10 febrero 1972

La ruptura de las negociaciones significa el paro para todos los empleados de la redacción del periódico

Los intentos de hacer reparecer el periódico MADRID fracasan por la guerra entre García Trevijano y Emilio Romero

Hechos

La ruptura de negociaciones entre el apoderado de la empresa MADRID Diario de la Noche S. A. Sr. García Trevijano, el ministerio de la Información y la Organización Sindical supuso el fin definitivo del periódico MADRID.

Lecturas

Las negociaciones entre la empresa Madrid, Diario de la Noche S. A., cuyo apoderado era Antonio García-Trevijano Forte, la Asociación de la Prensa de Madrid, el Ministerio de Información y la Organización Sindical para estudiar la reapertura del Diario Madrid acaban sin acuerdo. La Organización Sindical proponía que ellos se hicieran cargo del medio para salvar los puestos de trabajo de Diario Madrid a cambio de que la dirección de Pueblo asumiera la dirección de Diario Madrid. El 5 de febrero el director de Pueblo, Emilio Romero Gómez publica en Pueblo un editorial responsabilizando a García-Trevijano Forte de estar impidiendo la reapertura del Diario Madrid. El 10 de febrero García-Trevijano Forte da una rueda de empresa contra Emilio Romero Gómez contestadas por otro editorial de Pueblo el día 11. Los periódicos Ya y El Alcázar desaprueban en editoriales la actitud de García-Trevijano Forte. La ruptura de negociaciones supone el fin definitivo del Diario Madrid.

A continuación de la suspensión del diario MADRID y su cancelación en el registro se iniciaron entonces negociaciones Se producen entonces las negociaciones entre el Ministerio, la Organización Sindical, que aspiraba a la gestión del periódico y MADRID, cuyo apoderado era un viejo conocido de PUEBLO: el abogado Sr. García-Trevijano.  La Organización Sindical ofrecía hacerse cargo del periódico MADRID y así salvar los puestos de trabajo, a cambio de que MADRID pasara a estar controlado por la gente del periódico de la Organización Sindical, del diario PUEBLO, o lo que es lo mismo, que el diario MADRID pasase a estar controlado por D. Emilio Romero, una opción que contó con el rechazo firme del Sr. García-Trevijano.

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El redactor jefe del diario MADRID, D. Miguel Ángel Aguilar, consultado por LA HEMEROTECA DEL BUITRE, define al Sr. Trevijano como  “Un personaje muy singular y personalista, suministrador de dialéctica de Rafael Calvo”.

Las negociaciones con el Sr. García Trevijano no fueron bien como demuestra el siguiente editorial de PUEBLO:

  • ¿Quién es el responsable de que MADRID no salga? (…) Evidentemente el señor García Trevijano a quién no parece importarle el problema sustantivo de la reparición del periódico sino el de hacer su política. Por eso se ha rodeado de Prensa extranjera. (…) ¿A quién puede beneficiar la suspensión de MADRID? ¿A PUEBLO? No (…) nuestra tirada es superior a la de toda la Prensa de la tarde junta. (…) Ninguna pluma se encendió cuando desapareció SP, ni cuando NUEVO DIARIO y EL ALCÁZAR atravesaron crisis (…). La empresa que apodera el señor García Trevijano ha llevado a este gran periódico en otro tiempo a su desaparicion (…) realiza una tarea clarísima de politización del problema (…) por eso conviene insistir ¡Fuera máscaras! (PUEBLO, 5-2-1972).

Pese a todo, MADRID y la Organización Sindical parecían llegar a un acuerdo el día 9 de febrero. La condición de los sindicatos era que MADRID prescindiera de su director, Sr. Fontán, que de inmediato presentó su dimisión. Pero inmediatamente después del acuerdo, el Sr. García-Trevijano convocó una rueda de prensa en la que empezó diciendo que “se había llegado a puerto seguro tras setenta y cinco días de navegación” para luego criticar a don Emilio Romero. El Sr. García-Trevijano se enfrentó al reportero de PUEBLO, ahí presente, que le amenazó con tirar de la manta, “Cuando Emilio Romero tira de la manta es porque quiere llevársela”, respondió. También arremetió contra el presidente del Banco Popular, don Luis Valls, al ministro y al propio general Franco, aunque el Sr. García-Trevijano siempre negó ese extremo. Únicamente el diario YA recogió en una escueta información la conferencia con el comentario de su columnista principal Sr. Apostua. La consecuencia inmediata de aquella rueda de prensa fue la suspensión de todas las negociaciones y el entierro definitivo del diario MADRID. El diario PUEBLO acribilló al señor García-Trevijano en un nuevo editorial titulado “El Mitin de ayer”.

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  • La rueda de prensa o el mitin político fue sonrojante, de un gran pobreza dialéctica y de un encadenamiento de embustes ciertamente inverosímiles. (…) Foco de subversión donde se amalgaman comunistas de salón con whisky y miembros del Opus Dei con amor a las cosas terrenales y escasa fe religiosa. (…) Este apoderado de MADRID (…) antiguo consejero político con vistas a los negocios de la programada Suiza africana de Guinea asumió con sarcasmo la representación de los trabajadores. (…) A nosotros no nos puede obligar a callar (…) no queremos ser cómplices con nuestro silencio. (PUEBLO, 10-2-1972)

En sus memorias, D. Emilio Romero da la siguiente versión sobre su actuación en aquel momento:

  • Lo que únicamente hice fue preocuparme por la situación de los trabajadores y sugerí que corriera con el sostenimiento de MADRID la Organización Sindical, simplemente cambiando el director para hacer un periódico informativamente neutral en espera de la sentencia. Pero a los empresarios y dirigentes de aquel MADRID les importaba un rábano la gente. (D. Emilio Romero, “Tragicomedia de España”)

Mientras que el relato del Sr. García-Trevijano del mismo suceso es diferente:

  • Desvelé en la rueda de prensa todas las maniobras de Emilio Romero para poner al frente del periódico en su reaparición a un familiar o algún lacayo suyo. Toda la prensa, incluso periódicos como ABC o YA, que habían tenido una posición favorable a MADRID se dejaron embaucar por la maquinación de Emilio Romero. (D. Antonio García Trevijano, “Toda la Verdad”)

El incidente fue también tratado en otros periódicos, como en el diario YA:

  • El señor García-Trevijano se mostró agresivo, disparando sus dardos en todas direcciones. Es para preguntarse a qué viene, después de firmado el acuerdo, una exhibición de violencia verbal como la mostrada en la rueda de prensa que pone punto final (?) al asunto. (D. Luis Apostua, YA, 10-2-1972)

La acusación de que los propietarios de MADRID no tenían su interés tanto en liderar un periódico, como en liderar una formación política utilizando el cierre de MADRID como símbolo quedó demostrada cuando el Sr. Calvo Serer apareció ante las cámaras de televisión francesas junto a don Santiago Carrillo, presentándose ambos como los líderes de la oposición democrática con el nombre de Junta Democrática (órgano de oposición al franquismo). En palabras de D. Antonio Fontán a LA HEMEROTECA DEL BUITRE: “Calvo se marchó de España porque iban a detenerlo. Calvo buscaba a la izquierda y la izquierda buscaba a Calvo».

Aún quedaba un último episodio para que el final del diario MADRID tuviera hasta su foto épica: la voladura de su sede.

10 Febrero 1972

La lucha en MADRID

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La lucha por el poder en el diario MADRID, en términos boxísticos, ha sido eso que se llama una pelea de campana a campana sin tregua ni respiro. Hasta el último momento elseñor García-Trevijano se mostró agresivo, disparando sus dardos en todas direcciones. Es para preguntarse a qué viene, después de firmado el acuerdo, una exhibición de violencia verbal como la mostrada en larueda de prensa que pone punto final (?) al asunto.

Luis Apostua.

10 Febrero 1972

EL MITIN DE AYER

Editorial (Director: Emilio Romero)

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Una información de la agencia Cifra da cuenta de la suspensión de las negociaciones entre el Ministerio de Información y Turismo, Organización Sindical y Asociación de la Prensa de Madrid, de una parte y la empresa del diario MADRID, por otra, en virtud de las afirmaciones y de la actitud adoptada por el apoderado de MADRID en la rueda de Prensa convocada por él y celebrada en la tarde de ayer. Pero en la referencia que hacen los periódicos de esta rueda de Prensa no aparecen estas afirmaciones a que se refiere la información de la agencia CIFRA y que han publicado los periódicos; entonces los lectores se desorientan y preguntan: ¿qué es lo que ha pasado, o lo que dicho, el apoderado del diario MADRID? Sencillamente, las agencias y los periódicos han sido comedidos y prudentes, y no se han atrevido a publicar las desvergüenzas del señor García-Trevijano, con injurias y ofensa evidentes al Jefe del Estado, al Ministro de Información y al Director de este periódico, sin perjuicio de las desconsideraciones constantes y las falsas imputaciones a la Organización Sindical. En la rueda de Prensa participaron periodistas españoles y extranjeros. La rueda de Prensa, o el mitin político, fueron sonrojantes. Desde el principio al fin de su disertación, de una gran pobreza dialéctica, y de un encadenamiento de embustes ciertamente inverosímiles, formuló, grotescamente el programa político de un grupo o célula diecinueve – por el número de miembros que constituyen esta tenida o foco de subversión donde se amalgaman comunistas de salón con whisky y miembros del Opus Dei con amor a las cosas terrenales y escasa fe religiosa – orientado a saborear a la nueva empresa, o infiltrarse en el resto de los periódicos, en el supuesto de que no reapareciera MADRID, para la prosecución de una lucha política, pintorescamente en la legalidad para destruir la legalidad. Este apoderado de MADRID experto en revalorización de los solares, antiguo consejero político con vistas a los negocios de la programada Suiza africana de Guinea, capitalista conocido de circulación bancaria – no sabemos si con créditos suficientes – asumió  también en la rueda de Prensa, con escandaloso sarcasmo la representación de los trabajadores a quienes aspira a escamotear las indemnizaciones que marca la ley con promesas de reserva de antigüedad y readmisiones a largo plazo que podrían constituir una nueva figura de tiempo, que sería el timo de las reapariciones. La tolerancia gubernativa con la agitación permanente de esta original promiscuidad política del periódico fenecido puede proporcionar a diario noticia y espectáculo. Pero a nosotros no nos puede obligar a callar. Los que han llevado el periódico al desastre económico y a la pérdida de lectores – con déficits cuantiosos y una tirada ridícula – aspiran a cubrir su fracaso profesional con una barricada política. No queremos ser cómplices con nuestro silencio y con una solidaridad profesional defectuosamente informada, hipócrita o cobarde.

A por mí

Emilio Romero

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El caso más importante fue el del periódico MADRID. Este fue un gran periódico en las manos de Juan Pujol y de su hermano. Pujol tenía una gran biografía periodística y al terminar la guerra civil fundó su propio periódico. Durante muchos años fue el gran periódico de la tarde de la capital de España y yo fui quien le puso las cuerdas por el éxito fulminante de PUEBLO en los finales de los cincuenta y en los comienzos de los sesenta. Yo admiraba mucho a don Juan Pujol pero mi obligación era también la de hacer un gran periódico. Cuando fui cesado como director en 1954 por solidaridad con Torcuato Luca de Tena, acogió mi colaboración semanal en su periódico, y en su página famosa. Don Juan era ya viejo en este último tiempo al que me refiero y se quitó de encima esta brillante historia antigua, que ahora estaba en riesgo. Unas gentes procedentes del Movimiento con Jiménez Millás, Luis Valero y otros adquirieron este periódico y posteriormente – y desde dentro – produjo su golpe de estado periodístico  Rafael Calvo Serer con la ayuda de un amigo banquero suyo y la dirección política pasó a sus manos con Antonio Fontán al frente. Era otra versión política de gentes del Opus. Y con un hombre brillante de lucha, de brega y de maquinación en los asuntos jurídicos, políticos y administrativos que era Antonio García-Trevijano. Rafael Calvo Serer había evolucionado políticamente de una manera tremenda, desde su aparición en los años cuarenta, y ahora estaba en el itinerario hacia la democracia y frente al Régimen. En 1968 publicó un artículo titulado ‘Retirarse a tiempo: no al General De Gaulle’, que era una invitación a marcharse al general De Gaulle y al general Franco. El periódico fue suspendido durante cuatro meses.

Este año tendría lugar la célebre revolución del 68 y De Gaulle soportaba la primera gran resistencia de la izquierda social universitaria e intelectual.

MADRID apareció con más bríos después de la suspensión y congregaba periodistas y colaboradores que ya representaban la crítica al Régimen político establecido más allá de los esfuerzos interiores para hacer la renovación. Era la primera manifestación periodística de una conexión con lo que podría denominarse ‘la sucesión del Régimen’, al aire de la Europa democrática, y de una resurrección de las fuerzas políticas clásicas, cuyo objetivo era la liquidación del Régimen del general Franco. En 1971 el Gobierno cerraba el periódico, los pretextos eran de irregularidades jurídicas en cuanto a la propiedad e inscripción, pero las razones eran claramente políticas. Su director, Antonio Fontán, publicaba un artículo firmado en la primera página con el título de ‘Adiós…’. Era un artículo respetuoso, impugnador de los argumentos del ministerio y dejando las cosas en manos de los tribunales.

Ocurría, sin embargo, que se elegía a mi persona como diana para saltarme la tapa de los sesos en un asunto en que yo no había intervenido, ni alojaba ninguna preocupación por este periódico, en virtud de que le doblaba la tirada en todas partes. El Gobierno es quien había suspendido el periódico en función de su línea política, a través del ministro de Información que era Alfredo Sánchez Bella y el director general de Prensa, Alejandro Fernández Sordo. Lo que únicamente hice fue preocuparme por la situación de la redacción y de los trabajadores y sugerí una fórmula a los dirigentes sindicales para evitar este paro obrero y profesional, y fue que en tanto los tribunales fallaban la cuestión, corriera con el sostenimiento del periódico MADRID la Organización Sindical, simplemente cambiando al director, y de acuerdo con la Asociación de la Prensa, para hacer un periódico informativa y políticamente neutral, en espera de la sentencia. Pero a los empresarios y dirigentes de aquel MADRID de entonces – que estaba dentro de un proyecto político – les importaba un rábano la gente y únicamente querían afrontar la pendencia. Ante el cúmulo de improperios de Antonio García-Trevijano en una rueda de prensa y otras manifestaciones de sus epígonos, la Organización Sindical se vio obligada a producir una nota pública del a que recojo el texto esencial:

“Cuando por resolución administrativa quedó cancelada la inscripción registral, como empresa periodística, de MADRID DIARIO DE LA NOCHE S. A., la Organización Sindical asumió la tarea de reanudar la publicación del diario MADRID sin más finalidad que la de resolver los problemas laborales planteados. Entre las bases propuestas, y como fundamental, figuraba la de que la Organización Sindical, que no pedía plazo durante el cual pudiera publicar el periódico, ni condición lucrativa alguna, se subrogaba en todos los contratos laborales vientes. La contestación a esta oferta se conoció, por la Organización Sindical, a través de la prensa, cuando ésta informó que el apoderado se había dirigido a todo el personal, convocando al efecto en la asamblea manifestando que ‘no queremos saber nada de sindicatos’ y que ‘antes se hunde esta casa que entregar el periódico a la Organización Sindical”. La Organización Sindical quiso ignorar estas manifestaciones, y otras de la que no tiene constancia, sin apartarme del objetivo que movía sus intenciones que no era otro que la solución de los problemas de carácter humano que estaban planteados, y apoyó la gestión del presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid en nuevas conversaciones. Si estas han fracasado tres veces se debe por culpa exclusivamente de MADRID DIARIO DE LA NOCHE S. A. sus apoderados o consejeros, que en este asunto tienen al parecer otro intereses ajenos a los puramente laborales, únicos que preocupan al a Organización Sindical”.

Todo estaba claro respecto al objetivo político de Rafael Calvo Serer, Antonio García Trevijano y Antonio Fontán, con un grupo de amigos y periodistas de su cuerda. Lo rentable era le escándalo en esos momentos aprovechándose del cierre del periódico que evidentemente, había isdo una torpeza, por cuanto habría sido más inteligente utilizar otros métodos. La junta directiva de la Asociación de la Prensa había tenido un comportamiento excepcional. Hizo todo lo que estuvo a su alcance para la salvación o reapertura del periódico y hasta abonó algunas mensualidad a los periodistas. Recojo unos párrafos del acuerdo que firmaron el 16 de marzo de 1972:

“La Junta directiva de la Asociación de la Prensa de Madrid, reunida en sesión ordinaria el 3 de marzo actual, ha estudiado las diversas incidencias relacionadas con el diario MADRID, surgidas con posterioridad a la última reunión directiva del 5 de febrero por el Apoderado del diario MADRID señor García Trevijano y que han sido causa de una de las interrumpciones de las gestiones con la Organización Sindical. En relación a dicha conferencia de prensa la junta directiva ha conocido las alusiones vertidas contra el diario PUEBLO y la persona de su director don Emilio Romero, miembro de esta asociación y periodista de honor. Analizadas tales manifestaciones, la junta estima que constituyen una ofensa a un medio de difusión y a un periodista en el ejercicio de su profesión, en términos que atentan al honor profesional de don Emilio Romero y de cuantos periodistas trabajan en el citado diario, con la circunstancia de venir la ofensiva de persona ajena a la profesión. En este sentido, la junta expresa su reprobación a las manifestaciones del Sr. García Trevijano y exige una reparación pública que satisfaga la honorabilidad profesional de la persona, profesión y medio informativo ofendidos”.

A partir de todo esto Rafael Calvo Serer se fue a Francia, empezó la publicación de artículos de la más furiosa oposición al Régimen, comparecía como miembro del Movimiento Liberal Monárquico y a final crearon la Junta Democrática en París con Santiago Carrillo, líder comunista y apareciendo como movilizadores principales de esa actividad Antonio García Trevijano y José Vidal Beneyto. En las entrevistas que se producían a los miembros de esta Junta, en Europa y en América, siempre salía a relucir respecto a Rafael Calvo Serer su pertenencia al Opus Dei, y su respuesta era que el Opus, o la Obra dejaba libres a sus inscritos para decidir sus destinos y opiniones en la vida nacional.

El gran edificio del periódico, en la calle del General Pardiñas, sería un día volado por sus propios dueños, en virtud de su libérrima autoridad como propietarios; la gente solicitó trabajo por todas partes, no recibió las indemnizaciones correspondientes, y el final de toda esta aventura político-periodística es que, ni Rafael Calvo Serer, ni Antonio García Trevijano, recibieron las glorias que se merecían, ni se instalaron brillantemente en la Democracia. Contra los dos se produjo la erradicación por parte de las fuerzas políticas de regreso. Solamente tuvo destinos políticos brillantes Antonio Fontán – mensajero entre la Zarzuela y Estoril – incorporado a la Unión de Centro Democrático fundado por Suárez, y mediante la familia liberal de Joaquín Garrigues Walker; fue presidente del Senado y ministro de Administración Territorial. Los tribunales fallaron más adelante todo esto a favor de Rafael Calvo Serer, y en los finales de 1984 el Gobierno ha decidido abonar más de quinientos millones de pesetas.

17 Marzo 1973

Entrevista al ex director de Diario MADRID

Antonio Fontán

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Siempre es una mala tensión recordar malos recuerdos… ¿Pero cuál ha sido la experiencia del Diario MADRID?

La experiencia en parte se cuenta en un libro que ha salido ahora, con un largo prólogo, sobre la historia del MADRID. Es un libro hecho entre Amando de Miguel , Burguera y yo. La experiencia es que ha habido un momento en que desde un periódico se intentó tomar en toda su extensión y con decidida voluntad de ensanchar, dentro de la legalidad, los márgenes a las libertades de expresión y de opinión teóricamente proclamadas por la Ley de Prensa, y que en varios momentos a lo largo de estos años, señaladamente en el año sesenta y ocho y finalmente en el año setenta y uno, se ha comprobado que eran incompatibles con los criterios de las autoridades de prensa sobre la aplicación de la Ley…

Eran aquellos tiempos cuando Fraga gobernaba su pequeño imperio. Cuando Fraga aplicaba la Ley eran otros modos.

En efecto, muy otros…

Y Fraga esgrimió el artículo segundo de la Ley de Prensa, y según unas disposiciones que no recuerdo, se trataba de aclarar a la opinión pública quiénes son los accionistas del periódico. Y esa preocupación le entra al director general de Prensa justamente cuando ha quedado claro, en virtud de una sentencia de la Audiencia de Madrid, que el propietario de la mayoría de más de dos tercios de las acciones del periódico eran del Sr. Calvo Serer. Hasta el momento no estaba claro quién era el propietario. Cuando todo estuvo claro y la opinión ya podía quedar satisfecha en su legítima curiosidad respecto a este asunto, dijeron que podía haber un diez por ciento que no quedaba resuelto y entonces había que cerrar el periódico. Es decir, es un caso o en otro se ha demostrado que era imposible por razones técnicas…

Señor Fontán todo esto – forzar motores hasta que se rompan las máquinas – ¿ha sido necesario hacerlo?

Yo creo que en ese intento había que hacerlo. Merecía la pena hacerlo. En el Diario MADRID se han acreditado prestigios intelectuales y literarios y eso queda ahí… Una hermosa tumba con crisantemos blancos…

De forma que algún día de alguna manera se podrá continuar. Yo estoy seguro de que nunca volveré a ser director del Diario MADRID, o todo lo seguro que uno puede estar  del futuro. Pero igual de seguro estoy que lo que el Diario MADRID ha representado y ha intentando hacer en la vida profesional española tendrá continuidad.

¿Será cierto? ¿Será cierto que las ideas no se pueden enterrar?

Nunca se repiten situaciones profesionales y personales históricas, pero la empresa, y al decir la empresa quiero decir la significación, el espíritu más que el contenido, seguirá…

Señor Fontán… ¿Cómo fue ese sentido pésame nacional? Se dice que muchos profesionales prefirieron cerrar los ojos para evitar el espectáculo de negros cortejos.

Bueno…, yo creo que los periódicos de las empresas periodísticas independientes han reaccionado de una manera muy alentadora dentro de las posibilidades que ofrece un funcionamiento de la prensa en el que pasan cosas… en fin, que obligan a una cautela y a una prudencia. En cuanto a los profesionales, en líneas generales creo que bastantes sectores de la Asociación de la Prensa, no solamente entre los jóvenes, han reaccionado bastante, bastante bien…

¿Y respecto a los directivos de la Asociación de la Prensa? ¿Han ofrecido también su regazo material para consuelo de los afligidos?

Yo me di de baja en la Asociación de la Prensa en señal de disconformidad por una nota que publicó la Junta Directiva y que me pareció injusta, arbitraria y ofensiva contra determinadas personas. Y mientras no haya una rectificación o cambie la Junta, no volveré en mi vida a pertenecer. Y, sin embargo, esa misma Junta y el presidente de la Asociación se han portado muy bien con los profesionales del Diario MADRID en el plano de un compañerismo afectivo y de una asistencia efectiva.

Y siempre es consuelo recordar en estos momentos la figura de un Borgia, que ofrecía el más precioso de los venenos en el más precioso de los vinos.

Hay quien dice, también se dice, que aquellos periodistas que han trabajado en el Diario MADRID se encuentran con la frente marcada por la señal del ángel exterminador. ¿Es esto cierto?

Bueno, eso creo que ya no es verdad. Creo que eso viene de una exageración. Ha habido algún tiempo en que quizá se ha podido crear cierta confusión… Ahora, de hecho, todo el mundo está colocado. El subdirector de MADRID es corresponsal de ABC en Bonn; Alberto de Miguel, director de la sección de cultura es corresponsal de LA VANGUARDIA en Rabat. Nieto es corresponsal de otros periódicos y trabaja en LA VANGUARDIA. Ysart está haciendo información diplomática y también colabora en varios periódicos. Creo que se podría enumerar una gran mayoría de profesionales que se han situado bien. Luego está un grupo reducido del periódico, que adoptaron una actitud colectiva de hostilidad directa o indirecta hacia la empresa hacia la propia empresa del MADRID…

¿Y cuál fue su destino?

Estos han sido colocados por el propio Ministerio, han sido apoyados bien desde arriba. También hay que contar, naturalmente, con el hecho de que un sector de la prensa se encontraba frente al MADRID. Pero éstos ya estaban igual en el año sesenta y ocho…

Los representantes del pueblo…

Este grupo siempre ha estado enfrentado por razones políticas, fundamentalmente como ha sido una parte de la prensa del Movimiento y el diario PUEBLO… PUEBLO ha asumido una especie de penoso protagonismo contra el MADRID después de cerrado, más penoso y más vergonzoso que antes, cuando estaba abierto.

Señor Fontán, todo ha pasado ya… a veces resulta difícil imaginar que existió un periódico llamado MADRID… Pero usted ¿qué va a hacer usted?

Bueno, ahora yo no tengo ningún proyecto en este sentido. Escribo algunos artículos que saldrán próximamente, pero en relación con la prensa no tengo ningún interés… ni pienso tenerl, vamos.

En este momento, Antonio Fontán está dedicado por entero a la enseñanza como catedrático en la Universidad Autonómica de Madrid. Y así es el final de esta corrida de toros tan larga y tan corta que empezó aquel 15 de abril de 1967 al filo de la primavera, cuando le nombraron director del Diario MADRID y murió el 25 de noviembre de 1971, un día cualquiera de un viejo otoño.

 

El Análisis

¿QUIÉN TRAICIONÓ A QUIÉN?

JF Lamata

El Sr. García-Trevijano considera ‘traidores’ a los que lideraron la redacción del diario MADRID en aquel momento (D. Miguel Ángel Aguilar y D. José Oneto), porque estaban dispuesto a permitir que el diario MADRID acabara en la órbita del diario PUEBLO de D. Emilio Romero. Pero si eso fuera verdad, sólo demostraría que estaban intentando salvar los puestos de trabajo del centenar de empleados del diario MADRID, que de lo contrario iría a la cárcel. Por su parta los redactores y trabajadores del diario MADRID bien podrían considerar, sino un traidor, sí un interesado al Sr. García-Trevijano, que estaba dispuesto a que todos ellos perdieron sus garbanzos con tal de que saliera adelante el proyecto que él tenía para sacar beneficio político y económico del cierre del diario MADRID. ¿Con cuál se quedan? Igual son compatibles.

J. F. Lamata