16 diciembre 1999

Hugo Chávez aprueba una nueva Constitución en Venezuela que pasará a definirse como «República Bolivariana»

Hechos

El 15.12.1999 fue aprobada en referendum la nueva Constitución de Venezuela.

17 Diciembre 1999

Sólo queda Chávez

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Más que un referéndum sobre la nueva Constitución de Venezuela, Hugo Chávez ha ganado un plebiscito personal. Con la contundencia de un 71%, pero también con una abstención que supera el 50% y que no se explica sólo por las torrenciales lluvias. El populista presidente Chávez tendrá que revalidar su cargo antes de tres meses, plazo que rige también para los demás representantes políticos. La anterior Constitución ha durado 38 años. Todo un récord para un país que desde su independencia, en 1810, ha contado con 26 textos constitucionales. Venezuela intenta pasar una página de su historia marcada desde hace años por la corrupción. Está por ver que baste una nueva Carta Magna para conseguirlo.La nueva Constitución ha sido redactada a toda prisa, al dictado de los chavistas y con escasa discusión. Se ha difundido poco y se ha explicado menos. La campaña la ha personalizado el propio Chávez, sin entrar en el fondo de un largo articulado que regula desde la estatalidad de la empresa nacional de petróleos hasta la jornada laboral, pasando por la reclamación de la soberanía del espacio ultraterrestre. Más que a una Constitución se asemeja a un programa de gobierno que no es seguro que Chávez pueda cumplir, aunque la subida del precio del crudo le favorezca a corto plazo.

La Constitución introduce elementos positivos, como la defensa de los derechos humanos y sociales, incluidos los de los indígenas. Pero resulta preocupante el inmenso poder que concentra en el Ejecutivo, y en particular en el presidente. El problema no está en la posibilidad que introduce de reelección por dos mandatos, sino en su potestad para entrometerse en el poder judicial y en mundo de los medios, así como en la falta de control legislativo sobre los nombramientos y promociones de militares, entre otras medidas. A ello se añade la dudosa arma de las consultas populares para poder revocar cargos electos a mitad de mandato.

Pero lo más inquietante es la ausencia de oposición. Chávez ha barrido a los antiguos partidos y se ha quedado con todo el poder. La Constitución puede definir a la sociedad con el neologismo de «protagónica», pero el único protagonista es Chávez.

17 Diciembre 1999

La victoria de Chávez

LA VANGUARDIA (Director: Joan Tapia)

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Venezuela ha iniciado una nueva y dífícil etapa tras la victoria del SÍ a la Constitución diseñada por el presidente Hugo Chávez. El proceso constituyente se ha cerrado, pero no las profundas heridas abiertas durante diez meses de dura confrontación política.

La victoria de Chávez se ha visto atemperada por una elevada abstención. El presidente se ha salido con la suya traso btener un 71% de votos afirmativos frente a un 29% de votos negativos. Pero la abstención ha superado el 54%. Estos resultados sugieren la necesidad de un espacio para el consenso y la conciliación, pero de la actitud del presidente parece desprenderse la determinación de seguir excluyendo a los sectores que durante cuarenta años dominaron el mapa político, económico y social de Venezuela. Así ha sucedido en el proceso constituyente y nada indica que Chávez, ahora con la victoria en la mano, vaya a dar su brazo a torcer.

La quiebra del tradicional sistema político venezolano es inseparable de la quiebra económica. Durante años, el petróleo ha sido el motor de la economía venezolana por la caída de los precios del crudo, el despilfarro y la mala gestión terminaron agotando el modelo que en su caída arrastró el sistema que controlaron ‘adeco’ (socialdemócratas) y ‘copeyanos’ (democristianos). Y el vacío no tardó en ser llenado por un ex golpista que con recetas puramente populistas supo ganarse el apoyo de la mayoría en una sociedad castigada por la pobreza, que alcanza al 80% de la población. Chávez ha prometido nuevas reglas del juego. No es precisamente seguro, sin embargo, que el populismo sirva para superar la crisis. Antes al contrario, el autoritarismo de Chávez puede ser un factor que ahonde el pozo.