2 febrero 2000

Ex dirigentes del a UMD protestan con una reseña en EL PAÍS de Javier Tusell al libro de Julio Busquets en la que cuestionó la actitud democrática de Luis Otero

Hechos

El 2.02.2000 EL PAÍS publicó la carta de D. Luis Otero Fernández.

29 Enero 2000

La Transición Militar

Javier Tusell

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Resulta probable que no haya que hacer caso a parte de las afirmaciones que hace el autor, a veces demasiado obsesivo o conflictivo, y, en alguna, además, no por completo preciso, pero este libro, publicado cuando se cumplen cinco lustros de la fundación de la Unión Militar Democrática (UMD), versa sobre aquel aspecto de la transición sobre el que perduran más zonas desconocidas en el momento actual. Durante años, los historiadores hemos asegurado que sólo un puñado de altos mandos se opuso a la conversión de España en una democracia. La realidad es que la resistencia fue mucho mayor y que los sectores propicios a ella se sintieron minoritarios durante mucho tiempo por más que la joven oficialidad estuviera muy lejana de las actitudes del generalato que había participado en la guerra civil.

Así se aprecia en lo reducido de los núcleos disidentes en el seno del Ejército español. Nacieron, como deja claro Busquets, en el seno de un catolicismo a la vez exigente, originariamente no democrático y preocupado por la realidad social circundante. De Forja, un grupo de esta significación surgido en los años cincuenta, surgieron los cuadros dirigentes de lo que había de ser la posterior UMD, cuya configuración definitiva fue muy tardía, ya en el final de la dictadura. Resulta muy significativo que surgiera en Barcelona, donde la sociedad estaba muy alejada de las pautas culturales del régimen, y que apareciera en medios en contacto con la universidad. Los incidentes, manifiestos, sanciones y reuniones de los que da cuenta Busquets testimonian que el peso en la oficialidad de quienes estaban dispuestos a arriesgar la carrera profesional por la democracia fue reducido: el cómputo de nuestro autor no ofrece más allá de 200 oficiales, la mayor parte de ellos capitanes. Este carácter reducido, no obstante, hace pensar que había un núcleo mucho más amplio dispuesto a adaptarse a un nuevo entorno político o de contribuir a él aunque fuera desde una actitud más pasiva. Otro dato importante, poco contestable, es que la UMD no pensó nunca en sublevarse o emplear la violencia y finalmente se auto disolvió. Pero quizá la actitud de otros dirigentes de la misma – Otero, por ejemplo – estuvo menos identificada con el ideario democrático de lo que admite Busquets.

Más interesante aún que la narración de éste acerca de la clandestinidad anti-franquista es su descripción de la lenta adaptación legal del marco legal militar a la democracia. Durante la etapa constituyente y de gobierno centrista fue poquísima la obra legislativa aprobada. La incógnita radica en hasta qué punto cualquier movimiento hubiera producido una reacción contraproducente o, en sentid contrario, hubiera favorecido una evolución política. En principio, el lector optaría por lo segundo pero el propio texto de Busquets no hace otra cosa que confirmar las dificultades del cambio en el Ejército español: no parece haber tenido en absoluto el apoyo de Narcís Serra en la fase en que a éste le correspondió llevar a cabo una transformación que fue ya definitiva pero que no dejó de ser lenta y quizá más problemática de lo que apareció al exterior.

Por todas las razones apuntadas en este libro es importante aunque no definitivo. Hay que esperar que en un plazo no muy lejano otras memorias se unan a las reseñadas y que se escriban también libros de especialistas en historia militar. Hasta el momento hemos tenido un exceso de interpretaciones comparativas sobre la actitud de los militares españoles durante la transición – el libro de Agüero, por ejemplo – cuando nos falta el conocimiento real y preciso de lo sucedido, al que contribuye el de Julio Busquets.

02 Febrero 2000

Réplica

Luis Otero Fernández

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En el suplemento Babelia del 29 de enero de 2000, el señor Tusell publica una reseña del libro de Julio Busquets Militares y demócratas. En ella se extiende en diversas consideraciones sobre la UMD (Unión Militar Democrática), de la que Busquets fue uno de sus fundadores.Entre esas consideraciones de Tusell hay una que reproduzco textualmente: «Otro dato importante, poco contestable, es que la UMD no pensó nunca en sublevarse o emplear la violencia y finalmente se autodisolvió. Pero quizá la actitud de otros dirigentes de la misma -Otero, por ejemplo- estuvo menos identificada con el ideario democrático de lo que admite Busquets».

Nunca hablé con el señor Tusell personalmente, por lo que he de suponer que esa insinuación, para mí sumamente ofensiva, obedece a una idea forjada en su mente cuyo origen me resulta difícil situar (¿los servicios de información franquistas, tal vez?).

Lo cierto y conocido por quienes hayan seguido mi trayectoria pública es que trabajé en la UMD (como todos mis compañeros en aquella aventura) por la implantación de la democracia en España y sus Fuerzas Armadas, fui encarcelado y expulsado del Ejército por ello, y en los 25 años posteriores me he dedicado dentro y fuera de España a colaborar en la causa de la paz, los derechos humanos y los valores democráticos, habiendo tenido la satisfacción de ser honrado en 1998 con el Premio Nacional de Derechos Humanos de la APDH.

He pasado por situaciones difíciles y he sufrido rechazos graves por mantener mis convicciones y actitudes siempre democráticas, lo que me parece un precio lógico e incluso necesario para mantener el preciado bien de la coherencia. No puedo aceptar por todo ello que de forma por completo gratuita, falaz e insidiosa se me pretenda arrebatar lo que es para mí de suma importancia, y exijo, en consecuencia, una rectificación pública del señor Tusell, cuya credibilidad como historiador tengo por difícilmente recuperable.- Coronel de Ingenieros retirado y miembro fundador de la UMD.

04 Febrero 2000

Lamento y explicación

Javier Tusell

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Lamento profundamente haber herido a persona tan respetable como Luis Otero por una referencia a su persona aparecida en la crítica realizada del libro de Busquets sobre la UMD.Dispongo, no obstante, de una explicación. Presento a Luis Otero como «menos identificado con el ideario democrático» porque Busquets en su libro (página 149) cuenta, tras una anterior versión, haber reelaborado un documento interno «en sentido democrático occidental», pero «algunos compañeros… que conocían la versión anterior y estaban ilusionados por ella se sintieron muy frustrados… Recuerdo que Luis Otero lo calificó de ‘parida’, muy disgustado por el cambio, pues la primera versión le parecía mucho mejor». La primera versión de ese documento, según Busquets, caía en el «sarampión gauchista» y pretendía «una sociedad sin clases y de hombres libres, o sea, socialista y con democracia occidental, algo evidentemente imposible».

Bastaría, pues, añadir «occidental» a mi alusión al «ideario democrático». Pero resultaría una redundancia, pues no conozco otra democracia que la occidental.

09 Febrero 2000

Tusell explica pero no justifica

José Antonio Martín Pallín - Perfecto Andrés Ibáñez - Ramón Sáez Valcárcel

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Busquets relata en su libro sobre la Unión Militar Democrática una discrepancia con Luis Otero y otros compañeros de esa admirable experiencia, a la hora de redactar un documento en el que -escribe- éstos querían postular «una sociedad sin clases y de hombres libres, o sea, socialista y con democracia occidental, algo evidentemente imposible». Tal afirmación es todo el apoyo con que cuenta Tusell para sembrar públicamente dudas sobre el grado de identificación de Luis Otero con el ideario democrático.La justa réplica de Otero hace decir al historiador que su error consistió en no haber adjetivado la referencia a ese ideario de «occidental», pues, apostilla, «no conozco otra democracia que la occidental». Con ello explica, pero no justifica lo que es injustificable. Primero, porque la aspiración de Otero y otros que se refleja en ese texto expresaba una noble opción ideal: sociedad igualitaria con democracia política -puede que ingenua, vista desde hoy y más si con ojos de espectador- pero no aporética ni imposible; más bien francamente deseable. Y, segundo, porque es él y no Busquets el que ofende gratuitamente a Otero, al atribuir a la cita una carga de descalificación personal que no tiene.

Pues bien, porque conocemos a Luis Otero, queremos dejar constancia de que es el ciudadano respetable que el propio Tusell dice en su carta. Y esto, precisamente, por haber trabajado y padecido por la democracia en el lugar y el momento más difíciles. Y, también, por perseverar con ejemplar generosidad en el empeño.- .