23 octubre 2004

De acuerdo al instructor el cabecilla de la trama era Mohamed Achraf

Operación Nova: el juez Garzón encarcela a 17 islamistas acusándoles de proyectar la voladura de la Audiencia Nacional

Hechos

El juez Garzón ordenó el 23.10.2004 el ingreso en prisión de 18 ciudadanos arabes acusándoles de proyectar la voladura de la Audiencia Nacional.

28 Octubre 2004

¿Estamos preparados?

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Diez de los diecisiete islamistas detenidos por orden del juez Garzón bajo la acusación de preparar un atentado contra la Audiencia Nacional estaban presos: tres por delitos relacionados con redes terroristas islamistas y siete por pequeños delitos. Un perfil, en conjunto, similar al del grupo de fanáticos curtidos y de reclutas fanatizados que realizó la matanza del 11-M. Están justificadas, por tanto, las medidas que ha empezado a poner en práctica Interior para reforzar el control de las actividades de los reclusos con antecedentes de este tipo, pero también de los que hayan dado muestras de acercamiento a los líderes que les aleccionan, reclutan y entrenan para mártires.

El aumento de la población carcelaria en general, y de la de origen magrebí en particular, favorece esa conversión de las prisiones en cantera de terroristas. Más de 6.000 de los casi 60.000 presos que hay actualmente en las 77 cárceles españolas son musulmanes. Por mucho que se les disperse, siempre habrá decenas de ellos en cada establecimiento. El número de internos relacionados con el terrorismo islámico ha pasado de tres en 2000 a 52 este año, según uno de los informes remitidos por Interior a la comisión del 11-M. La prisión -con mucho tiempo libre- favorece la influencia psicológica de líderes radicales que ofrecen a los pequeños delincuentes seguir haciendo lo que hacían -por ejemplo, falsificar tarjetas de móviles-, pero ahora al servicio de una gran causa. Y con la posibilidad de convertirse en mártires.

Cada vez hay más indicios de que la trama del 11-M pasó por las prisiones. Se sabe, por ejemplo, que Abu Dahdah, detenido desde 2001 como supuesto jefe de Al Qaeda en España, señalado el lunes por un responsable policial como probable instigador de los atentados de marzo, recibió visitas en prisión de personas relacionadas con los autores materiales. Si a ello se añade que el juez Garzón acaba de alertar sobre la inadecuación de la legislación actual para hacer frente al nuevo terrorismo, tan distinto al de ETA, es evidente que queda mucha tarea pendiente para hacer frente a un desafío que seguramente durará.

La reunión del Pacto Antiterrorista prevista para el próximo día 3 debería servir para que los dos grandes partidos, en lugar de seguir tirándose los trastos del pasado a la cabeza, se concertaran para pactar las líneas maestras de lo que hay que hacer ahora, especialmente en el terreno legislativo y penitenciario.

06 Diciembre 2006

¿Para qué se montó la 'operación Nova'?

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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La tercera entrega de las revelaciones del confidente Cartagena no se refiere al 11-M sino a un episodio que la propaganda gubernamental ha presentado siempre como una de sus secuelas: el intento de un grupo de islamistas de volar la Audiencia Nacional con un camión lleno de explosivos, por el que fue detenida una veintena de personas en octubre de 2004. Según la denuncia de Cartagena, esta redada -que recibió el nombre de operación Nova- fue un montaje de la Policía de cabo a rabo. Por encargo de la UCIE, el confidente le dijo al juez que el líder del grupo, Mohamed Achraf, tenía mucho dinero en Suiza. Lo hizo, según asegura, para que la compra de explosivos fuera creíble. Antes, y también por indicación de sus controladores, le había confiado a Achraf que una persona podía facilitarle explosivos. En realidad, se trataba de un anzuelo arrojado por la propia UCIE, cuyos policías iban a hacerse pasar por traficantes para atrapar a Achraf y su grupo. De ser cierta esta versión, la trama para volar la Audiencia no fue sino un burdo montaje policial. Tanto la confesión de Cartagena como la endeblez de las pruebas hacen aún más llamativo que Garzón se prestara al juego e inducen a pensar lo que muchos sospechábamos: que la operación Nova escondía el propósito político de encuadrar el 11-M en una oleada de ataques islamistas contra España que, por fortuna, no se ha producido.

06 Diciembre 2006

El confidente 'Cartagena' denuncia que la 'operación Nova' fue un montaje de la Policía

Antonio Rubio

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Abdelkader Farssaoui, más conocido por el alias de Cartagena, mantiene en la denuncia que presentó el pasado día 1 en la Audiencia Nacional que la operación Nova, cuyo objetivo principal consistía en atentar contra los jueces Baltasar Garzón y Juan del Olmo con un camión cargado de explosivos, fue un montaje de la Policía.

Cartagena sustenta su denuncia en el hecho de que los agentes de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) se encargaron de preparar una serie de pruebas falsas para hacer creíble el atentado: contactaron con el islamista Mohamed Achraf para que un policía se hiciera pasar por traficante de explosivos, después prepararon un comunicado de reivindicación que enviaron a dos periódicos de Almería y por último elaboraron un informe sobre los atentados que entregaron al juez Garzón.

La operación Nova, que se llevó a cabo por los agentes de la UCIE entre octubre y noviembre de 2004 bajo la supervisión del juez Garzón, dio un balance de más de 20 detenidos. Todos ellos eran de ideología salafista, formaban parte del grupo Mártires por Marruecos y su máximo dirigente era Mohamed Achraf.

El juicio contra los islamistas radicales está previsto que comience en la Audiencia Nacional en el mes de febrero de 2007. Mohamed Achraf, el cabecilla de la organización, fue detenido en Suiza en el mes de octubre de 2004 por estar en territorio helvético como inmigrante ilegal y posteriormente fue extraditado a España por forma parte de un comando de islamistas radicales.

Farssaoui obtuvo la condición de testigo protegido del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional con el número 11304 (11 de marzo de 2004) después de que el 14 de septiembre de 2004 prestara la siguiente declaración policial: «Med Achraf le confesó al testigo [se refiere a Cartagena], en una reunión cerrada, que necesitaba darle a España el golpe más duro en su Historia [sic], para lo cual necesitaba 1.000 kilogramos de Goma 2. El atentado quería que fuera en la Audiencia Nacional o el Tribunal Supremo».

Sin embargo, dos años y dos meses después el mismo testigo, Abdelkader Farssaoui, cuestiona su propia declaración y mantiene en su escrito-denuncia que todo fue una farsa montada por la Policía: «La UCIE me dijo que dijese que Mohamed Achraf poseía gran cantidad de dinero en Suiza, para que la compra de explosivos fuese creíble».

El confidente policial va aún más lejos sobre el tema de los explosivos que quería comprar Achraf: «También me pidieron [se refiere a los agentes de la UCIE] que le mandase un correo electrónico a Mohamed Achraf a Suiza para comunicarle que hay una persona que nos puede facilitar explosivos para poder atentar en España, aunque él nunca mencionó nada sobre atentar».

Cartagena también descubre la forma en que, supuestamente, los agentes policiales intentan provocar el delito del dirigente islamista: «Los de la UCIE me aseguraron que uno de ellos se podría presentar como traficante de armas y explosivos (y me aseguraron que eso no para venderlo de verdad, sino solamente para tener pruebas)».

Se da la circunstancia de que, antes de los atentados del 11-M, Abdelkader Farssaoui abandonó Madrid por expreso consejo de sus controladores policiales. Terminó en Almería y allí volvió a ejercer de imam y a dirigir la asociación musulmana de aquella provincia.

Y en Almería Cartagena establece nuevos contactos y amistades entre los islamistas de la zona. Entre ellos estaba el mauritano Kamara Birahima Diadie, amigo y correligionario de Mohamed Achraf. El supuesto cabecilla del grupo terrorista viajó en julio de 2004 desde el extranjero hasta Almería, conoció al imam Abdelkader Farssaoui y, al parecer, entablaron una estrecha amistad.

Tras los encuentros de Achraf con Farssaoui y Birahima, el dirigente islamista emprendió viaje a Francia y Suiza. Entonces, según declaración policial de Cartagena, Kamara quedó encargado de la localización de los explosivos a través de un supuesto Antonio, de raza gitana.

Cuando Achraf ya estaba en Suiza, Abdelkader Farssaoui se puso en contacto con el dirigente islamista para seguir el operativo marcado por los agentes de la UCIE con respecto al tema de los explosivos. En la denuncia que Cartagena presentó ante la Audiencia Nacional se recogen las instrucciones que el imam recibió de sus controladores: «Los mensajes enviados a Achraf eran copias facilitadas por la UCIE para provocarle y ver cómo reaccionaba, ya que le envié un correo electrónico, en árabe, sobre la compra de explosivos. Y él comunicó telefónicamente que no pudo llegar a leer el mensaje porque el ordenador suyo no pudo descifrar los caracteres árabes. Yo le vuelvo a mandar otro en castellano y no respondió».

En el sumario de la operación Nova no queda claro, en ningún momento, cómo iban a conseguir los miembros de la célula de Achraf los explosivos para atentar contra la Audiencia Nacional.

El imam de la mezquita de Villaverde y Almería también explica en su denuncia que «a comienzos de septiembre [se refiere al año 2004] me hacen firmar una cantidad de informes redactados por ellos, sobre la operación Nova».

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Manipulación

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En septiembre de 2004 la operación Nova ya está en marcha. Cartagena explica los preparativos por parte de la Policía: «Me entregan una carta en árabe, tipo comunicado, supuestamente escrita por islamistas, para que yo la mande a algún medio de comunicación». Las instrucciones de los agentes de la UCIE son aún más concretas: «Aconsejándome la utilización de guantes para no dejar huellas».

Abdelkader Farssaoui, que tiene estudios superiores, avisa de los errores que se aprecian en el comunicado policial: «Cuando yo la he leído, les he comunicado que contiene muchas faltas de expresión y de ortografía, y ellos me contestaron con firmeza que deje la carta tal como está y que no cambie nada de su contenido». La misiva, según Cartagena, fue enviada a los diarios almerienses La Voz e Ideal y sólo la publicó el segundo.

Y después de las cartas y los comunicados, Cartagena, ya con su condición de testigo protegido, declaró el 21 de octubre de 2004 ante el juez Baltasar Garzón sobre sus relaciones con Achraf y el supuesto atentado contra la Audiencia Nacional: «Sentados en el salón de su domicilio, Achraf le comenzó a dibujar cómo era la zona donde está la Audiencia Nacional… El declarante le dijo que eso sería difícil, ya que es de suponer que habría policía… Achraf le comentó que no habría problema porque la acción se llevaría a cabo con un camión cargado con un mínimo de 500 kilos de explosivos».

Abdelkader Farssaoui mantiene en el transcurso de toda su denuncia que los agentes policiales manipularon los informes de la operación Nova y otros.

El imam concluye el apartado sobre la operación Nova de su denuncia con esta afirmación: «La UCIE decidió cerrar la investigación montando la llamada operación Nova… se reúnen conmigo para redactar el último informe, donde figura que este grupo quería atentar… contra la Audiencia Nacional, para destruir archivos que afectan a islamistas y matar a los jueces que llevan las causas… Baltasar Garzón y Juan del Olmo… algo que nunca he llegado a saberlo [sic] durante mi investigación».

Ahora, Cartagena tendrá que demostrar que todo lo que dice en su denuncia es verdad y que no está presionado o amenazado por los islamistas radicales.

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16 Octubre 2007

'OPERACIÓN NOVA': ¿UNA 'GARZONADA'?

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Ayer comenzó en la Audiencia Nacional el juicio contra 30 presuntos terroristas islamistas detenidos en octubre de 2004 por orden del juez Baltasar Garzón en la más que confusa operación Nova. Pretendían, según la acusación, volar el edificio de la Audiencia Nacional con 500 kilos de explosivos. Por las primeras pesquisas policiales se supo que los islamistas habían conectado con el etarra Rego Vidal -acusado de intentar el asesinato del Rey- como proveedor de los explosivos. Esta versión se esfumó en el auto de Garzón para incluir que un traficante de armas de etnia gitana -al que aún no se ha podido identificar- era el potencial suministrador

Puede que los ahora juzgados pretendieran formar células radicales y que figurara en sus proyectos la ejecución de atentados en España. Pero también está claro que el presunto atentado contra la Audiencia Nacional era más un deseo difuso que una realidad. No tenían explosivos ni sabían cómo agenciárselos. Las informaciones para sustentar la acusación -al margen de unas cartas interceptadas en prisión- provenían de Cartagena, un confidente policial infiltrado en células islamistas -incluida la de El Tunecino- que ha sido testigo controvertido en el juicio del 11-M.

Como ya comentamos en su día, Cartagena, en este episodio, pudo formar parte de una maniobra de intoxicación de la propia Policía, que pretendía darle el estatus de testigo protegido antes de que avanzara la investigación del 11-M. Trataban de poner la venda antes de la herida para tapar el estupor que iba a producir en la opinión pública el descubrimiento de que el confidente había dado informaciones muy concretas sobre El Tunecino y sus compinches, que tanto la policía como Garzón habían desdeñado.

Cartagena reconoció en un escrito ante el juez Javier Gómez Bermúdez que la UCIE, la Unidad Central de Información Exterior, le había dictado lo que contó al juez Garzón. Por ejemplo, que el líder del grupo, Mohamed Achraf, tenía mucho dinero en Suiza para adquirir explosivos. Los propios agentes de la UCIE, según Cartagena, querían hacerse pasar por traficantes para alentar a la célula islamista y así poder atraparla.

La operación Nova escondía el propósito político de encuadrar el 11-M en una oleada de ataques islamistas contra España que, por fortuna, no ha llegado a producirse. Habrá que esperar al desarrollo del juicio para desmenuzar las aportaciones de la investigación y saber si se trataba de una trama seria o si estamos ante lo que en el argot ya se conoce como otra garzonada.