21 octubre 1995

Por primera vez los dos caudillos mediáticos se enfrentaron personalmente y no desde sus páginas como llevaban haciendo abiertamente desde 1991

Feroz debate público cara a cara entre Juan Luis Cebrián (CEO del Grupo PRISA) y Pedro J. Ramírez (director de EL MUNDO)

Hechos

El 19.10.1995 se celebro del debate ‘Libertad y Responsabilidad’ organizado por la sección española de la IPI.

Lecturas

El 19 de octubre de 1995 se produjo el único debate público que ha habido entre Pedro José Ramírez Codina, director de El Mundo y Juan Luis Cebrián Echarri, Consejero Delegado de El País organizado por el Instituto Internacional de Prensa (IPI). El 20 de octubre El Mundo informa del debate dando una cobertura favorable a Ramírez Codina y El País a Cebrián Echarri. El día 22 de octubre en El País aparecen dos artículos contra Ramírez Codina por sus palabras en aquel debate (uno de Javier Rioyo y otro de Javier Pradera Gortázar) que llevan a El Mundo a publicar el 23 de octubre de 1995 otro editorial contra El País titulado “El País de las manipulaciones pierde los nervios”, en el que tacha a Pradera Gortázar de sinvergüenza.

No hubo cámaras de televisión que vieran el acto, aunque sí un notorio público en lo que pretendía ser un coloquio entre periodistas organizado por la sección española del IPI. En él estaban el director de EL CORREO, D. José Antonio Zarzalejos, el de EL PERIÓDICO, D. Antonio Franco, el de EL MUNDO D. Pedro J. Ramírez y el CEO de PRISA, D. Juan Luis Cebrián, con D. Iñaki Gabilondo (también de PRISA) como moderador. Pero pronto lo que tenía que ser un coloquio acabó en un debate entre el Sr. Cebrián y el Sr. Ramírez con descalificaciones.

Tanto EL PAÍS como EL MUNDO, reprodujeron lo sucedido, cada uno ‘torciendo’ hacía cada uno de sus jefes. Estas fueron las frases más duras que se dedicaron:

Pedro J. Ramírez – El gran problema que subyace es el del intervencionismo destacado del Gobierno felipista que interfiere en el juego de la libre competencia, favoreciendo a un determinado grupo mediante decisiones arbitrarias, desde el reparto de publicidad hasta suculentos contratos. Eso favorece la concentración de medios, que es uno de los mayores peligros de la libertad de expresión.

Juan Luis CebriánEs ridículo decir que no hay pluralismo en los medios españoles. Basta con oír la radio o leer los periódicos para comprobar que aquí existe una auténtica libertad de expresión, aunque ésta se encuentre siempre amenazada por naturaleza. Pedro José Ramírez miente y manipula en todo lo que dice de nuestro grupo. Es rigurosamente falso que PRISa haya recibido ninguna distinción ni favor del Gobierno, sino más bien lo contrario. Estamos en un país en el que algunos están rompiendo el consenso democrático e introduciendo elementos de guerracivilismo en la sociedad. EL MUNDO miente, injuria y manipula Nuestra moral es diferente. Cuando Pedro José Ramírez habla de favores, me preguntó si se está refiriendo a casos como la condonación de la deuda con la Seguridad Social de DIARIO16, a la compra por la ONCE de una cadena de radio privada [ONDA CERO] o del expediente de regulación de empleo pedido por Iveco-Pegaso, que pertenece al mismo duueño que EL MUNDO, el Sr. Agnelli.

Pedro J. Ramírez – Juan Luis ha hablado de periódicos o emisoras que no tienen nada que ver con EL MUNDO mediantne anécdotas inconexas que no vienen al caso. En cuanto a Rizzoli, lo importante no es el peso que tiene Italia, sino su posición en España y aquí no tiene presencia e ningún otro medio sino en EL MUNDO. En cuanto a lo de Iveco-Pegaso, es tan surrealista que no merece la pena ni contestar. Al menos celebro que Juan Luis reconozca ya que ese 45% es de Rizzoli y no del banquero Mario Conde, a través de extrañas operaciones, como en su grupo se ha asegurado siempre… La cuestión no se resuelve con palabras grandilocuentes. Aquí de lo que se trata es de las condiciones favorables a PRISA en la concesión de una licencia como la de CANAL PLUS convocada bajo el principio del interés público y adjudicada a un canal de pago frente a otros licitantes que ofrecían televisión en abierto. Aquí de lo que se trata es de la forma en que se produjo la entrada en la Cadena SER, del precio al que el Estado le está vendiendo sus acciones a PRISA o de la forma en que se está permitiendo la absorción de ANTENA 3 RADIO, al margen de la ley. Aquí de lo que se trata es de la alianza entre una empresa pública como Telefónica y PRISA para monopolizar el desarrollo de la televisión por cable. Aquí de lo que se trata es de los negocios paralelos del propietario de EL PAÍS con dinero público.

Juan Luis Cebrián- Cualquiera diría que en España parece haber gobiernos corruptos, banqueros corruptos, policías corruptos y abogados corruptos, pero no periodistas corruptos. Yo creo que EL MUNDO, que tan exigente es con los demás, debería empezar por limpiar su propia casa. 

Tras el debate preguntaron los asistentes al acto. Uno de los cuales preguntó si era verdad que PRISA ‘presionaba’ a la COPE para que prescindiera de los locutores D. José María García o D. Antonio Herrero, a lo que Cebrián contestó que no le respondía porque era ‘el ciudadano más desinformado que conocía».

20 Octubre 1995

EL DEBATE SEGÚN 'EL PAÍS'

Representantes de periódicos debaten sobre el autocontrol para los medios de comunicación

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Destacados responsables de periódicos españoles estuvieron de acuerdo en que la prensa vive una situación de crispación y que debe autocontrolarse, aunque ninguno de los participantes en el debate organizado en Madrid por la sección española del Instituto Internacional de Prensa (IPI) coincidió en qué tipo de autocontrol y qué tipo de código deontológico. El presidente de la Audiencia Nacional, Clemente Auger, y el presidente mundial del IPI, Peter Preston, abrieron la sesión con sendas ponencias sobre los problemas de la libertad y responsabilidad de los periodistas.La bandera blanca de la concordia en la prensa española, exhibida por José María Bergareche, presidente de la sección española del IPI, duró una hora. El tiempo que tardó en hablar el director de El Mundo, Pedro J. Ramírez. Los demás participantes en el debate Libertad y responsabilidad, Juan Luis Cebrián (consejero delegado de PRISA), Antonio Franco (director de El Periódico) y José Antonio Zarzalejos (director de El Correo) habían expuesto sus diagnósticos sobre los males de la prensa en España y la forma de autoregularse. Cebrián dijo que no quería ser apocalíptico por los enfrentamientos que hay entre los medios de comunicación, pero sí tenía la sensación de que en España se vivía un ambiente en el que «todo vale con tal de obtener lo que se quiere».

Franco citó el abuso de mezclar datos y opiniones, informaciones sin fuentes y filtracioines disfrazadas de investigación. Como remedio, propuso el código deontológico que rige en Cataluña, en donde, a su juicio, la crispación es inexistente.

«Eso son mandangas», dijo Ramírez, director de El Mundo. En principio Ramírez coincidió con Cebrián en que los periodistas son responsables de su trabajo ante los lectores y ante los ciudadanos. Añadió que puede ser válido el Código Deontológico, pero que es más eficaz un autocontrol del estatuto de la redacción, como el que tiene su periódico, y también el control del Defensor de los Lectores o la observancia del derecho de réplica. «Pero más eficaz aún es el autocontrol de la propia conciencia de cada periodista».

Para Ramírez, el gran problema que subyace en la prensa es el «intervencionismo gubernamental descarado durante el Gobierno felipista, que interfiere en el juego de la libre competencia favoreciendo a un determinado grupo mediante decisiones arbitrarias, desde el reparto de publicidad hasta suculentos contratos. Eso favorece la concentración de los medios, que es uno de los mayores peligros de la libertad de expresión».

Según Ramírez, la democracia española tiene pendiente el desmontaje de esas presuntas situaciones de privilegio a través de reformas legislativas y una legislación antimonopolio.

En el turno de réplica, Cebrián dijo que, evidentemente, no podía tener el mismo código deontológico El Mundo que EL PAÍS. «El Mundo miente, manipula e injuria. Nuestra moral es diferente».

Respecto a la concentración de medios y a los monopolios, Cebrián le recordó a Ramírez que es un hijo de la concentra ción, ya que Rizzoli es propietario del 45% de El Mundo. Ese grupo italiano ocupa el segundo o tercer lugar en Europa en el sector de prensa, mientras que PRISA no llegaría ni al puesto 44. Para Cebrián es ridículo decir que no hay pluralismo en los medios españoles. «Basta con oír la radio o leer los periódicos para comprobar que aquí existe una auténtica libertad de expresión, aunque ésta se encuentre siempre amenazada por naturaleza».

Curioso milagro

Cebrián ironizó con el milagro de que en España parezca haber gobiernos corruptos, banqueros corruptos, policías corruptos, abogados corruptos, pero no periodistas corruptos.

Por último, se refirió al tema GAL y recordó que en 1983 y 1984 sólo EL PMS escribió. abiertamente sobre las sospechas de terrorismo de Estado, por lo que el propio Cebrián fue llevado a los tribunales por el entonces ministro del Interior, José Barrionuevo. En aquel tiempo, el periódico Diario 16, dirigido por Ramírez, callaba y le llamaba a Damborenea el valeroso Damborenea.

Zarzalejos, cuyo grupo posee el 20% de la prensa nacional, señaló que el enfrentamiento no es entre los conceptos de libertad y responsabilidad, sino entre modelos informativos, y que él no quiere entrar en esa guerra. «Que cada cual defina sus conceptos de libertad y responsabilidad en su propio modelo, como lo hemos hecho nosotros».

Previamente al debate, el presidente mundial del IPI, Peter Preston, resaltó la coincidencia de libertad de prensa y regímenes democráticos. Y Clemente Auger, presidente de la Audiencia Nacional, habló sobre la crisis aguda de la prensa escrita. «En los nuevos lanzamientos periodísticos no se busca una nueva forma de informar, sino de vender», explicó. Para Auger, la crisis de la prensa se ha agudizado con la comunicación universal, que es «la necesidad de las instituciones, las empresas, los lobbys de pasar información en el sentido que les conviene.

20 Octubre 1995

EL DEBATE SEGÚN 'EL MUNDO'

"El Gobierno nunca nos hizo un favor"

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El coloquio sobre la responsabilidad de los periodistas, organizado por el Instituto Internacional de Prensa (IPI), se convirtió en un mano a mano dialéctico entre Juan Luis Cebrián, consejero delegado de Prisa, y el director de EL MUNDO, Pedro J. Ramírez.

El debate sobre «Libertad y responsabilidad» organizado por la sección española de la IPI se convirtió ayer en un agrio intercambio cuando el consejero delegado del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, decidió responder con ataques directos y severos a EL MUNDO a la intervención del director de este periódico, Pedro J. Ramírez. Este último había afirmado en sus palabras preliminares que la clave de los enfrentamientos entre medios en España y de la tensión que hoy vive la profesión reside en las «cartas marcadas» por el Gobierno a favor de un grupo determinado, que habían roto a su favor las posibilidades de competencia.

Cebrián respondió que ese grupo era Prisa, pero, agregó: «EL MUNDO miente y manipula en todo lo que dice de mi grupo: es rigurosamente falso que Prisa haya recibido ninguna distinción ni favor del Gobierno, sino más bien lo contrario».

Cebrián agregó, dirigiéndose a «Pedro José Ramírez», que «estamos en un país en los que algunos están rompiendo el consenso democrático e introduciendo elementos de guerracivilismo en la sociedad civil».

Cebrián se preguntó si Ramírez se estaría refiriendo, en cuanto a favores, a casos como la condonación de la deuda con la Seguridad Social de Diario 16, la compra por la ONCE de una cadena de radio privada o el expediente de regulación de empleo pedido por Iveco-Pegaso, que pertenece al mismo dueño que EL MUNDO, el señor Agnelli». También aseguró que él mismo había sido el periodista más perseguido en España por su postura contra los GAL.

Ramírez respondió que los casos de periódicos o emisoras ajenos a EL MUNDO eran «anécdotas inconexas» que no tienen nada que ver con el problema central; en su opinión, éste se centra en las condiciones favorables a Prisa en la concesión de la licencia de Canal Plus, en la adquisición de la Ser y Antena 3 -esta última, finalmente absorbida por la otra cadena-, en los beneficios en «negocios paralelos» del editor de El País, o en la constitución de la alianza con Telefónica para la televisión por cable.

Por otra parte, Ramírez ironizó sobre la versión de Cebrián de la propiedad de EL MUNDO, ya que Agnelli es indirectamente accionista minoritario del grupo Rizzoli, que posee el 45% de este diario. «Al menos celebro que Juan Luis reconozca ya que ese 45% es de Rizzoli, y no del banquero Mario Conde, a través de extrañas operaciones, como en su grupo ha sido siempre el evangelio».

Cebrián se quejó de que sus adversarios se refieran siempre a «Polanco», «personalizando el grupo en él», acusó de corrupción a periodistas que no nombró, reproduciendo recientes acusaciones del columnista de El País Javier Pradera a periodistas de EL MUNDO.

El consejero delegado de la Cope, Eugenio Galdón, se quejó de la permisividad del Gobierno con el excesivo número de emisoras de la Ser, y propuso que los medios dejasen claras sus actividades comerciales paralelas que pudieran interferir en su independencia editorial. Cebrián dijo que él no tenía «una agencia de publicidad».

A un oyente que le preguntó «qué código ético tienen los dirigentes de Prisa que van a presionar a los obispos para que no contraten a los profesionales de la antigua Antena 3, o a Rizzoli para que se retire de EL MUNDO», Cebrián respondió: «No le contestaré. Es usted el ciudadano más desinformado que me he encontrado en veinticinco años».

El debate entre Ramírez y Cebrián eclipsó el resto de intervenciones. El director de El Periódico, Antonio Franco, citó los que, a su entender, son los males de la Prensa -filtraciones interesadas-, y acabó elogiando el código deontológico de los periodistas catalanes.

Peter Preston, director ejecutivo de The Guardian, basándose en su experiencia, citó cuál es el peligro para la libertad de Prensa: «Los gobiernos siempre han sido los enemigos del periodismo libre». Clemente Auger, presidente de la Audiencia Nacional, arremetió contra la ocupación de una casta de profesionales que falsean la democracia. José Antonio Zarzalejos, director de El Correo, defendió otro modelo de periodismo basado en la transparencia de la propiedad.

22 Octubre 1995

EL APOCALIPSIS Y LA MANDANGA

Javier Rioyo

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Dice María Moliner que mandanga en “cualidad del que no se apresura ni se intranquiliza aunque la circunstancias sean para ello”. El mandaguero, el hombre tranquilo, el moderador de un debate entre representantes de periódicos era Iñaki Gabilondo, cumplía 53 años, disfrutaba con los ardores guerreros de los contendientes, disimulada con una controlada y profesional mandanga.

El encuentro, llamado Libertad y responsabilidad lo convocaba el Instituto Internacional de Prensa (IPI) y se inició con las palabras cándidas del presidente de la sección española, José María Bergareche. Se demoró con un discurso ponderado del presidente del IPI y director de The Guardian, Peter Preston, con gafas y peinado en el mejor estilo Elton John pasado por Oxford. Continuó con una ponencia del presidente de la Audiencia Nacional, Clemente Auger, controladamente airado contra los excesos del periodismo endogámico, superficial, enredador y falto de credibilidad y preparación. El juez, que días antes tuvo que llamar al orden a su compañero Moreiras, se puso estupendo, afrancesado, ligeramente apocalíptico contra la presión de los medios y especialmente crítico contra la civilización de la imagen. Puso las cartas sobre la mesa, repartió caña, pero en la manga se quedó con una carta. No la pudimos ver, ‘la transparencia total es una utopía totalitaria’. Siempre ha sabido guardarse alguna carta, mantiene su fama de ganador. También estuvo más cerca de la mandanga que del apocalipsis.

Aquello parecía una civilizada, burguesa y larga partida de canasta. Nada que ver con la emoción de poquer, ni con el casticismo del mus. Catálogo de duelos, incrustación de quebrantos, pero seguíamos en semiabstinencia. Todos queríamos más.

Y llegó el plato fuerte. Juan Luis Cebrián, consejero delegado de PRISA, para sorpresa de algunos, regocijo de otros y nervios de más de uno, cogió la sartén por el mango y sin tomarse el mundo por montera, hizo una faena por derecho, por naturales y con estocada hasta la bola. Pedro José, así llamado toda la tarde el director de EL MUNDO por Cebrián, notó que aquella no era la faena esperada, que aquella variedad de suertes, aquel entrar a matar no era lo habitual en aquel conocido contrincante. Parando, templando y mandando, irónico, pero matón, Cebrián le soltaba aquello de ‘mientas, difamas y calumnias’. Le recordó que su periódico era ‘hijo de espúreas concentraciones’, amigo de banqueros excarcelados pero no mucho y que su elocuencia tenía asiento en púlpitos varios, confusos y hasta contradictorios. Siguió recordándole deudas y haciendo memoria de lo que Pedro José, desmemoriado de sí mismo había escrito y rubricado años atrás. El traductor, un gourmet que cocina desde EL MUNDO, Víctor de la Serna [Arenillas] sudaba para traducir sin traicionar a un divertido Peter Preston que acudía en directo a una faena periodística de primeros espadas. Iñaki Gabilondo calmaba los deseos de embestir antes de tiempo de Pedro José. El turno era de Antonio Franco, ese hombre de las mandangas y contra ‘el todo vale’ en periodismo. Hizo una serena y sobria faena de aliño, sabía que el duelo estaba en otras manos. No era su tarde para salir por la puerta grande.

Era el turno de Pedro José Ramírez, estuvo más sorprendido que certero, más arriesgado que eficaz, resistió el embite como pudo, hizo faena larga y desigual, cogió el guante pero no golpeó con la fuerza necesaria. Quería alargar la faena, pero un irritado José Antonio Zarzalejos director de EL CORREO, se quedó desde su calvicie de que aquello ‘era una tomadura de pelos’, que él también estaba en el cartel y que hacía su faena o daba la espantada. Quiso centrarse pero no llegó a lucirse.

Desde el público, Eugenio Galdón, consejero delegado de la COPE, se vio en la necesidad de hacer un quite. Le salió un bravo y respondóon Augusto Delkader, director general de la SER, que dio la puntilla a los espontáneos. Aquello había resultado una de las mejores tardes del periodismo, como una tauromaquia.

Javier Rioyo