1 septiembre 1992

Su fichaje por la emisora episcopal se produjo después de que fracasaran las negociaciones con ONDA CERO

José María García y Antonio Herrero abandonan ANTENA 3 RADIO, tras su cambio accionarial y se pasan a la COPE

Hechos

  • El 1.09.1992 se confirmó que D. José María García pasaría a hacer su programa ‘Súper García’ en la cadena COPE, tras abandonar ANTENA 3 RADIO. De igual modo D. Antonio Herrero pasaría a hacer las mañanas en la COPE abandonando también ANTENA 3 RADIO.

Lecturas

Tras el anuncia realizado tanto por D. José María García como por D. Antonio Herrero de romper con ANTENA 3 RADIO una vez se había confirmado el cambio accionarial en esa emisora, tocaba averiguar en qué compañía trabajarían a partir de la siguiente temporada.

A don José María García le llegaron de inmediato ofertas de fichaje de Onda Cero y la COPE. El líder de la franja de noche optó por los segundos. Onda Cero ya contaba con una estrella de la mañana, don Luis del Olmo, mientras que la COPE estaba huérfana, por lo que podía llevarse a su amigo don Antonio Herrero para que dirigiera las mañanas de la COPE, que recibió con los brazos abiertos a los dos “exiliados” de Antena 3 Radio, también se incorporaron a la cadena don Luis Herrero y don Federico Jiménez Losantos. No así el Sr. Martín Ferrand, “A mí me ofrecieron ser director de la COPE, pero yo no quería trabajar para la Iglesia”.  El director de la COPE sería don Eugenio Galdón. La emisora episcopal adoptará a partir de entonces una posición totalmente hostil hacía el Gobierno de “la apisonadora” y contra el Imperio con la cadena SER a la cabeza

SÚPERGARCÍA, EL PROGRAMA LÍDER DE LAS NOCHES DE LA RADIO AHORA SE EMITIRÁ DESDE COPE

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CARLOS HERRERA  Y ANTONIO HERRERO DEBERÁN ‘COMPARTIR’ LA MAÑANA DE LA COPE

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04 Septiembre 1992

…Y una cuestión de mercado

DIARIO16 (Director: José Luis Gutiérrez)

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Mientras el Gobierno se dedica a limitar las libertades expresivas, el mercado periodístico está mostrando un dinamismo formidable, con fichajes multimillonarios y trasvases de equipos redaccionales, síntomas de que la libertad de empresa informativa es una de las condiciones sine qua non de la misma libertad informativa.

La vuelta a las ondas de José María García y Antonio Herrero es un buen ejemplo de la dificultad – que no imposibilidad – de interferir en el ecosistema informativo, a pesar de incidencias extraprofesionales con fines inconfesables que, a veces, encuentran su mejor aliado en mercenarios de la pluma o los micrófonos.

En el anterior régimen, un profesional incómodo podía ser borrado de los medios de comunicación y condenado al exilio profesional. Hoy, gracias a la todavía limitada pluralidad, las presiones del poder, aunque sea a través de personas o medios interpuestos, provocan normalmente una mejora de las condiciones profesionales de los afectados.

Las voces molestas y libres no se acallan porque hay donde ir y donde escoger. De ahí que nunca se insistirá suficientemente en esta libertad de empresa informativa condicionadora de la libertad de información a secas. Existente en el campo del periodismo escrito, está limitada en el ámbito de la televisión y de la radio, aún en minoría de edad y tuteladas por el poder político. Si el Gobierno, en lugar buscar fórmulas para limitar la libertad de Prensa vía Código Penal, se preocupara por el desarrollo de las libertades, ya habría acometido esta ley liberalizadora total – sólo limitada por razones técnicas de ordenación de las ondas – de la empresa radiofónica y televisiva. Asimismo, también podría desarrollar la ley de Cláusula de Conciencia.

Y es que la dignidad y libertad del ejercicio profesional del periodismo pasa, también, por otras libertades, hoy todavía, deliberadamente insuficientes.

Cuando le dijimos a García que no nos íbamos con él

Siro López

Páginas 183-188

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Todavía con los Juegos en disputa, después de reunirnos en Barcelona con José María García para hablar de nuestro futuro nos emplazamos para vernos todos en Madrid y concretar a dónde íbamos, porque dejar Antena 3 parecía ser algo totalmente asumido y decidido. En esa primera reunión nos dio la sensación de que José María estaba mareado la perdiz, puede que porque él tampoco lo tuviera decidido o porque no terminaba de aclararar cuándo se marcharía, qué iba a hacer ni nada. Fue todo un poco opaco. Ya había rescindido su contrato con Antena 3, pero estaba pendiente de resolver si se iba a la COPE o a Onda Cero.

Todo esto nos pilló en plena emisión de los Juegos Olímpicos de Barcelona, donde seguíamos todos los de la redacción. Tiramos del carro aquellas semanas, pero estaba claro que había una especie de vacío de poder y alguna decisión había que tomar.

Después de un mes de cábalas, suposiciones, reflexiones y un sinfín de idas y venidas, llegó el momento de decidirlo.

Juntos.

Así que nos reunimos en Madrid, primero con García y después entre nosotros.

Pero claro, éramos muchos, no había unanimidad y algunas personas no se atrevían a pronunciarse.

Después de muchas charlas y reuniones a altas horas de la madrugada, decidimos decirle a García que pretendíamos quedarnos en Antena 3 y que no nos íbamos con él.

Había que llamar a García, y queríamos comprobar si finalmente tenía alguna propuesta para la gente con la que todavía no había hablado.

  • Pues le llamamos y a ver qué dice – sugerí, erigiéndome en portavoz – . Le decimos que nos quedamos y a ver cómo reacciona.

Una parte de nosotros pensaba que si le decíamos eso nos contestaría algo así como: “¡Ni se os ocurra! De ninguna manera, mañana voy allí con vosotros”, porque creo que en ese momento él estaba en El Escorial.

Le llamamos.

Se quedó muy cortado.

  • Vosotros sabréis lo que hacéis, peor os van a engañar. Os deseo suerte – zanjó.

Total, que esa misma noche nos quedamos a dormir en un hotelito – creo recordar que en el NH de Príncipe de Vergara – Javier Ares, que venía desde Valladolid, y yo, que había viajado desde Barcelona.

Dormimos en la misma habitación, todavía un poco encogidos.

Habíamos madurado mucho la decisión y nos habíamos convencido de que teníamos que dar un paso adelante en nuestras carreras en el sentido de no tener que depender de García. El tema no era desligarnos de él, porque nuestra línea era la misma. De repente, sentimos vértigo ante lo que se nos venía encima.

Seguimos charlando toda la noche de esto y de aquello.

Tuvimos que madurar de repente. Habíamos pasad diez años cómodamente instalados bajo el paraguas de García, donde se estaba muy calentito y las cosas fluían de manera sencilla. Pero en ese momento estábamos en la tesitura de jugarnos el pan por nuestra cuenta.

No obstante, estábamos convencidos de que la decisión era la correcta. Javier Ares con treinta y ocho años y yo con treinta y siete, nos sentíamos capacitados para dar el salto.

Pero la noche fue larga. No parábamos de dar vueltas al tema. “La que se nos viene encima”, pensábamos casi al unísono.

Al día siguiente, después de dormir lo justo y necesario, no nos dio tiempo a pensar mucho más. La decisión estaba tomada y la liga empezaba apenas unos días después.

Esa misma mañana recibí una llamada de José María, que me citaba en las oficinas de Unipublic, donde él tenía o le habían cedido un despachito los hermanos Franco (organizadores, entre otros grandes eventos, de la Vuelta a España). En aquella reunión, José María me hizo saber que quería que siguiera a su lado, y me pidió que recapacitara y me fuera con él.

  • Gracias por la confianza, José, pero ya es demasiado tarde. Le he dado mi palabra a mis compañeros y no me voy a echar atrás. Sé que te puedes sentir traicionado. Yo también lo pensaría de mí mismo si no tuviera una familia detrás – le contesté.
  • Os han engañado, Siro. Os dareis cuenta con el tiempo – me insistió al despedirme.

Confirmamos la decisión a la casa y nos pusimos a trabajar.

Y hasta ahora, que creo que no nos ha ido nada mal, ni a José María, ni a Javier, ni a mí.

Con García hubo paz.

Y después gloria.

Cuando nos hicimos cargo de Antena 3 sin José María García

La etapa pos-García en Antena 3 Radio la empezamos con mucha ilusión. Éramos conscientes de que habíamos dado un paso muy importante en nuestras carreras. La decisión más importante era: “¿Cómo hacemos el nuevo programa de la noche?”. Entre todos, con Javier Ares al mando, decidimos crear un nuevo programa llamado ‘La Taberna’, más coral que el ede García – un poco lo que se hace hoy en los programas nocturnos deportivos – ya que éramos conscientes de que García solo había uno y esa manera de hacer radio era insustituible e irrepetible. Además, si queríamos dar una alternativa al oyente, teníamos que hacer algo distinto. ‘La Taberna’ fue un lugar donde nos reuníamos unos cuantos a comentar la actualidad.

Del equipo de García nos quedamos prácticamente todos. Los únicos que se fueron con él a la COPE fueron Julio Pulido, que llevaba apenas un año con nosotros; Gaspar Rosety, que ese verano había sufrid un infarto y no había podido estar en las reuniones en las que decidimos nuestro futuro; Cristina Gallo y Pipi Estrada.

Por mi parte, me convertí en el narrador de los partidos de fútbol del Barça y empecé a viajar con el equipo a todos lados. También incorporamos caras nuevas, como Fernando Garrido y Ángel Rodríguez, que venían de Radio Nacional de España, y dimos más protagonismo a María José Hostalrich.

La primera decepción llegó con el primer Estudio General de Medios. Tampoco esperábamos mucho, porque éramos conscientes de que aunque heredábamos muchos oyentes, una gran parte se iba a ir con García a donde fuera. Y se notó. No es que aquello generara nerviosismo en la casa, pues esos primeros meses notábamos un gran apoyo. Sabemos que el primer año iba a ser complicado hacerse un nombre, pero quizá esperábamos un poquito más.

Nos pusimos a preparar la segunda temporada. Nos tocaba mejorar los números que habíamos tenido. Duró poco, porque a principios de diciembre recibí una llamada de Ernesto López Feito, un poco la mano derecha de Javier Ares, igual que antes lo había sido de José María García.

  • Hay tres del grupo que se tienen que ir. El resto aguantarán hasta junio, pero Antena 3 Radio va a convertirse en una emisora musical – me soltó.

Al final terminó como Sinfo Radio.

Ernesto me dijo que él era uno, ya le habían comunicado que le iban a rescindir el contrato. Los otros eran Eduardo Torrico y Pepe Gutiérrez.

Al enterarme, aunque era miembro del comité de empresa y podía haber seguido hasta junio, comuniqué que si había tres compañeros que se tenían que ir, yo también me iba. Les pedí que añadieran un nombre más a esta lista. Y así fue.

Cumplimos el tramite, me pagaron los diez años de antigüedad y una fría mañana de finales de diciembre firmamos el adiós a Antena 3 Radio. La empresa nos ofreció la posibilidad de continuar hasta junio. Pepe Gutiérrez sí que los hizo, y lo respeto, quizá por mantenerse en el candelero y tener margen para buscar un nuevo trabajo, pero seguir allí una vez firmada la salida y trabajar gratis me parecía una soberana estupidez. No tenía sentido.

Y ahí acabó oficialmente mi aventura en Antena 3 Radio. Para el resto, acabó meses después, el 30 de junio de 1994.

La impresión que nos quedó es que hicieron aquello de ‘divide y vencerás’: Nos convencieron para que nos quedáramos y restáramos fuerza a José María en su nueva cadena y lograron su objetivo. García perdió el liderazgo de la noche y a nosotros nos dieron una patada en el culo menos de dos años después.

García tenía razón.

Nos engañaron.