14 abril 1966

Los diarios ABC (de Madrid) y SOLIDARIDAD NACIONAL (de Barcelona) estallan contra las declaraciones del anciano republicano, que, curiosamente, ahora propugna por la Monarquía

El republicano Miguel Maura pide desde LA VANGUARDIA a Franco que cede el poder en España a Don Juan de Borbón causando un enfrentamiento entre periódicos catalanes

Hechos

El 14.04.1966 el diario LA VANGUARDIA Española publicaba una entrevista a D. Miguel Maura realizada por «Del Arco».

Lecturas

Una entrevista en el periódico privado catalán La Vanguardia Española de Xavier de Echarri Gamundi a Miguel Maura en la que este defiende la proclamación de la II República en 1931 causa reacciones en el diario ABC y en el periódico público catalán Solidaridad Nacional, de la Prensa del Movimiento, que reprueba la actitud de La Vanguardia al realizar esa entrevista. La Vanguardia publica su propio editorial justificando su posición.

miguel_maura D. Miguel Maura, uno de los políticos fundadores de la II República aseguraba en la entrevista a LA VANGUARDIA de Catalunya que estaba orgulloso de todo lo que había hecho, aunque reconocía que la solución para la reconciliación en España sólo podía ser el cambio de la dictadura franquista por una monarquía parlamentaria.

«La única solución que yo veo al pleito del mañana de España es esta: que sea el propio General Franco quien en vida articule la sustitución del régimen actual nombrando, con arreglo a las facultades que le da la Ley, Regente, no Rey, sino Regente, a don Juan de Borbón»

Pero la defensa de la monarquía por parte del Sr. Maura no fue suficiente para que el director de ABC, D. Torcuato Luca de Tena y Brunet se desquitara en un feroz editorial contra el político recordando lo que el gobierno del que él formaba parte hizo contra el ABC.  Más duro aún fue D. Fernando Ramos, el director del diario SOLIDARIDAD NACIONAL, el diario del  Movimiento en Catalunya, que no sólo cargó contra el Sr. Maura, sino también contra LA VANGUARDIA que, según este diario, había hecho un mal uso de la recién aprobada Ley de Libertad de prensa que había aprobado el ministro D. Manuel Fraga Iribarne.

15 Abril 1966

El Retorno de los Fantasmas

Editorial (Director: Fernando Ramos)

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Lo que más nos duele no es que don Miguel Maura delire políticamente hablando, sino que un diario solvente, prestigioso y sensato como LA VANGUARDIA haya confundido la sana libertad de Prensa que ha configurado el Régimen con la facultad periodística de hacer mangas y capirotes con el futuro de España.

En un importante diario de la mañana [LA VANGUARDIA], la pluma del señor Del Arco ha recogido unas declaraciones de don Miguel Maura, que fue ministro de la Gobernación en el primer Gobierno de la Segunda República, cuando para expresar el júbilo popular ardían, desde Barcelona hasta Cádiz, los conventos y las Iglesias de España. Con el apoyo de aquella brillante experiencia en el Poder, el señor Maura afirma que su conciencia está orgullosísima de cuanto ha hecho políticamente en sus juveniles ochenta años, que la República fue ‘una colchoneta’ para que en ella cayese el cuerpo de la Monarquía y así evitar la revolución, y que lo urgente para España es algo como la fabricación de otra colchoneta para que un regente con carácter de funcionario interino presida la vida nacional, a reserva de que en su día el pueblo le diese o negase su voto, bien entendido que en el último caso dicho regente ‘se retiraría de la escena”, suponemos que esta vez sin dejar colchoneta alguna, como en un tiempo hicieron don Alfonso XIII o el rey Humberto de Italia. Tal es la fórmula de futuro, que en la conmemoración del 14 de abril ha propuesto el señor Maura.

Con estos ingredientes, estas ideas y estas declaraciones periodísticas que se salen fuera de lo discutible, hay materia suficiente para que se lleven las manos a la cabeza todos los españoles sensatos, y sobre todo cuantos en estos 35 años de vida política hayan aprendido que si descarriar una vez puede ser humano, hacerlo dos veces sería conducta de insensatos. ¿En nombre de qué viene a darnos lecciones el amable y octogenario fantasma de D. Miguel Maura? Suponemos que eso de la ‘colchoneta’ es lo que más le ha gustado, y desde luego la invención es importante. La primera ‘colchoneta’ fue el incendio de los conventos; la segunda pudo ser la matanza de Casas Viejas: la tercera, la cruel y sanguinaria revolución marxista de 1934; la culminante, el caos nacional que se inicia en febrero de 1936, y que con su modesto millón de muertos por el medio, desemboca en aquel uno de abril de 1939. En cada una de esas caídas en la ‘colchoneta’ de don Miguel Maura, España iba quebrándose los huesos, desorganizándose y desangrándose. Ahora se le ocurre a don Miguel una fórmula digna de Pilato. Bien irá todo si al pueblo le gusta, porque si no fuese así y con un sistema ya en marcha no habría en España colchonetas bastantes.

Lo que más nos duele no es que don Miguel Maura delire políticamente hablando, sino que un diario solvente, prestigioso y sensato como LA VANGUARDIA haya confundido la sana libertad de Prensa que ha configurado el Régimen con la facultad periodística de hacer mangas y capirotes con el futuro de España. Unidos don Miguel Maura y el señor Del Arco, el cocktail resulta terrorífico, y la posibilidad de otro millón de muertos tras la nueva experiencia no debería descartarse. Es respetando sus leyes como se engrandecen los pueblos, y es jugando con ellas a esos regocijos periodísticos, como se hunden las economías, se derrama la sangre de los pueblos y se dilapida el futuro de la Patria.

¡Por favor, más respeto con la Historia, más respeto para España! España está madura para muy serias transformaciones institucionales pensadas por el Gobierno y por nuestras Cámaras, sanconadas por el pueblo cuando llegue la hora de las opciones hacia el mañana. Lo inadmisible es que la libertad se utilice para hacer quinielas fuuristas, y dejar que el cuerpo de España, o el cadáver, caiga de nuevo sobre una de esas colchonetas de manicomio que ha configurado la anacrónica imaginación del fantasma de don Miguel Maura, el inolvidable ministro de las iglesias en llamas.

Querríamos por parte del importante diario de la mañana más juicioso uso de una Ley de Prensa que ha sido hecha para un periodismo pensante. Lo que se ha pretendido es llegar a la juiciosa libertad de la información, pero no a una apertura de veda contra las instituciones nacionales. Lo primero, es lo legítimo, pero lo segundo supone trasgredir una ley que acaba de estrenarse. Lamentable sería que pudiera por un solo momento pensarse que el importante periódico que ha publicado los sueños de un fantasma del 14 de abril, coincide en nada con cuanto opinan estos muertos que todavía caminan insepultos por nuestras calles. Pedimos mayor respeto para 35 años de experiencia española, y para el futuro de esta madura, sería y progresiva España.

16 Abril 1966

La Forma del Caos

Editorial (Director: Torcuato Luca de Tena)

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A la monarquía no la derribaron las izquierdas, sino los burgueses que pactaron con la revolución. Hombres como Niceto Alcalá Zamora y Miguel Maura fueron los máximos responsables de la caída del régimen secular. Su ejemplo fue funesto. Y si hay alguien que no tiene derecho a opinar sobre la lealtad o la deslealtad, el valor o la timidez, son ellos.

Don Miguel Maura y Gamazo ha hecho unas interesantes declaraciones a un querido colega de Barcelona [LA VANGUARDIA]. Como la política no es sólo una doctrina, sino además una conducta, y como el señor Maura, retirado de la cosa pública desde hace más de treinta años y cinco años, es un desconocido para la mayor parte de los españoles, no hay más remedio que, a fin de hacer comprensible nuestro comentario, abocetar, aunque sea someramente, esta figura de nuestra Segunda República. Don Miguel Maura y Gamazo, hizo del gran don Antonio Maura, nació en 1886. A la sombra de su padre fue elegido concejal y diputado. Durante la Dictadura estuvo a punto de formar parte de uno de los Gobiernos del general Primo de Rivera; pero, adivinando un porvenir revolucionario, se pasó con Nieto Alcalá Zamora a la República. Fue ministro de la Gobernación del primer Gobierno constituido después del 14 de abril. Durante su mandato tuvieron lugar la quema de conventos de Madrid y en provincias, la detención del cadenal primado, la aprehensión de documentos al vicario general de Vitoria, la asamblea de la Gran Logia española de la francmasonería, la supresión de la Academia General Militar de Zaragoza, el movimiento revolucionario de Sevilla, las elecciones a Cortes Constituyentes en medio de un clima de amenazas que obligaron a abstenerse a los candidatos monárquicos la aprobación del Estatuto de Cataluña, las reformas y trituración del Ejército, la suspensión de ABC y el encarcelamiento de su director y la actuación de la Comisión de Responsabilidades que llevó a la cárcel a multitud de hombres públicos de la Monarquía, entre ellos al os generales F. Berenguer, Martínez-Anido, Calvalcanti, Jordana y los señores de Guadalhorce, Aunós, Yanguas y Luca de Tena. El 14 de octubre, y después de medio año de gestión, don Miguel Maura dimitió a causa de la aprobación de los artículos 26 y 27 de la Constitución, en los que se contenían las famosas disposiciones laicas y anticlericales. De este tribuno republicano dijo Manuel Azaña: “No tiene más que osadía y arrebato, y no le circula por la cabeza ni la sombra de una idea”.

Pues bien, el señor Maura ha opinado sobre el pasado y sobre el futuro. Comencemos por el primero. El 14 de abril de 1931 ha dicho que es ‘el mayor orgullo de mi vida’. El ‘sostenella y no enmendalla’ no es, por desgracia, una práctica infrecuente enre los hispanos; pero hay que reconocer que, en este caso, el señor Maura ha batido casi todas las marcas. El quinquenio abierto en 1931 es uno de los periodos más caóticos de nuestra historia, y condujo a la más terrible lucha fratricida que se ha librado sobre nuestro suelo. Pero hay algo más que negación de la evidencia; hay contradicción, porque el propio señor Maura dimitió de su cargo de ministro por incompatibilidad con la Constitución republicana, y reiteradamente mostró su disconformidad con los más espectaculares actos de vandalismo de aquel régimen. ¿Cómo se puede considerar feliz una echa que marca el comienzo de un régimen en cuya gestión no se quiere participar y de la cual se discrepa espectacular y solemnemente? ¿Empecinamiento o pérdida de memoria?

A la pregunta de si los monárquicos defendieron a la Institución, el señor Maura ha contestado que ‘absolutamente ninguno’. El hecho no es cierto. Pero en la respuesta del señor Maura parece haber algo así como una tácita censura a los que no lucharon por el Rey. Compartimos enteramente esta opinión: pero ¿lo lamenta el señor Maura? Paradoja sería que lo lamentara, ya que esto haría de facilitar el advenimiento de la República que le haría ministro. ¿Lo censura el señor Maura? Pintoresco sería que censurara a cuantos no hicieron sino seguir su ejemplo. Quienes el 14 de abril de 1931 publicamos en ABC estas palabras: “Nuestra fe y nuestros principios no se los lleva el huracán de las pasiones que ha turbado tantas conciencias y ha extraviado a una gran parte del pueblo, sumándolo – creemos que pasajeramente – a esa otra porción que en toda sociedad propende a la rebeldía con los peores instintos, y sobre la que no ha laborado jamás una política honrada…”; quienes el 13 de abril escribimos en letras de molde: “Seguimos y permaneceremos donde estábamos con el orden, con el derecho, con la Monarquía y nunca fuera de la ley; respetuosos de la voluntad nacional, pero sin sacrificarle nuestras convicciones…” los que el 14 de abril, separándonos del señor Maura, añadimos: “Los hombres y los azares pueden interrumpir, pero no borrar la tradición y la Historia, ni extirpar las raíces espirituales de un pueblo, ni cambiar su destino…” ; quienes desde estas mismas columnas concluimos con triste clarividencia: “Nos corre mucha prisa decir todo esto por si mañana una censura periodística nos lo impidiera en nombre de la libertad…” no podemos sino sonreír ante la audacia infinita de quienes, como don Miguel Maura, se dejaron arrebatar por aquellos instintos perdieron su fe y sus principios en el huracán de aquellas pasiones, en nombre de la libertad encarcelaron a nuestro director y en nombre de la libertad suspendieron nuestro periódico por defender públicamente a la corona y al Rey.

¿Es el señor Maura la persona con autoridad para hacer tal reproche? El, que en plena Dictadura dijo “hasta hoy ha sido impecable la conducta de la Corona”, fue uno de los que la abandonaron en el momento verdaderamente crítico. A la monarquía no la derribaron las izquierdas, sino los burgueses que pactaron con la revolución. Hombres como Niceto Alcalá Zamora y Miguel Maura fueron los máximos responsables de la caída del régimen secular. Su ejemplo fue funesto. Y si hay alguien que no tiene derecho a opinar sobre la lealtad o la deslealtad, el valor o la timidez, son ellos.

El señor Maura ha hablado, además, del futuro. Y a la altura de sus ochenta años y de la experiencia que facilita la amargura de los propios errores – aunque no sean públicamente confesados – ha proclamado como única solución para el futuro de España la vuelta a la Monarquía. Bien venido sea el señor Maura al buen sentido político. Largo, largo ha sido el viaje; larga, larga la pirueta política de don Miguel… Mas para este viaje, amigo, no necesitábamos de aquellas alforjas…

Ni la primera ni la segunda República fueron en España formas de Gobierno: fueron, simple y burdamente, formas de caos. En este caos cayeron muchos. Hubo ríos de sangre derramada. A este río aportaron generosamente la suya muchos hombres que honraron los dos ilustres apellidos que lleva don Miguel: Honorio Maura, los cuatro hemanos Gamazo. Las fechas de sus muertes no hubieran sido las mismas sin otra fecha previa cuyo 35 aniversario ha querido conmemorar don Miguel Maura Gamazo con sus declaraciones en un periódico de Barcelona [LA VANGUARDIA] el 14 de abril.

16 Abril 1966

Acuse de recibo

Editorial (Director: Xavier de Echarri)

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SOLIDARIDAD NACIONAL ha preferido el registro bronco, descompasado y truculento de las invectivas y los denuestos, inclinándose por los fáciles efectos melodramáticos de la adjetivación antes que por los difíciles argumentos de la razón y de la crítica reflexiva.

Varios periódicos locales se han referido en diversos comentarios a las declaraciones de don Miguel Maura publicadas en LA VANGUARDIA. Es un hecho rigurosamente normal y nos satisface en la medida en que nosotros propugnamos la ‘normalidad’ que representa el que las opiniones se manifiesten de una manera natural, lo que, sin duda, quiere decir de una manera diversa. La ficción de la unanimidad en un país vivo y despierto de treinta y dos millones de habitantes nos ha parecido siempre peligrosa por su hipocresía. Dichos periódicos han empleado, y también nos parece lógico, tonos muy diferentes en sus apreciaciones. Algunos han escogido unas maneras ponderadas, tolerantes y ecuánimes, y otros [por SOLIDARIDAD NACIONAL] han preferido el registro bronco, descompasado y truculento de las invectivas y los denuestos, inclinándose por los fáciles efectos melodramáticos de la adjetivación antes que por los difíciles argumentos de la razón y de la crítica reflexiva. A la satisfacción que nos ha producido este fluir verídico y saludable de las opiniones se une la de comprobar que, por la elegante continencia de algunos de los comentarios, cabe la esperanza en un futuro de civilizada convivencia entre los españoles que no se niegan a sí mismos la aconsejable costumbre de pensar. Respecto a los que han optado por el idioma tremendista, sólo cabe el deplorar esta obstinación en los malos modos – tan nítidamente reaccionaría – y el proclamar que a LA VANGUARDIA no se la arrastrará jamás hacia esas zonas de descompostura dialéctica.

En cuanto al fondo de la cuestión, únicamente nos cumple remitirnos al editorial publicado ayer en estas mismas páginas con el título de ‘Nuestra opinión’. Tal opinión está en aquella líneas suficientemente definida y su propia diafanidad nos releva de nuevas puntualizaciones que resultarían superfluas.

"Mis conversaciones con Franco"

Francisco Franco

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16 de abril de 1966

Hablamos del artículo de ABC publicado en su número de hoy, comentando el que publicó en LA VANGUARDIA de Barcelona don Miguel Maura Gamazo con motivo del 35 aniversario de la república española. Franco dice:

“Me parece suave lo que dice ABC, porque podía haber puesto de manifiesto el motivo por el que Maura se pasó del bando monárquico al republicano; que no fue otro que el haberse enemistado con el rey, por no haberle ayudado éste en la quiebra de su suegro y la actuación de los tribunales de justicia. Por lo visto, Maura, que presumía de amistad personal con S. M, deseaba que éste presionara al tribunal de justicia para llegar a un acuerdo, cosa que el rey no podía hacer de ninguna manera. También aspiraba a una ayuda financiera por parte del monarca. Todo fue por el percance financiero que tanto le afectó. Esto lo sabían en aquella época en Madrid personas bien enteradas. La persecución que sufrió ABC fue obra de Maura, y lo mismo los incidentes del Círculo Monárquico que se intentó inaugurar con arreglo a la ley. Tanto este político como Alcalá Zamora cambiaron de chaqueta por resentimientos personales. Los republicanos actuaron el 14 de abril cuando estuvieron convencidos de que ni el rey ni el Ejército iban a ofrecer resistencia”.