Fracasa un intento de hacer una competición de fútbol internacional alternativa a la de la UEFA encabezada por Juan Villalonga

A la UEFA está de nuevo a punto de írsele de las manos el gran fútbol europeo. El movimiento que inició Media Partner este verano, y del que ustedes tuvieron conocimiento por la primicia de AS, se ha reorganizado en torno a una ambiciosa coalición de grandes compañías de televisión de toda Europa. Se trata, de nuevo, de organizar una gran liga europea en la que participarían los equipos con más tirón en pay per view o en las audiencias en abierto en sus respectivos países. Una liga cerrada, sin ascensos ni descensos. Quizá, como mucho, con incorporaciones futuras que ampliaran el número. Pero una liga a la que no se accedería por méritos contraídos en el campeonato de liga local, sino por el tirón televisivo.

Es una idea revolucionaria y hasta cierto punto perversa desde la óptica estrictamente deportiva. Cerraría las puertas a los equipos que, como el Depor, consiguen alcanzar con extraordinario mérito la primacía en su país. Las mantendrían abiertas siempre a los de siempre, sobre la base de que producen más audiencia y más dinero a través de la televisión. Vaciaría de interés los campeonatos nacionales, que perderían el aliciente del acceso a Europa y además sufrirían una inevitable desatención por parte de los grandes, que volcarían su esfuerzo en la superliga.

Es peligroso, pero está ahí. Está ahí por culpa de la codicia de la UEFA, que nunca ha pagado en justicia lo que les corresponde a los participantes en las competiciones europeas. Ni ha vendido los derechos en lo que valen, ni les ha dado al os clubes lo que les debería corresponder de lo que recauda. Y ésa es la primera causa de que ocurra lo que está a punto de ocurrir.

Alfredo Relaño