6 abril 2006

Después del documental de Adrián Madrid y Óscar Cornejo, las dos principales cadenas privadas han dedicado multitud de tertulias ha vapulear a la fallecida, que ya no puede defenderse

El documental ‘La Obsesión de Encarna’ incrementa los espacios de TELECINCO y ANTENA 3 TV sobre Encarna Sánchez y su relación lésbica con Isabel Pantoja

Hechos

El 06.04.2006 se emite en Telecinco el documental ‘La Obsesión de Encarna’.

Lecturas

tomate_estreno cantizano_A3bandas Los programas ‘Aquí hay Tomate’ de TELECINCO (presentado por D. Jorge Javier Vázquez y Dña. Carmen Alcayde) y ‘En Antena’ de ANTENA 3 TV (presentado por D. Jaime Cantizano) han dedicado multitud de reportajes a analizar lo mala que era Dña. Encarna Sánchez, con diversos testimonios.

07 Abril 2006

Obsesión por Encarna

Rosa Belmonte

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Con la tabarra que dan, el título tendría que haber sido La obsesión por Encarna. Es un personaje que si hubieran pasado más de diez años desde su muerte aparecería en la serie de malos malísimos de El País Semanal (junto a la mamá de Hildegard Rodríguez, Louella Parsons y otras piezas de colección).

El promocionadísimo programa (me niego a llamarlo reportaje de investigación) de Telecinco y Salta tuvo como principal protagonista al chófer de Encarna (era mejor El Junco, sosias de la doctora Zira pero un tío enamorado). La obsesión se supone que era la cantante peluda, pero tampoco es que se dijera nada especialmente nuevo, salvo la insinuación de la autoría del robo de unos milloncejos en la habitación de Encarna.

Lo de las fotos de la playa en la que el ¡HOLA! había suprimido la imagen de la locutora era un poco de chiste. Dos tías en biquini (un poco gordas, eso sí) acompañadas de Paquirrín tampoco son escenas eliminadas de The L word (hombre, es que en el caso de las fotos con la que canta sevillanas, mira quien baila y ahora hace monólogos por lo menos se daban la mano). Probablemente lo de las fotos fue la excusa para que saliera Diego Arrabal (el monaguillo), que es como Judith Anderson en Rebeca: te das la vuelta y ahí está.

Me pareció destacable el testimonio de María Eugenia Yagüe, una de las víctimas de Encarna y que venció su maledicencia judicialmente (dijo cosas muy sensatas, por ejemplo: ‘La relación entre ellas era muy chocante pero quizá no fuimos todo lo respetuosos que debimos haber sido’). También algo de Hilario López Millán. Sobre todo, cuando dijo que después de la entrevista con la Milá (en Buenas Noches) llegó a la radio poniéndola verde, en privado y en antena. Faltaron las declaraciones de Mercedes Milá, que supongo que tendría algo que contar, pero, claro, seguro que no se ha prestado.

Si hubo algo que sí mereció la pena fue el sketch completo de Martes y Trece en la nochevieja del 91 (ese en que las dos amigas se van de viaje), y la posterior venganza contra Ramon Colom (contada por Jorge Javier, que aquí, chófer aparte, estábamos entre amigos).

El Rolls, la comunión de Paquirrín, el programa mexicano (Aplauso se llamaba), unas cintas con conversaciones supuestamente tórridas, secuestros de moribunda, la tonadillera amiga (otra), el ama de llaves que forma parte de un trío de bandidos, la llave de un armario… Demasiada dispersión. Demasiados ingredientes para un sólo capítulo.

Un programa sensacionalista y del todo previsible. Al final, como si se tratara de una tv movie basada en hechos reales, se rotuló qué es de los protagonistas de la historia. Menuda obsesión de pacotilla.

No se pueden tomar una palabra así en vano. Como obsesión, me quedo con la de Rock Hudson y Jane Wyman en Magnificent Obsession. También me quedo con Jane Wyman as Angela Channing, un angelito al lado de Encarna. Del dedo, nada de nada. La audiencia, estratosférica (2.757.000 y 38% de share).

16 Mayo 2006

El linchamiento de Encarna

Antonio Burgos

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AHORA toca Encarna. Han aprovechado un cabo de año redondo de su muerte para que toque Encarna. Cuál sería su grandeza profesional, que no hay que poner apellido para saber a qué Encarna nos referimos. Le pasa como a Boby. Tampoco hay que poner apellido para evocar micrófonos que llegaban al corazón de los grandes públicos. Boby incluso lo tuvo más fácil. Reinó en la radio con su triunfal cabalgata fin de semana (¿o fin de época?) cuando no tenía frente a la televisión. Encarna se impuso no sólo ante la televisión única, sino ante la irrupción de las privadas. Primero con sus taxistas de la noche y luego con su imperio de la tarde, Encarna le buscó las vueltas a las horas punta de consumo televisivo y logró audiencias millonarias en la radio. Lo mismo nos reíamos con la gracia cartujana de sus folklóricas en la mesa camilla que sentíamos unas ganas irreprimibles de comprar el remedio eficacísimo y definitivo contra la alopecia si lo anunciaba ella. Fui seguidor de su mesa camilla porque era la más perfecta parodia humorística de las tonterías que con tanta solemnidad como poco conocimiento proclamaban entonces, y siguen proclamando ahora, los truchimanes de las tertulias. ¿No era más serio acaso el «ay, que me meo de risa» de Carmen Jara que un pedantuelo hablando de las condiciones objetivas de los dos escenarios que hay que contemplar para no sé qué?

Encarna Sánchez sigue ganando el EGM de la memoria mucho después de muerta. Quizá por eso le han levantado la veda y la someten a un linchamiento del que no entiendo nada. Verán.

Ni porque hemos estado en Semana Santa, o quizá por eso mismo, ha cesado su crucifixión. ¿Y saben por qué? Aquí viene mi perplejidad más absoluta: pues por un asunto que más políticamente correcto no puede ser. A Encarna se la pone verde porque (para entendernos con todo respeto a su memoria) unos dicen que era Progenitor A y otros, que Progenitor B. ¿Pero no hemos quedado que eso ahora es un mérito, que hasta da puntos en las baremaciones (espantosa palabra) para ocupar cargos públicos? ¿No hemos quedado en que nadie puede ser discriminado por sus libres opciones sexuales? ¿Por qué entonces asistimos a este desfile de testigos, como en un juicio de película americana, sobre lo que libremente quisiera hacer Encarna con su vida privada? ¿Puede alguien explicarme cómo exactamente lo mismo que se dice contra Encarna como un baldón para acabar con el recuerdo de su prestigio como radiofonista popularísima sea, en cambio, utilizado en loor de otras personas? ¿Por qué tanta reverencia a la Coordinadora de Gays y Lesbianas, o al cura de Valverde mismo, y tanta leña al mono con Encarna? ¿Me lo puede explicar alguien?

Y luego, los sobres. En la España malaya y malhaya de Marbella, de Filesa, de Mienmano, por lo visto no había ni hay más sobres que los de Encarna. Pues tengo mucho gusto en hablar de esos sobres, y sé que no me dejará por embustero José Antonio Gómez Marín, que fue su colaborador y le guarda tan grata memoria como los que en su día gozamos del aprecio de Encarna por nuestros libros y nuestros escritos.

Sí, Encarna andaba con sobres. Unos sobres así de gordos. Lo sé por Gómez Marín. Cada vez que iba al programa en los estudios de Madrid, Encarna le entregaba un sobre abultado:

– José Antonio, ¿te importa llevarlo de mi parte a las Hermanas de la Cruz en Sevilla? Van dos millones de pesetas…

Cuánto trajo Gómez Marín a las Hermanas de la Cruz de parte de Encarna es algo que sólo Sor Angela sabe. Y que quienes asisten al tristísimo espectáculo del linchamiento de Encarna deben saber. ¡Mira cómo de los sobres de Encarna para las Hermanas de la Cruz no hablan los inquisidores de peaje!

31 Enero 2007

Tumba Profanada

Cristina López Schlichting

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Han profanado la tumba de Goyo Ordoñez y encima han sido niños: once vándalos, ocho de ellos menores. Da igual qué paraíso prometa el nacionalismo: aunque se consiguiese, a mí no me gustaría vivir en una tierra donde los jóvenes aprenden a odiar hasta los huesos de los muertos. Hay algo atávico, tribal, monstruoso en esto de estorbar a los difuntos, algo que recuerda al canibalismo de ciertas tribus africanas que devoran los testículos o las entrañas del vencido para incorporar su fuerza o impedir su resurrección. Pero la falta de respeto a los difuntos no se circunscribe al País Vasco. En las teles está de moda destripar la ex vida de los finados y ya no basta morirse para que te dejen en paz – en la paz eterna, en este caso – . Ahora aún con el cuerpo caliente, empiezan unos y otros a sacar a la luz tus debilidades, vicios y pecados para que se enteren tus hijos y nietos. Se suponía que el fin de la religión advenía para una mayor liberación del ser humano, pero está derivando en excusa para hozar entre las vergüenzas que todo ser humano oculta. Encarna Sánchez ha sido un ejemplo de descuartizamiento mucho peor que cualquier proceso inquisitorial y algo apunta a que los profanadores del pasado se disponen a fajarse con Rocío Jurado.

Cuando pregunto a los conductores de estos programas si no les da apuro lo que hacen me contestan, ora que la persona era malísima en vida, ora que como está muerta todo da igual. No les pidan ni perdón ni temor de Dios, conceptos cristianos que ignoran. A la destrucción de la reputación personal del difunto se suma la de su memoria pública. Con un estilo españolísimo, la envidia encuentra en el descreimiento la última posibilidad de arruinar cualquier mérito que una persona haya aportado a la Historia colectiva, sea un gran talento radiofónico, una voz prodigiosa o una obra intelectual. De esta manera nuestra patria mata dos veces a las personas. Mi único consuelo es que los vándalos vascos que han pisoteado las flores de la tumba de Ordoñez no son muy distintos de estos carroñeros mediáticos: este tipo de odio cainita demuestra que todos somos españoles.