27 diciembre 1996

PRISA y Zeta crearán conjuntamente Audiovisual Sport, para explotar el fútbol, al tiempo que se especula con una evolución de los informativos de ANTENA 3 a posiciones afines al PSOE y contrarias al PP

Pacto de Nochebuena: Asensio (ANTENA 3 – Zeta) deja tirada a la plataforma Telefónica-RTVE-Televisa para aliarse con la de PRISA

Hechos

El 24 de diciembre de 1996 el Grupo PRISA y ANTENA 3 TV (del Grupo Zeta) anunciaron su alianza para explotar conjuntamente los derechos del fútbol.

Lecturas

El 24 de diciembre de 1996 se anuncia el Pacto de Nochebuena entre D. Jesús Polanco Gutiérrez, presidente de PRISA (Gesport-Sogecable), D. Antonio Asensio Pizarro presidente de Antena 3 TV (GMA) y TV3 para crear Audiovisual Sport formada por un 40% acciones de Sogecable, 40% acciones de GMA y 20% de acciones de TV3.

El acuerdo incluye que Antena 3 TV abandone la plataforma de pago por satélite Vía Digital para pasar a asociarse con la plataforma de pago por satélite de Sogecable, Canal Satélite Digital. Antena 3 TV adquirirá paquete minoritario de acciones y Promociones Audiovisuales Reunidas, vinculado al Sr. Asensio Pizarro otro, manteniendo Sogecable la mayoría.

El 30 de diciembre de 1996 el diario El Mundo publica un amplio editorial dictaminando al Gobierno Aznar los 20 pasos que debe seguir para frenar a PRISA.

27 Diciembre 1996

LA CRISIS DE NOCHEBUENA: DRAMATIS PERSONÆ

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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JESUS POLANCO, el gran patrón de PRISA, aparece como el máximo beneficiario de la crisis. La afrontó con muy malas cartas en la mano: parecía destinado a quedar en posición muy poco competitiva de cara al mercado de la televisión de pago, monopolizado hasta ahora por él. Pero guardaba varios ases en la manga, y los ha jugado. Queda por ver si no ha iniciado con ello una peligrosa huida hacia adelante, asumiendo excesivos riesgos. Pero, por ahora, lo que está claro es que el destinatario predilecto de los favores del felipismo sabe bien a quién tiene que comprar y cuándo.

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FELIPE GONZALEZ y el PSOE dejaron claro desde el principio de qué lado estaban, y ayer lo ratificó su representante en la Comisión de Control de RTVE: querían que la batalla la ganara su amigo Polanco, y están contentísimos de que las cosas apunten en esa dirección. Curiosas, sus obsesiones: llegaron a manifestar que consideraban una afrenta que en la plataforma digital estuviera EL MUNDO, por más que su presencia (un 1%) fuera meramente simbólica. Se supone que están en la oposición, pero se las arreglan como si siguieran teniendo las riendas del Poder.

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ANTONIO ASENSIO ha incumplido todos los compromisos que asumió a la hora de la constitución de la plataforma de televisión digital. Debería explicar públicamente por qué, aunque sólo fuera para tratar de desmentir la interpretación más extendida: que su viraje responde más a motivaciones de lucro personal que al interés de Antena 3. De momento, lo único que está claro es que su imagen pública -que no rondaba grandes alturas, ha quedado por los suelos. Y que se ha convertido en rehén de aquel a quien apenas hace nada acusaba de «prostituir la democracia».

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JOSE MARIA AZNAR, cuando llegó al Gobierno, lo tenía claro: no podía ser que el mundo de la comunicación estuviera cada vez más monopolizado por un solo grupo empresarial que, para más inri, es íntimo aliado de su eterno rival político. Creyó que Asensio quebraría ese proceso monopolizador, y le ayudó para que lo hiciera. Ha ocurrido todo lo contrario. Algunos culpan a Rodríguez, pero el secretario de Estado no ha sido el artífice, sino el ejecutor de esa táctica. Aznar debe decidir: o se resigna y se rinde o acepta el reto y combate. Le va todo en ello.

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EMILIO AZCARRAGA, el presidente de Televisa, intentó hasta el último momento frustrar el pacto Polanco-Asensio. Hizo al presidente de Antena 3 una «oferta de ensueño»: darle 200 millones de dólares de plusvalía -o sea, para su bolsillo- y hacerse cargo de todos sus compromisos financieros en relación al fútbol; a cambio, Asensio debía respetar el pacto de la plataforma. ¿Y qué obtenía Azcárraga con esa operación? Entrar por la puerta grande en el mercado español y venderle un favor al Gobierno de Aznar. Le salió mal. En España, el PRI está en la oposición.

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JORDI PUJOL no aparece en el escenario de la crisis, pero es pieza clave en su gestación y resolución. Sin su plácet, Asensio no habría actuado así. Depende demasiado de él. ¿Por qué ha dado el honorable esta nueva puñalada a Aznar, tan parecida a la que le asestó a la hora de la elección de la Presidencia de la Sala Segunda del Supremo? Una posible explicación: no quiere que Aznar gane terreno y se ponga en condiciones de vencer más ampliamente en las siguientes elecciones. Otra: sigue teniendo muchos lazos que lo atan al felipismo. No son explicaciones incompatibles.

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JUAN VILLALONGA, presidente de Telefónica, ha sido sin duda el más sólido impulsor de la plataforma digital. No faltará quien considere que lo sucedido representa para él una cierta derrota. Puede suponerle más bien una liberación. Bastante tarea tiene con el proceso privatizador de Telefónica, con la consiguiente renovación de su Consejo de Administración, con su expansión exterior… La plataforma digital y el inestable mercado del fútbol televisado eran para él un verdadero campo de minas. Ha protegido a sus accionistas al no ceder a las pretensiones de Asensio.

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MONICA RIDRUEJO, directora general de RTVE, debería haber tomado las riendas del complejo proceso de creación de la plataforma digital. El papel le correspondía por derecho propio. Pero, inmersa en los abismos económicos del ente, este asunto, capital, la ha desbordado por completo. Cuando quiso darse cuenta, los acuerdos firmados se habían convertido en papel mojado, y TVE -a fin de cuentas, la más poderosa de las empresas televisivas españolas-, en mero comparsa segundón. Ayer empezó a reaccionar. Muy tarde ya. Pero mejor es tarde que nunca.

28 Diciembre 1996

Más Plataformas

Federico Jiménez Losantos

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Aunque ahora en Moncloa reine un cabreo feroz contra Antonio Asensio por haber ‘traicionado’ el proyecto de la plataforma digital, creo que es inútil insistir en la jeremiada y convendría tratar de sacar las lecciones del caso. Yo no voy a hablar mal de Polanco ni de Asensio, aunque de ambos sólo haya recibido palos, porque si ellos han aprovechado una situación de ventaja en el Gobierno de turno, el que se la ha conceiddo, luego serán González y Aznar los que tengan que hacer examen de conciencia. Bueno tratándose de conciencia, tendrá que ser sólo Aznar, porque ya González mostró su carencia de ella al decir que se cargaría la plataforma digital auspiciada por el PP en cuanto llegase al Gobierno. Después de lo que hizo con las concesiones de televisión tampoco podía esperarse otra cosa, pero, en fin, , Tigrekán no engaña a nadie. En cambio, Aznar se siente engañado, pero aunque tenga razones para ello le falta la razón fundamental. Él también ha jugado a aprendiz de brujo patroneando proyectos telepitifláuticos y, sencillamente ha topado con un tipo más vivo que le ha timado con absoluta naturalidad. Asensio no ha hecho sino aprovecharse de una situación en la que, primero, su astucia y, luego, el Gobierno, le permite maniobrar a sus anchas. En cuanto a Polanco, ha sabido aguantar el tirón, mantener su pretensión de monopolio fáctico y se ha llevado de momento, el gato al agua.

¿Qué puede hacer el Gobierno? Pues, sencillamente, no legislar ni a favor ni en contra de Polanco ni, ahora, de Asensio y Polanco. Si en vez de montar tinglados teledirigidos se hubieran dedicado a cumplir su programa político, que es para lo que se les votó, no estarían ahora tan chasqueados. Pero hay tiempo por delante y se trata, simplemente, de volver a la buena vía de mercado abierto y la libre competencia. Yo creo que no hay que legislar contra nadie: ni contra Ruiz Mateos, ni contra Polanco, ni contra Asensio. Hay, simplemente, que luchar contra los monopolios o los oligopolios que rompen las reglas de juego de la libre competencia y para ello no es necesario un marco legislativo adecuado y una continua intervención del Poder político favoreciendo la pluralidad, la apertura por la tendencia evidente al monopolio que tienen las empresas en muchos sectores, entre ellos el de la comunicación, que en una democracia – régimen de opinión pública – es un bien que debe ser protegido al máximo.

En mi modesta opinión, si Polanco y Asensio hacen una plataforma, estupendo. Si Azcárraga y el resto se mantienen en la otra, mejor. Y si saliera una tercera o una cuarta, mejor todavía. Al final la defensa de la libertad de expresión es la pluralidad y cuantos más propietairios y medios haya, mayor será la calidad de la vida informativa – y por ende política – del país.

Acuérdese de su temprana juventud el señor Rodríguez y recupere aquella máxima de ‘crear dos, tres, muchos vietnam’. ¿Qué en vez de una plataforma hay dos? Perfecto. ¿Qué hay siete? Magnífico. Ellos, a lo suyo, que es mantener el mercado abierto y allá los empresarios con su negocio. Si es por el idioma, no se preocupen. Mientras los mexicanos lo defiendan en la frontera con Estados Unidos como lo vienen haciendo, la barrena está levantada. Lo que hace falta es un buen plan para la enseñanza del español en Norteamérica – creo que el Ministerio lo está pergeñando – y, aunque eso resulte más difícil, un plan para que también en España se aprenda español. Con eso y la natalidad creciente de nuestros hermanos transatlánticos, el futuro del idioma está asegurado. Lo que hace falta es que exista una oferta abundante y de calidad de productos televisivos en nuestra lengua y que nadie disfrute monopolio ni tampoco padezca veto de Gobierno alguno. Y, por favor, olvídense de la monserga de la rentabilidad, que es cosa de empresarios, no de políticos. Cuantas más televisiones, mejor.  Cuanto más libres, mejor. Cuanto menos politizadas, mejor.

Federico Jiménez Losantos

30 Diciembre 1996

20 claves para entender el trasfondo de la «crisis de Nochebuena»

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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1.- ¿Qué es lo que pactaron públicamente Asensio y Polanco?

Constituir una sociedad a la que tanto ellos como TV3 aporten los derechos televisivos sobre los clubes de fútbol que controlan. Asensio, a través de la sociedad GMA, tendrá el 40% y la Presidencia; Polanco, a través de Canal Plus, otro 40%, y TV3 el 20% restante. Como los derechos de Asensio -que controla a título personal pero va financiando a través de Antena 3- valen más que los de Polanco, Asensio recibirá también una importante compensación económica.

2.- ¿Qué es lo que acordaron en secreto?

Crear una nueva Plataforma de televisión digital que, entre otros contenidos, comercialice los derechos del fútbol. En esa plataforma, Polanco tiene por ahora el 85%. En ningún caso bajaría del 50%, tal vez con el apoyo de alguna empresa dependiente de la suya. Antena 3 y TV3, que de momento tienen el 10% y el 5%, respectivamente, quieren incorporar a más socios, hasta cubrir el 50% restante. Les gustaría contar ante todo con Televisa, por sus muchas horas de producción, pero los más probables candidatos son Retevisión y France Télécom -competidoras de Telefónica- y el BCH, que no participa en el núcleo duro de la compañía que preside Villalonga.

3.- ¿Por qué se siente el Gobierno engañado por Asensio?

Porque desde antes incluso de que el PP ganara las elecciones, Asensio planteó a Aznar la necesidad de aprovechar el desarrollo de las nuevas formas de televisión -entonces se hablaba sobre todo del cable- para equilibrar el poder de Polanco, obtenido a través de los privilegios que le otorgó González, e impedir que en España termine creándose una situación de hegemonía total, rayana con el monopolio, del grupo Prisa. Para desarrollar esta estrategia, Asensio ha visitado en media docena de ocasiones a Aznar en La Moncloa y en más de veinte a Miguel Angel Rodríguez. El principal fruto de todos esos encuentros fue la Plataforma Digital promovida primero por TVE y luego por Telefónica, cuya constitución se firmó el 28 de noviembre. El Gobierno considera un insulto que Asensio diga ahora que sólo ha tenido en cuenta la «lógica empresarial», cuando durante meses sus argumentos fueron abiertamente políticos.

4.- ¿Qué diferencia hay entre la Plataforma de Telefónica y la Plataforma auspiciada por Polanco?

Aunque el Gobierno haya respaldado la iniciativa, en ningún caso el resultado de lo promovido por Telefónica sería una plataforma gubernamental. En la práctica, una plataforma digital es una autopista por la que pueden circular todo tipo de contenidos. Lo importante es que ninguno de los medios que la usen sea además el dueño de la autopista. En el acuerdo firmado el 28 de noviembre, Telefónica se quedaba con un 35% y las ditintas televisiones con un 17%. Todos estaban dispuestos a rebajar su porcentaje para que Canal Plus y Tele 5 -las dos grandes ausentes- entraran en pie de igualdad. EL MUNDO aceptó quedarse con un simbólico 1%, como muestra de apoyo a un planteamiento destinado a ampliar el pluralismo y hacer realidad la libertad de televisión.

5.- ¿Por qué ha cambiado Asensio de bando?

En primer lugar, porque es una persona que tiene un concepto de la palabra dada y de los compromisos adquiridos que es distinto al del común de los mortales. A muy diversos interlocutores les había dicho que estaría dispuesto a arruinarse antes que a pactar con Polanco. En segundo lugar, porque el principal objetivo que Asensio persigue es seguir acumulando una gran fortuna personal. Y eso es lo que cree que el pacto con Polanco le garantiza.

6.- ¿Para qué ha utilizado Asensio su buena relación con Aznar?

Primero, para terminar de conseguir derechos de clubes de fútbol gracias a la influencia política del PP. Segundo, para hacer frente al intento del entonces primer accionista de Antena 3, Emilio Botin, de racionalizar la gestión de la cadena, sustituyéndole en la práctica por Eugenio Galdón. En tercer lugar, para convertir al presidente en una especie de liebre mecánica, que le ayudara a subastar los derechos del fútbol, subiendo el precio en función del mejor postor.

7.- ¿Quiénes han participado en esa subasta?

El primero de todos, en orden cronológico, el propio Polanco, con quien Asensio ya tuvo una primera negociación antes del verano. Luego Telefónica, que inicialmente aceptó que la Plataforma pagara 9.000 millones a Asensio en concepto de prima por los derechos del fútbol, y que a última hora estaba dispuesta a llegar a 12.000 o 13.000. En fin, Televisa -hace tiempo que sus altos ejecutivos venían hablando de la necesidad de pagar la mordida de Asensio- que en la mañana del 24 llegó a mandar un fax ofreciendo al presidente de Antena 3 25.000 millones de pesetas por el fútbol, a cambio de que se retirara.

8.- Y si Asensio es tan amante del dinero, ¿por qué no aceptó la generosa oferta de Televisa?

Probablemente porque ya tenía firmado su acuerdo con Polanco, y ese acuerdo preveía una fortísima penalización en caso de ruptura. Pero lo esencial es que Polanco le ofrecía casi tanto dinero como Televisa a corto plazo, mucho más a medio y largo plazo… y una buena cuota de protagonismo social. Una parte de los directivos de Antena 3, previendo el avispero en el que se iba a meter, le aconsejó que aceptara la oferta de Azcárraga.

9.- ¿Qué es lo que, en definitiva, gana Antonio Asensio con el acuerdo con Polanco?

Se da por hecho que la compensación personal por aportar el mejor fútbol ronda los 20.000 millones de pesetas, y que una parte importante se pagará en dinero negro, tal como ya hizo Polanco con Godó en el caso de Antena 3 de Radio. Además, Asensio obtendrá el 40% de lo que la Plataforma polanquista recaude por el pay per view del fútbol, que puede ser una cantidad enorme, si se tiene en cuenta que tendrá como punto de partida los abonados -más de un millón- de Canal Plus. Por otra parte, como presidente de la sociedad que monopolice todo el fútbol, podrá renegociar a la baja sin ningún reparo los contratos astronómicos firmados con los clubes. Por último, aunque en la práctica se convierta en un empleado de Polanco, su ansia de reconocimiento social se verá satisfecha, al manejar a su antojo los hilos del fútbol.

10.- ¿Y qué es lo que consigue Polanco?

Fundamentalmente, no sólo salvar, sino ampliar y blindar para siempre el gran negocio de la televisión de pago, que de forma monopolista le otorgó el Gobierno de González. Polanco obtuvo la licencia en un concurso convocado bajo el principio del interés público y en el que -como él mismo vaticinó- «no hubo cojones» para negarle lo que pedía, aun a costa de desdeñar otros proyectos de televisión abierta, como el que entonces promovía el propio Asensio. Luego, el deliberado retraso en la regulación del cable le permitió consolidar una situación en la que, ofreciendo mucho menos que las televisiones de pago del resto de Europa, cobraba una tarifa superior. Resultado: más de 10.000 millones de beneficio al año. La audacia de Asensio al hacerse con el mejor fútbol y el proyecto de Plataforma de Telefónica le obligaban a desmantelar su tinglado. Ahora la televisión de pago será en la práctica una ampliación -también monopolística- de Canal Plus y habrá quedado claro que, aun sin González en La Moncloa, Polanco es el que manda.

11.- ¿Qué consecuencias tendrá este acuerdo para el fútbol?

Los clubes tendrán que pasar por el trágala del monopolio sobre sus derechos por parte de una única empresa y el globo de la Liga de las estrellas se desinflará poco a poco. A la primera tentación de amañar el calendario, para que los mejores partidos tengan lugar cuando más convenga, seguirá la tentación de amañar los resultados, para que la Liga se decida con suspense final, para que nunca gane un equipo pequeño o mediano y para que no desciendan de categoría aquéllos que generen ingresos importantes a través del pay per view. Esos peligros son bien reales.

12.- ¿Y qué consecuencias tendrá para los medios de comunicación?

Será tal la ventaja empresarial de Polanco, que podrá imponer sus propias reglas, no ya en la televisión de pago y abierta -Antena 3 se convertirá en un planeta más de su sistema solar-, sino también en los demás medios. Antes o después, podrá hacer en la prensa escrita lo mismo que Murdoch -que también se ha hecho con el fútbol y la televisión de pago- en Gran Bretaña: bajar el precio del periódico a la mitad y provocar la ruina de sus competidores. En la radio podrá aminorar las tarifas de publicidad todo lo que quiera para vaciar de ingresos a la Cope o a Onda Cero. En uno y otro ámbito, podrá robar a la competencia a sus mejores periodistas, pagándolos a precio de oro con tal de que acepten formar parte de su cuadra.

13.- ¿Y qué consecuencias tendrá para la vida política?

A corto plazo, el prestigio y el principio de autoridad del Gobierno de Aznar quedarán por los suelos y su ridiculización neutralizará en gran medida la mejora de la situación económica. A medio plazo, el regreso de González de la mano de Polanco será inevitable. (Por algo el líder del PSOE saltó como una pantera contra la Plataforma Digital promovida por Telefónica). A largo plazo, la alternancia en el poder consistirá en determinar qué partido será el encargado de limpiarle los zapatos a Polanco.

14.- ¿Qué papel ha jugado Jordi Pujol en todo esto?

Sin su consentimiento, Asensio no se habría atrevido a desafiar a Aznar, traicionándolo a la vista de todos. Pujol prefiere que la situación de Aznar sea precaria para que la mayoría absoluta esté fuera de su alcance y la gobernabilidad dependa de él. Pujol siempre ha ayudado financieramente a Asensio a través de La Caixa. A cambio, éste le ha ayudado -a través de El Periódico, siempre enfundado en la camiseta del Barça- a mejorar la imagen de su nacionalismo linguístico ante los castellanohablantes del cinturón industrial de Barcelona. Su acuerdo incluye, por supuesto, mirar para otro lado en relación a cualquier caso de corrupción.

15.- ¿Qué puede hacer el Gobierno con relación a Asensio?

Con dejar de protegerle sería suficiente. Asensio incumple la Ley de la Televisión Privada: controla más del 50% del capital de Antena 3, cuando el tope legal es del 25%. También la incumple emitiendo mucha más publicidad de la autorizada. Por otra parte, es un secreto a voces que Asensio ha obligado a Antena 3 a subcontratar muchos de sus servicios -incluida la compra del fútbol- con empresas patrimoniales suyas y, según se subraya en medios gubernamentales, esto puede suponer un delito de estafa continuada, muy similar al que llevó a la Fiscalía a querellarse contra Mario Conde. Además, Asensio incumple la Ley del Deporte, al ser accionista de diversos clubes de fútbol a través de testaferros tan obvios como el doctor Beltrán en el caso del Mallorca

16.- ¿Qué puede hacer el Gobierno en relación a Polanco?

Recurrir a la legislación anti monopolio vigente para impedir que se consolide su dominio absoluto sobre el mercado audiovisual. Tratar de sacar adelante una legislación complementaria, para lo cual no podría contar con Pujol, pero probablemente sí con Izquierda Unida. O, lo que sería más práctico, impedir la utilización del fútbol como palanca de la televisión de pago. Podría empezar por atender el clamor de los sectores de la hostelería y el espectáculo, y restringir a un solo día de la semana -por polémica que resultara la medida- la emisión de fútbol por televisión. Y, sobre todo, podría decretar -en línea con algunas propuestas existentes en el Parlamento europeo- que ningún club pueda vender derechos en exclusiva y todos los medios de comunicación tengan la posibilidad de retransmitir los partidos mediante el pago de un canon, tal como ya sucede con la radio. Sería lo coherente con la plena aplicación de la libertad de expresión, teniendo en cuenta que, por su importancia social, el desarrollo de los partidos de fútbol trasciende a menudo el estricto ámbito del espectáculo deportivo.

17.- ¿Está dispuesto el Gobierno a adoptar estas medidas?

Aparentemente sí. Aznar se siente personalmente burlado y sabe que lo que está en juego es la credibilidad de su proyecto político. El pasado viernes, el portavoz Rodríguez prefirió no darse por enterado de la parte secreta del acuerdo y subrayó que el pacto sobre el fútbol no afecta en sí mismo a la Plataforma digital. Por otra parte, la decisión empresarial de Telefónica de seguir adelante con su proyecto abierto, integrador y pluralista, en el que nadie tenga una posición dominante, permite alentar esperanzas de que la opción monopolista no se salga con la suya. Se abre, pues, un margen de tiempo en el que todos los frentes siguen abiertos.

18.- ¿Qué espera Polanco que suceda?

Está convencido de que, tras unos días de tempestad, todo volverá a la calma y a una situación de hechos consumados. El y sus asesores han brindado con champaña y recibido las felicitaciones tanto de González como de los financieros que añoran los años en que podían beneficiarse de tipos de interés estratosféricos. Polanco da por hecho que, si las cosas se ponen feas, siempre podrá arreglarlas con una visita a La Moncloa, como la de hace unas semanas, para prometer al presidente que rebajará la agresividad de sus medios contra el Gobierno. En el caso de que Aznar no se pliegue al pacto del 24 de diciembre, está seguro de poder destruirlo, en una ofensiva por tierra, mar y aire (o sea, por prensa, radio y televisión) coordinada con el felipismo.

19.- ¿Qué espera Asensio que suceda?

Tras consumar su cambio de bando, el presidente de Antena 3 se quitó de enmedio, marchándose a California sin tan siquiera dar explicaciones a los socios con los que firmó el acuerdo del 28 de noviembre. Ni siquiera llamó a José María García, quien -además de ser su amigo personal- tanto le ayudó en su lucha contra el monopolio polanquista. En su ausencia, algunos de sus colaboradores más directos parecen haberse dado cuenta de que esta vez han ido mucho más lejos de lo que podían, y están seriamente preocupados por la cantidad de flancos débiles que presentan. Si fuera posible, preferirían dar marcha atrás o llegar a algún tipo de fórmula intermedia. El problema es que Polanco ha amarrado el pacto, incluyendo las claúsulas de fuerte penalización antes aludidas para el caso de que se incumpla. Asensio, que lleva mucho tiempo en la cuerda floja, parece sentirse cómodo con el abismo bajo sus pies. Todo indica que intentará seguir adelante con su suculento desafío, refugiándose en Pujol, formando piña con Polanco y presentándose como víctima de la venganza del Gobierno.

20.- ¿Qué pasará finalmente?

Los dados estan rodando. Hacía tiempo que el futuro de la democracia española no estaba en juego en un envite tan concreto.

07 Enero 1997

Lo que está en juego en la televisión de pago

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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El temporal quedó atrás y también las Navidades. Los ciudadanos vuelven a sus quehaceres, los estudiantes a los libros y la clase política a la cosa pública. Hoy, comienza de hecho el año político tras unas vacaciones que se iniciaron con el acuerdo de Nochebuena entre Polanco y Asensio.

No hay duda de que estamos ante un pacto que va a poner a prueba la fortaleza y la capacidad de reacción del Gobierno, que no puede consentir que se utilicen los derechos de retransmisión del fútbol para crear -o mejor consolidar- un monopolio en la televisión de pago.

Dos son los proyectos anunciados en esta materia hasta la fecha y de carácter bien distinto. La plataforma digital pilotada por Telefónica es una iniciativa de carácter abierto y pluralista, en la que caben todas las cadenas de TV en igualdad de condiciones y en la que puede participar cualquier empresa informativa. EL MUNDO ha tomado un simbólico 1% del capital, un gesto con el que pretende dejar claro su apoyo a esta plataforma en el plano de los conceptos.

Polanco, por el contrario, ya ha dejado claro cuáles van a ser las reglas de juego en «su» plataforma. Sogecable, del grupo Prisa, controlará al menos el 50% de la futura empresa a constituir. Eso sí, invita a repartirse el otro 50% a Telefónica, TVE, Retevisión y el resto de las cadenas públicas y privadas. Polanco, en suma, quiere el monopolio de la televisión de pago en su doble vertiente: de un lado, la producción de programas y espectáculos, con las películas de Canal Plus y los derechos del fútbol en su mano, y de otro, el control de la plataforma emisora, que no es sino una especie de autopista por la que circula la información. Dicho con un ejemplo, es como si General Motors quisiera ser también el dueño de las carreteras en EEUU.

Prisa enmascara su pretensión monopolista en un acuerdo que pretende sustentar en la lógica comercial. Pero Polanco rehuye la libre competencia. No hay más que recordar el trucado concurso de las televisiones privadas, en el que González premió con una de las licencias a Canal Plus, que obtuvo graciosamente el monopolio de la televisión de pago mediante una concesión administrativa, teóricamente basada en el interés público. Canal Plus, favorecido por las sucesivas demoras del Gobierno socialista en regular el cable, ha obtenido pingües beneficios, cobrando mucho por poco, debido a las extraordinarias condiciones económicas con las que se hizo con el partido codificado de los domingos.

No es extraño, pues, que Polanco se haya resistido con todos sus medios a aceptar la iniciativa de Telefónica, en la que podía haberse integrado con una participación y unos derechos similares a los de TVE o Antena 3. El patrón de Prisa no quiere sentarse en una mesa y discutir a título de igualdad con otros socios. Quiere sencillamente mandar.

No es el único con esta vocación en el negocio de los medios de comunicación. El magnate de origen australiano, Rupert Murdoch, ha construido un imperio de mayor tamaño pero similar en su configuración: libros, emisoras de radio, periódicos, cadenas de televisión y operadoras de cable. Murdoch ha reducido recientemente a la mitad el precio de sus periódicos en Gran Bretaña. Sabe que va a perder dinero pero no le importa porque así puede eliminar a sus principales competidores. Tiempo habrá de recuperar lo perdido.

Polanco es el Murdoch español. Va a utilizar los derechos del fútbol por televisión para aumentar su poder y reforzar a los otros medios que controla. En suma, va a convertir el fútbol en un juguete a su servicio con todos los riesgos que ello comporta.

El mayor de ellos es que llegará un momento en que los clubes serán profundamente dependientes de los ingresos que van a obtener por la venta de los derechos televisivos. Si un grupo como el de Polanco se hace con los derechos de los principales equipos, tendría el suficiente poder como para influir en el calendario, las reglas de competición y hasta en los resultados.

Obsérvese que, en función de sus acuerdos secretos con Asensio y TV3, Polanco no sólo obtiene los derechos de todos los grandes equipos de fútbol sino que se propone comercializarlos en exclusiva a través de su propia plataforma. En contra de los más elementales derechos a la libertad de información y en contra de las recomendaciones de la UE, Polanco establecería el peaje a los millones de espectadores que siguen el fútbol por televisión.

Y todavía tiene el descaro de pedir que «no se politice» este asunto cuando fue Felipe González el que declaró hace un mes que haría todo lo posible para cargarse la iniciativa de Telefónica. No sólo eso. González insinuó que, de volver a gobernar, entregaría a Polanco el control de la plataforma, en una demostración palpable de que el PSOE considera este tema en términos de poder político.

Las palabras del líder socialista y el supuesto respaldo de Pujol al bandazo de Antonio Asensio ponen al Gobierno entre la espada y la pared. ¿Aceptará Aznar la política de hechos consumados o aplicará los criterios de cumplimiento de lo pactado, legalidad y respeto a los intereses generales de los que habló en Guatemala? En cualquier caso, el compromiso entre Polanco y Asensio supone una prueba de fuego para el Ejecutivo, que se juega en su respuesta la credibilidad y el respeto.

13 Enero 1997

De la Nueva Derrota del ‘Sindicato’ y de las graves inexactitudes de Rodríguez

Luis G. del Cañuelo

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El portavoz del Gobierno, Miguel Ángel Rodríguez, divulgó graves inexactitudes, o falsedades, si se prefiere este segundo vocablo, al o largo de su postrera comparecencia en 1996 después del consejo de ministros del 27 de diciembre. Vulneró la verdad tanto para defender, con su acostumbrada incontinencia verbal, al Ejecutivo Aznar, como para referirse a la nueva empresa constituido horas antes de la Nochebuena por CANAL PLUS, ANTENA 3 TV y TV3. Rodríguez afirmó, a propósito de la primera cuestión, que Aznar habría sido votado el 3 de marzo a fin de mostrar al mundo un Gobierno limpio, añadiendo enfáticamente que estamos limpios de corrupción. Pero ¿cómo se atreve a alardear de honestidad quien no ha sido capaz de desmentir de forma fehaciente un solo dato de entre los aportados documentalmente por EL SIGLO en torno a su vinculación a diversos y fructíferos tráficos de influencias? Pero ¿de qué presume ahora la derecha de este país, principal cómplice de la mayor corrupción institucionalizada que comenzó con la sublevación militar de 1936 y que se prolongó hasta la transición, gracias a la impunidad que garantizaban las bayonetas, los jueces amaestrados, los plumíferos de la censura y los obispos bendiciendo al Caudillo? Y, más recientemente, ¿acaso justifican la impúdica exhibición de Rodríguez casos como el de la construcción de Burgos (que salpica a Aznar); el de Cantabria (con Hormaechea a la cabeza, de nuevo aliado del PP); el de la financiación irregular de AP/PP, llamado Naseiro (salvado merced de un recurso procedimental avalado por el Supremo, entre el silencio o la benevolencia de los mismos eriodistas más tarde histéricos frente a los escándalos atribuidos al PSOE) o el de las islas Baleares (con el histriónico Gabriel Cañellas pringado de arriba abajo)?

Respecto a las aseveraciones del portavoz sobre la maniobra de Asensio, sorprendentemente aunque anticipada en exclusiva por esta revista, reconciliándose con Polanco y obteniendo además la bendición de Jordi Pujol a través de TV3 (operación que desvirtúa el faraónico proyecto de la plataforma digital ideada por Aznar, Cascos, Rodríguez, Villalonga, Ridruejo, Azcárraga, Anson y Pedro J. Ramírez, sumidos todos ellos estos días en el más colocasl de los ridículos), sólo repasando las reacciones de los voceros del Partido Popular se advierte hasta qué punto el distanciamiento público del intrépido valido de Aznar oculta un pueril ejercicio de cinismo disfrazado de solemnidad. Aparte que Rodríguez únicamente consigue engañar a los cretinos cuando asegura que jamás este Gobierno ha ido “contra PRISA”, dado que su fanatismo antisocialista sólo sería comparable a su enfermiza obsesión antipolanquista, ¿cómo pretende que la ciudadanía se crea que acerca de tan enojoso asunto ‘el Gobierno no tiene ninguna opinión?’. Por otra parte, los torpes escarceos dialécticos del portavoz intentando colar una interpretación distinta a la textual contenida en la nota de RTVE (donde Ridruejo y su equipo anunciaban, favorecidos por un instante de bendita lucidez, replantearse la dichosa plataforma) contribuyen a confirmar que Rodríguez no logra ni controlar ya a sus paniaguados del ente.

Yo apenas salgo de casa, no frecuento desde luego los cenáculos de la villa y corte y mi edad no me permite estar en eso que los modernos denominan la pomada. Más, pues, que la pomada, confieso que hace mucho tiempo que estoy instalado en la historia, aunque trato de no perder la brújula cuando analizo cuanto sucede, lo que llevo a cabo basándome sobre todo en la lectura pormenorizada de la prensa y oyendo o viendo radio y televisión. En todo estos medios no faltan, más bien abundan, los corifeos incansables del PP. O sea, que cuando Rodríguez no habla, o esconde burdamente la realidad, sus acólitos se encargan a menudo de explicar algunos de los entresijos del poder. Uno de ellos es Carlos Dávila, activo propagandista del PP, lo que realiza en ABC y en RADIO NACIONAL. Su artículo del 28 de diciembre titulado ‘Desolación por el Pacto de Nochebuena’ resulta muy esclarecedor y contradice el fingido espléndido aislamiento adoptado por Rodríguez ante uno de sus más resonantes fracasos. Vale la pena reproducir ciertos párrafos del escrito de Dávila: “Otra vez la sensación de engaño, de que ‘nos han puesto los cuernos’ señalaba cruelmente un íntimo colaborador de Aznar, ganaba  incluso a la irritación de que el Pacto de Nochebuena entre íntimos enemigos ha causado en un Gobierno que ha intentado, desde su llegada al poder, quebrar irresistible tendencia al monopolio empresarial e informativo de uno de los contratantes (…)” Y éste: “Con excusas anticipadas por el grafismo castizo de la frase, recoge aquí el cronista la reacción de uno de los ejecutivos del Gobierno que con mayor enojo había recibido el acuerdo Polanco-Asensio: “Parece mentira que con lo bien que lo estamos haciendo nos la sigan metiendo dobladas”. También éste: “El mejor tanto de González en estos meses de opositor es haber convencido a sus más recalcitrantes de que la situación política actual con el PP en el poder es provisional (…) SI Aznar y su Gobierno no demuestran a los poderosos que eso es una falicia, los poderosos seguirán actuando sin contar con Aznar”. Por último, esta frase: “Pocas palabras hay para describir el gran enojo de Aznar el pasado jueves”. Y un aviso a Asensio: “Este hombre no olvida”.

Por lo demás, la catarata de improperios, de insultos y de injurias lanzadas durante los hermosos días navideños, teóricamente rebosantes de paz y de amor, desde la COPE contra Pujol, Polanco, Asensio y González certifican el profundo sentido anticristiano de la cadena de los obispos. Aunque éste es, ciertamente el estilo de, según la certera definición de Haro Tecglen, ‘los turiferarios de Anson, chicos de su sindicato del crimen o mafia del periodismo llamada AEPI’. La lectura de gentes como Ramírez, Sebastián/Pavón, Álvarez de Toledo, Raúl del Pozo, Jiménez Losantos o Jaime Campmany, entre otros provoca quizás más que nunca auténticas náuseas. Sirva como consuelo que el ‘sindicato’ acaba el año 1996 con una nueva derrota. Feliz 1997, y enhorabuena.

Luis G. del Cañuelo

20 Enero 1997

Polanco

Pedro J. Ramírez

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ES el principal editor de prensa y el único que actúa simultáneamente en los mercados de la información general, deportiva y económica; domina hasta tal extremo la radio privada que en importantes demarcaciones tiene más emisoras que todos sus competidores juntos; logró en tiempos del PSOE el monopolio de facto de la televisión de pago y está a punto de consolidarlo para siempre con el PP; el año pasado ha sido ya el mayor productor de cine español; es el amo del más próspero negocio de libros de texto tanto en España como en América Latina y sus editoriales de creación abarcan todos los segmentos de la actividad literaria y el pensamiento; directa o indirectamente controla la industria discográfica a través de sus 40 Principales y otras radio-fórmula; posee cadenas de librerías, agencias de publicidad, hoteles, empresas de exportación y váyase a saber qué otros activos ocultos; acaba de quedarse con el fútbol.

Polanco es un poder fáctico uninominal equivalente a lo que en épocas diversas representaron la Iglesia, la Banca o el Ejército. Su red de párrocos y capellanes tal vez sea algo menor, su liquidez no tan abultada y sus fuerzas de choque más reducidas, pero hay que remontarse cinco siglos en la Historia para encontrar en manos de una de estas instituciones un arma tan formidable sobre el control de las conciencias como la poliédrica hegemonía sobre la industria cultural que este hombre ostenta.

Novelistas, poetas, ensayistas, dramaturgos, catedráticos, reporteros, columnistas, actores, actrices, directores-estrella, músicos, cantantes y, por supuesto, políticos de todos los pelajes le bailan el agua sabedores de lo mucho que sus favores, inquinas o meros desdenes pueden influir en su triunfo, fracaso u ostracismo. Lo hacen además cómodamente arrullados en la más eficaz adormidera, porque Polanco, un hombre -al igual que sus dos primeros espadachines- profundamente enraizado en el franquismo, tuvo hace veinte años la habilidad para aprovechar esa ventaja estratégica y, estando en el lugar correcto en el momento correcto, quedarse con la patente de un sedicente progresismo que por mor de la implacable ley del péndulo iba a convertirse en palanca, coartada y superstición de varias generaciones de españoles.

Nuestra sociedad ha alcanzado la suficiente madurez como para que las críticas episódicas de un dirigente político o un medio de comunicación al jefe del Estado no sean entendidas sino como expresiones de normalidad y pluralismo. Y del Rey abajo, ninguno. Ninguno… excepto Jesús Polanco. Cualquier revelación o denuncia contra el gran magnate por parte de los contados medios que nos atrevemos a formularla es inmediatamente entendida como un desafío merecedor de implacable represalia. La simple mención de su nombre, la mera aparición de su efigie en la televisión pública en relación con el penúltimo caso de corrupción con el que efectivamente está relacionado, es ya considerada como una agresión intolerable, materia de anatema y piedra de escándalo.

Hace unos días un gran diario de amplia tradición liberal censuró su edición para omitir un artículo crítico contra Polanco de uno de sus más brillantes y sólidos articulistas. Simultáneamente las dos únicas cadenas de televisión privada a las que tienen acceso todos los ciudadanos bifurcaron su cobertura sobre el antedicho caso de corrupción: mientras para una de ellas resultó ser inexistente, la otra le dio una gran importancia con la salvedad de eliminar a Polanco de la foto, según las más acreditadas técnicas de maquillaje de la Historia.

Hasta en privado la crítica a Polanco desemboca en una situación embarazosa si el grupo es medianamente nutrido: los contertulios se miran de reojo sospechando del compañero de armas literarias, del colega periodístico con legítimas ansias de medrar, del individuo bien relacionado con los círculos financieros, del amigo de un amigo que es amigo de no sé quién que puede terminar haciendo llegar el mensaje de que has sido tú, pobre infeliz, el que has osado poner a parir al gran jefe. ¿Acaso no ha sido Polanco el único ciudadano que ha conseguido el secuestro judicial de un libro, por el hecho de que incluía afirmaciones supuestamente calumniosas contra él, cuando cada año se editan cientos de libelos contra otros tantos individuos?

Y es que Polanco sabe que la fuerza sólo se tiene de verdad cuando se ejerce, se exhibe y se despliega. En lo pequeño, en lo mediano y en lo grande. Si en un momento dado la víctima propiciatoria para apartar la atención de otros asuntos es un pobre diablo que escribe gilipolleces desde su covachuela académica, la inmolación ritual se hace imprescindible: su obra debe ser retirada, su cátedra clausurada, su persona centrifugada. En la antigua Roma, Polanco habría hecho cónsul a su caballo y en la moderna Argentina nombrado vicepresidenta a su mujer. En la España actual se ha conformado con hacer a Cebrián académico de la Lengua. Eso es el poder: imponer que lo blanco es negro -desatar un turbión de voces proclamándolo-, mientras nuestras octogenarias glorias literarias cuchichean su humillación por los rincones.

Pero ahora voy a decir lo que de verdad importa, porque al final toda dictadura cultural es soportable en la medida en que cada uno amuralle la integridad de su conciencia. Lo que hace de Polanco un personaje profundamente nefasto para la sociedad española es su tozuda determinación de proteger y preservar el felipismo frente a cualquier evidencia sobre sus horrores y desmanes de toda índole.

En cualquier país democrático un sólo escándalo como el de los fondos reservados, Filesa, las comisiones del AVE, las escuchas del Cesid o los crímenes de los GAL habría desembocado expeditivamente en el apartamiento de su máximo responsable de la vida pública y en una drástica renovación de la cúpula de su partido. Que Felipe González esté sobreviviendo a la suma de todos ellos y vuelva a constituir una alternativa de gobierno, apalancado en la dirección del PSOE junto a personas que han robado y han ordenado asesinar, no puede atribuirse solamente a la falta de tradición democrática de la sociedad española, a sus prejuicios frente a cualquier opción que pueda ser identificada como de derechas, al limitado carisma del presidente Aznar y a la ilimitada ingenuidad de Julio Anguita.

Ninguno de esos factores habría permitido a González conservar el poder hasta marzo del 96, obtener entonces más de nueve millones de votos y comparecer de nuevo ante el inminente congreso del PSOE como líder incontestado y gran esperanza blanca para la vuelta a La Moncloa, si Polanco no hubiera puesto todos los tentáculos de su imperio comunicativo al servicio del enmascaramiento de la infamia.

Nadie podrá discutir ni la eficacia bélica con la que él y su estado mayor han mantenido esta causa perdida a flote, ni la rentabilidad económica que han logrado obtener de ello. Pocos generales han sabido dirigir mejor a sus ejércitos, trazando cortinas de humo, inventando maniobras de distracción para proteger sus enclaves estratégicos, golpeando sanguinariamente con la escoria de la milicia a los más renombrados adversarios, incorporando tropas de refresco, satelizando a los tibios, cortejando a los ambiciosos, corrompiendo a los enfermos de codicia, dando alas a los locos y desesperados. Es Polanco el que ha logrado que media España crea -o finja creer- que José María Aznar es un oportunista mediocre que se ha aprovechado de la conspiración de unos financieros corruptos, unos jueces resentidos y unos periodistas megalómanos para, con la complicidad de un mesiánico tonto útil llamado Anguita, arrebatar temporalmente el poder a Felipe el Prestigioso, Felipe el Modernizador, Felipe el Difamado. Es Polanco el que desde el mismo día en que ese accidente se produjo puso a todas sus legiones al servicio de la operación Reconquista, bloqueando la ejemplar regeneración de la democracia mediante la ejemplificadora regeneración del PSOE.

Durante los últimos años todos los bancos parecían aspirar a tener grupos periodísticos. En el caso que nos ocupa sucede casi al revés. Polanco no tiene bancos, pero sí tiene banqueros. Ha sido tal la habilidad con que ha urdido sus negocios que prácticamente ninguna de las grandes familias de la oligarquía financiera ha quedado al margen. Si en algo coinciden los dos Emilios es que a ambos les beneficia la prosperidad de Polanco. ¿Puede extrañarle a alguien que hasta para aceptar los más deseados puestos del panorama empresarial emergente, profesionales de primera se sientan obligados ante todo a pedir la venia del Padrino?

Tras el golpe de mano del día de Nochebuena las cosas han llegado a tal extremo que el mundo del dinero, sensible como ningún otro al poder de quien tiene en sus manos la capacidad de configurar las apariencias, empieza a ver en Polanco el único fielato verosímil a través del que encauzar su relación con la política. Esa mañana el grupo Prisa consiguió de un solo golpe la exclusiva sobre todos los derechos de imagen de los clubes de fútbol (o sea el monopolio de la oferta) y la exclusiva para su comercialización a través de la televisión de pago (o sea el monopolio de la demanda). Un elemental sentido del pudor me impide dedicar una sola línea a describir la conducta de Antonio Asensio quien en no menos de 30 conversaciones a lo largo de los últimos dos años me expresó con las peculiaridades propias de su estilo, la más inamovible resolución de servir de dique de contención a la marea polanquista. Además, la gravedad de lo que está pasando ni siquiera deja margen para plantearse si llegará o no el día en que comportamientos tan indescriptibles obtengan su merecido. Lo tremendo para quienes anhelamos que la nueva situación política sirva para pasar de una España en la que hay mucho poder en pocas manos a una España en la que haya algo de poder en el mayor número posible de manos, es que basta mencionar tres sílabas para constatar -y nunca mejor dicho- que, por ahora, vamos perdiendo por goleada.

20 Enero 1997

Nuevo periodismo y nueva política

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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El director del diario madrileño EL MNDO se distingue por ser uno de los periodistas más cercanos al presidente del Gobierno. Se exhibió junto a él en la pasada Semana Santa y compartieron en Baqueira Beret las vacaciones de la última Navidad. Fue el primer reportero que entró en La Moncloa de la mano de Aznar y es frecuente compañero de éste en el juego del pádel junto con el presidente de Telefónica al que acompañó recientemente en un viaje de placer y negocios por el sureste asiático del que dio cuenta en su periódico.

Ayer publicaba el artículo que reproducimos a continuación. Estamos seguros de que los lectores de EL PAÍS agradecerán que pongamos en su conocimiento esta joya del ‘nuevo periodismo’ que se practica en la capital de España, representante probable de la nueva política que nos gobierna.

(Reproduce el texto ‘Polanco’ de EL MUNDO firmado por D. Pedro J. Ramírez el 19-01-1997)

26 Enero 1997

Objetivo: acabar con Polanco – 26 de enero de 1997

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Aznar ha montado desde su llegada a La Moncloa una operación política contra el Grupo PRISA. Los periódicos socios y voceros del Gobierno han revelado todos los detalles.

La campaña día tras día. Las revelaciones del diario EL MUNDO sobre la campaña del Gobierno en torno a la televisión digital han sido incansables: en 14 de los últimos 30 días ha llevado el asunto a su primera página; en siete de esas ocasiones, en el lugar más destacado de la portada. El ABC, cuyo director es el representante en España de Televisa – socio de la plataforma gubernamental – no ha sido menos transparente. Ayer, en su primera edición titulaba: “La Plataforma Polanco-Asensio, abocada al fracaso al reservarse el Gobierno la homologación de descodificaciones”. En ulteriores ediciones, el titular rebajó su grado de entusiasmo: “La plataforma Polanco-Asensio podría quedar desbaratada al reservarse el Gobierno la homologación de descodificadores”.

El Gobierno promovió, mediante la instrumentación de la compañía Telefónica y de RTVE, la plataforma digital de televisión para combatir al Grupo PRISA y disponer de un aparato de poder bajo su control, según han revelado algunos de los promotores del proyecto. El viernes, el Consejo de Ministros culminaba sus actuaciones con un intento de bloquear por decreto el inicio de las actividades de la plataforma digital de CANAL PLUS. La firma, el 24 de diciembre, del acuerdo sobre los derechos del fútbol entre ANTENA 3 TV, el canal autonómico catalán TV3 y CANAL PLUS desató la batería de ataques y llevó al diario EL MUNDO, socio en la plataforma del Gobierno, habitual portavoz de la Moncloa y consejero aúlico de Aznar, a contar todos los detalles de la operación urdida por el presidente contra el Grupo PRISA y emprendida desde su llegada al poder.

Para dar cobertura a esa maniobra, impulsada desde la Secretaría de Estado para la Comunicación, que encabeza Miguel Ángel Rodríguez, se han movilizado empresas de gestión pública – desde RTVE a Telefónica – gobiernos regionales del PP con sus respectivas cadenas autonómicas de televisión y medios de comunicación de la derecha más recalcitrante, a los que este Gobierno que se autodenomina centrista considera, a lo que se ve, afines. Así la plataforma del Gobierno ha creado al final una amalgama de medios en la que figuran ÉPOCA, la COPE – la cadena de la Conferencia Episcopal – y el diario LAS PROVINCIAS, todos ellos con presencia testimonial. Se da el caso de que tanto la actual directora general de RTVE, Mónica Ridruejo, como el presidente de Telefónica, Juan Villalonga, realizaron diversos trabajos de consultoría para CANAL PLUS desde las empresas privadas en las que trabajaban.

El diario EL MUNDO, en su esfuerzo por espolear al Gobierno para que invalidara el acuerdo entre ANTENA 3 TV y CANAL PLUS, ha ido dejando al descubierto los propoios movimientos e intenciones del Gabinete para frenar CANAL SATÉLITE DIGITAL. Unos movimientos que culminaron el viernes en el Consejo de Ministros, cuando el Gobierno de Aznar intentó impedir a golpe de decreto la salida de la plataforma de CANAL PLUS, según interpretaban ayer mismo, con regocijo EL MUNDO – integrado en la plataforma del Gobierno – y ABC – cuyo director, Luis María Anson, representa en España a Televisa, integrada asimismo en la plataforma auspiciada por Aznar – ABC titulaba en su primera página: “La plataforma Polanco-Asensio, abocada al fracaso al reservarse el Gobierno la homologación de descodificadores”. Refleja con tal transparencia la decisión política del Gobierno y la vía que había escogido para su imposición que hasta al propio diario le debió de parecer excesiva y suavizó sus términos en la siguiente edición: “La plataforma Polanco-Asensio podría quedar desbaratada al reservarse el Gobierno la homologación de descodificadores”.

El 24 de diciembre, cuando se firmó el acuerdo entre ANTENA 3 TV y Sogecable sobre los derechos del fútbol, fue la fecha clave. El diario de Pedro J. Ramírez lo tuvo claro desde el primer momento y su reacción al día siguiente fue nítida: calificó el acuerdo como ‘la crisis de Nochebuena’ y reconoció que ‘el Gobierno se siente engañado por ANTENA 3 TV”. El día 27, EL MUNDO escribía: “José María Aznar, cuando llegó al Gobierno, lo tenía claro: no poía ser que el mundo de la comunicación estuviera cada vez más monopolizado [sic] por un solo grupo empresarial que, para más inri, es íntimo aliado de su eterno rival político. Creyó que Asensio quebraría ese proyecto monopolizador, y le ayudó para que lo hiciera. Ha ocurrido todo lo contrario. Algunos culpan a [Miguel Ángel] Rodríguez, pero el secretario de Estado no ha sido el artífice, sino el ejecutor de esa táctica”. El periódico emplazaba a Aznar a entrar en ‘combate’ para dramatizar el reto, le advertía al presidente del Gobierno que “le va todo en ello”. Y el domingo día 29 calificaba el acuerdo como “El golpe” dibujaba a Polanco y a Asensio como Paul Newman y Robert Redforn con sus atuendos de gángsteres en la película del mismo nombre, y daba  a pecho descubierto la clave de toda la operación: “De cómo Asensio rompió con el guión de la película diseñado desde La Moncloa para contrarrestar el poder de Polanco, y éste salió más fortalecido que nunca con la televisión digital”.

Ayer, EL MUNDO dejaba bien claro que el Gobierno entraba enfectivamente “en combate” y respondía a tamaño desafío: “El Gobierno dijo ayer [por el pasado viernes] una respuesta política y jurídicamente adecuada al desafío del pacto de Nochebuena”.

El pasado 29 de diciembre, EL MUNDO ya había empezado a exteriorizar su alegría porque el Gobierno se hubiera “decidido finalmente a plantar cara al pacto alcanzado entre ANTENA 3 TV y CANAL PLUS”. El diario establecía una total identificación entre el Gobierno y Telefónica “que seguirá adelante en el proyecto original de plataforma digital”, lo que dejaba invalidada la tesis que 24 horas después pretendía poner en pie: “Aunque el Gobierno haya respaldado la iniciativa, en ningún caso el resultado de lo promovido por Telefónica sería una plataforma gubernamental”.

Dos meses antes, en octubre de 1996, cuando el Gobierno se sentía seguro de lograr su objetivo – una plataforma digital de televisión dirigida por Telefónica, con socios del agrado de Aznar – el secretario de Estado de Comunicación no tenía inconveniente en declarar a ABC: “Desde el Gobierno se ha auspiciado el acuerdo”. Por aquel entonces todavía resonaban las llamadas del Gobierno y EL MUNDO a forzar un acuerdo entre ANTENA 3 y CANAL PLUS.

El acuerdo era imprescindible

Titular de EL MUNDO del 5 de junio de 1996: “El Gobierno considera imprescindible’ un pacto entre las cadenas para el reparto del fútbol en TV”. Como subtítulo: “Miguel Ángel Rodríguez: ‘Está en juego el futuro de las telecomunicaciones”. Se trata de unas declaraciones de Rodríguez en unas jornadas que organizó EL NUEVO LUNES. En el texto se contaba: “Creo imprescindible – enfatizó Miguel Ángel Rodríguez en su alocución – un pacto de las cadenas de televisión para el reparto del fútbol”. Según Rodríguez, “para hacer rentable una inversión de 250.000 millones anuales por la compra de esos derechos, que es la cifra que se está manejando, haría falta –en dos años – un mínimo de tres millones de antenas parabólicas o conexiones de cable. Y las previsiones más optimistas cifran en 1,6 millones los usuarios en ese mismo periodo”. Y más adelante decía el diario: “El Gobierno entiende que, de no lograrse un acuerdo entre las partes afectadas, los derechos del fútbol pueden llegar a convertirse en un problema social”.

Aún más. Esto decía EL MUNDO en un editorial del 16 de agosto de 1996: “La lucha por los derechos televisivos del fútbol se ha convertido en un auténtico embrollo (…) ¿Acabará cediendo CANAL PLUS a los intereses de la mayoría y aceptando compartir sus derechos con ANTENA 3 TV? No parece que le vaya a quedar otro remedio, ya que los grandes equipos y los aficionados quieren más fútbol. La FORTA, titular del contrato con la Liga del Fútbol Profesional, también está dispuesta a compartir sus derechos, lo que deja a CANAL PLUS en una precaria situación negociadora. A falta de dos semanas para el comienzo de la competición, lo razonable parece un acuerdo entre todas las partes, que podría pasar por la entrada de ANTENA 3 TV en el pool del fútbol televisado a cambio de compensaciones a CANAL PLUS y los equipos que secundan su postura. Pero si la cadena de Polanco y los once clubes que la apoyan deciden cerrarse en banda y boicotear la Liga, tendrán muy difícil explicárselo a los aficionados, sin contar con el grave perjuicio económico y deportivo que acarrearía la numantina postura”.

Cuando los planes quedaron un tanto desbaratados, porque ANTENA 3 TV abandonó la plataforma del Gobierno y se asoció con CANAL PLUS, Miguel Ángel Rodríguez usó la rueda de prensa institucional del último Consejo de Ministros del año pasado para tratar de salvar al Gobierno del vendaval en que se veía envuelto. EL MUNDO había resaltado en su primera página del día anterior (26 de diciembre): “El Gobierno se siente engañado por ANTENA 3 TV”. En uno de los primeros párrafos de la crónica interpretativa del acuerdo alcanzado por ANTENA 3 TV y CANAL PLUS ese diario aseguraba que “el gran perdedor es, sin duda, el Gobierno”. Una interpretación que entrañaba dos conclusiones: en contra de lo que proclamaba el portavoz gubernamental, al Gabinete no le había movido “la defensa de los intereses generales”, sino un interés partidista, y además había intentando imponerlo, plantándole cara a uno de los principales grupos de comunicación de su propio país.

Quienes reprocharon al anterior Gobierno, como síntoma de prepotencia, que “no se dejaba echar pulsos”, dejaban constancia ahora de que el actual Gabinete echa pulsos, y de que en algunos momentos los pierde. Uno de los medios de comunicación que han planteado las cosas en esos términos relató el 26 de diciembre que “cuando en La Moncloa se supo que Asensio había pactado con Polanco la reacción no pudo ser más airada”. EL MUNDO citó ‘fuentes de La Moncloa’ que, en tono de lamento, recordaban que “el Gobierno ha apoyado explícitamente a Asensio” y descalificación la decisión de éste tachándola la ‘traición’.

¿Traición a qué? “El Gobierno pretendía abrir el mundo de los medios y restarle poder al dueño de PRISA?”, relataba EL MUNDO para enfatizar el fiasco. El mismo día (26 de diciembre), Federico Jiménez Losantos lo expresó en términos más rotundos, y más transparentes, en una tertulia de la COPE: “El Gobierno hizo un proyecto de control… o de no sé, de transformación del mercado informativo y se le ha vuelto en 24 horas totalmente al revés (…) Es, en cierto modo, el fin del proyecto de Aznar, de cambiar el mapa de comunicación en España, es también el fin de la idea de que el Gobierno iba a quitarle a Polanco el control del poder de la televisión de pago (…)”. La consternación por el fracaso dejaba entrever los propósitos políticos, canalizados por vías empresariales, de la plataforma digital promovida por el Gobierno, en boca de personas que han colaborado con e PP.

En la misma tertulia radiofónica, ese mismo día, Pedro J. Ramírez elevó el fracaso a rango de ‘síntoma’ de que ‘una estrategia política en general aplicada desde la llegada del Gobierno al poder no está funcionando”. Otro comentario suyo, minutos antes, revelaba cuál era esa estrategia. Casi la misma que había reprochado al Gobierno socialista, por ocupacionista de la sociedad civil, sólo que en este caso ya no es tildada de ocupación. Al recriminar la traición política de Jordi Pujol por haber bendecido el viraje de Asensio, Ramírez relató que lo que el presidente de la Generalitat está ‘boicoteando cualquier intento por parte de Aznar de construir un entorno de apoyos en la sociedad civil’. Y llegó a citar como ejemplo de esta estrategia fallida la elección del presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo. “Lo mismo que pasó en el Consejo General del Poder Judicial, ahora ha ocurrido en la guerra del fútbol y de la televisión digital”.

Antonio Asensio pasó de ser tratado como un héroe, como un muro de contención del Grupo PRISA y como un garante del pluralismo a ser denigrado – “Asensio ha decidido irse de putas” (Pedro J. Ramírez, COPE, 26 de diciembre) – acusado de ser rehén de Polanco (EL MUNDO, 27 de diciembre) y de cómplice del ‘monopolio’ (EL MNDO, 29 de diciembre). Pero la contraofensiva no quedó reducida a los epítetos descalificativos. El 31 de diciembre, la revista ÉPOCA – integrada el pasado viernes en la plataforma del Gobierno – publicó, a modo de denuncia, el entramado empresarial de Antonio Asensio. El accionista de ANTENA 3 TV José Frade reclamó una Junta Extraordinaria para que Asensio diera explicaciones de ese entramado empresarial. Días antes, Frade había vendido a TVE por 600 millones de pesetas un lote de películas que había intentado vender, sin éxito, a otras cadenas de televisión. EL MUNDO publicó como una noticia, en primera página, que “El Consejo Superior de Deportes investiga si ANTENA 3 incumple la Ley del Deporte”.

Una semana más tarde, EL MUNDO dio tratamiento informativo de escándalo y de exclusiva informativa a un presunto cobro de comisiones ilegales por Ferrer Europa. “Sus principales accionistas”, resaltó en primera página, “son Eulalio Ferrer, su hijo Lalo y su amigo Jesús de Polanco”. La idea que trataba de trasladar estaba resumida en otro titular: “Ferrer usó métodos similares a Filesa para camuflar sus mordidas”. La carga de profundidad política que se quería dar a esa portada tuvo su confirmación cuando fue reproducida desde primeras horas de la mañana por RNE y fue difundida ampliamente en los telediarios de TVE, que ilustraron los comentarios con imágenes de Jesús de Polanco y Juan Luis Cebrián por orden expresa llegada desde La Moncloa. A partir de entonces y a pesar de que ellos mismos publicaron la nota de rectificación sobre el tema enviada por el Grupo Timón, han seguido incluyendo a Jesús de Polanco en las informaciones, al igual que ha hecho TVE.

Aznar, mientras tanto, pretendía permanecer a resguardo de la polémica pública, mientras movía ficha, como gusta decir, en conversaciones privadas. A primeros de diciembre del pasado año había tenido constancia, en una reunión con Álvarez Cascos, Pedro Arriola, Carlos Aragonés y Miguel Ángel Rodríguez, de un sondeo de opinión que atestiguaba la falta de liderazgo en el Gobierno, la escasa percepción de su acción gobernante y el olvido de haberles votado por quienes les habían apoyado en las urnas. De esa debilidad nació la beligerancia, y la decisión de emplear sin rubor todos los instrumentos a su alcance, tanto contra el PSOE como contra el Grupo PRISA. De ahí, quizá, que Felipe González relacionara con la batalla sobre la plataforma digital la denuncia del Gobierno sobre los presuntos expedientes fiscales prescritos, que podrían afectar al BBV – integrado en CANAL PLUS – y La Caixa, ambos accionistas muy relevantes de Telefónica, núcleo de la plataforma digital del Gobierno.

Reunión en Baqueira.

La estrategia de poner todas las armas de que dispone un Gobierno al servicio del combate contra la plataforma promovida por CANAL PLUS quedó ultimada las pasadas Navidades en Baqueira Beret. Allí coincidieron Aznar, Rato, Acebes – coordinador general del PP – y Ramírez. Pocos días antes, Aznar había tratado de no aparecer como traicionado por Asensio ni como derrotado por su viraje cuando tuvo que pronunciarse públicamente, durante su visita oficial a Guatemala, el 29 de diciembre. Pero la preocupación que expresó y la invocación que hizo al respeto de las reglas de juego ni la había expresado ni invocado cuando la plataforma digital promovida por Telefónica, presidida por su amigo de la infancia Juan Villalonga, contaba con los socios que él consideraba de su agrado y de confianza.

A Aznar se le escuchó de repente que el Gobierno “velará por el principio de la libre competencia y que no se quede ningún sector al margen”. Algo que no había encontrado necesario decir cuando en la plataforma dirigida por Telefónica se encontraba ANTENA 3 TV. El Gobierno entendía entonces que, si bien era deseable la mayor presencia posible de cadenas privadas de televisión, CANAL PLUS ejercía su libre derecho a escoger otro camino. Camino que el portavoz del Gobierno calificaba, con una sonrisa en los labios, de equivocado e incluso suicida.

En público, Miguel Ángel Rodríguez no ha dejado de ejercer de partero de la plataforma gubernamental y hasta de portavoz de RTVE y de Telefónica. El pasado día 2 de octubre, a escasos metros de donde se encontraba la directora general de RTVE, fue él quien anunció que en un breve plazo de tiempo, unos quince días, Radiotelevisión Española habrá firmado sus acuerdos con el resto de conglomerados empresariales nacionales y extranjeros para constituir la plataforma de televisión digital. Tres meses después, cuando RTVE había cedido su protagonismo, Rodríguez ejerció las veces de vocero de Telefónica, en ese momento líder de la plataforma digital, al asegurar desde la mesa de portavoz del Consejo de Ministros que, pese al acuerdo recién alcanzado por ANTENA 3 TV y CANAL PLUS el proyecto inicial “sigue adelante”.

Álvarez Cascos.

Pero su labor no debió de ser lo suficientemente hábil, a juicio de EL MUNDO y del propio presidente Aznar, cuando el jefe del Gobierno ha encomendado al vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, que tome las riendas del asunto. (El propio vicepresidente, aunque sin mencionar a Rodríguez, reconoció el pasado día 18 en Barcelona que el Gobierno había cometido errores en la puesta en marcha de la plataforma digital de Telefónica. No se refería, a la vista de lo sucedido, a que fuera un error la intransigencia, sino la falta de dureza para arremeter contra las empresas privadas que no se pliegan al Gobierno).

Álvarez Cascos – caracterizado por su aptitud para alcanzar los objetivos sin reparar en resistencias, y por su versatilidad para buscar justificaciones a la medida de las necesidades de cada momento – viajó el pasado día 18 a Cataluña para buscar el apoyo de CiU. LA VANGUARDIA informó de que Álvarez Cascos acudió a la entrevista con Jordi Pujol y Xavier Trias, conseller de Presidencia, con un cometido especial: hablar de la plataforma digital de televisión. Al día siguiente precisaba que ese asunto había ocupado el 90% de las cuatro horas de conversación con Trias. Al término de la reunión con éste, el vicepresidente del Gobierno anunció la predisposición del Ejecutivo a negociar con CiU la cesión de los impuestos especiales a la Generalitat dentro de esta legislatura, como resaltó EL PERIÓDICO DE CATALUNYA. El mismo diario dejaba constancia de que esa actitud era ‘radicalmente distinta de la mostrada por el PP hace escasas semanas”. De hecho, el pasado 3 de diciembre el democristiano Josep Antoni Duran Lleida, socio de Pujol en CiU, había amenazado al PP con que el pacto suscrito para la investidura de Aznar, de 18 folios, podía durar 18 meses. Finalmente pese a las presiones de Álvarez Cascos, TV3 todavía mantiene su firme intención de firmar el acuerdo sobre el fútbol con CANAL PLUS y ANTENA 3 TV.

Caracterizado siempre por emplear el trazo grueso, Álvarez Cascos terció en el debate esgrimiendo pretendidos matices: “Las decisiones en el mundo estrictamente empresarial nos parecen muy respetables, pero no cambian la orientación de la política general de este Gobierno en el mundo audiovisual” (COPE, 07-01-97). Una frase que no dejó de sorprender a quienes recuerdan la campaña electoral del Partido Popular, que anunciaba la llegada de un Gobierno liberal, antiintervencionista, respetuoso y estimulante de la iniciativa privada, partidario de privatizar parte de TVE e incluso escandalizado de que la televisión pública disputara el mercado de la publicidad a los canales de televisión privada.

“Hundir a PRISA”.

Lo que no quedó escrito en el programa del PP parece que estaba plasmado en el programa secreto del Gobierno, vistas ahora las cosas incluso desde la perspectiva de quienes dan consejos al Gabinete. EL MUNDO recordaba en una crónica de la última reunión del Consejo de Ministros del año pasado que Rodríguez fue “la primera persona que lanzó la idea de constituir un grupo de empresas para la puesta en marcha de la televisión digital”. Dos días antes, el director de ese periódico señalaba como evidente que ‘Miguel Ángel Rodríguez ha sido quien ha pilotado esta operación”, la constitución de una plataforma digital que mermara el poder de PRISA. Un Rodríguez al que numerosos redactores de este diario han oído en repetidas ocasiones expresiones como “hay que hundir a PRISA” o “en ese periódico hay que poner una bomba”. De paso mencionó como reparo a la manera de gobernar de Aznar del que tenga “bastantes pocos consejeros” a diferencia de la época en que Aznar estaba en la oposición.

En defensa de un proyecto en el que Miguel Ángel Rodríguez ha puesto fogosidad, y talante de propietario – “políticamente, haber conseguido este acuerdo es algo que me satisface mucho y que para mí era prioritario” (ABC, 8-12-1996) – , ha argüido repetidamente que la televisión digital es la máxima garantía de pluralismo informativo, no ya por la diversidad de empresas asociadas sino por las decenas de canales de televisión a disposición del usuario. “¿Qué Gobierno, qué partido, quién puede controlar cien canales de televisión? Es imposible. Ésa es la libertad de expresión en estado puro (…). La misma ley del mercado garantizará la libertad de expresión”, declaraba en una entrevista en ABC a comienzos del pasado mes de diciembre. Una afirmación que, al quedar trastocadas las alianzas – no “las reglas de juego” – ha sido relegada al olvido y rápidamente sustituida por las invocaciones a un “terrorífico monopolio”.

Pero los mismos que alertan de ese riesgo de monopolio no dudaron en empujar, casi a empellones, al Gobierno a utilizar para la respuesta nada menos que el Boletín Oficial del Estado: “Este es el momento”, según el director de EL MUNDO, “en el que [Aznar] tiene que demostrar que se tienen los resortes del poder y que es para ejercerlos”. Y para dramatizar la necesidad de una respuesta tan poco liberal, le advierte que “o esto tiene una respuesta política o efectivamente el Gobierno está condenado a un horizonte político muy desgraciado”. Eso lo decía a los pocos días del acuerdo entre ANTENA 3 y CANAL PLUS.

El pasado viernes, el Consejo de Ministros satisfizo, al parecer, esa demanda a placer. EL MUNDO adelantó ayer: “Ya se puede adelantar que el Gobierno ha dado la talla al responder por esta vía [un reglamento llevado al BOE] al envite”. El Gobierno se acerca a su objetivo: acabar con Polanco.

“Dictador, dañino, personaje delincuente”

Además del apoyo del diario EL MUNDO, el Gobierno ha contado con la fogosa ayuda de comentaristas de otros dos medios que el pasado viernes se incorporaron a su plataforma digital de televisión: Antonio Herrero (Cadena COPE) y Federico Jiménez Losantos (revista ÉPOCA). Reproducimos dos de sus más recientes comentarios.

Antonio Herrero (COPE). El 24 de enero explica así la incorporación de su cadena a la plataforma gubernamental: “Para dar testimonio del intento de que en España haya distintas opciones y que no esté toda la comunicación, todos los libros, todos los discos, todas las televisiones en manos de una sola persona, convertido en un auténtico dictador desde el poder adquirido durante los trece años de felipismo en los medios de comunicación…, el ínclito singular y dañino personaje Jesús de Polanco, siempre secundado por su bárbaro escudero Juan Luis Cebrián. Y resulta que quien más ha dividido España y más ha hecho por dividirla, que ha sido el amigo Polanco, porque necesita vivir de ese enfrentamiento y estar a la sombra d e uno de los poderes.

Federico Jiménez Losantos (ÉPOCA). En la edición del semanario correspondiente al 20 de enero (número 621) tras afirmar que ha estallado una nueva Filesa, el articulista escribe: En este caso la empresa que trabaja las prevaricaciones, el cohecho, la financiación ilegal, el tránsito de dinero negro y demás delitos habituales se llama Ferrer Europa y su hombre fuerte es el mexicano Eulalio Ferrer, amigo y socio de Don Jesús de Polanco. Don Eulalio para hacer más entrañable el suceso, es santanderino, como Don Jesús, y como miembro del Consejo Rector del Televisa ayudó al despegue de CANAL PLUS, en cuya empresa propietaria Sogecable, tiene una participación del 7,89% a través de su grupo inversos. Para mayor hermanamiento, Ferrer tiene una Fundación, como Polanco, que en vez de Santillana se llama Cervantina. Ese amor a Cervantes es el que, seguramente, le llevó a montar una factoría delictiva en Alcalá de Henares, cuna del glorioso manco, que murió sin un maravedí. No les sucederá lo mismo a esos dos caballeros de mano larga.

No es la primera vez que Don Jesús se ve sorprendido en tratos de favor con el Gobierno felipista – ahí están Eductrade y Sanitrade, Focoex y la señora de Solchaga como cajera dadivosa – pero nunca se le había pillado en un pringue tan cutre.

El despliegue, hasta con chistes.

En los treinta números publicados por EL MUNDO desde el 26 de diciembre pasado hasta ayer 25 de enero, ha dedicado 80 páginas a tratar, de distintas formas, la plataforma digital o asuntos directa o indirectamente relacionados con ella.

En 14 ocasiones el asunto o sus lateralidades han sido noticia de primera página: en seis de ellas de forma destacada y en siete como la más importante de esa primera página, lo que en el argot profesional se denomina ‘abriendo’ el periódico.

Además, la campaña en torno a la plataforma digital en esos 30 días ha merecido 32 análisis entre editoriales, comentarios sin firma del periódico, artículos firmados de comentaristas o menciones destacadas dentro de las colaboraciones habituales que incluye el rotativo. La campaña ha incluido ocho chistes o viñetas humorísticas.

En total, EL MUNDO ha ofrecido a sus lectores en poco más de cuatro semanas, cincuenta informaciones distintas sobre la batalla del digital.

En medio de esa avalancha impresa, el director del diario, Pedro José Ramírez, dedicó más de una página el pasado domingo a un comentario con su firma, de intención abiertamente denigratoria para el presidente de PRISA, Jesús de Polanco, comentario que EL PAÍS reprodujo íntegramente el pasado lunes.

26 Enero 1997

EL PODER DE PPEDRO JOSÉ

DIARIO16 (Director: Juan Tomás de Salas)

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Este chico tiene un poder inaudito en esta España PP. El director de EL MUNDO se cree – y lo escribió – que José María Aznar ganó las elecciones gracias a él- (En esta casa, al contrario, creemos que el PP ganó tres años más tarde de lo que tocaba, gracias a la ferocidad del ataque de EL MUNDO contra el PSOE). Pero lo malo no es que Pedro José Ramírez se crea la comadrona de José María Aznar, lo malo es que Aznar se lo crea una parte del Gobierno se lo crea y el señor Miguel Ángel Rodríguez, zar de la Comunicación, se lo crea. Eso es lo verdaderamente malo, y lo que está dotando al director de EL MUNDO de un inaudito poder y una soberbia excesiva.

El exceso de poder lo pagamos nosotros. Y el exceso de soberbia le lleva a chocar cada mañana con un poderoso detrás de otro, en una operación de carambola múltiple que recuerda al billar americano. Hoy es Jesús Polanco, el presidente de PRISA y CANAL PLUS, pero Antonio Asensio tampoco se libra si se le ocurre cambiar el pie, o Jordi Pujol o el ministro Serra o cualquier banquero (excepto Mario Conde, claro) o el primer magistrado que no quiera obedecer a piejuntillas en el caso GAL-CESID. La soberbia le ciega los ojos y los múltiples mandobles de Pedro José mantienen al establishment español aterrorizado.

Montado en la chepa de dos jueces estrella [Garzón y Liaño], del virrey de los espías [Perote] y del caco de los banqueros [Mario Conde], el Gran Director zahiere, humilla, encarcela y destroza a quien se le ponga por delante de su fulgurante carrera hacia el poder, más bien PPoder. Porque con el PP, el Gran Director llegó al sumun de su poder.

Y ese poder sí que lo pagamos nosotros. Apoyándose en el secretario de Comunicación, Miguel Ángel Rodríguez, el Gran Director ordena que se tomen todas las medidas oficiales, para acabar con el Grupo16. Calificándonos de ‘elementos desesperados, estrafalarios y marginales del mundo de la Prensa” (ver El Íncubo, sección fija de nuestra última página), el Gran Director ha ordenado a Rodríguez tres cosas: ni una quita para nuestra suspensión ni un crédito oficial para nuestro suspensión, ni un crédito oficial para nuestro reflotamiento, ni un aval de Ruiz Gallardón para lo mismo. Y el señor Rodríguez obedece como un niño. Y Gallardón también Por ahora, obedecen (lo bueno del caso es que cuando salgamos solos de nuestros problemas – y estamos saliendo como fieras – no nos fallará la memoria y recordaremos bien a nuestros amigos y a nuestros no amigos. Ya lo verán).

La televisión digital es el otro terreno donde el poder y la soberbia del Gran Director ha estallado en estos días. No contento con su enorme influencia sobre la televisión pública – vía Rodríguez, claro – nuestro Gran Hombre quiere participar en la televisión digital que pilotaba el secretario de Estado de Comunicación. Al fallar la operación ‘cerco a Polanco’ y saltar por los aires la TeleRodríguez digital, nuestro Gran Hombre dictó los 20 mandamientos al Gobierno del PP (ver EL MUNDO del 30 de diciembre de 1996).

Y el Gobierno los cumplió al pie de la letra, y hasta con creces. La última escaramuza ocurrió en el último Consejo de Ministros cuando el Gobierno trató de dinamitar el codificador de la plataforma. Asensio-Polanco-TV3. Parece que gana el Gran Director. ¿Cómo serán tan ciegos los Rodríguez?

El Análisis

EL 'CAMBIO' DE ASENSIO Y EL MAL PERDER DEL GOBIERNO

JF Lamata

El pacto entre el Sr. Asensio y el Sr. Polanco era una victoria en toda regla del Grupo PRISA y un jarro de agua fría para el Gobierno Aznar. El Gobierno había escogido al empresario catalán del Grupo Zeta para que encabezara su grupo mediático afín – VÍA DIGITAL, con Televisa, TVE y Telefónica – frente a PRISA y ahora ese empresario iba y se aliaba con PRISA en CANAL SATÉLITE DIGITAL. El contexto no podía ser más divertido de cara a la hemeroteca si se tenía en cuenta lo que los medios de comunicación controlados por el Sr. Asensio habían dicho del Sr. Polanco y lo que los medios controlados por el Sr. Polanco habían dicho del Sr. Asensio durante los meses anteriores en la llamada primera guerra del fútbol. Pero los negocios requieren la necesidad de amnesia.

El Gobierno reconoció un auténtico mal perder: el portavoz del Gobierno, D. Miguel Ángel Rodríguez, llegó a amenazar telefónicamente al Sr. Asensio por aquel pacto. Su siguiente medida sería más visceral: aprobar un decreto-ley para bloquear el nacimiento de CANAL SATÉLITE DIGITAL.

J. F. Lamata