17 enero 1997

Su nombre aparece vinculado a secuestros como los de Diego Prado y Emiliano Revilla o a asesinatos como los del banquero Ricardo Tejero o el catedrático Manuel Broseta

La policía francesa atrapa al asesino etarra Urrusolo Sistiaga ‘Languile’ o ‘el asesino de las mil caras’, acusado de 16 asesinatos

Hechos

El 17.01.1997 la policía arrestó a José Luis Urrusolo Sistiaga.

Lecturas

ENFRENTADO A «PAQUITO»

mugica_garmendia Francisco Múgica Garmendia ‘Pakito’

Urrusolo Sistiaga fue apartado del liderazgo de comandos asesinos después de insultar en cartas a la dirección de la banda asesina, en especial al que entonces estaba considerado su ‘número uno’, Francisco Múgica Garmendia ‘Pakito’, preso de los franceses desde 1992. Urrusolo Sistiaga aspiraba sin éxito, a formar parte del llamado ‘Comité Ejecutivo’ de ETA. En el momento de ser detenido comentó a los que le apresaron «enhorabuena, habéis pillado a un dirigente importante de ETA», aunque no pasaba de ser un sicario.

24 Agosto 2001

Golpes a ETA

Carlos Dávila

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El mismo efecto que me produjo ver hace años a Giscar d´ Estaing en un mitin de Aznar en Valladolid, me han causado los autoelogios que el Gobierno vasco se ha metido en el cuerpo con motivo de la detención del último asqueroso «comando» de ETA. Hay que explicarse: si Francia no hubiera tardado tantos años y años en convertir a los «refugiados políticos vascos» en asesinos, y si Ajuria Enea no hubiera tardado tanto en hacer de los «chicos de la gasolina» simplemente unos criminales, ni ETA sería hoy lo que es, ni por tanto, estaríamos hablando de una prolongación de más de 40 años. El efecto del cínico ex presidente francés en Valladolid fue lisa y llanamente repugnante para todos los que sabemos de ETA, y el de los responsables del Gobierno vasco presumiendo de una encomiable acción, tan tardía como consecuente, es malo para todos. Por eso, por tardía.
Se escribe este Repaso el mismo día en que precisamente Francia nos envía -¡ya era hora!- a uno de sus más miserables criminales: Urrusolo Sistiaga. Sólo «Paquito» y ese parlamentario disfrazado de humanista vasco que atiende lógicamente por un alias animal, «Josu Ternera», pueden echar un pulso en siniestralidad a Urrusolo, un especimen terrorista al que ETA dejó solo hace años porque el cerdo se atrevió a criticar la estrategia de la dirección. Gentes como Urrusolo han vivido en Francia como se les antojaba, como los detenidos este miércoles por la Ertzaintza han contado con el beneplácito de las autoridades de Interior vascas. Sin Francia y sin Balza e Ibarretxe estaría ETA ya mucho más derrotada. Lo terrible es que haya tenido que morir un ertzaina para que la Policía autónoma haya actuado; lo terrible es que los «borrokas» hayan matado con un cochecito-trampa para que haya caído el peso de la ley sobre ellos.
En todo caso Urrusolo ya está en España y muchos de los etarras del «comando» en prisión. Felicidades para todos. Urrusolo y sus jóvenes compinches tienen que saber que ya no van a salir de la cárcel hasta dentro de 35 años, lo que marca una legislación perfectamente democrática. Ya no habrá cerdos como «Ternera» inmunes parlamentariamente que, desde su escaño, organizan la algarada criminal en las calles del País Vasco. Toca ya que actúen los jueces y que cuanto antes se cambie ese TC del que se han aprovechado los etarras y sus conmilitones para seguir haciendo fechorías. Que Cruz Villalón esté todavía en la presidencia de ese TC es un espanto. Diga lo que diga su patrocinador, el PSOE, que también lo defiende.

18 Enero 1997

La detención

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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LA DETENCIÓN de activistas es la condición necesaria, aunque tal vez no suficiente, para acercar el fin de la pesadilla terrorista. La captura de Urrosolo Sistiaga, uno de los más activos asesinos de ETA de los últimos años, es, por ello, una excelente noticia también en el aspecto político: nada es tan político en materia antiterrorista como la eficacia policial. Por una parte, porque la experiencia demuestra que la cárcel favorece la reflexión de los pistoleros; fue después de su detención o confinamiento, y no antes, cuando dirigentes como Txornin Iturbe, Eugenio Etxebeste o Txelis, todos los cuales fueron jefes máximos en un momento dado, comenzaron a plantearse si seguía teniendo sentido la continuidad de esa locura. Pero también porque quebrar el mito de la invulnerabilidad de los jefes es condición para acabar con esa sensación de impunidad que sostiene la audacia de los amigos de ETA en su intento de intimidar a la población.Esta detención sigue a otras de similar importancia que seguramente habrán debilitado la estructura de dirección de ETA. Sin ser igual, la situación es comparable a la que siguió a la caída de su cúpula en Bidart, en marzo de 1992. Lo principal es ahora evitar cometer los errores que entonces llevaron a la recuperación por los terroristas de su protagonismo político. Apenas un mes después de Bidart, los partidos democráticos vascos aceptaron modificar el trazado de la autovía de Leizarán, impugnado por ETA, pensando que la debilidad de ésta la haría incapaz de capitalizar ese éxito. Ocurrió lo contrario: fueron los demócratas quienes se debilitaron, divididos sobre la conveniencia o no de trasladar al terreno de la política general esa experiencia de apaciguamiento mediante concesiones. El resultado fue la ruptura del consenso democrático y la paralización de la, Mesa de Ajuria Enea, lo cual creó las condiciones para que el entorno radical redoblase su ofensiva de intimidación.

Hoy sabemos que no hay atajos. Que ETA sólo desistirá de recurrir a la violencia cuando se convenza de que su práctica no le resulta útil para cambiar la voluntad de la mayoría y acercar sus objetivos (incluido el de su propia supervivencia). Para ello sólo hay una vía: que los partidos dejen claro que nunca aceptarán efectos políticos que sean el resultado de la imposición de los violentos. Ese era el planteamiento de fondo de Ajuria Enea, luego tergiversado por intereses diversos. Volver a aquel consenso es la otra condición, tan política como la eficacia policial, para avanzar hacia la paz.