13 abril 2016

Ciudadanos había sostenido al alcalde hasta ese momento, pero tras la redada pasó a apoyar a la izquierda

El alcalde de Granada Pepe Torres Hurtado (PP) es detenido por corrupción propiciando un cambio político en favor del PSOE

Hechos

  • El 11.04.2016 el alcalde de Granada, D. José Torres Hurtado fue detenido durante un día por efectivos de la Policía Nacional.

Lecturas

El 11 de abril de 2016 el alcalde de Granada, D. José Torres Hurtado (PP), en encarcelado en el marco de una investigación sobre posible corrupción, la ‘Operación Nazarí’, en la que también es detenida la concejal Dña. Isabel Nieto Pérez. El PP gobernaba Granada con el apoyo de Ciudadanos. Ante el escándalo el PSOE presenta una moción de censura y Ciudadanos se muestra dispuesto a aceptarla.

En un intento del PP de retener la alcaldía el 18 de abril de 2016 D. José Torres Hurtado acepta presentar su dimisión que había condicionado a que también dimitiera su principal rival interno en el PP, el presidente provincial del PP de Granada, D. Sebastián Pérez Ortiz, por lo que la alcaldía pasaba en funciones a manos del concejal del PP D. Juan García Montero.

En el pleno para elegir al nuevo alcalde celebrado el 5 de mayo de 2016 los concejales de Ciudadanos, Vamos Granada, Podemos e Izquierda Unida se unen al PSOE para dar la alcaldía al candidato socialista D. Francisco Cuenca Rodríguez

El juicio al Sr. José Torres Hurtado y a la Sra. Isabel Nieto Pérez concluiría con su absolución el 26 de octubre de 2021.

EL PSOE LOGRA LA ALCALDÍA CON LOS VOTOS DE CIUDADANOS

FranciscoCuenca_ D. Francisco Cuenca

El PP intentó retener la alcaldía forzando la dimisión D. José Torres Hurtado como alcalde de Granada y de su concejala Dña. Isabel Nieto, un hecho que causó una pelea interna porque el Sr. Torres Hurtado anunció que no dimitía si con él no se iba también su rival interno, el presidente del PP de Granada, D. Sebastián Pérez, que se vio así forzado a dimitir.

Pero las dimisiones no consiguieron, en contra de lo que esperaba el PP, que Ciudadanos y su líder D. Luis Salvador, mantuviera su apoyo al PP, el partido C´s pasó a apoyar al bloque de izquierdas encabezado por D. Francisco Cuenca (PSOE) junto a Izquierda Unida y Podemos.

 

11 Abril 2016

Más y más corrupción

EL PAÍS (Director: Antonio Caño)

Leer
Persiste el aislamiento del PP a medida que crece la serie de escándalos

Las investigaciones sobre una trama de corrupción urbanística en torno al alcalde de Granada, José Torres Hurtado —que durante unas horas estuvo detenido ayer por la policía—, han desencadenado la típica reacción de un partido pillado en falta: en cuanto el PP tenga los detalles, actuará en consecuencia contra su correligionario. De momento le ha suspendido de militancia y anuncia un expediente. La cuestión es el porqué de tomar la iniciativa interna siempre a remolque de las investigaciones judiciales.

No hace falta esperar a que se produzcan despliegues policiales y registros espectaculares para considerar con cuidado cuáles son las personas que merecen la confianza de un partido político serio. El regidor de Granada lleva una larga trayectoria: diputado, delegado del Gobierno en Andalucía, alcalde durante varios mandatos en los que ganó mayorías absolutas, hasta que el año pasado perdió votos y necesitó un pacto con Ciudadanos para conservar la vara de mando. No se trata, por lo tanto, de ningún desconocido ni de un recién llegado que pueda haber sorprendido la buena fe de sus patrocinadores. Como tampoco lo eran muchos de los investigados antes en la órbita del PP en Madrid, la Comunidad Valenciana o Baleares, por no recordar los problemas detectados en la sede central.

La corrupción requiere de complicidades o negligencias políticas. Mariano Rajoy ha insistido en la injusticia de descalificar a la política, en general, por unos cuantos casos de personas que no se comportan debidamente, pero ese análisis tan simple corre el riesgo de quedar rectificado por la realidad. La corrupción permite crear redes clientelares y falsear la competición política; destruye la confianza en las instituciones y crea unas relaciones oscuras entre empresarios y conseguidores, que viven del tráfico de influencias, del amiguismo y de las comisiones. La corrupción no es un mal menor, sino una amenaza seria contra la existencia misma del sistema democrático. Por eso es inquietante la cantidad de casos acumulados por las organizaciones políticas que han tenido responsabilidades de poder, y entre ellas, destacadamente, el Partido Popular.

Concurre, además, en el alcalde de Granada una personalidad pintoresca, capaz de impulsarle a lanzar comentarios en público como el que le hizo famoso en julio pasado: “Las mujeres van más elegantes cuanto más desnudas”. Un chabacano no tiene por qué ser un presunto corrupto; pero si se unen las dos condiciones, cabe preguntarse qué había visto en él la dirección del Partido Popular como para impulsarle a correr tantas carreras con sus colores.

Al final todo repercute en el aislamiento político del PP, a escala nacional, en parte por una presencia tan reiterada en las crónicas policiales y de tribunales. El estallido delcaso Taula en Valencia le sorprendió en los primeros compases de los tanteos para la formación de Gobierno, lo mismo que la trama granadina recorta aún más el margen de Mariano Rajoy para conseguir apoyos a su investidura, antes o después de unas nuevas elecciones generales.

El Análisis

Adversarios y enemigos

JF Lamata

La detención por unas horas del Sr. Torres Hurtado fue suficiente para que el Ciudadanos diera por finalizado su pacto con el PP y le diera el poder al PSOE. Aunque la formación naranja advirtió desde el momento sus intenciones, los populares trataron de evitar ofreciendo la cabeza del Sr. Torres Hurtado. Lo llamativo es que este se mostró poco predispuesto a ofrecerla y sólo aceptó dimitir a cambio de llevarse por delante al enemigo interno: el presidente del PP de Granada, D. Sebastián Pérez.

Sólo desde la clave regional de Granada se podrá entender que el enfrentamiento entre ambos fuera tal que el Sr. Torres Hurtado sólo aceptara marcharse si defenestraban a su ‘compañero’ de partido. Dicho y hecho. No sirvió para que el PP retuviera la capital, dado que el PSOE y Ciudadanos consumaron su golpe, pero sí sirvió para que una vez se acreditar que en política los rivales son los adversarios, los enemigos están siempre en tu propio partido.

J. F. Lamata