26 noviembre 1991

Muere por SIDA el mítico cantante e icono gay Freddie Mercury

Hechos

El 26 de noviembre de 1991 se hizo público el fallecimiento de Freddie Mercury.

26 Noviembre 1991

El palacio del exceso

Diego A. Manrique

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Aunque Freddie Mercury aseguraba que su lectura favorita eran los cuentos de Beatrix Potter, su vida se rigió por aquel proverbio infernal de William Blake: «El camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría».En un negocio como el del pop, tan tolerante con la extravagancia y la ostentación, Queen se distinguía por el regocijo con el que reventaba las barreras del buen gusto, por el placer en burlarse del qué dirán. Desnudar a docenas de modelos y ponerlas encima de bicicletas para ilustrar una portada era una buena excusa para reírse. Si editaba un disco titulado Jazz (ninguna relación con la música negra) se aprovechaba para celebrar la presentación en Nueva Orleans, entre escenas orgiálsticas.

Fue algo más que un lapsus el que Freddie y sus companeros aceptaran un contrato generoso para actuar en Sun City, legitimando con su presencia la versión surafricana de Las Vegas. Sin embargo, cuando el mundo del rock se movilizó en Live Aid para ayudar a los países hambrientos de África, allí estaba Queen. En su última antología mencionan que I want to be free (Quiero ser libre) es un himno «en muchas zonas oprimidas del planeta».

Queen carecía del sentido de la vergüenza, y eso era parte de su ambiguo encanto. Era un grupo que se inventaba sus propias reglas. Respaldando su desfachatez estaba una asombrosa pericia para componer temas pegajosos. A pesar de su origen en el rock duro, el repertorio de Queen cubría casi todo el abanico: baladas suntuosas, pop inefable, fragmentos operísticos, piezas funky, temas turísticos, rockabilly.

Todo servía, todo lo servían envasado al vacío y presentado primorosamente, tanto en el sonido como en lo visual. Se mantuvieron unidos, sin variaciones de personal, desde 1971 gracias a una inteligente política de concordia interior: todos podían contribuir con canciones y disfrutar de tiempo libre para desarrollar proyectos paralelos. En sus canciones cuesta saber dónde empieza la confesión y dónde termina la fantasía: dominan los tópicos sublimados, la celebración de su propio poder como rompedores de récords y fascinadores de multitudes: «Aquí estamos. Nacimos para ser reyes, / somos los príncipes del universo, / éste es nuestro lugar».

Era lógico que, ante tanta arrogancia, muchos músicos y buena parte de la crítica les vituperaran como la’cara obscena del rock. Eran una causa perdida: cuando se hizo sentir la crisis del sida ni siquiera el sector más militante denunció el silencio de Freddie. Se sabía que los gestos convencionales de solidaridad no formaban parte de su repertorio. Que nunca se había retractado de aquella explicación inicial de que el nombre de Queen carecía de implicaciones homosexuales: «Es un homenaje a la familia real británica».

Esta guerra sin cuartel entre Queen y los sectores concienciados del rock fue desastrosa. El grupo se enquistó en su castillo, sus enemigos les negaron el pan y la sal. La crueldad de la muerte relativiza aquellas batallas. Ahora, conmovidos por la tragedia, algunas letras de Queen nos suenan menos ampulosas y egocéntricas de lo que resultaban, por ejemplo, en el año 1975: «Demasiado tarde, ha llegado mi hora, / escalofríos por mi columna vertebral, / el cuerpo no para de dolerme. / Adiós a todos, tengo que irme, / tengo que dejaros y encarar la verdad. Mamá, no quiero morir, / a veces desearía no haber nacido».

26 Noviembre 1991

Freddie Mercury, el rockero manierista

Tomás Fernando Flores

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Vivía Freddie Mercury con sus gatos. Lo que parecía una leyenda divertida de una estrella de rock se correspondía, una vez más, con la realidad. Mercury vivía con sus gatos y siempre que ha estado de gira por el mundo una empleada ha puesto a los felinos al aparato para que éste les pudiera saludar. No era esta una historia truculenta o publicitaria. De hecho era uno de sus secretos. Algunos de sus amigos coleccionaban gafas, otros gustaban de los arrebatos más vitalistas y él del cariño de unos animales domesticos.

Su vida se movió entre el intimismo más vaporoso y la exuberancia de toda su presencia pública. Su manierismo exagerado había logrado tantos seguidores como detractores. Tenía un sentido espectacular del rock. No se podía ofrecer al público, pensaban Mercury y su grupo Queen, nada mas que canciones. El negocio de rock tenía que brindar magia en forma de luces y efectos. Por eso, sin dudas, sus conciertos fueron más apreciados que sus discos. En su discografía, Queen siguieron todos los vaivenes del rock. Cercanos siempre al rock más fuerte, ahí estaba siempre la actitud de Bryan May, el guitarrista fundador del grupo, no dejaron pasar otros sonidos más pomposos y pretenciosos, incluyendo baladas y sinfonías. Todos siempre con un especial toque barroco impreso en las canciones por la voz de este artista de bigote latino. El suyo era un supergrupo que había de ser evaluado con grandes cifras. Para muchos hasta los escándalos que rodeaban sus primeros conciertos no eran sino inversiones en un gran negocio. Mercury reconoció que hasta la edición de su cuarto álbum no empezaron a ganar dinero desahogadamente. Antes, declaró, nos gastabamos todo nuestro dinero en los juicios. Cuando Queen comenzó a sonar, junio de 1971, Mercury pensaban que el grupo iba a realizar cualquier tipo de interpretaciones cortas. Así lo declaraba Mercury en una de las biografías oficiales de la banda. También añadió que por aquel entonces ellos estaban cercanos a la imágenes gays. Mercury no abandonó en toda su carrera esta actitud. Cumplió el que dijo era uno de sus sueños, cantar junto a Monserrat Caballé. Fue la canción «Barcelona».

Freddie Mercury tenía otras dotes y habilidades. Empeñado en proyectar su imagen como parte de sus canciones en octubre de 1975 decidió que había que apoyar el lanzamiento de «Bohemian rapsody» con un trabajo audiovisual. Este es para la historia del rock el primer videoclip . Los que realizó desde entonces no han desmerecido nunca su forma de ver la cultura del rock. Por lo general han sido desmesurados montajes visuales donde se travestía, se veían múltiples efectos o cuantiosos extras que sorprendían al espectador. Estudió arte, junto a Pete Townshend de The Who y Roon Wood de The Face y Rolling Stones, y conocía la capacidad para provocar y excitar al público, mucho antes de dedicarse al rock. Cuando apostó por el rock quiso hacer, en su propias palabras, una banda con la energía de Led Zeppelin y una nueva carga visual. Mercury entró como cantante en un grupo de rock, Queen (reina) apostando duro por la irreverencia. Una pose que no abandonó en ningún momento de su carrera artística.