29 marzo 2023

La actriz Ana Obregón es madre por gestación subrogada desatando una amplia polémica por la oposición de gran parte de la clase política y mediática

Hechos

El 29 de marzo de 2023 la revista ¡HOLA! informó de la nueva maternidad de Dña. Ana García Obregón.

Lecturas

El 29 de marzo de 2023 la revista ¡HOLA! informó de la nueva maternidad de Dña. Ana García Obregón, a los 67 años de edad, por la vía de gestación subrogada.

Representantes de los partidos políticos del Gobierno, PSOE y Unidas Podemos, expresaron su rechazo a esa práctica. La ministra de Igualdad Dña. Irene Montero denunció que la gestación subrogada era una forma de maltrato a las mujeres.

30 Marzo 2023

Por una regulación garantista de la gestación subrogada

EL MUNDO (Director: Joaquín Manso)

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ESPAÑA NECESITA abordar el actual vacío legal en torno a la gestación subrogada. El caso de la presentadora Ana Obregón, que a los 68 años ha sido madre por esta vía en Miami (Florida), ha azuzado un debate de fondo con amplios matices morales y legales que supera los casos más estridentes y que, sobre todo, concierne a una realidad innegable: se calcula que mil niños llegan a nuestro país cada año en estas condiciones. Frente al mercado clandestino que ha florecido en varios lugares del mundo, donde se ofrecen vientres de alquiler en condiciones infrahumanas, cabe oponer una normativa que permita la subrogación bajo estrictas garantías sanitarias y de derechos humanos, con el fin de evitar los abusos y la explotación de las gestantes y preservar el bienestar de los menores.

Según una reciente encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO, el 58,3% de españoles está a favor de legalizar la gestación subrogada, frente a solo un 28,4% que se muestra en desacuerdo. Sin embargo, la reforma del aborto impulsada por el Ministerio de Igualdad califica esta práctica como «una forma grave de violencia reproductiva». Ayer el Gobierno salió públicamente a rechazarla. La ministra y portavoz del PSOE, Pilar Alegría, llegó a calificar de «dantesca» la imagen de Obregón a la salida del hospital en silla de ruedas, en un nuevo episodio de juicio moral sobre un individuo por parte del Ejecutivo, impropio de una sociedad democrática.

Muchos expertos han analizado este fenómeno. En España, el nuevo Código de Deontología Médica de los Colegios Oficiales de Médicos introduce unas recomendaciones que distinguen entre dos tipos de gestación subrogada. Por un lado, la «altruista» -una decisión voluntaria para ayudar a personas necesitadas; en muchos casos, parejas infértiles o LGTB-, que defienden «siempre que se preserven la dignidad de la mujer y el interés superior del menor». Y por otro, la realizada con contraprestación económica, que a su juicio vulne-ra la dignidad de la mujer, y que efectivamente puede generar más dudas. En esa línea, la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE prohíbe el uso del cuerpo humano como «objeto de lucro».

Entre la persecución -por la que abogan la derecha más conservadora y la izquierda más reaccionaria- y una relajación excesiva que origine abusos o casos extremos, una vía razonable puede observarse en países como Canadá o Australia, que sí permiten los procesos altruistas. Una regulación con restricciones claras como la que propuso en su día Cs, a la que ayer se mostró receptivo el PP, casaría con la voluntad mayoritaria de la sociedad española y con los límites marcados por los médicos.

Más allá del caso Obregón, nos hallamos ante una oportunidad para abrir un debate sereno que ponga orden sobre una práctica cada vez más extendida en el mundo y que requiere un marco legal con las máximas garantías.

30 Marzo 2023

Caótica Ana

Luz Sánchez-Mellado

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Lo demoledor de esta historia es que todo puede ser cierto. Que Ana Obregón esté muerta en vida. Y que, para soportar lo que le queda de existencia, haya decidido hacerse con un ser humano como tratamiento paliativo

Hace un mes escaso, el 3 de marzo, Ana García Obregón me dijo en una entrevista que estaba muerta en vida y yo me la creí a pies juntillas. Hace 15 años, Juan José Cortés confesó exactamente lo mismo meses después de perder a su pequeña Mari Luz a manos de un pederasta asesino: “Ando, como, respiro, pero estoy en coma”, afirmó, mirando a los ojos, sin sombra de duda. Remueve el alma constatar que las madres y los padres de hijos muertos prematuramente expresen de esa idéntica y terrible forma su manera de permanecer en este mundo después de enterrar a sus criaturas. No viven, aseguran: vegetan. Nadie es quién para juzgarlos. Solo ellos conocen la devastación íntima que produce esa tragedia. El resto solo podemos imaginarla, temblar de miedo y tocar madera. Aquel cercano y frío día de marzo, tres años después de la muerte de su hijo, Aless, a los 27 años, tras dos de lucha contra el cáncer, Ana Obregón declaró también que su mejor momento del día era cuando se iba a la cama, porque perdía el conocimiento unas horas. Y que, en todo este tiempo, no había gastado ni un euro en pastillas para anestesiar su dolor porque los duelos hay que atravesarlos a pelo y, si la herida duele más cada día, es porque se ha elegido la cura.

Confieso que al ver a Ana en la portada de la revista ¡Hola! recogiendo en un hospital de Miami a su nueva hija, gestada por vientre de alquiler a cambio de una cantidad no pequeña de dinero, me debatí un rato entre el estupor y la pena hasta que la compasión ganó la partida. Porque lo verdaderamente demoledor de esta historia es que todo puede ser cierto. Que Ana esté muerta en vida. Que respire por la herida. Y que, para intentar soportar lo que le quede de existencia, haya decidido hacerse con un ser humano como tratamiento paliativo. No olvidemos que, además de a su hijo, ha enterrado a su padre y a su madre en un par de años. No seré yo quién la lapide. Solo espero que Ana García Obregón hija, su bebé de encargo, gestada durante nueve meses por una tercera mujer usada al efecto, no herede, además de su nombre y apellidos, su triste destino de pobre niña rica.

30 Marzo 2023

La pasión según Ana Obregón

Jorge Bustos

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No hay palabra para nombrar el dolor de la madre que pierde a su hijo. Existe el huérfano porque a su amputada condición se le reconoce aún la posibilidad de una vida digna de ese nombre, pero el lenguaje se ha negado a reservar un significante para un significado demasiado aterrador como para fijarlo en sílabas. Deberíamos empezar por aquí a juzgar la decisión de Ana Obregón de ser madre por gestación subrogada a los 68 años de edad.

A continuación del dolor innombrable aparece el dinero. Solo alguien con el poder adquisitivo de Obregón puede pagarse el consuelo de una vida nueva bajo una regulación como la estadounidense, que mantiene con el capitalismo una relación bastante desacomplejada. Hoy nos preguntamos si el dinero debe bastar para subcontratar la gestación de un bebé; mañana nos preguntaremos si es lícito comprar la inmortalidad. La hipótesis no descabellada de que un exclusivo mercado biogenético permita a los ricos vivir dos siglos mientras el resto vive uno supone casi la abolición del tópico horaciano que ha consolado al miserable y desvelado al poderoso durante milenios: «La pálida muerte toca con el mismo pie las chozas de los pobres y las torres de los reyes».

La tercera consideración que atañe al caso Obregón es la jurídica. Si cada año recurren a la gestación subrogada mil parejas españolas, solo un legislador estúpido, hipócrita y sectario -uno con el rostro de Irene Montero- cacareará como un avestruz su negativa ideológica a regular una situación de hecho. Si fuera consecuente con su dogmatismo, debería pedir cárcel para Obregón por haber ejercido violencia contra otra mujer. Un político adulto no moraliza: igual que se negó a perseguir a una abortista hasta Londres, hoy debiera elevar a rango de ley el modelo de familia que viene de Miami atendiendo al bien jurídico superior, que es la protección del menor.

De fondo, persiste la religión. A izquierda y derecha se recela de la gestación subrogada por el eterno temor al impacto de la ciencia en la conciencia: en el credo feminista o en el cristiano. Escohotado localizó en la secta esenia a los primeros enemigos del comercio, y ahí seguimos. Pero el caso Obregón es arduo y merece un debate noble: uno con más dudas piadosas que certezas arrojadizas. Porque a ver qué guardián de la ortodoxia le explica a una madre resucitada que en realidad está acunando una mercancía.

30 Marzo 2023

Comprar bebés

Najat El Hachmi

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Decía Ana Obregón en una entrevista en Icon que hay dos clases de personas: las que han enterrado a un hijo y las que no. Todos creímos que esa pérdida tan terrible y el dolor que comporta supondrían una madurez ética y moral. Puede que, muy ingenuamente, dimos por sentado que quien ha sufrido tanto habrá desarrollado una compasión profundamente humana, la misma que nos despertó la presentadora cuando falleció su hijo. Pues bien, comprobamos que no, que hay dos tipos de mujer en este mundo: las que entienden que gestar a un ser humano y parirlo es un acto importante con enormes implicaciones emocionales, físicas y mentales, con riesgos para la salud de la madre, un acto que no puede hacerse por dinero, y está ese otro tipo de mujer rica que cree que sus deseos están por encima de cualquier consideración, que tiene derecho a someter a otra mujer, siempre pobre, siempre desesperada, a la terrible explotación que supone convertirla en un simple horno donde cocer al bebé que luego va a considerar suyo, no porque lo haya parido o adoptado, sino porque lo ha comprado. Lo terrible de este caso es que una madre que sabe lo que es perder el fruto de sus propias entrañas, que ha vivido la maternidad en primera persona, pueda llegar al aberrante acto de arrancarle a otra madre la niña que ha alumbrado. Por si no hubiera indecencia suficiente en el hecho de comprar una hija por catálogo, encima la presentadora sale del hospital en silla de ruedas como si realmente hubiera sido ella la que ha pasado por el trance físico. Por si no bastara, muchos medios han titulado que “Ana Obregón es madre a los 68 años”, algo que no hace más que camuflar un delito de simple y llana explotación de las capacidades reproductivas de mujeres pobres, esas mujeres de las que, por supuesto, la prensa rosa nunca habla cuando un famoso “es” padre o madre por esta vía.

Me dirán los defensores de la muy simpática presentadora que existe la gestación voluntaria y altruista, por hacer un favor o un bien a la humanidad. Busquen a ver si encuentran a alguna de esas felices preñadas por vocación que pasan por nueve meses de intenso proceso biológico para luego regalar a su bebé como quien regala unas flores. No las van a encontrar, no existen. Lo que sí pueden encontrar con un solo clic es un enorme mercado de tráfico de niños y alquiler de úteros a disposición de quien pueda pagarlos.

30 Marzo 2023

Y es que los hombres siempre subrogan, ¡coño!

Arcadi Espada

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TODA la capellanesca, de Vox a Podemos y sus sacristías intermedias (aunque el Pp se lo está pensando porque se trata, al fin y al cabo, de una antigua hembra de referencia), carga contra la decisión de una mujer de 68 años de ser madre por gestación delegada. No sé si Vox suma a la objeción sacrílega la edadista, lo que tendría interés tras haber intentado subrogar a Ramón Tamames la más alta magistratura del Gobierno. Los argumentos de la izquierda tienen el interés extremeño del sacrilegio (nunca mejor dicho: los extremeños se tocan, jojojo, me automondo), porque ella también considera el cuerpo femenino hasta tal punto sagrado (de ahí la copa menstrual: cáliz de sangre), que solo su propietaria puede acceder a él y bajo la forma de la autoestimulación: de ahí su laxitud a la hora de desprenderse del fruto indeseado de lo que, al fin y al cabo, es una mala práctica.

Pero el más facineroso y transversal de los argumentos es el que reprocha egoísmo a la mujer y la anima a observar la cantidad de niños que esperan una adopción. La pregunta consiguiente es por qué semejante reproche no se dirige a cualquier pareja que engendre un hijo en vez de adoptarlo. Y más consiguiente aún, por qué se le niega a una pareja biológicamente frustrada la posibilidad de tener un hijo que reproduzca su código genético en la medida en que lo hace una gestación convencional.

Otra lacerante posición, esta intermedia, es la que han adoptado algunos países, y en España defiende Ciudadanos: permiten la gestación por encargo, siempre y cuando sea lo que llaman altruista, es decir, sin dinero o contraprestación alguna. Una manera, sin duda idónea, para reformar la prostitución, que es en lo que están pensando con el altruismo, la cosificación, la violencia sobrevenida del dinero y mil zarandajas adyacentes. No solo muchos países donde la prostitución es legal tienen inconcebiblemente prohibida la gestación por encargo: es que países como España (líder europeo, con datos de 2017, en la donación de óvulos, donde el pago por la donación se ampara bajo el eufemismo de «compensación por molestias físicas y gastos de desplazamiento y laborales», y líder europeo indiscutido desde hace años en el ejercicio de la prostitución) desagregan con gran audacia conceptual y moral el útero del óvulo y prohíben también esa gestación benefactora.

Lástima de cerebros de alquiler aún no disponibles.

31 Marzo 2023

Vientres de alquiler y loritos sistémicos

Juan Manuel de Prada

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El Derecho no puede ser una muera gestión de subjetividades

Una señora provecta ha adquirido en Miami un bebé gestado por otra mujer, y los loritos sistémicos se han puesto enseguida a ‘debatir’ (o sea, a lanzar paparruchas). Los loritos liberales postulan la legalización de los ‘vientres de alquiler’, siempre que el progenitor subrogante y la madre alcancen un acuerdo entre ‘libres e iguales’ (como el putero y la puta sin rufián). Los loritos progresistas, en cambio, ponen el énfasis en la madre de alquiler ‘invisibilizada’ y ‘mercantilizada’. Pero enseguida han surgido loritos de consenso (con los inefables peperos al frente) que proponen una gestación subrogada ‘altruista’. A la postre, los loritos sistémicos se pondrán todos de acuerdo; y lo resolverán con una gestación subrogada y gratuita (o sea, a costa de nuestro bolsillo).

Este debate majadero vuelve a confrontarnos con el cáncer de la subjetivización del Derecho. El Derecho tiene que discernir la realidad material de la llamada ‘gestación subrogada’, una práctica aberrante que priva a los niños de una filiación completa; y que, además, emplea técnicas que exigen la ‘fabricación’ de embriones que luego son ‘descartados’ por su sexo, por su salud genética, etcétera, de tal modo que sólo es implantado en el útero de la madre de alquiler el más prometedor. Una vez discernida la aberrante realidad material de la ‘gestación subrogada’ se puede desde luego hacer una aproximación a las circunstancias concretas del caso, que pueden agravar aún más la aberración: así, por ejemplo, que la madre de alquiler actúe forzada por la necesidad; o que el comitente sea una mujer provecta que en breve dejará huérfano a ese niño que desea fabricar, etcétera.

El Derecho tiene que ser discernimiento sobre la naturaleza material de las acciones humanas, no mera gestión de subjetividades; de lo contrario, acaba consagrando la ‘libertad del querer’ hegeliana, que se guía por el puro deseo personal. Las pretensiones materiales de la señoras provectas no pueden convertirse en fundamento en ninguna ley, tampoco los altruismos de ninguna señora en edad fértil; pues el Derecho no es un instrumento para la realización de voluntades individuales, sino para enjuiciar la naturaleza de las acciones humanas. Ocurre, sin embargo, que los loritos sistémicos, liberales, progresistas o de consenso, se niegan a aceptar la naturaleza de las cosas (su realidad óntica); y, para ello, recurren a diversos emotivismos cretinos. Así, el Derecho deja de ordenar la sociedad según la justicia, para dedicarse a permitir que cada quisque realice su proyectos, deseos, apetitos y anhelos… aunque sean desordenados. O sobre todo si son desordenados, pues esta corrupción del Derecho tiene como único objetivo que las acciones más aberrantes obtengan protección legal. Los vientres de alquiler no serán tampoco una excepción; aunque, mientras los loritos sistémicos alcanzan el consenso, alimenten con ‘debates’ a las masas cretinizadas.

01 Abril 2023

Ana y la familia

Boris Izaguirre

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Sin querer sumarme a la encendida polémica por el nacimiento de su hija, una nueva maternidad llena de aristas y lecturas, pienso que la actriz es una valiente

Mañana, Yolanda Díaz será madre de nuevo. El parto de su proyecto político está programado para esa fecha. ¿Será madre en solitario? ¿La criaturita estará preparada para asumir los retos que le esperan? Se llamará Sumar y se sumará a los temas de debate nacional, en este momento protagonizados por una mujer, estrella del sector del entretenimiento y de la celebridad, llamada Ana Obregón.

Apenas supe de la noticia, recién aterrizado en Miami, pensé en escribirle. Siempre la he llamado Obregón, como si fuera un Estado más de los Estados Unidos. Y le dije: “Valiente”. Porque sin querer sumarme a la encendida polémica por el nacimiento de su hija, es lo que pienso de ella. Con su decisión ha creado un debate importante en un país donde tanto la familia como la capacidad de discutir, debatir y alcanzar conclusiones son claves para su identidad. La nueva maternidad de Obregón está llena de aristas y lecturas. En primer lugar, plantea que hay una transformación de la maternidad. Ya no es simplemente una cuestión biológica o marcada por los límites de la edad. Puede ser asistida y alterada por la ciencia. También pone en juego la idea tradicional del sentido, más o menos, común por el que una persona se reproduce. Todo eso forma parte del entorno de la milagrosa noticia. Puede ser que el llamarla madre, siguiendo la fórmula tradicional que asociamos a la maternidad, haya sido un pequeño desliz de ¡Hola! al titular la exclusiva. O que la revista se suma a la posibilidad de nuevas maternidades y considera que se puede ser madre, aunque no se haya gestado ni dado a luz, como una madre adoptiva sin pareja. Eso no se había publicado nunca. Por su parte, Obregón hizo sus únicas declaraciones en Instagram: “He vuelto a la vida”. Habrá que esperar a que regrese a España para ver si debe enfrentarse a una multitudinaria rueda de prensa o a una persecución similar a las que experimentaba cuando era novia de Davor Suker o entrenaba en el mismo gimnasio que David Beckham.

30 Marzo 2023

ASÍ SE GESTÓ LA GRAN CAMPANADA DE ANA OBREGÓN: "NUNCA VOLVERÉ A ESTAR SOLA"

María Eugenia Yagüe

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La maternidad de Ana García Obregón, a los 68 años, ha sorprendido a todos y provocado un gran debate social y político. La forma en que se ha conocido la noticia, por medio de una exclusiva en la revista Hola, presumiblemente muy bien pagada; el hecho de que la hija de la actriz y presentadora, sea por una gestación subrogada en Miami, un procedimiento cuyo precio en Estados Unidos, es de unos 200.000 euros , y el hecho de que cuando la niña sea adolescente, su madre tendrá cerca de 90 años, da lugar a distintas consideraciones, tanto éticas como de tipo práctico. «Llegó una luz llena de amor a mi oscuridad. Ya nunca volveré a estar sola», ha escrito la protagonista en sus redes sociales.

En menos de tres años, Obregón se había quedado sola. Había perdido a su único hijo, de 27 años y a sus padres Antonio y Ana. Cuando falleció Aless Lequio, su madre sólo quería irse con él, había perdido su interés por la vida.

Pero surgieron oportunidades para retomar distintas actividades, como participar en programas de televisión, posar en alfombras rojas publicitarias, escribir una serie al estilo de Ana y los siete, hacer viajes nostálgicos a Italia, el otro país de su hijo, con sus amigos Raúl Castillo y Susana Uribarri, que también es su representante y quien gestiona los acuerdos económicos de sus apariciones promocionales; o la novela póstuma de Aless. Más recientemente, vio la luz, por fin, la fundación para la lucha contra el cáncer, que lleva el nombre de su hijo.

Y a todo esto, sus varios posados y declaraciones exclusivas, contrastan con el silencio de Alessandro Lequio, padre de su hijo, que ha llevado la pérdida del joven con tanta pesadumbre como enorme discreción y afirma que de esta llamativa maternidad, no dirá ni palabra.

Sobre el tema, hay opiniones para todos los gustos. Desde los que consideran admirable adoptar un niño, entre los miles de huérfanos que hay en países donde la adopción es menos complicada que en España -como hicieron Isabel Pantoja y Ortega Cano y Rocío Jurado-, a quienes ven en la maternidad subrogada algo mercantil y poco respetuoso con la mujer que alquila su vientre por dinero y necesidad económica.

También se compara este caso con los de Miguel Bosé y Nacho Palau, con el de Kike Sarasola y su marido Carlos Marrero, las gemelas de Carmen Cervera o, más recientemente, los hijos de Paris Hilton o Kim Kardasian.

Todos ellos, mantienen una diferencia fundamental con el caso de Obregón. Los niños de estos conocidos personajes tienen genes de sus padres, ya que han sido concebidos con espermatozoides de los varones, o bien óvulos congelados de sus madres fecundados in vitro.

Sólo disponemos, de momento, de la versión de Hola para conocer más detalles del caso de Ana Obregón, aunque es de suponer que esta pequeña llenará durante años páginas y páginas de su revista de confianza, donde la actriz tiene por costumbre difundir todos los acontecimientos más notables de su vida. Veremos el bautizo del bebé, su primer día en la guardería, el posado veraniego de Obregón será en adelante un baño compartido y así sucesivamente.

«Mother baby Chariot», reza el cartelito en la silla de ruedas con la que Ana, vestida de blanco integral con chándal y zapatillas deportivas de Chanel, abandona con su pequeña el Memorial Regional Hospital de Miami, en el que la niña vino al mundo. Ha llamado la atención que la nueva mamá vaya sentada en la silla, como si hubiera dado a luz horas antes, pero la explicación es que el protocolo de la clínica obliga a que los recién nacidos salgan así del centro, en brazos de sus madres.

La agencia Gtres, autora del exclusivo reportaje de Hola, asegura que Obregón partió de Madrid a Miami el 16 de marzo, sola, sin acompañante alguno en el viaje ni en su destino y que desconocía que estaba siendo seguida y fotografiada con su hija en brazos, aunque al mismo tiempo se afirma que esta nueva vivencia de la actriz ha sido llevada con el máximo secreto y privacidad.

Los días previos al parto de la madre gestante, parece que Ana los pasó dando los últimos toques al libro inacabado de Aless Lequio y que luego permaneció en la clínica con la pequeña tres días.

¿Cómo ha llegado la noticia de este proceso, cuya preparación tarda meses y meses en llevarse a cabo, a las páginas de la prensa del corazón? ¿Han sido las hermanas Celia y Amalia García Obregón, o el propio Lequio, únicos conocedores de este ilusionante vivencia, quienes han puesto sobre la pista a la agencia para que hicieran el reportaje del año? ¿O ha sido la clínica privada de Miami, obligada al más estricto secreto profesional? Cuesta creer que la filtración haya salido de este entorno, como también es de suponer que en el apartamento de Miami, alquilado por la nueva mamá para alojarse el tiempo reglamentario que exigen las leyes americanas a las madres adoptantes, no la estaban esperando una nanny, o más personas de servicio, que tanto necesita una madre que ya tiene la edad de una abuela.

El 18 de marzo, Ana Obregón celebró en la ciudad de Florida su 68 cumpleaños. No importaba que estuviera sola, eran días de esperanza y nervios, asegura la revista.

01 Abril 2023

Maternidad

Carlos Boyero

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Se ha montado el gran Cristo. Los políticos ya tienen ardoroso tema para varias semanas. El pueblo llano también. Repartiendo culpabilidades, lamentando la transgresión de las leyes, rugiendo contra algo tan incontestable y ancestral como que el dinero puede comprar casi todo

Es bueno y necesario cualquier remedio que te ayude a pasar la noche, afirmaba Sinatra. Aunque imagino que aquel juglar de la soledad debía de dormir acompañado casi siempre por las mujeres más hermosas. Para combatir al torturante insomnio también se han inventado ayudas químicas. Lo jodido es el despertar. El único anhelo de la depresión crónica es el refugio de la cama, dormir, saber que durante unas horas, cuantas más mejor, el dolor del alma va a desaparecer. También se llama ansia de muerte.

Cuenta Ana Obregón que así se sentía ella desde la muerte de su hijo. Imagino que la desaparición de la persona que engendraste y has parido, va acompañada del máximo desgarro, de un sufrimiento inconsolable. Y añade la ahora feliz dama que gracias a la criatura que ha tenido ya no se siente sola. Es bonito que los náufragos encuentren su tabla de salvación. Lo que ha hecho se denomina científicamente como gestación subrogada, aunque coloquialmente recibe el nombre nada lírico de vientre de alquiler.

Y se ha montado el gran cristo. Los políticos ya tienen ardoroso tema para varias semanas. El pueblo llano también. Repartiendo culpabilidades, lamentando la transgresión de las leyes, rugiendo contra algo tan incontestable y ancestral como que el dinero puede comprar casi todo lo que le dé la gana.

Los guardianes del bien común también andan muy alborotados últimamente exigiendo la ayuda del Estado a la salud mental. Esa enfermedad no es exclusiva ni de ricos ni de pobres, aunque como siempre, los segundos lo tienen más chungo. Ante los horrores que le pueden ocurrir a la cabeza y al corazón, los invulnerables van a tener que aparcar durante un tiempo su mantra formulario, hipócrita y machacón de que no pueden dormir pensando en los más vulnerables económicamente. Ahora también tendrán que hablar de los locos y los desesperados. Ojalá que mediante la escucha y el pastilleo reciban un poco de luz los que están acosados por las tinieblas.

01 Abril 2023

Lo de Ana Obregón

Federico Jiménez Losantos

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LO DE ANA OBREGÓN: BIOLÓGICAMENTE ABERRANTE, BIOGRÁFICAMENTE COMPRENSIBLE. Quizás nunca una portada de ¡Hola! ha provocado un debate social tan intenso, extremado y extremoso como la dedicada a Ana Obregón y su hija, fruto de maternidad subrogada, vientre de alquiler o adopción prenatal, que de muchas maneras cabe referirse a ese mecanismo que las ministras podemitas, si creyeran sus propios dogmas, saludarían como una ruptura de las cadenas biológicas. Y es precisamente una bióloga la que ha provocado una catarata de injurias en esas odiadoras políticas, generalmente lerdas. Si hay que definirse sobre el caso, como todo el mundo, cabría resumirlo así: biológicamente, aberrante; biográficamente comprensible. Nadie que haya asistido a la larguísima agonía de su único hijo dejará de comprender o, al menos, compadecer a Ana. Sólo un duelo sin consuelo explica el disparate de hacerse con un niño para resucitar una maternidad de luto. Entender no significa justificar, pero criticar tampoco justifica el linchamiento al que la manada progre ha condenado a Ana, por rica, famosa y salir en el ¡Hola!

¿POR QUÉ NADIE CRITICABA A LOS GAY Y TODOS A ANA? Lo primero que la jauría gubernamental ha criticado es que una rica se ha «comprado un bebé». Pero no recuerdo haber leído a estos escandalizaditos una sola palabra de condena cuando Miguel Bosé -por cierto, novio en sus años juveniles de Ana Obregón- «se compró» nada menos que cuatro, dos suyos y dos de su entonces pareja. ¿Por la edad? Más de 60 tenía Elton John cuando se convirtió en padre por el mismo sistema. Y qué decir de Ricky Martin, Cantizano, Javier Cámara u otras figuras populares. Lo que permitía algo tan poco natural se celebraba como una forma de superar las barreras de la tradición y la biología. Eran homosexuales, así que todo era estupendo y el que lo criticase, un monstruo. Pero cuando es una mujer rica y famosa la que recurre a lo mismo, en un proceso de pérdida terrible, los que festejaban a los gay atacan, por hacer lo mismo «a una mujer vieja». Eso, las defensoras de la mujer, si no es o parece de derechas, claro, en cuyo caso no es mujer, es Ayuso o Aguirre o Thatcher, todas asesinas.

CUANDO ANITA TENGA VEINTE, ¿ESTARÁ ANA CON ELLA? Otro de los argumentos esgrimidos contra Ana Obregón es el de la edad. Anda por los 70, así que cuando Anita tenga 20, si está, no estará para cuidarla, sino para que la cuiden. Pero no he visto nunca que de forma pública se diga algo parecido sobre los padres que, antes de morir, legan su semilla para que su viuda tenga hijos y recuerdos de su amor desaparecido. Todo lo justifica el amor. ¿Y aquí no? Mucho más serio es el caso de las madres yonquis o las parejas de alcohólicos, cuya edad no se presume avanzada, ni la crianza de sus hijos venturosa para ellos. Nadie pide su castración. ¿Y los hijos para arreglar un matrimonio que no tiene arreglo? Reconózcase que no se está midiendo a Ana por el rasero de los demás.

EL PECADO DE LA FAMA Y EL ERROR DE LA POPULARIDAD. Muchos niños españoles y la mayoría de los niños del mundo tendrán un futuro verosímilmente peor que el de la hija de Ana. Sin embargo, esa niña estará condenada si su madre no se retira a cuidar de ella y se sale -y la saca- del escaparate de las redes sociales. Ahora querrá celebrar el milagro y «normalizar» lo que nunca será muy normal. Mañana, esa niña puede lamentar no haber tenido el sabio anonimato que protege a Andrea Janeiro, notable ejemplo. Los focos queman, el escaparate no resiste una pedrada. Ana es feliz. Debe intentar serlo sin publicidad. Por su