29 octubre 1970

El director de PUEBLO, Emilio Romero, calificó aquel artículo como 'patético'

Jaime Campmany (ARRIBA) declara que la Falange del 33 ‘ha muerto’ y pide la democratización del régimen

Hechos

El 29 de octubre de 1970 el director de ARRIBA publicaba un destacado artículo titulado ‘Falange-70’, el director de PUEBLO lo aludía en un artículo el 22 de diciembre.

Lecturas

El director del diario Pueblo Emilio Romero Gómez publica un artículo en el que califica como ‘patético’ el artículo que el director de Arriba. Jaime Campmany Díaz de Revenga, publicó el 29 de octubre asegurando que la Falange de 1933 ya había pasado a la historia y que ahora tocaba pedir elecciones.

El director de PUEBLO, D. Emilio Romero, calificó aquel artículo como ‘patético’. La polémica era curioso por ser tanto ARRIBA, como PUEBLO, periódicos gubernamentales, por estar ambos financiados por el Estado y dependientes ambos de ministerios del régimen (ARRIBA del Movimiento Nacional y PUEBLO de la Organización Sindical).

29 Octubre 1970

FALANGE - 70

Jaime Campmany

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Voy a decirlo cuanto antes y en el estilo más directo. La Falange fundacional, la Falange del año 33, pasó a la histroia. A la historia, a la grande y general historia de los pueblos, sólo pasan aquellos sucesos que, con pena o con gloria, alcanzaron en su tiempo dimensiones de grandeza. Y la Falange fundacional pasó a la historia con gloria y con honor. Pero pasó. Todo lo que de aquella Falange – que no sea pensameinto puro y esencial – hayamos prolongado artificialmente hasta hoy constituye la Falange sentimental, la Falange de los supervivientes, la antifalange de la nostalgia. Irnos ahora al teatro de la COomedia a levantar la misma bandera que allí alzó José Antonio Primo de Rivera y levantaría entre trompetas funerales y colgaduras de luto no sólo es la más basta y cómoda manera de entender la Falange. Es algo peor. Es la más triste manera de ser estériles. Si continuáramos buscándonos en el origen para recrearnos en contar los muertos, los desaparecidos y los desertores, no habríamos entendido nada acerca de nuestro origen y habríamos logrado convertir a la Falange en un escalafón político a extinguir. Gracias precisamente a la Falange, en la España del 70 ya no tiene sentido la Falange del 33. Tal vez decir esto sea doloroso para algunos de mis viejos camaradas, porque decir esto es decir adiós a lo más hermoso de su juventud. Es doloroso, pero necesario. Y decir las verdades dolorosas y necesarias es una actitud joseantonia, es decir, falangista.

La Falange de la milicia también pasó a la historia. La Falange de los puños y las pistolas, la Falange en armas, la Falange heroica de las centurias y las escuadras, la Falange de los Caídos, la Falange de guardia bajo las estrellas o sobre los luceros, es conmovedora historia. Ejemplar historia de España. La Falange triunfal de entreguerras, la Falange militar de la guerrera y la bota alta, la Falange de las jerarquías marciales y de los desfiles, pasó a la histroiaa con un trozo de nuestra más difícil historia. Aquella Falange de los humos y las tirbunas, ceñida de correajes y enfática de gritos y saludos, es ya historia. Eran los años del tirón europeo de los nacionalismos, de los instrumentos totalitarios. Los conceptos de libertad y autoridad andaban en el mundo descompensados. Triunfaban los ismos (en arte, en literatura, en política: comunismo, nazismo, fascismo), mientras vagaba ya por Europa un fantasma llamado guerra. Fueron años de desconcierto para todos. Las democracias occidentales pacaban con la Rusia de Stalin. Mussolini abría en Roma la Vía della Conciliazione. Pio XII promulgaba la ‘Mitt brenender sorge’, condenando el nazismo. Y aquí hasta los obispos saludaban brazo en alto. Vestirnos hoy con roponcios negros, ceñirlos el correaje y empuñar las pistolas para marchar al son de canciones bélicas no tiene sentido. La dignidad de la Patria, su paz interior y el respeto a sus leyes e instituciones están encomendadas a la salvaguardia de un EJército ordenado, disciplinado y moderno. A la Patria no le hcen falta nuestros puños ni nuestras pistolas. A la Patria le hacen falta nuestras ideas originales y creadoreas y neustro trabajo de cada día. Esto que digo puede resultar desilusionnate para algunos de mis más bravos camaradas, de mis aguerridos camaradas, aquellos que hicieron de su vida milicia, en el 33, en el 36, en la División Azul, y aún siguen repitiendo mecánimacente las palabras de José Antonio. Pero ésta es otra verdad necesaria. Y decira es una actitud joséanoniana, es decir, falangista.

La Falange que nos educó a los más jóvenes españoles con el fusil de madera y con canciones de Gibraltar no puede ser la Falange del 70. Las juventudes de España (gracias en parte, a la Falange) no vienen de la guerra civil, ni van a la guerra. Vienen de la paz y van a la paz. España ya no es un inmenso campamento. España es – por primera vez, en muchos siglos – un proyecto de convivencia pacífica que dura ya treinta años. No tendría sentido enseñar a los j´ovenes españoles que el mejor destino de las urnas es el ser rotas, porque de las urnas ya no sale – como en los tiempos de José Antonio – la decisión de si España debe suicidarse. Hoy el mejor destino de las urnas es que se llenen de votos donde se expresen decisiones acerca de las soluciones para nuestra convivencia, para nuestro desarrollo. A las jóvenes de España tenemos que ponerles en las manos los libros y las herramientas , y adiestrarles en las armas del diálogo, y a no romper con la Constitución y con la historia cada nueva generación. (…)

En este 29 de octubre de 1970 creo que la manera que tenemos los falangistas de encontrarnos y de reconocernos no es la de mantenernos en un grupo uniformado ni en el refugio de la nostalgia. O nos encontramos en las palabras refugio de la nostalgia. O nos encontramos en las palabras esenciales, en el rigor intelectural, en la valentía para afrontar la historia y para enterrar el pasado, en la dificultad de fabricar con justicia y libertad el futuro, en la firmeza para rechazar la peor tentación de inmovilismo (el inmovilismo de la vuelta atrás), en las más serias proposiciones de los jóvenes, en la escuela de la paz, del diálogo, de la evolución, en la alegría de garnos la libertad de cada día. O nos encontramos y nos reconocemos en esto, o no nos encontraremos en ninguna parte y seremos las víctimas dispersas de la integración. Vamos a recobrar totalmente la vocación de gururo con que nació la Falange. El futuro es de todos y se hace entre todos. Pero nuestros nombres ya no son nombres para ficheros y para listas. Nuestros nombres son tantos que hay entre ellos caben los nombres de todos los españoles.  Hay una Falange que ya es historia. La Falange de hoy no puede ser más que una cosa: pueblo. ¡Ojalá acertemos a ser lo mejor del pueblo! Somos muchos los españoles, y yo entre ellos, los que creemos que existe una Falange del 70, que es la Falange del futuro. Una Falange que tiene sus raíces en el pensamiento joséantoniano y que se realiza y vive dando realidad y vida al Movimiento.

Jaime Campmany

22 Diciembre 1970

TODA UNA REVELACIÓN

Emilio Romero

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En el histórico periódico donde se expresó la Falange fundacional, en el querido ARRIBA su director comenzaría el 29 de octubre pasad su patético y famoso artículo con estas palabras: ‘voy a decirlo cuanto antes y en el estilo más correcto: la Falange fundacional, la Falange de los años 33, pasó a la historia’.