1 abril 1989

La ruptura profesional entre el director Pedro Almodóvar y la actriz Carmen Maura se escenifica en la Ceremonia de los Oscar: «¡No volveré a trabajar con él!»

Hechos

Fue noticia el 1 de abril de 1989.

Lecturas

D. Pedro Almodóvar no permitió que Dña. Carmen Maura se sentara en el grupo asientos reservados en la ceremonia de los Oscar de ‘Los Ángeles’ para su película ‘Mujeres…’ lo que desató la ira de la actriz. Según la prensa D. Agustín Almodóvar propuso que la Sra. Maura ocupara el asiento que estaba reservado para su esposa, pero D. Pedro Almodóvar se opuso e insistió en que era él quien decidía quiénes se sentaban ahí y que prefería la presencia de su cuñada a la de la Sra. Maura.

«Estoy harta de ayudar a promocionar la película de Almodóvar de un lado para otro, durante todo un año para luego que me ese trato». «El pago que me ha dado ha sido primero tardar mucho en abonarme mis honorarios y luego encima que en la ceremonia me quisiera mandar al gallinero».

La ruptura profesional entre el Sr. Almodóvar y la Sra. Maura fue noticia en la mayoría de periódicos.

También numerosas revistas hablaron del tema, la mayoría de estas tomaron partido a favor de la Sra. Maura y en contra del Sr. Almodóvar.

31 Marzo 1989

Pedro Almodóvar pierde el Oscar y rompe con Carmen Maura en Hollywood

Francisco G. Basterra

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Pedro Almodóvar perdió el jueves algo más que el Oscar. Perdió a Carmen Maura. Se rompe, de momento, la pareja más espectacular del cine español. «Pero no quiero que me den el pésame», dijo Almodóvar. El director de Mujeres…, sorprendentemente, decidió entrar en el Shrine Auditorium, palacio morisco donde la Academia de Hollywood entregó los premios, acompañado por Bibí Andersen, mientras Carmen Maura, su musa y compañera de seis películas, hizo su entrada por separado del director que lallevó a la fama. Como se presumía, El hombre de la lluvia ganó los principales oscars.

Carmen Maura, despechada y haciendo pública su irritación, se negó a acudir a la fiesta que Almodóvar y la distribuidora Orion ofrecieron en el restaurante Flag’s, en el mítico Sunset Boulevard. La protagonista de Mujeres… prefirió quedarse en su hotel, el Sunset Marquiss, a sólo un kilómetro de la fiesta, certificando la historia de una ruptura anunciada.Almodóvar, sereno tras su derrota por el filme danés Pelle el conquistador, declaró a este periódico: «Tengo problemas, que vienen de lejos, con Carmen. Pensé que se podían solucionar, pero no ha sido así. Pero ahora no lo puedo explicar». Preguntado si se trata de una quiebra definitiva, respondió que «definitiva sólo es la muerte, y yo no creo en la reencarnación». Problemas de celos, egos y el desgaste de una colaboración muy larga e intensa han quemado, de momento, la relación más intensa y fructífera del cine español.

Almodóvar manifestó que en el fondo, si no fuera por la desilusión que la derrota de Mujeres… va a producir en España, «podría decir que me siento liberado de la presión del Oscar, que me permite volver a hacer cine». Personas próximas a Almodóvar y a Maura confirmaron ayer que la falta de entendimiento que ha desbordado el vaso de agua, colmado ya desde hace un año, se ha producido esta semana.

Almodóvar, traje azul eléctrico con solapas ribeteadas de negro, pero sin excederse en el gesto estético, prefirió la compañía de su hermano Agustín, productor, de su pareja, Carlos, decorador de sus películas; de Bibí Andersen, y del cónsul de España en Los Ángeles, Pedro Temboury, para realizar la importante, por simbólica, entrada a la entrega de los Oscar.

Un espectacular paseíllo de estrellas, con graderíos repletos de aficionados al séptimo arte que hicieron cola desde el amanecer vociferan a sus ídolos como si estuvieran en los tendidos de sol en los sanfermines. Y las cámaras de televisión de medio mundo, incluyendo este año la URSS, transmitiendo en directo. Los españoles, sabiendo que jugaban fuera de casa, hicieron una entrada discreta.

Los trajes de encaje y silicona -sí, silicona en puños, pechos y escotes de Rosi de Palma y Loles León- pasaron inadvertidos para un público entregado a Melanie Griffith, Glenn Close, Sigourney Weaver, Tom Cruise o Dustin Hoffman. La limusina negra de Almodóvar, que ha gestado la película extranjera más comercial del momento en Estados Unidos, desplegaba en los parachoques las banderas de Estados Unidos y España. Al parecer, el director manchego había decidido ya el martes llegar, ostensiblemente, sin Carmen Maura.

Pedro, que ahogó una pena muy relativa con gazpacho con vodka, langostinos, sevillanas y rumbas hasta bien entrada la madrugada en Flag’s, dijo que «nunca estuve seguro de que fuera a ganar. Lo ocurrido», explicó, «es parte del juego y hay que aceptarlo. No quiero que me den el pésame. No me siento un perdedor. Lo importante es haber llegado hasta aquí».

Más mensaje

Almodóvar fue generoso con Pelle…. «Es una película notable, aunque es una opción distinta que Mujeres…-. «Pero estoy seguro de que Pelle…, de Bille August, no ha ganado por muchos votos. Me gustaría saber cuántos hemos tenido cada uno». Los oscarólogos señalaban ayer que la derrota de Mujeres… prueba que los académicos de Hollywood no premian comedias para la mejor película extranjera y prefieren normalmente obras con más mensaje.

Pedro, que ayer regresó a España vía Nueva York, donde pasará unos días, dijo que no había sentido nervios en el momento, las 19.20 (5.20 en España), en que Candice Bergen anunció el Oscar para Pelle… «Sí, me he quedado con pena», admitió, «y no es patrioterismo»

Hace dos días Pedro dijo que «no sé con qué cara volveré a España». Ayer, al confirmarse que no regresará con el Oscar -hubiera sido el segundo para un español, después de Garci con Volver a empezar-, afirmó que «improvisaré la cara; ahora no la sé». Almodóvar, después de insistir en «que yo he hecho todo lo posible, no cabía nada más», reconoció también que «esto me viene muy bien para mi ego».

11 Abril 1989

La noche que Almodóvar cambió una actriz por un decorador

Julián Lago

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A mí, Pedro Almodóvar, me parece que tu actitud hacia Carmen Maura ha sido un auténtico despropósito. Algo peor: una ordinariez. ¿Qué pintaba en el lugar de Carmen, la noche de los Óscar Carlos García Gambero, ayudante de decoración, por muy compañero sentimental que sea tuyo? ¿Por qué te serviste, jueves, 30 de marzo, para tu entrada triunfal en el Shrine Auditorium de Los Ángeles de la espectacular Bibí Andersen?

Sólo faltaba en tu particular Show tu amiga Pilar Miró, que ya le habría gustado asistir con alguno de los rutilantes modelos de fiesta que le hemos regalado entre todos. Esa sí que le hemos regalado entre todos. Esa sí que tiene que estar ahora, con su comparecencia ante el juez de Móstoles el próximo día 11, al borde de un ataque de nervios. Como, también, lo has estado tú en Hollywood.

Porque dime, Pedro: ¿Por qué impediste que Esperanza, tu cuñada, cediera su butaca a Carmen Maura, a quien hasta ahora presentabas como la musa de tu cine? ¿Qué quisiste demostrar con el protagonismo que ofreciste a Bibí, aunque luego acabara en una silla de gallinero? ¿Era, sin embargo, necesario humillar así a Carmen Maura? ¿Acaso te molestaba que hubiera otra estrella española que brillara más que tú?

Al igual que Dalí paseara por la Quinta Avenida neoyorquina con un leopardo en los años sesenta, a ti te ha vencido el exhibicionismo de bajar de una limusina del brazo de Bibí Andersen. ¿Qué mayor provocación en la noche de los Óscar que aparecer tú junto a ese ser bellísimo, cada día más bello, de un metro noventa y morbosa ambigüedad?