13 abril 1980

Los profesionales reconocen que realizaban actos de censura durante la dictadura franquista

Los actores de doblaje denuncian que son víctimas de ‘ataques constantes’ y de que ‘no se respeta su profesión’

Hechos

El 13.04.1980 el diario LA VANGUARDIA publicó un reportaje sobre los actores de doblaje.

Lecturas

 El reportaje de D. Lluís Bonet Mojica fue el primer gran reportaje periodística sobre el doblaje en el que se entrevistaba a actores de doblaje, dado que hasta ese momento muchos de ellos defendían que no se debían conocer sus identidades por motivos profesionales.

LAS FRASES

 D. Rogelio Hernández (actor de doblaje cuya esposa, Dña. Rosa Guiñón también es actriz de doblaje): «La nuestra es una profesión no respetada; se nos ataca constantemente y recibimos palos de todas partes».

 D. José Luis Sansalvador (Director de doblaje cuya esposa, Dña. Gloria Roig, también es actriz de doblaje): «A veces quienes más nos critican suelen ser los actores mudos. Es una paradoja lamentable porque sin nuestras voces no serían nada. Yo prefiero ver una película doblada por el hecho de que la entiendo. Pero no prefiero ver una película doblada porque crea que artísticamente voy a salir ganando».

El Análisis

¿En qué quedamos?

JF Lamata

Como espectador, aquellos que amamos las interpretaciones en castellano no podemos hacer otra cosa que admirar a una voz como la de D. Rogelio Hernández, que con tanta pasión nos ha traducido al castellano con tanto talento interpretaciones de artistas como Paul Newman o Jack Nicholson. Pero como periodista es difícil leer al Sr. Hernández decir lo muy maltratada que está la profesión sin olvidar si sentía maltratado en el momento de cobrar los cerca de 100 millones de pesetas que cobraba al año, aproximadamente, justo en aquellos años por publicidad.

Probablemente el Sr. Hernández no se refería tanto a cuestiones económicas, sino a reconocimiento. Más entrevistas, más galas (poco después de aquel reportaje los actores de doblaje de Barcelona harían una parodia de gala llamada ‘Los Atriles de Oro’ en la que los propios dobladores se premiaban y loaban los unos a los otros, mostrando lo mucho que envidiaban tener sus Goya.

Pero en qué quedamos… ¿No se supone que el mejor doblaje es aquel en el que no se piensa? ¿Pero a la vez quieren que se cuenta para que les aplaudan?

Federico García Jiménez