11 septiembre 1987

El ex presentador de 'La Clave' carga de nuevo contra Juan Luis Cebrián y los millones de TVE que logró por su película 'La Rusa'

Ira de José Luis Balbín contra el diario EL PAÍS por un artículo de José Miguel Contreras que le presentaba como conflictivo en TVE

Hechos

El 13.09.1987 D. José Luis Balbín publicó un artículo en ABC en réplica a una noticia de D. José Miguel Contreras publicada en el diario EL PAÍS.

11 Septiembre 1987

BaIbín quiere convertirse en "colaborador ocasional" de los informativos de ANTENA 3

José Miguel Contreras

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Desde hacía algún tiempo se había apercibido a BaIbín de la necesidad le que se presentara a su puesto de trabajo con cierta asiduidad, una vez comproba la inasistencia habitual al despacho que se le había asignado en las instalaciones de RTVE en Pozuelo; la verdad es que ha aparecido muy poco por su despacho".

El periodista José Luis Balbín, ex director de los servicios informativos de TVE, ha llegado a un preacuerdo para presentar el informativo Hora cero, que se emite de lunes a viernes a partir de las once de la noche en ANTENA 3 RADIO. Balbín, que fue durante casi 10 años director y presentador en TVE del programa La clave, ha mantenido desde la clausura del espacio, en diciembre de 1985, varios conflictos con TVE. Balbín contempla la posibilidad de compatibilizar la oferta de ANTENA 3 RADIO con su actual trabajo en TVE, ya que la considera «una colaboración ocasional».

José Luis BaIbín está negociando estos días su incorporación a Antena 3 para realizar un espacio informativo en el que, según fuentes de la cadena de emisoras, «haría las veces de moderador de una serie de periodistas especializados en diversas materias». Pese a la periodicidad del trabajo y la necesidad de una dedicación diaria al espacio, BaIbín considera la oferta corno la de una «colaboración esporádica, como es uso y costumbre en algunos profesionales de la casa». Según su punto de vista, «desde mi etapa de director de los servicios informativos de TVE disfruto de un permiso bastante amplio para la realización de colaboraciones con otros medios». BaIbín ha afirmado que «estaba estudiando la oferta» y que la respuesta definitiva «depende de la marcha de mis relaciones con Televisión Española» y de que estudie las posibilidades de compatibilidad a que pudiera acogerse, Por su parte, el director de producciones externas de TVE, Antonio Pozueco, ha manifestado su «absoluta sorpresa» al tener conocimiento de la negociación, así como su extrañeza de que se pueda plantear una posible compatibilidad.

Inasistencia habitual

Según Pozueco, esta postura de Balbín «no tiene nada que ver con las declaraciones que ha hecho hasta la fecha». Según sus manifestaciones a este periódico, «desde hacía algún tiempo se había apercibido a Balbín de la necesidad le que se presentara a su puesto de trabajo con cierta asiduidad, una vez comprobarla la inasistencia habitual al despacho que se le había asignado en las instalaciones de RTVE en Pozuelo; la verdad es que ha aparecido muy poco por su despacho».

José Miguel Contreras

13 Septiembre 1987

La Verdad por Delante

José Luis Balbín

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No me preocupa que quién disfruto de casi todas las prebendas oficiales de hace años disfrute aún más de las de ahora. Me escandaliza, eso sí, que centenares de millones de pesetas públicas y cinematográficas sean repartidas entre una panda de amiguetes.

Leo en EL PAÍS tres medias columnas recuadradas y con foto, sobre mi situación profesional. Primero: desde los ‘quiere’, ‘informativo diario’ y ‘colaboración ocasional’ del título hasta el punto final, la supuesta información es inductiva; segundo: la extrapolación de declaración de intenciones que EL PAÍS hace mías y las que el propio redactor me atribuye – como si fuera un todo coherente – es intencionada; tercero: es el colmo de la excreción malevolente y creciente desde hace años, las más importantes de la frases entrecomilladas, como si fueran puestas en mi boca, son sencillamente falsas. Si EL PAÍS lo desea, podemos contrastar nuestras respectivas demostraciones. Y no hay peor mentira que la media verdad; o sea, la más eficaz

Durante dos días, el que decía ser José Miguel Contreras (deleznable costumbre profesional esta de hacer las entrevistar por teléfono: nunca se sabe si debajo está agazapado un ex cura renegado) me ha dado la lata, como de costumbre hace EL PAÏS cuando quiere dar credibilidad a un zurriagazo con algún retazo de supuesta declaración mía. En vista de lo cual, alguno de sus redactores sabe que me niego a hacer más declaraciones que las que yo suscriba, aunque unos mínimos de urbanidad me impidan colgarles el teléfono. Cada vez suele llamarme uno diferente, para ver si pico. Al sedicente Contreras casi nada le dije, y lo poco que le dije, aparece descontextualizado, cuando no trastocado directamente.

Durante varios años EL PAÍS sólo me cita o editorializa sobre mí como si partiera en campaña a la guerra del 14. Se minimiza cualquier alusión – llamándome locutorcillo, por ejemplo: no sé qué le han hecho los muy meritorios profesionales de la palabra – pero me dedica columnas a tutiplén; más, por supuesto, que a Walter Cronkite, aunque a mí siempre para mal desde el año 81-82, coincidiendo más o menos con las fechas del nuevo testamento del periódico. Creí que con estos dos años de ostracismo que he atravesado, podría respirar tranquilo… ilusión inútil: si EL PAÍS me citaba, era para convertir mi marginación y ostracismo en ‘cobrar sin trabajar’. Al periódico en cuestión no parece preocuparle si es o no persecución que un periodista con veinte años de alguna experiencia sea marginado por su empresa ‘pública’ de comunicación. Sólo parece contento cuando el periodista en cuestión se calla, y aún así dándole espuela de vez en cuando. Presenta mi único conflicto con el poder (origen de todos los demás), el amordazamiento consiguiente y la multiplicación de zancadillas para que cometa un error profesional y/o laboral que me envíe a las tinieblas exteriores, como una serie de conflictos con TVE, en un claro intento de hacerme aparecer como problemático. Hasta sugiere que es normal que se me tenga más de dos meses en un destino sin función real – para guardar las apariencias – y anormal que yo pida ‘un presupuesto y un equipo de trabajo’. ¿Se puede saber de qué otra manera se puede hacer un programa de televisión o, incluso, un periódico como EL PAÍS?

No me preocupa que toda esta desinformación pueda engañar a los lectores. En una comparecencia pública conjunta, Juan Luis Cebrián pudo enterarse de quién tenía mayor credibilidad. Tampoco me preocupa que quién disfruto de casi todas las prebendas oficiales de hace años disfrute aún más de las de ahora. (Me escandaliza, eso sí, que centenares de millones de pesetas públicas y cinematográficas sean repartidas entre una panda de amiguetes que se han hecho con los instrumentos del poder, que las dediquen a satisfacer sus respectivas vanidades y la muy especial de este candidato al Nobel de literatura llevado al cine, y que todavía tengan el tupé de ser ellos quienes predican moral a los demás). Menos me preocupa que, quizá por casualidad, en cambio hayan desaparecido de EL PAÍS aquellas ácidas críticas de antes a TVE (reservadas ahora excepcionalmente a privilegiados como yo), coincidiendo con la promoción de la excelsa obra de Juan Luis Cebrián desde la pequeña pantalla; ni que el censor de ayer continúe siéndolo hoy, y exista el riesgo de que puedan crecer sus tentáculos por vía indirecta; ni que el ‘hijo de papá’ de antes reverdezca viejos métodos – sean el tiro en la nuca para Barrionuevo, los problemas familiares para Amando de Miguel o el despacho que no tengo en Pozuelo para mí mismo – con el fin de paliar unas frustraciones que, sinceramente, ya no sé a qué atribuir en persona tan influyente.

Aún menos me preocupa que EL PAÍS oriente al mundo sobre mis compatibilidades o incompatibilidades o incompatibilidades, como si fueran su cosa propia; no se alarme el paladín, que iré tan lejos en las compatibilidades como mi capacidad generosas ofertas ajenas al periódico, mi empresa y los tribunales me permitan, y ni un paso más allá de donde las leyes del silencio y del embudo  lo impidan, puesto que ya se sabe que lo que es válido para unos no lo es para otros. (EL PAÍS llegó a escandalizarse de que el director de información en TVE pudiera aparecer además en pantalla, como si en el periódico tuviera la desfachatez de firmar su director). Puede que lo que de verdad preocupara a algunos privilegiados es que los mudos tengan la oportunidad de recuperar el habla o imiten a Quevedo en aquello de:

“No he de callar, por más que con el dedo,

Ya tocando la boca, o ya la frente,

Silencio avises, o amenaces miedo.”

Esto sí que es en la nuca y a bocajarro. Pero nada de ello me preocupa. Conozco a Juan Luis Cebrián desde sus más esforzados comienzos. Si algún día lo necesita y está en mis manos a pesar suyo, volveré a darle la oportunidad de explicarse en público personalmente, como siempre hice.

Lo que realmente me preocupa es que los miserables se multipliquen, y que los enanos biliosos proliferen como el champiñón. Resultan infatigables, como el rayo que no cesa. ¡Señor, que cruz!”

José Luis Balbín