9 julio 1953

El que fuera jefe de la policía secreta es expulsado del PCUS y es de suponer que será ejecutado

Golpe de mano de Malenkov y Kruschev en la Unión Soviética: el temido Lavrenti Beria es destituido y encarcelado

Hechos

  • El 9.07.1953 la Agencia de Noticias Tass (de la URSS) anunció que Lavrenti Beria había sido declarado ‘enemigo’ de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y, como tal, destituido como vicepresidente del Consejo, ministro de Interior, expulsado del Partido Comunista de la Unión Soviética y procesado por el Tribunal Supremo.

Lecturas

El hasta ahora todopoderoso ministro del Interior y jefe de la temida policía secreta soviética, la NKVD, Lavrenti P. Beria, ha sido detenido y será juzgado como responsable de un complot contra el estado. Así se deduce de una información proporcionada este julio por el buró político del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) que ha causado considerable sorpresa tanto en Occidente como en las capitales de la Europa del Este.

La destitución de Beria, que era también primer vicepresidente de la URSS a la muerte de Stalin como número 2 de Malenkov en el poder ejecutivo, coincide con otra noticia que ha sorprendido a los occidentales: al parecer los campos de trabajo forzado de Siberia han quedado parcialmente clausurados y miles de prisioneros  (casi todos caídos en desgracia durante la época de Stalin) comienzan a ser liberados y regresados a sus hogares.

Queda la duda del paradero de Beria. Se especula sobre si está detenido, si ha sido exiliado o incluso si ha sido ejecutado. De hecho se especula que lo fue al día siguiente del funeral de Stalin, la última vez que se le vio en público.-

LOS RESPONSABLES DE LA ‘PURGA’ AL ‘PURGADOR’

El que fuera jefe de Seguridad de Stalin como máximo responsable del NKVD y considerado culpable de las purgas.

Nikita Krushev, secretario general del PCUS fue responsable de declarar ‘traidor’ a Beria.

Mariscal Gueorgi Zhukov, jefe de los Ejércitos de la Unión Soviética, respaldó a Kruschev y detuvo personalmente a Beria.

Vlaseslav Molotov, ministro de Exteriores de Stalin cuya esposa llegó a ser detenida por orden de Beria respaldó ahora su detención asegurando que Beria había sido un traidor a Stalin.

¿CAMBIO DE MALENKOV?

Georgi Malenkov, Jefe de Gobierno de la URSS como presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, al morir Stalin pareció aliarse con Beria para asumir él la jefatura de Gobierno y Beria la vicepresidencia. Ahora ha respaldado a Kruschev y la eliminación política de este.

 

11 Julio 1953

Un eco de la terrible pugna personal

LA VANGUARDIA (Director: Luis de Galinsoga)

Leer

No hace falta tener condiciones de augur ni dárselas de intérprete de los abismos del alma eslava, tocada de otra complicación todavía mayor, la del sovietismo, para comprender que lo que acaba de suceder con Beria era un golpe cantado, si bien lo mismo que ha sucedido con el georgiano, podía haberle pasado, mediante un poco de suerte a Malenkov o a Molotof.

Hace ya varios meses, cuando Stalin agonizaba, es decir, el día 7 de marzo del año que cursa, en estas mismas páginas dijimos que los primeros tanteos que señalaban la pugna por suceder al zar rojo, podía en principio deducirse que Malenkov había logrado cierta delantera al asegurarse, además del control del Partido, que ya ejercía, la presidencia del Consejo de Comisarios del Pueblo o Gobierno. Pero que Beria conservaba su puesto clave y Molotof una vicepresidencia, el ministerio de Asuntos Exteriores y amigos poderosos dentro del ‘aparato’ del partido.

En aquel momento, pues, se guardaban las formas. Más un duelo terrible, implacable, estaba ya en curso tras los sombríos muros del Kremlin. ‘Sólo uno de los tres personajes, afirmaba LA VANGUARDIA, podía ser el triunfador, ya que no es concebible la existencia política de la URSS y de su régimen, su sistema y su doctrinas, sin una cabeza visible’. La lucha sorda iniciada entonces podía prolongarse cierto tiempo, pero el vencedor, también esto es indudable, barrería sin piedad a sus adversarios.

Pues bien, hoy uno de los concurrentes a la dictadura unipersonal en la URSS y en todos los países satélites hasta donde la influencia de aquella que ya empieza a cuartearse, alcanza, ha sido eliminado. Sombría labor de zapa ‘siega de hierba’ del concurrente que, a su vez, procedía igualmente a manejar la hoz bajo los pies del adversario potencial, Lavrenti Beria ha caído porque sus enemigos han sido más astutos o más fuertes.

Parece ser que la hazaña se debe a Malenkov. Este frío personaje, cuyo cerebro es un fichero de rencores, no sabemos si tiene una política definida respecto al mundo que circunda a su país o no la tiene, pero sí sabemos ahora que quiere ser el Delfín omnipotente del desaparecido dictador georgiano. Por ello quizá resultan excesivas todas las interpretaciones que se han hecho y aun se harán respecto al mutis dramático de Beria en orden a si el mismo puede determinar cambios especiales de la posición bolchevique y a sus relaciones con el mundo occidental, ni siquiera si en los matices que dichas relaciones han adoptado en estos últimos tiempos cabía alguna responsabilidad de gestión al hombre hoy depuesto.

Todo es misterioso más allá de las orillas del Moscova; más, sin fantasías, lo probable es que los últimos espectáculos del apaciguamiento ruso a que hemos asistido, por lo demás bastante habituales ya en la mentalidad tenebrosa de Stalin, no hayan obedecido sino a la necesidad de tranquilizar interior que precisaban los potenciales sátrapas de la URSS para dirimir su personal querella.

Y sólo el tiempo nos dirá si la solución Molotof, indeciso en este asunto, o aun quizá la solución Zukov y del Ejército rojo que no figuran en las informaciones, pero existen también con todas sus apetencias, o, por último, la de Georgi Malenkov, habrán de informar la vida de la sexta parte del mundo y con ella, por sus proyecciones, la del resto del universo.

No se vaya a creer que Petrovisch Lavrenti Beria era un angelito: ex secretario de Stalin, imperaba en el Ministerio del Interior ejerciendo el mando directo de la NKVD. Poseía, pues, un ejército propio, especializado, bajo la dirección, en operaciones secretas. Muy inteligente, posee una energía inflexible. Estudió arquitectura en Baku y allí se afilió al PCUS. Se destacó especialmente en 1935, durante la gran purga contra los trotskistas. Cuando cayó Yagoda, acusado de conspiración, le sucedió Jegof [Yekhov], el cual fue, a su vez, substituído por Beria. Este, con su glacial miarada, inició la purga de los purgadores. Total, acabó con Jegof. Beria ha sido vicepresidente del Consejo de Comisarios. Durante la guerra formo parte del pequeño comité de Defensa. A su extraordinaria actividad al frente de la policía política y de los elementos de represión del Estado rojo, añadió luego su aportación a la puesta en marcha del último plan quinquenal por lo que respecta, sobre todo, a las tareas de la reconstrucción industrial. “Dueño” de los deportados de Siberia, ha dirigido prácticamente el montaje de nuevas fábricas en aquellas heladas regiones y, además, fue el controlador, ya que no el cerebro, de la ciencia atómica rusa. Tiene 50 años.

Como Comisario del Pueblo en el Interior, Beria renuncio a tal puesto – para ser supercomisario – en 1946, en el momento en que se decidió escindir tal departamento en dos ministerios: uno, el del Interior, fue confiado a Kruglof, el otro, de la Seguridad del Estado, se asignó a Bakumof. Beria, viviendo Stalin y elevado a la dignidad de mariscal de la Unión Soviética, poseedor de la Orden de Lenin, podía permitirse estos lujos y descansar un tanto de funciones subalternas. Según creemos, empero, Kruglof ha sido el instrumento de que se ha servido Malenkov para ‘darle la puntilla’.

Barin