16 julio 2011

Fue el pionero de la televisión privada en su país y llegó a tener un 25% de TELECINCO en España

Muere el magnate mediático alemán, Leo Kirch, tras ver como se derrumbaba su imperio de televisión por pleitos bancarios

Hechos

El 15 de julio de 2011 falleció Leo Kirch.

15 Julio 2011

El emperador alemán de la comunicación

Pavel Ramírez

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La vida de Leo Kirch describió una parábola perfecta. De origen humilde, llegó a convertirse en uno de los hombres más poderosos de la comunicación en Europa, para acabar, ya en el ocaso de su vida, asistiendo a la quiebra de todo su imperio. El propietario de Kirch-Gruppe -el que fuera el segundo grupo mediático más importante de Alemania- falleció ayer en Múnich a los 84 años de edad.

Leo Kirch nació en 1926 en Volkach (Baviera, Alemania), aunque pronto emigró junto con sus padres a la vecina Wurzburgo, donde pasaría la mayor parte de su infancia bajo el yugo del nazismo. Su familia, bastante humilde, se dedicaba a la viticultura. Durante la II Guerra Mundial, Kirch fue reclutado por el ejército del Reich y destinado en el batallón antiaéreo, responsable de la defensa de varias ciudades bávaras de los bombardeos de las fuerzas Aliadas. Tras la contienda, se graduó en Administración y Dirección de Empresas en 1952 por la Universidad de Múnich, donde se estimuló su interés por las empresas de comunicación.

En 1956, Leo Kirch recurrió a varios familiares, entre ellos su esposa, Ruth Kirch -con la que acababa de casarse- para obtener un crédito inicial con el que compraría por 25.000 marcos los derechos de la película La Strada, del gran realizador italiano Federico Fellini. Con los beneficios obtenidos por la gestión de la cinta, montó una empresa dedicada a la venta y distribución mayorista de películas, series y documentales, que a la larga se convertiría en KirchMedia. Esta empresa fue el primer peldaño del que acabaría siendo el imperio Kirch, siempre en estrecha relación con la gestión de derechos de producciones extranjeras.

En 1963, llegó a Alemania Occidental una segunda cadena de televisión, la pública ZDF y Kirch se convirtió en uno de sus proveedores más importantes hasta los años 80. Sus contactos con las productoras estadounidenses le permitieron gestionar durante esos años de auge televisivo la entrada en Alemania de importantes contenidos. Así, fortaleció la posición de KirchMedia durante algo más de 20 años.

La sociedad alemana siempre ha especulado con que las buenas relaciones que mantuvo con ciertos políticos, como el ex canciller Helmut Kohl o el bávaro Franz Josef Strauss, ayudaron a florecer el imperio de Kirch. Y, de hecho, el magnate se vería implicado a finales de los 90 en un escándalo de financiación irregular del partido Unión Demócrata Cristiana, durante el mandato de Kohl.

En 1984, Kirch dio el salto a la televisión privada creando el canal Sat.1 (inicialmente PKS). En un principio, éste se nutría del propio archivo de KirchMedia, emitiendo películas antiguas, series norteamericanas y concursos. A finales de los años 80, la cadena estaba ya consagrada como una referencia en la parrilla de la televisión alemana, elaborando series y películas propias.

El magnate alemán decidió entonces embarcarse en un proyecto paralelo a la televisión, comprando en 1985 el 10% de las participaciones del exitoso diario Bild (anteriormente Bild-Zeitung). Posteriormente, también adquiriría hasta el 25% de las acciones de la española Telecinco.

En la década de los 90 fue pionero en Alemania al introducir la televisión de pago. Junto a Canal+ y Bertelsmann AG, creó la cadena Premiere, que no terminó de cuajar. Sin embargo, tras esta experiencia fallida, Kirch no se rindió y lanzó en 1996, ya en solitario, otra plataforma de pago, DSF1. Para tratar de hacerse un hueco en el complicado sector televisivo, Kirch se vio obligado a reinventar el negocio, comprando derechos de competiciones deportivas (como la Bundesliga o la Fórmula 1) a precios astronómicos, muy por encima de su valor de mercado, con el fin de aumentar los abonados.

Esta estrategia no tardó mucho en pasarle factura. Así, en abril de 2002, KirchMedia, que acumulaba una deuda de 6.500 millones de euros, quebró, viéndose obligada a vender todos sus activos. Un mes más tarde, el magnate reclamó 3.500 millones de euros a Deutsche Bank, estimando que su presidente, Rolf Breuer, había forzado la quiebra del grupo al dudar públicamente sobre su solvencia. Pero la demanda fue desestimada en 2008. Leo Kirch recurrió entonces el fallo, pero la Justicia se ha tomado su tiempo y la sentencia se encuentra aún pendiente de resolución. Tras el crack, Kirch desapareció de la escena pública y pasó sus últimos años en un entorno familiar. En una de sus últimas comparecencias públicas mostraba un aspecto envejecido. Padecía diabetes, enfermedad que le había provocado la amputación un pie y una cegera progresiva e irreversible. Murió, probablemente, con la amargura del emperador caído, que tras haber acumulado un inmenso poder asiste a su propio derrumbe.