17 agosto 1977

Con él desaparece el primer y mayor ídolo musical de la posguerra

Muere por consumo de drogas el cantante norteamericano Elvis Presley, símbolo del rock mundial

Hechos

El 17.08.1977 se hizo pública en todo el mundo la muerte de Elvis Presley.

Lecturas

El cielo tachonado de estrellas del espectáculo brilla desde este 19 de agosto de 1977 con menor intensidad al haberse apagado una de sus grandes estrellas.

Con 42 años apenas moría en Menphis (Tenessee) el cantante Elvis Presley.

Figura legendaria del rock and roll, Presley se preparaba para volver a los escenarios de los que se hallaba retirado desde hacia varios años.

Pesaba más de 120 kilos, y en su pugna por adelgazar  se había convertido en un adicto a las drogas que han sido las causantes de su muerte.

La noticia provocó escenas de histeria colectiva en los más diversos lugares del mundo. También versiones conspiranoicas como que había sido secuestrado por extraterrestres.

18 Agosto 1977

Elvis Presley: de rebelde sin causa, a ídolo americano

J. M. Costa

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El martes, día 16, a las 21.30 (hora española), Elvis,Presley fue hallado inconsciente en su casa. Trasladado inmediatamente al Menphis Baptist Memorial Hospital, se le apreció. un paro cardíaco que fue la posible causa de su muerte. Con él desaparece el primer y mayor ídolo musical de la posguerra. J. M. Costa ha elaborado una semblanza de su personalidad y de su entorno, en la que se describen las interrelaciones, entre industria y arte, en este complejo y superdesarrollado mundopop. Si Elvis representó en un momento dado a la juventud rebelde norteamericana y, por extensión, a toda la del mundo occidental, posteriormente fue aceptado y asumido por la misma sociedad que pretendía atacar inicialmente. Un proceso común a todos los fenómenos de la mitología pop.

l día 16 de agosto de 1977 ha desaparecido Elvis Presley, a la edad de 42 años. Sin embargo, el fenómeno había muerto mucho antes, al unísono con muchasrebeliones sin causa de las que él fue personificación y catalizador.Cuando Elvis comenzó a cantar a principio de los años cincuenta unas canciones rápidas que al poco tiempo habrían de llamarse rock & roll, Estados Unidos, o mejor dicho, su juventud, se hallaban en inmejorable situación para recibirle. La sociedad americana se expandía, la segunda guerra mundial había finalizado y la de Corea no hacia sino modernizar la ya potentísima industria bélica yanqui. Los jóvenes quinceañeros encontraban con cierta facilidad puestos de trabajo, aunque no estuvieran bien pagados, y el aumento del bienestar general provocó un ascenso explosivo en la capacidad adquisitiva de los que antes eran niños. Pero la imagen confortable y pancista del americano medio no podía satisfacer a sus hijos y así fueron surgiendo los primeros conatos de lo que sería una rebelión, no sin causa, sino sin objetivos.

Y en ese contexto apareció Elvis Presley. Al principio se le consideraba en cierta manera un cantante country (campero) algo especial (de hecho la RCA editó hace poco en España un LP suyo dentro de este estilo). Pero la cuestión no era tan sencilla. En las Iglesias sureñas Elvis aprendió también a cantar spiritualsnegros. La mezcla entre ambos estilos es lo que habría de convertir a Elvis en un fenómeno único, definitorio de una forma de entender el rock&roll. Después de haber participado en algún concurso en el seno de fiestas de pueblo, Elvis Presley, a la sazón camionero, se dejó caer por la Sun Records a fin de grabar una canción para su madre. Si hemos de creer la leyenda Elvis no tenía muy claro cuál había de ser su personalidad como cantante. Según la propaganda posterior, el verdadero y original Elvis, sería una reencarnación juvenil de Dean Martin, que empezó a hacer rock un poco por casualidad. Hábilmente explotada esta leyenda serviría para justificar las irreconciliables contradicciones entre el salvaje cantante de Perro de caza y el melifluo crooner de Oh Sole Mio. Ambos estilos muestran las caras de este Juno musical con el cual se han realizado múltiples negocios y manipulaciones.

Lo único cierto es que de aquellos estudios de la Sun Records salió un single: That’s al right mama, que marca el. comienzo discográfico de nuestro héroe. Su forma de cantar era tan especial, que hubo que convencer a la siempre suspicaz y segregacionista sociedad sureña de que la joven promesa que escuchaban por la radio no era un negro.

Un movimiento brutal

Este primer disco no fue un boom. Se vendió bien únicamente en el Sur, pero sirvió para que Elvis encontrara trabajo en locales y espectáculos de música. vaquera. En ellos era anunciado como The Hilibilly Cat o The king of the western Bop. Pero en reaIidad él tenía poco que ver con los rodeos.

Ya desde los primeros tiempos era un espectáculo inusual. Vestía como cualquier pandillero de la época, un poco inclinado a las prendas multicolores (especialmente el rosa), el pelo y el aspecto desaliñados y lo que es más importante, un movimiento brutal. Elvis se retorcía en el escenario, canalizaba las represiones sexuales de su joven audiencia a la cual provocaba sin descanso hasta que finalmente se producía un estallido orgiástico en el cuál la histeria y la energía habían de resultaren una especie de nueva y espontánea catarsis.

Un buen día de 1955 un autodenominado Coronel Parker, empresario y pirata conocido, se fijó en la joven estrella. Bajo su tutela Elvis comenzó a escalar los peldaños del éxito. Por lo pronto el Coronel le consiguió un magnífico contrato con la RCA (40.000 dólares) empresa con la cual Elvis permaneció hasta su muerte. La primera canción que grabó en esta nueva etapa fue Heart Break Hotel.Elvis, ya conocido como The Pelvis no tenía más que veinte años pero consiguió desplazar con ella a los Bing Crosby, Sinatra y Dean Martin que por aquel entonces dominaban el mercado discográfico.

Cine

La Paramount le ofreció un contrato por tres películas que fue rápidamente aceptado por el Coronel. El chaval era ya un artista supercotizado, sus conciertos se transformaban en verdaderos tumultos y todo parecía sonreirle. Sólo permanecía incólume el rechazo de la América de las tradiciones y de la sociedad del bienestar. Tanto es así que en el Show de Ed Sullívan y ante un público de más de cincuenta millones de personas, los cámaras asustados por los contoneos de Elvis sólo le enfocaron de medio cuerpo para arriba… algo que habría de superarse al poco tiempo, por supuesto.

Haciendo caso omiso de los ataques chascarrilleros o apocalípticos la estrella de Elvis seguía luciendo. Allí donde iba le acompañaba la histeria, como en Forth Worth, donde las jóvenes del lugar se grabaron en la piel con estiletes, el nombre de su ídolo. A estas alturas sus compañeros de los principios, Scotty Moore y Bill Black, se despiden ante la negativa del Coronel a aumentarles el sueldo. Pero estas pequeñas faenas no esturbian su imagen, dentro de poco tendrá que cumplir su servicio militar y eso es lo único importante. Y en efecto, la mili de Elvis sirvió para convertirle en una Figura más que añadir a la constelación de los vip’s estadounidenses. En vez de rehuir el servicio se incorporó como uno más, marchando a la República Federal de Alemania, lo cual, en pleno ambiente de guerra fría, era poco menos que meterse en la boca del oso ruso. A partir del 24 de marzo de 1958, el muchacho pasa a ser soldado US 53310761. Todo el país se despide de él, con lágrimas en los ojos, los padres comprenden al fin que no era tan malo y en cierta forma, su marcha vuelve a reunir a las familias en la añoranza.

Durante el tiempo que Presley estuvo alejado, el astuto y nunca bien ponderadoCoronel Parker, en comandita con la RCA se dedicó a editar discos y más discos, en los cuales se observaba una curiosa combinación de temas fuertes y baladas blandengues y superorquestadas. Música para toda la familia en suma. Pero el colmo había llegado antes, con su album White Christmas, que editado en 1957, daba la medida del nuevo y desdentado rey del rock.

A su regreso, en 1960, Elvis ya era un héroe y su album Elvis is back se vendió como churros. En realidad, en el se contienen canciones entonadas cada vez de forma más suave y blanda, que no aportaba nada, pero sin duda Elvis era un mito y los mitos, en el mundo de la música, siguen dando dinero a ganar.

Elvis se retira en 1961, a la edad de veintiséis años. Este retiro fue oportuno, ya que poco tiempo después habrían de surgir los Beaties, cuya música resultaba evidentemente más fresca que la empalagosa y artificial de Presley. Este se dedicó durante una serie de años a grabar elepés llenos de orquestas y de coros, y a filmar películas que a pesar de su escasa calidad eran vistas algo masoquistamente, por millones de espectadores.

El resurgir del ídolo

En 1968, Elvis no estaba olvidado, ni mucho menos, pero la pujanza de los grupos ingleses a lo largo de los años sesenta, la eclosión de nuevos ídolos, como Bob Dylan y otros, hacían necesaria una demostración palpable de que se encontraba en plenitud de condiciones. El evento tuvo lugar ese mismo año en los estudios de Televisión de la NBC. Esta aparición marcó el comienzo de otras varías en las cuales intentaba desesperadamente dar una imagen equívoca, situada entre sus feroces comienzos y su bien ganado status actual. Realmente era penoso ver a este hombre legendario luchar contra sus propias grasas, embutido en un traje de cuero negro. Era patético hasta que comenzaba a cantar alguno de sus viejos temas… entonces volvía a ser casi él mismo y se olvidaban por algunos momentos los tinglados comerciales, su historia reciente, su tripa y todo lo demás. Su primera presentación en vivo desde 1961, se dio en el incomparable marco del International Hotel, de Las Vegas. Realmente no fue nada del otro mundo, como tampoco habrían de serlo- us actuaciones en Hawai o Nueva York, que sin embargo sirvieron para la grabación de álbumes que una vez más habrían de convertirle en millonario.

Llegó de nuevo a los números unos de ventas hace relativamente pocos años (con temas de compositores de color, como Guitar man o In the ghetto), pero su carrera estaba cortada y finalizada desde mucho antes. Multimillonario y aislado de todo y de todos (hasta de su mujer Priscilla Beaulieu), los rumores sobre su estado de salud se sucedían últimamente con insistencia, pero ya casi nadie hacia caso…

Elvis Presley ha supuesto muchas cosas. Quizá la más importante, el haber sido la personificación de una generación de americanos en su camino hacia la integración más absoluta dentro del stablishment. En un momento determinado Elvis y todos los que le seguían constituyeron una amenaza; un instante después se convertían en un orgullo. Ha sido uno de los más claros ejemplos de cómo un artista puede llegar a líder social y de cómo este líder sin intenciones, es manipulado por aquellos a quienes aparentemente ataca.

En todo caso su figura es enorme, su influencia en lo Musical también y ello teniendo en cuenta que nunca fue un compositor, sino un intérprete. Desde los Beatles hasta el grupo más vanguardista, toda la música que hoy escucharnos se haya impregnada de su figura, de su estilo.

Nadie como él supo dotar a una música de tanta personalidad y por vez primera, un artista joven, se dirigió en exclusiva a un público de su edad que logró identificarse con él. Esta era su mayor grandeza, su aspecto más significativo, el resto es una historia triste de una muerte demasiado temprana.

28 Agosto 1977

Elvis: Demasiado viejo para el ‘rock’, y demasiado joven para morir

Tomás Cuesta

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Bueno, pues Elvis se ha ido. Se acabó. Su nombre escrito en un montón de bombillas multicolores no volverá (probablemente) a iluminar los escenarios (¡muchachos! – esto era al principio – ¡damas y caballeros! – esto era al final – con vosotros-ustedes ¡¡¡ELVIS!!!…). Sus caderas jadeantes, que parecían provistas de movimiento autónomo y que hicieron llevarse las manos a la cabeza a tantos padres de familia USA de finales de los cincuenta, se han quedado inmóviles. Yo diría – desafiando a los diagnósticos médicos – que se ha muerto de viejo, que sus cuarenta y dos años eran ya demasiados. El mito, sin embargo, permanecía vivo y a estas alturas las linotipias de medio mundo se han encargado de confirmárnoslo.

Todo porque Elvis Presley no era simplemente un cantante, igual que James Dean era algo más que un actor. Ambos fueron exponentes de un cambio sociológico sustancial. Símbolos de una juventud, la de los años cincuenta en Norteamérica, que se sentía asfixiada en una sociedad creada, dirigida y planificada por y para los mayores. Una juventud que buscaba una salida – aunque fuera falsa – una nueva forma de bailar de vestir, de vivir. El rock’ n’ roll se la sirvió en bandeja. Y Elvis era en cierto modo, el rock’n roll.

Los ‘teen-ager’, como se les empezó a llamar se reconocieron en él, como los jóvenes de la próxima década se reconocerían en Bod Dylan. Poco importa ahora que fuese mejor o peor (no tenía, por ejemplo, la especialísima sensibilidad de Chuck Berry, ni la energía desbordante de Little Richard, dos de los más grandes del rock), tampoco le hacía falta. Él era el rey, el mito. Su música, una buena síntesis de country, wenstern y rhythm, blues sirvió de catalizador para que aquel enorme potencial humano entrase en reacción. Las compañías discográficas (RCA) se dieron cuenta en seguida del filón de oro que representaba una masa de quinceañeros con un poder adquisitivo cada vez más incrementado. Miles de millones estaban en juego, y Elvis se metió en la rueda.

Poco a poco el rock´n ´roll se fue institucionalizando. Los intereses del mercado limaron aristas, suprimieron procacidades, rebajaron insolencias. Lo just para que el producto no se desvirtuase del todo y al mismo tiempo pudiese llegar hasta el interior de las casas respetables.

Después, las enfervorizadas fans se convirtieron en pacíficas madres de familia redimidas en fin por el sistema. De cuando en cuando miraban atrás con añoranza y pinchaban en tocadiscos alguno de los plásticos de Presley. Tambien de cuando en cuando, algún multitudinario concierto nos advertía que – el rey – seguía vivo, que sus apabullantes cazadoras y sus pañuelos de seda no era solamente cosa del recerdo. Que todo seguía igual, aunque la fuerza del rock´n´roll se hubiese diluido en un montón de edulcoradas pero vendibles baladas… De alguna manera, Elvis estaba muerto ya.

Cuando se referían a él, las enciclopedias de rock hablaban siempre de aquel insolente muchacho de los primeros tiempos capaz de provocar miles de metros cúbicos de bilis con sus actuaciones. El de ahora se preocupa poco más que de mantener unos ingresos anuales que rondaban quinientos millones de pesetas.

Elvis se ha ido en todo caso. Hemos perdido un punto de referencia, el símbolo – bastante deteriorado, como decía – de unos años que para muchos fueron gloriosos. Era, probablemente, demasiado viejo para el rock´n´roll y demasiado joven para morir.