27 marzo 1993

El propietario de la revista, Vicente Montiel, denunció que desde que es presentador en TELECINCO el periodista apenas se ocupaba de la revista

Julián Lago es despedido como director de la revista TRIBUNA y denuncia que es una maniobra del banco Banesto de Mario Conde

Hechos

El 27.03.1993 se hizo pública la destitución del presentador de TELECINCO D. Julián Lago como director de la revista TRIBUNA.

Lecturas

Después de su despido como Director de TRIBUNA de Actualidad, D. Julián Lago responsabilizó al presidente del banco Banesto de haber realizado ‘presiones financieras’ al propietario de la revista, D. Vicente Montiel, para que le destituyera. Algo que negó el editor.

La redacción de la revista TRIBUNA encabezada por los Sres. Romanillos y Pérez Henares hizo público un comunicado negando la versión del Sr. Lago y asegurando que la revista seguiría siendo un medio independiente.

D. Julián Lago posee el 11% de las acciones de la empresa editora de Tribuna de Ediciones de Medios Informativos, la empresa editora TRIBUNA. D. Vicente Montiel posee un 67%, de las acciones, además de la propiedad de la revista SEMANA y el diario AS. El resto se reparte a partes iguales entre D. Antonio Gil, consejero delegado, y D. Manuel Benavides, director de Publicidad

La revista TRIBUNA, un medio radicalmente hostil hacia el Gobierno de Felipe Gonzáez:

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INDIRECTAS DEL NUEVO DIRECTOR DE TRIBUNA

El sustituto del Sr. Lago como director de la revista TRIBUNA publicaba en el número de la revista del 26 de abril de 1993 su primera ‘Carta del director’ en la que comenzaba diciendo «El nuevo director de la revista se coloca frente a la pantalla del ordenador, ajeno a la ingenua pretensión de socavar los cimientos del poder establecido. Se estrena en plena campaña electoral» y tras una reflexión política finalizada diciendo: «Llegado a este punto el periodista resiste la tentación de convertirse en predicador. Ya hay demasiados», aparentes indirectas contra su antecesor en el cargo.

El 30 de abril el Sr. García Romanillos concedía una entrevista al diario EL MUNDO en el que era preguntado al respecto:

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  • Pregunta.- ¿Qué quería decir, en su primera «Carta del director», al declararse «ajeno a la ingenua pretensión de socavar los cimientos del poder establecido»?
  • Respuesta.- He querido decir que no soy ingenuo y que tampoco creo que los lectores lo sean. No quiero caer en la torpeza de revestir el trabajo periodístico de solemnidad. Yo creo que no somos redentoristas ni nada parecido. Somos unos testigos de lo que pasa, en ocasiones tenemos derecho a dar nuestra opinión si tenemos autoridad para ello, pero no somos la vanguardia de la sociedad. La principal misión del periodista es informar de lo que pasa y contarlo muy clarito.
  • P.- En esa misma carta destacaba el hecho de «estrenarse» en plena precampaña electoral. ¿Qué importancia tiene para usted esta coincidencia?
  • R.- La situación política española está adquiriendo un interés que había perdido. La sociedad y los lectores de Prensa tienen una curiosidad y una necesidad de información política que últimamente no tenían porque, en muchos casos, la política les aburría. Ahora hay nuevas expectativas políticas, hay posibilidades de cambios, novedades y eso, para una revista de información general, es una buena ocasión.
  • P.- ¿En qué medida supone para Tribuna una garantía el respaldo del grupo Semana de Vicente Montiel
  • R.- El respaldo que tenemos es el de una sociedad editora clara y diáfana, que no está entrampada, que ha sacado la revista adelante sola, con sus propios recursos, sin pedir dinero prestado ni favores a nadie, y eso da mucha solidez.
  • P.- Después de haber trabajado durante diez años con Julián Lago, primero en Tiempo y luego en Tribuna, podría sorprender que se haya roto el tándem.
  • R.- No ha habido ninguna ruptura. Ha llegado un momento en que profesionalmente a él se le ha abierto un nuevo campo que le ha interesado mucho y en el que lo está haciendo muy bien, y yo he seguido aquí. En ningún momento él se ha planteado contar conmigo para su nueva misión, ni yo me he planteado marcharme con él.
  • P.- Podía esperarse que la empresa no le quisiera usted al frente de la revista, siendo como ha sido hombre de confianza de Lago.
  • R.- En este caso la empresa y el staff de la redacción estaban de acuerdo en que fuera yo. 

27 Marzo 1993

La gran labor de Lago en «Tribuna»

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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La gran labor periodística realizada por Julián Lago al frente del semanario Tribuna trasciende a los reparos profesionales que están acompañando al programa La máquina de la verdad. Los propietarios de la revista estimaron ayer que ambas tareas son incompatibles y acordaron su cese. Es de justicia subrayar que Lago fundó Tribuna de la nada y con limitados recursos la convirtió en una publicación independiente, brillante y crítica. Nadie podrá arrebatarle ese timbre de gloria.

02 Abril 1993

La derrota de Julián Lago

Javier Bardaji

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LAS razones aducidas eran, esencialmente, la supuesta incompatibilidad del cargo de Lago con la dirección de un programa de Tele 5, La máquina de la verdad. Lago ha afirmado a EL MUNDO que el cese se produjo «sin ningún aviso previo», al llegar el viernes pasado a la revista, y después de ver la portada y de escribir su carta a los lectores. «Tras descubrir que mi carta había sido levantada en taller, el consejero delegado Antonio Gil y la abogada de la empresa me comunicaron unilateralmente mi destitución, diciéndome que era una decisión del Consejo, que yo desconocía y al que no había sido convocado, pese a ser miembro del mismo». Lago es propietario del 11% de las acciones de Tribuna. Hasta ahora no ha recibido indemnización económica alguna. Este periódico se puso en contacto con Rosario Montiel, secretaria del Consejo de Tribuna, la cual remitió para cualquier declaración al consejero delegado; Gil manifestó, a su vez, que el portavoz designado por la empresa era Fernando García Romanillos, sustituto en funciones de Lago. No obstante, Gil sí que afirmó: «Lago no había comentado que iba a hacer un programa en Tele 5 y me enteré del mismo por los periódicos. Yo no me podría sentir orgulloso de los beneficios de imagen que hubiese reportado un programa como ése para Tribuna». Lago afirma, en contra de lo que dice Gil, que en noviembre el consejero delegado le había felicitado por su designación para el programa de Tele 5, añadiendo, incluso, que era bueno para la imagen de la revista. Desde entonces, en ningún Consejo de Administración de los celebrados se pusieron reparos a su actividad televisiva ni a su supuesta incompatibilidad, según afirma el propio Lago. El exdirector de Tribuna dirigió siete programas antes de su cese. «¿No habría sido lógico que me dijeran algo si tenían reparos?», pregunta Lago, que ,recalca que la propia revista Semana, del mismo grupo, ha elogiado su programa. García Romanillos afirma que «el cese del director se debe a una dejación de funciones y no a otra causa». Lago lo niega. Y resalta que, la semana anterior a su cese, descubrió que el retrato de Mario Conde, presidente de Banesto, había desaparecido de una portada sobre «La cultura del pelotazo» en la que aparecían las fotos de varios personajes de las finanzas, «al parecer por orden de Rosario Montiel, secretaria del Consejo». Cuando se dirigió al editor, Vicente Montiel («que nunca había interferido en la línea editorial durante cinco años», puntualiza Lago), para decirle que consideraba esa foto de Conde como «la más representativa» del tema de portada, el editor respondió, según el destituido director, que debería olvidarse del presidente de Banesto durante una temporada, y alegó operaciones crediticias en curso que afectaban a otras empresas de Montiel, aunque no a la editora de Tribuna. El director prefirió levantar la portada entera que publicarla sin esa foto, a lo que accedió Montiel, y el tema se recogió en las páginas interiores. García Romanillos dice al respecto que «efectivamente, existía una portada sobre «la cultura del pelotazo» con la foto, entre otras, de Conde, y Lago decidió no dar la portada sin esa foto, pero sí el reportaje, tras haber mantenido una conversación con Vicente Montiel». Respecto al posible crédito de Banesto a una de la empresas de Montiel, García Romanillos fue tajante: «No existe ningún préstamo de Banesto ni ninguna cantidad de dinero. De hecho, la empresa de cartonajes a la que alguno se refiere es del hermano de Vicente Montiel y no pidió crédito alguno. En nombre de la redacción nos oponemos a la versión que nos hace aparecer como marionetas de la larga mano de Mario Conde». El sábado, después de su cese, al intentar Lago acceder a su despacho, descubrió que la cerradura había sido cambiada, sin que él hubiese podido recoger la totalidad de sus pertenencias. García Romanillos comenta: «Todos nosotros somos testigos de que el director prácticamente no apareció en tres meses por la revista. El éxito que iba alcanzando el programa que dirigía era proporcional al desprecio que demostraba hacia el trabajo que hacíamos aquí. Mi lealtad a Lago ha sido grande, pero también se la debo al trabajo de los 40 profesionales de la revista». En torno al asunto, el «staff» de la revista hacía pública el martes una nota en la que aseguran: «La sociedad editora ha garantizado la continuidad de la línea editorial. (…) No vemos motivo alguno de preocupación respecto al futuro de los periodistas que hacemos Tribuna». García Romanillos agrega que «el propio presidente y el consejero delegado se han comprometido a que el nuevo director sea avalado, previamente, por la redacción».

05 Abril 1993

A los lectores

Fernando García Romanillos y el resto de la redacción

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Tras el cese del anterior director de TRIBUNA, del que fueron informados nuestros lectores la semana pasada, la dirección de la empresa ha garantizado a todos sus empleados que las causas últimas de esa decisión no son otras que las contenidas en la carta de despido entregada por el consejero delegado al anterior director del semanario. El nulo efecto que ha tenido la difusión de otras interpretaciones, al no acercarse éstas a la realidad de los hechos, es la mejor prueba de su incosistencia.

Por su parte, el Comité de Empresa, en representación de todos los trabajadores, se ha manifestado en los siguientes términos:

Ante los rumores e interpretaciones interesadas que se están dando en algunos medios de comunicación sobre los motivos que han llevado a la destitución de Julián Lago como director de TRIBUNA, el Comité de Empresa informa que ha recibido garantías de que se mantendrá la línea de independencia editorial.

Asimismo, el equipo directivo de la Redacción de TRIBUNA ha enviado el siguiente comunicado al presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, Jesús de la Serna, y al presidente de la Plataforma para el Derecho a la Información, Javier Fernández del Moral:

Ante algunas interpretaciones difundidas en torno al cese del anterior director del semanario TRIBUNA el equipo directivo de la Redacción quiere aclarar que la sociedad editora ha garantizado la continuidad de la línea editorial de la revista de la que somos responsables. En contra de la afirmación atribuida al ex director de TRIBUNA, al no existir ningún cambio, manifiesto o simulado, en la composición de la propiedad ni en lso objetivos de la publicación. Hacemos constar que el nombramiento de nuevo director se está gestionando de común acuerdo con los responsables del equipo periodístico.

Firmado:

Fernando García-Romanillos (Director)
Manuel Hermógenes (subdirector)
Jesús Maraña (subdirector)
César Jiménez
Juan A. Galván
Antonio Pérez Henares ‘Chani’
Pedro Cuesta
Joana Uribe
Pedro Moreno

La derrota de Julián Lago

Luis Herrero

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Cuando Julián Lago comenzó a preparar la salida de la revista TRIBUNA (después del proyecto frustrado de un periódico en Madrid que iba a estar financiado por los Albertos, el Banco de Bilbao, la ONCE y el Grupo Zeta) se puso en contacto con el nuevo y flamante presidente de Banesto para solicitarle apoyo económico.

  • Es una idea estupenda, Julián. Mándame el informe de viabilidad de la revista y eso lo arreglamos en un momento.

Lago le hizo llegar el informe requerido pero Conde jamás contestó a ninguna de las llamadas (‘más de veinte’) para reanudar las conversaciones. A pesar de todo, TRIBUNA salió a la calle. Y, para presentarla en sociedad, el periodista acompañó al Consejo de Administración por casi todos los despachos de la gente importante de Madrid, incluido el del presidente de Banesto.

  • Sabía que serías capaz de salir solo, Julián – le dijo nada más verlo – Era mejor para ti que yo no te ayudara. Eso te hubiera restado credibilidad.

Luego las relaciones se restablecieron y fueron magníficas hasta el verano de 1992. Conde alardeaba públicamente de controlar la revista. De ahí que mucha gente viera su mano oculta en las informaciones críticas sobre algunos comportamientos del Rey.

El distanciamiento definitivo entre el banquero y el periodista se produjo simultáneamente a la parición de los problemas internos de Pedro J. Ramírez en EL MUNDO y es lógico, por eso, que mucha gente creyera que los dos procesos obedecían a la misma causa. También es un hecho cierto que TRIBUNA desde ese momento se convirtió en uno de los medios informativos que más atacaron a Mario Conde. La excusa formal fue la intervención del banquero en la conquista de ANTENA 3 Tv. Cuando empezaron los rumores de que Banesto iba a ir de la mano del Grupo Zeta en el asalto a la ‘televisión enemiga’ (por contraposición a la ‘televisión amiga’, que era TELECINCO), Julián Lago se encaró con Mario Conde:

  • Te advierto, Mario, que Asensio es mi competidor en el mercado y si tú le ayudas TRIBUNA no tendrá más remedio que ponerse enfrente de vosotros.
  • Te aseguro – mintió Conde – que no estoy en negociaciones con Asensio.

Pero sí que estaba. Y cuando el acuerdo entre los dos se hizo público, Lago cumplió su amenaza y convirtió la revista TRIBUNA en una máquina de combate. Conde trató de negociar un armisticio telefónico, pero el periodista tomó la decisión de no contestar a sus llamadas. Así que tuvo que ser Asensio en persona quien trasladara la oferta de paz durante una cena en el restaurante Fortuny. Cuando los dos viejos amigos se fueron a dormir, en el mástil de TRIBUNA aún ondeaba el estandarte de guerra.

El problema es que no duró mucho tiempo. La familia Montiel, accionista mayoritario de la revista, pidió formalmente el cese de las hostilidades alegando que tenían unos créditos con Banesto y que era perentorio poderlos renegociar. Lago desoyó el consejo. Aún más: ordenó preparar una portada dedicada a la cultura del pelotazo donde aparecieran las fotografías de sus más insignes representantes. Conde estaba entre ellos. Durante el proceso de confección, sin embargo, Montiel ordenó que la cara del presidente de Banesto desapareciera. Lago, al enterarse, no lo dudó ni un instante. Personalmente tomó la decisión de cambiar la historia de portada (en el argot, la cover) para que no saliera a los quioscos una versión mutilada de la idea original.

Una semana más tarde lo destituyeron.

El Análisis

CON MARIO CONDE, CONTRA MARIO CONDE

JF Lamata

D. Julián Lago convirtió a la revista TRIBUNA en un medio pro-Mario Conde, denunciando supuestas maniobras del Gobierno contra el buen banquero. Pero, repentinamente, a partir del verano de 1992, TRIBUNA dio un gironazo y se volvió editorialmente anti-Mario Conde. ¿Que pasó para ese cambio? Por un lado que el Sr. Conde y el banco Banesto se había asociado con el Grupo Zeta de D. Antonio Asensio (editor de TIEMPO, competencia directa de TRIBUNA) y por otro que TRIBUNA había solicitado un crédito millonario al banco Banesto que D. Mario Conde se había negado a pagar.

En cuanto al despido del Sr. Lago, hay que decir que oficialmente el responsable del despido fue el editor de la revista, D. Vicente Montiel (al margen de si alguien se lo había pedido antes). El argumento usado por el Sr. Montiel fue que, al haber aceptado ser presentador del programa ‘La Máquina de la Verdad’  de TELECINCO, no dedicaba tiempo a la revista. Algo que, cronológicamente, coincide. Claro que, entre presentarte como víctima de un editor por no dedicar mucho tiempo a tu trabajo o presentarte como víctima de un poderoso banquero, parece normal, de cara a la imagen, apostar por la segunda opción.

No obstante, sin el Sr. Lago, la revista TRIBUNA no fue capaz de remontar, a partir de ese momento fue perdiendo influencia hasta su cierre.

J. F. Lamata