. ¡Ojalá haya servido para que, sin mayor crispación y con mejores argumentos, los interlocutores se sienten en las mesas de negociación! Lo de ayer fue sólo una exhibición. Lo que está por venir debiera al menos acabar, también, sin vencedores ni vencidos.

Luis Ignacio Parada

20 Febrero 1987

Claridad

ABC (Director: Luis María Anson)

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Algunas cosas han quedado claras en el debate celebrado en televisión entre el ministro señor Solchaga, el presidente de la CEOE, señor Cuevas; el secretario general de UGT, señor Redondo el secretario general de Comisiones Obreras, señor Camacho. Gracias a la serenidad y capacidad expositiva del ministro y el presidente de la CEOE, resulta evidente, en primer lugar, que una subida salarial por encima del 5% puede provocar no sólo tensiones inflacionistas muy graves, sino, a causa de la competencia europea, crisis industriales irreversibles, con la secuela de despidos muy importantes; además, la inversión ha podido crecer gracias a la moderación sindical que ha existido hasta ahora. Lo que dio la impresión en el debate es que, de pronto, UGT se ha cansado de hacer sacrificios. Probablemente se debe a las pérdidas electorales en  las últimas confrontaciones sindicales. Su situación puede llegar a ser preocupante. El choque a ser preocupante. El choque dialéctico Redondo-Solchaga es capaz de llegar a convertirse en institucional UGT-Gobierno. En ese caso, la trascendencia alcanzaría niveles notables. Finalmente, resulta evidente que la incompetencia técnica colosal de Marcelino Camacho trató de compensarse con una demagogia creciente. La madurez o inmadurez de los obreros españoles acabará por determinarse al observar si sique, o no, el amasijo de sofismas de Comisiones. Queda al lado una constatación triste. A causa de los miedos de UGT, se ha hundido, y puede que para siempre, un acuerdo que, nacido en La Moncloa, en 1977, fue capaz de aliviar más de todo lo imaginable la suerte de nuestra economía. UGT no ha tenido paciencia; ha visto sólo el avance de Comisiones. Queda al lado una constatación triste. A causa de los miedos de UGT, se ha hundido, y puede que para siempre, un acuerdo nacido en la Moncloa en 1977, fue capaz de aliviar más de todo lo imaginable la suerte de nuestra economía. UGT no ha tenido paciencia; ha visto sólo el avance de Comisiones.

21 Febrero 1987

Después del debate

Luis Ignacio Parada

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Un matrimonia había salido de viaje. El marido conducía sin descanso. Había hecho ya centenares de kilómetros sin apartar la vista del tacómetro. De repente la esposa consultó la guía de carreteras y anunció: «Nos hemos perdido», «¿y qué?» – replicó él – ¡Llevamos un promedio estupendo!». La anécdota podría resumir los comentarios que ayer eran el centro de todas las conversaciones. El debate televisado había tenido un buen nivel político, pero los participantes  ¿sabían dónde iban? Cuando Carlos Solchaga y Nicolás Redondo se enzarzaron en las acusaciones personales querían ‘llegar’, pero ¿adónde? Era comprensible el tono moderador y la prudencia ante la demagogia que exhibió José Manuel Cuevas. Era el único que no iba al debate a buscar votos o justificar conductas. Camacho, sin embargo, llevaba sus testamento político escrito en los papeles. Redondo tenía que acabar con Solchaga como fuera: o conseguía su cese por la vía de la descalificación o arrancaba a su audiencia el respaldo suficiente para justificar su liderazgo tras arrancar dos puntos por encima de la inflación. Y el ministro bastante hizo para ‘no explotar’ sometido a tantas presiones. El debate continúa. El martes, sin ir más lejos.

Luis Ignacio Parada

25 Febrero 1987

La resaca de un debate

Rodolfo Serrano

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El reciente debate televisivo en el que Nicolás Redondo se enfrentó abiertamente a su compañero de partido y ministro de Economía, Carlos Solchaga, ha removido las quietas aguas de UGT y ha reavivado viejas rencillas entre el partido y el sindicato.Con algunas excepciones, las distintas organizaciones de UGT han tomado posiciones en torno a su secretario general. Desde la radicalización de UGT de Málaga que advertía de la posibilidad de no recomendar en próximos comicios el voto al PSOE, hasta las afirmaciones de Manuel Garnacho, con largos años de militancia en el partido socialista, o la ironía de Justo Fernández invitando a Solchaga al congreso de la federación de banca, a la que en teoría el ministro de Economía está afiliado, las filas ugetistas se han visto conmovidas por la disputa.

A veces los formalismos son los que reflejan el sentir del sindicato. El télex con que UGT de construcción anunciaba el orden del día de su comité federal era más expresivo que el discurso de Garnacho: «Punto primero, análisis de la política antisocial del Gobierno». La carta de Justo Fernández a Solchaga también contenía algunas perlas: «no vas a encontrar chaquetas cruzadas y cohibas», pero a cambio se le garantizaba que escucharía lo que pensaban los trabajadores.

En círculos sindicales se asegura que «la confrontación pública y televisada era necesaria. Y Redondo ha expresado lo que todos pensamos hace tiempo. Ahora, lo que hace falta es que lo mantenga, que lo mantengamos todos». El temor de los dirigentes de UGT es que la crispación tan fácilmente apreciable en la central -cuadros y militantes- se traduzca en una radicalización que coloque al sindicato codo con codo con CCOO. Sólo en este contexto -dicen- hay que entender la carta que Redondo ha remitido a Camacho.