9 junio 1983

El ex comandante del SECED asegura que "uno de los condenados goza de una situación de privilegio frente a los demás" en aparente referencia a José Luis Cortina o Alfonso Armada

José Ignacio San Martín, condenado por el 23-F, publica un artículo protestando de que sean peor tratados que terroristas de ETA

Hechos

El 9 de junio de 1983 el diario EL ALCÁZAR publicó un artículo, ‘Estarán contentos’ firmado por D. José Ignacio San Martín

Lecturas

El artículo íntegro:

Estarán contentos 

Desde la víspera del Día de las Fuerzas Armadas, y como formando para del Programa de la Semana consagrada a nuestros Ejércitos, ya estamos todos los condenados por los acontecimientos del 23 F repartidos en diferentes establecimientos penitenciarios militares por toda la geografía española.

Ya estarán contentos quienes estaban deseando que cumpliéramos condena en ‘castillos’, que son los mismos que querían que las penas impuestas por nuestro más alto tribunal militar se elevaran. Hubieran querido más: que todos los del 23 F hubieran perdido la carrera. Eso ha quedado reservado para unos cuantos de entre los cinco mil cuadros profesionales que, de uno u otra forma, intervinimos en los hechos.

Y estarán también contentos de que al excesivo rigor se haya sumado la discriminación. A los presos de ETA-pm se les pone en libertad y a otros se les aproxima a los lugares de residencia de sus respectivas familias, mientras que a nosotros se nos mantiene, en una gran mayoría, a cientos de kilómetros de las nuestras.

Y estarán contentos al ver que personas de notoria vinculación al régimen anterior nos ha criticado públicamente o manifestado ostentosamente que no querían saber más del 23-F y que afortunadamente con la sentencia se había concluido “una triste página de nuestra historia”. Aunque debieran sentirse defraudados, ya que muchas de esas actitudes no son más que producto oportunista de ambiciones inconfesables y no de lealtades consolidadas. Mas no importa, si valen para avalarles en sus afanes revanchistas, bienveniso sean.

Estarán menos contentos cuando se enteren de que estas contrariedades no consiguen minar nuestra moral. No hay resentimiento. Solamente indignación, decepción, desprecio y asco. Tenemos la conciencia muy tranquila, lo que trasciende a la tropa que nos custodia o atiende, que nos mira con simpatía y respeto.

Pero estarán contentos de que la mayoría de los medios de comunicación social hayan creado una falsa imagen nuestra, de los hechos y del propio proceso, acerca del cual hay mucho que comentar. Como lo estarán de que nadie nos defendiera de los ataques de que hemos sido objeto, a pesar de que teníamos derecha a que las Fuerzas Armadas nos protegieran de la difamación en virtud del artículo 176 de las Reales Ordenanzas.

Y estarán contentos también al contemplar que existen ‘almas piadosas’, como Manuel Monzón, que sale diciendo ahora que no asumimos con arrogancia y fiereza lo que habíamos hecho. Podía haberse ahorrado sus muestras llorosas de compasión, y decir la verdad. Asumimos – salvo las contadas y conocidas excepciones – nuestras responsabilidades, y defendimos nuestras convicciones, como las defendemos y defenderemos desde nuestras prisiones. La historia, que es muy sabia, ya lo dirá.

Pero lo importante no son nuestras circunstancias sino la imagen del Ejército, que ha quedado deteriorada, y no por nuestra culpa. Hágase, si no, examen de conciencia.

Quienes ni quieren a España, ni al Ejército, ya pueden estar contentos.

  1. S: – ¿Querría alguien explicarme por qué uno de los condenados goza de una situación de privilegio frente a los demás?

José Ignacio San Martín