3 marzo 1976

La tragedia ocurrió siendo Adolfo Suárez el máximo responsable de la policía y las fuerzas de seguridad al estar el ministro de Gobernación Fraga de viaje en Alemania

Matanza de huelguistas en Vitoria: La policía toma por la fuerza una Iglesia donde se habían atrincherado causando tres muertes

Hechos

D. Pedro Martínez Oslo, D. Francisco Aznar Clemente y D. Romualdo Barroso Chaparro murieron en el asalto a una Iglesia de Vitoria por la Fuerza Pública el 3.03.1976.

Lecturas

IMPRESIONANTE MANIFESTACIÓN DE DUELO CON CRÍTICAS AL GOBIERNO FRANQUISTA

MINISTRO MANUEL FRAGA  SOBRE LA TRAGEDIA

A pesar de que durante los sucesos de Vitoria el ministro de Gobernación, D. Manuel Fraga Iribarne (franquista aperturista), estaba de viaje en Alemania, la Opinión Pública le responsabilizó a él siempre de lo ocurrido, por ser jerarquicamente el responsable de la Policía.

LA RESPONSABILIDAD DE SUÁREZ

El ministro Secretario General del Movimiento, D. Adolfo Suárez (también franquista aperturista) estaba al mando de la policía y la Fuerza Pública por el viaje del Sr. Fraga y era el responsable directo de lo ocurrido en Vitoria por acción si lo había ordenado o por omisión si no había hecho nada por impedirlo. Pero su imagen quedó a salvo de aquella tragedia al culpar la opinión pública al Sr. Fraga.

20 Marzo 1976

“Todos somos responsables”

Tácito (Director: Alejandro Fernández Pombo)

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Hemos dejado transcurrir unos días desde los sucesos de Vitoria a fin de tener la serenidad precisa para intentar sacar la conclusión más positiva para el país de aquellos hechos.

Entre lo que con ocasión de ellos se dijo, quizá las duras palabras pronunciadas por el ministro Fraga de que ‘todos somos responsables’ concreten la idea más grave e importante.

Si dura es la afirmación de que todos somos responsables, duro es también el terrible resultado del enfrentamiento entre manifestantes y fuerzas de orden público.

Si estamos dispuestos a admitir que la responsabilidad es de todos, también ha de ser de todos el remedio para que no vuelvan a producirse sucesos similares. Todos somos responsables.

Responsables son los Gobiernos que no han acelerado la búsqueda de cauces para que la clase trabajadora pueda canalizar sus demandas y reivindicaciones por vías no abogadas a la violencia.

Responsable es una autoridad gubernativa local que no intenta aclarar ni remediar situaciones más que en sus últimos extremos. Los sucesos de Vitoria estallaron ante la opinión pública del país como una bomba, cuya explosión no hubiera podido preverse, cuando la realidad es que fue en parte el resultado de unas tensiones prolongadas innecesariamente a lo largo de casi dos meses, sin que las autoridades impusieran orden y controlaran y evitaron la politización del problema.

Responsables son los que no prevén los medios necesarios o no saben emplear los sistemas de discusión adecuados para que una manifestación y una huelga no se transformen en una tragedia.

Responsables son unos autoridades locales que han carecido de la imaginación capaz de prevenir, en un caldo de cultivo como el que vivimos, la aparición de brotes de violencia permitiendo el desorden y la demagogia.

Responsables son unas organizaciones patronales que, en momentos de crisis y dificultades económicas, no han puesto suficiente empeño en mantener el diálogo y la convivencia laboral.

Responsables son unas agrupaciones obreras que no han intentado, como hay antecedentes recientes, mantener la huelga y las reclamaciones laborales dentro de los límites de civismo y orden que hubieran llevado a resultados positivos, dejándose llevar a menudo por extremistas políticos que sólo buscan la ruptura y el caos, a través de exigencias muchas veces imposibles de obtener.

Responsable son los grupos extremistas que, aprovechándose de justas reclamaciones laborales y de situaciones de descontento, lanzan la cizaña de la destrucción y de la barbarie.

Tácito

24 Marzo 1976

Mal ejemplo

EL ALCÁZAR (Director: Antonio Gibello)

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El día 20 de marzo, los ‘Tácitos’ entristecidos por los sucesos de Vitoria pedían en YA a los ciudadanos que insten al Gobierno ‘la creación de cauces para que los enfrentamientos sociales, inevitables en toda sociedad moderna, liberal y democrática encuentren una vía adecuada de solución pacífica’.

En el mismo número de YA venía la noticia de que en Inglaterra, que es una nación moderna, liberal y democrática, se habían producido violentos choques, en el mismísimo Londres, entre una manifestación de obreros parados y la policía, resultando veintineuve policías heridos, de ellos seis en estado grave, por cinco lesionados entre los manifestantes.

No sabemos si el desigual reparto de las bajas les parece a los ‘Tácitos’ prueba de la eficacia de los cauces ingleses para resolver pacíficamente los enfrentamientos inevitables en toda sociedad moderna, liberal y democrática. Pero dudamos que a los policías les parezca lo mismo. Y los policías también son hijos de Dios, al menos mientras no haya una comisión de pastoral que diga lo contrario y abra la veda del guardia.

En cualquier caso, el cauce inglés para resolver el paro parece un cauce poco pacífico. Como el francés para impedir importaciones agrarias. Como el italiano de ahí va la bomba y aquí te espero. ¿No podría nuestra amada Europa darnos ejemplo, en vez de consejos?

14 Marzo 1976

¿Puede continuar el Gobierno?

GACETA ILUSTRADA (Director: Luis María Anson)

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Fácil es la crítica constructiva. Seria y responsable la que se esfuerza en construir, en moderar, en reducir las cuestiones explosivas a sus reales términos. El Gobierno de la transición tenía por delante una de las tareas más difíciles de la historia contemporánea española. Los tropiezos, las quiebras, el desgaste eran casi inevitables. Afirmar que lo han hecho muy mal sería injusto. Era muy difícil hacerlo bien.

Expuesto todo esto, cabe preguntarse si después de los sucesos de Vitoria, debe continuar el Gobierno. Creemos, sincera y desapasionadamente, que no. La permanencia del actual Gabinete lesionaría gravemente a la Monarquía y comprometería la convivencia libre entre los españoles. Y ello por cuatro causas fundamentales: falta de firmeza y criterio en el timón de la Presidencia del Gobierno; la política económica está siendo muy debatida; la política informativa, especialmente por lo que respecta al desastre de la televisión, navega a la deriva; el orden público se le está yendo aceleradamente de las manos al Gobierno.

La crisis, pues, parece obligada. Crisis profunda que supere la gran tensión presente; que prevea los movimientos del extremismo revolucionario hoy en el horizonte muy cercano; que sepa respetar en lugar de denigrar al equipo que asumió el desgaste inevitable de los primeros meses de la transición. La salud pública, en fin, y el interés del pueblo español y su Monarquía exigen un cambio de Gobierno con prudencia y con urgencia.