11 septiembre 1986

Por su película "...Y al tercer año resucitó"

Muere el Director de Cine Rafael Gil Álvarez y su necrología causa una polémica entre Pedro Crespo y Fernando Vizcaino Casas

Hechos

El 10 de septiembre de 1986 falleció D. Rafael Gil.

Lecturas

«D. Rafael Gil tocó prácticamente todos los géneros: de la fazaña histórica con barrocos decorados de cartón piedra al cine religioso, pasando por la españolada, la película folclórica, el melodrama, el cine casi social, para acabar con el cine de propaganda rancia con la versión de algunas obras de Vizcaíno Casas – «…Y al tercer año resucitó», por ejemplo – desprovistas de exigencia alguna como no fuera la de complacer como fuese, a un público decididamente nostálgico y ya convencido plenamente» (D. Pedro Crespo).

11 Septiembre 1986

Ayer falleció en Madrid el director cinematográfico Rafael Gil

Pedro Crespo

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Era uno de los realizadores españoles más seguros y prolíficos

El director de cine Rafael Gil falleció ayer por la tarde en el Hospital Clinico de  Madrid. El veterano director cinematográfico había sido ingresado hacia cuatro días, al sufrir un agravamiento en la enfermedad que padecía. El cadáver de Rafael Gil fue trasladado a los velatorios de la empresa de servicios funerarios, en la M-30, desde donde hoy se efectuará el traslado de los restos al cementerio de Nuestra Señora de la Almudena.

La muerte de Rafael Gil sitúa nuevamente en la atención de público y crítica al que fuera uno de los más populares realizadores del cine español de la posguerra. Con él, con su filmografía compuesta por cerca de cincuenta películas, puede escribirse generosamente la historia de los últimos cuarenta y cinco años, porque Gil, narrador fácil, dotado de un buen nivel técnico, con indudable sensibilidad y un excelente olfato para interpretar la realidad de la España del franquismo, tocó prácticamente todos los géneros: de la fazaña histórica con barrocos decorados de cartón piedra al cine religioso, pasando por la españolada, la película folclórica, el melodrama, el cine casi social, para acabar con el cine de propaganda rancia con la versión de algunas obras de Vizcaíno Casas – «…Y al tercer año resucitó», por ejemplo – desprovistas de exigencia alguna como no fuera la de complacer como fuese, a un público decididamente nostálgico y ya convencido plenamente.

Rafael Gil, nacido en Madrid el 22 de mayo de 1913, declinó, pese a los deseos de su familia, de humilde extradición, seguir estudios universitarios y su afición al cine le llevó a convertirse en ensayista y criticó cinematográfico, llegando en lo años anteriores a la guerra civil a escribir algún que otro guión y hacer sus primeras armas como ayudantes

por Aspa, como la productora de Vicente Escrivá. Y así inicia su ciclo religioso quel e daría resonancia internacional.

Porque con la ‘Guerra de Dios’ (1953) – a la que había precedido ‘La Señora de Fátima’ y ‘Sor intrépida’ – Rafael Gil conquista el León de Plata de la Mostra veneciana de 1954, obteniendo, asimismo, el premio de OCIC, la Oficina Internacional del Cine Católica, entre otros galardones, como la medalla Selznick.

La facilidad de Rafael Gil tiene su punto culminante, en cuanto a contestación, espoleado por la ambición de salir de unos cauces trillados y conocidos, en ‘Viva lo imposible’ que dirige en 1957. Con esta película, que quería ser rebelde, contestación a la vida rutinaria que padecían tantos millones de españoles,

Gil volvió a plantearse el cine, convertido en su propio productor, como un oficio artesano para el que tenía indudables condiciones técnicas y artísticas. Y no dejó género sin huella. Nuevas adaptaciones literarias como ‘La otra vida del capitán Contreras’ según la obra de Torcuato Luca de Tena – a quien volvería a utilizar adaptando ‘La mujer de otro’ – ; nuevas aportaciones religiosas – ‘El beso de Judas’, ‘El canto del Gallo’ – temas taurinos – ‘Currito de la Cruz’, ‘Sangre en el ruedo’, ‘El Relicario’ – cine con niños – un traje blanco – escarceos con la comedia musical y la revista – ‘La reina del chantecler’, ‘El sobre verde’, todos ellos filmes signados por un progresiva falta de ambición que no llegó con todo a oscurecer sus películas de madurez y juventud. Especialmente junto a la aludida ‘La guerra de Dios’, la adaptación de la obra maestra de nuestro primer escritor de todos los tiempos, Cervantes, en un más que aseada y discreta versión del ‘Don Quijote’ que resiste comparaciones con las más celebradas, como la de Kozintsev.

Rafael Gil queda, con todo ello, para la historia del cine español, como uno de sus realizadores más seguros y prolíficos, y también como uno de los mejores, en las ya lejanas décadas de los cuarenta y los cincuenta y como el que mayores lazos estableció entre cine y literatura. Podría haber sido un maestro internacional; le perdió, acaso, su tremenda facilidad para rodar, para narrar historias sin plantearse excesivos problemas.

Pedro Crespo

13 Septiembre 1986

Sobre Rafael Gil

Fernando Vizcaino Casas

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En ABC del 11 de septiembre don Pedro Crespo publica un comentario en ocasión de la muerte de Rafael Gil, al que me permito efectuar las siguientes precisiones, para mejor conocimiento de la personalidad del gran director cinematográfico:

1)-Su filmografía, que el Sr. Crespo cifra en ‘cerca de 50 películas’, alcanzó exactamente un número de 68.

2)-Cuando Gil dirigió su primera película, ‘El hombre que se quiso matar’, en 1941, Wenceslao Fernández-Florez, autor del argumento original, no pertenecía a ninguna Junta de Clasificación, por la sencilla razón de que la Junta de Clasificación y Censura fue creada por orden ministerial de 16-07-1952. Los anteriores sistemas proteccionistas estuvieron regidos por la orden ministerial de 18-05-1943, regulando la concesión de permisos de importación, y orden ministerial de 28-06-1946, que creó la Junta Superior de Orientación Cinematográfica, posteriores también, por tanto, al filme citado por el señor Crespo, por lo que resulta imposible, a más de falaz, su comentario acerca de la ‘clara recomendación para convertirse en películas debidamente subvencionadas’.

3)- «…Y al tercer año resucitó», película de Gil que cita el Sr. Crespo como ‘destinada a un público nostálgico y ya convencido plenamente, fue, en 1980 y según datos oficiales facilitados por el Ministerio de Cultura el filme español de mayor audiencia popular con una asistencia de 1.212.058 espectadores, frente a los 784.917 de ‘Opera Prima’ que le siguió en éxito comercial.

Fernando Vizcaino Casas

16 Septiembre 1986

La filmografía de Rafael Gil

Pedro Crespo

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Leo, con cierta sorpresa, en el ABC del 13 de los corrientes, una carta de don Fernando Vizcaíno Casas, en la que el celebrado autor de best-sellers como ‘…Y al tercer año rescito’, ‘La Boda del señor cura’ o ‘De camisa vieja a chaqueta nueva’ puntualiza generosamente mi comentario sobre el director de cine Rafael Gil, escrito con ocasión de conocerse la triste noticia de su muerte.

El Sr. Vizcaíno Casas, además de fijar en sesenta y ocho el número de películas que componen la filmografía de Rafael Gil – ¿se cuentan los documentales, propagandísticos o no? – proclama que la Junta de Clasificación y Censura fue creada en 1952 y viene a decir que no había sistemas proteccionistas del cine español durante el régimen del general Franco, anteriores a 1943.

Sin embargo, el 11 de noviembre de 1941 – según la documentada ‘Historia del cine español’, de Fernando Méndez Leite, padre – se crea el Crédito Nacional Cinematográfico. Aún más, el propio Sr. Vizcaíno Casas en su Historia y anécdota del cine español alude al primer sistema de protección económica a la industria española de producción, articulado en 1941, que ‘consiste en conceder los premios de importación de películas extranjeras a los productores españoles’. Por supuesto que esos premios los concedía una Junta, que también clasificaba las películas producidas.

Por otra parte, y sin ningún ánimo de entrar en polémicas, en cuanto concierne a la relación de don Wenceslao Fernández Flórez con el cine, baste recordar cómo, en su propio ‘Diccionario del cine español’, el Sr. Vizcaíno Casas dice textualmente, refiriéndose al eximio escritor gallego: «Perteneció durante varios años a la Junta de Clasificación de películas y muchos argumentos suyos llegaron a la pantalla».

Espero, por último, que el señor Vizcaíno Casas admita, democráticamente, mi opinión crítica de que la versión de su novela llevada al cine por el desaparecido Rafael Gil estaba ‘destinada a un público nostálgico y ya convencido plenamente’. Que los ‘convencidos’ y ‘nostálgicos’ superasen el millón de espectadores sólo sirve para dar la enhorabuena al Sr. Vizcaíno Casas, por el aquel de los derechos de autor. Sinceramente, sigo sin creer que la tal película haya contribuido siquiera mínimamente al enriquecimiento ético o estético del cine español.

 

20 Septiembre 1986

Sobre Rafael Gil

Fernando Vizcaíno Casas

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Sin ninguna sorpresa leo en el ABC del 16 de septiembre la contestación de don Pedro Crespo a mis puntualizaciones sobre su comentario crítico en la muerte de Rafael Gil (q. e. p. d.). La esperaba.

Con sumo gusto preciso al Sr. Crespo que al cifrar en 68 el número de películas realizadas por el lamentable fallecido director, me refería tan sólo a los largometrajes. Pongo a su disposición la relación concreta de sus títulos si le interesa.

Efectivamente, don Wenceslao Fernández Florez perteneció durante varios años a la Junta de Clasificación y Censura de películas, que como tal no existía en 1941. Pero lo que afirmaba en su comentario don Pedro era que Gil dirigió su primera película ‘cuando el insigne y espléndido autor gallego estaba en una Junta de clasificación’ y ello reitero ahora que no es cierto.

Agradezco, finalmente, al señor Crespo su amable enhorabuena ‘por el aquél’ de mis derechos de autor. Lamento de verdad no poder devolvérsela, en su caso.

Y por supuesto que acepto ‘democráticamente’, como don Pedro me pide, ésta y todas sus opiniones críticas, como aceptaré siempre la crítica en general. Otra cosa distinta es que las comparta.