18 septiembre 1978

El mundo árabe indignado con 'la traición' de Sadat: el dictador de Siria y la OLP palestina se niegan a aceptar el acuerdo

Paz de Camp David: El dictador de Egipto, Anwar el Sadat firma la paz con Israel tras cuatro guerras consecutivas

Hechos

  • El 18.09.1978 en Camp David, residencia del presidente de los Estados Unidos de América, James Carter, firmaron un principio de acuerdo el Presidente de Egipto, Anwar el Sadat y el primer ministro de Israel, Menahem Beguin

Lecturas

El Camp David, residencia veraniega de Jimmy Carter, presidente de Estados Unidos se obtuvo un éxito histórico: Israel y Egipto enfrentados de manera irreconciliable durante décadas, allanaron el camino para la normalización de sus relaciones. 

Desde la fundación del estado de Israel en 1948, se produjeron cuatro guerras entre este país y sus vecinos árabes que implicaron a muchos de los estados de Oriente Próximo y convirtieron esta zona en una de las más inseguras del mundo. La primera confrontación militar ya tuvo lugar en 1948-1949, en 1956 (Guerra del Canal de Suez), en 1967 (Guerra de los seis días) y 1973 (Guerra de Yom Kippur), en todas ellas Israel, apoyado por Estados Unidos logró vencer a los países árabes, que a su vez, recibían ayuda logística de la Unión Soviética.

El 17 de septiembre de 1978, gracias a la mediación llevada a cabo por el presidente de Estados Unidos Jimmy Carter, el dictador de Egipto Anuar el Sadat y el primer ministro de Israel, Menahem Begin firmaron – tras trece días de intensas negociaciones – dos tratados que debían facilitar la aproximación de amos estas.

EL HISTÓRICO TRATADO DE PAZ
Begin_Sadat 
Tres meses después de Camp David, el primer ministro de Israel, Beguin y el dictador de Egipto, Sadat, firmaron su histórico Tratado de Paz.

INDIGNACIÓN EN EL MUNDO ÁRABE

assad El dictador de Siria, Hafez el Assad, fue uno de los principales detractores de la paz firmada entre Egipto e Israel y aseguró que su país no secundaría al gobierno de Sadat y se mantendría en guerra contra los judíos.

arafat_joven El líder de la OLP, Yasir Arafat, acusó al dictador egipcio de dejar tirados a los palestinos que viven dentro en Israel.

En uno de los documentos, se preveía la firma de un armisticio en el plazo de tres meses, según el cual Israel se comprometía a retirar sus tropas de la penínsla del Sinaí en los siguientes tres años. Asimismo, los convenios contemplaban el establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos contendientes enfrentados durante tantos años.

El segundo documento incluía las condiciones para la consecución de una paz global en Oriente Próximo. Para ello, Israel debía instaurar una administración autónoma en los territorios ocupados de Cisjornadia y en la franja de Gaza, y se comprometía a retirar las tropas que tenía en esa zona. Además, se planificó la celebración de una tanda de negociaciones en que debía participar, junto a Israel y Egipto, delegados jornados y palestinos. En último término, Israel renunciaba a levantar más asentamientos en los territorios ocupados.

Tanto en Israel como en Egipto, la mayoría de la población recibió con alivio los tratados de Camp David; sin embargo los nacionalistas egipcios y la mayoría de estados árabes interpretaron como una traición a la causa árabe la predisposición mostrada por Sadat para alcanzar compromisos.

Las consecuencias para Egipto de la firma de los tratados fueron el distanciamiento de sus vecinos y la exclusión de la Liga Árabe.

Tras el éxito alcanzado con los acuerdos de Camp David empezaron las verdaderas negociaciones de paz en Washington. Sin embargo, y debido principalmente a la inflexible postura  israelí sobre los asentamientos, las conversaciones quedaron estancadas; finalmente en marzo de 1979, Israel y Egipto rubricaron el tratado de paz.

El estado judío retiró progresivamente sus tropas del Sinaí y ambos países reconocieron las fronteras existentes así como el estatus privilegiado de la franja de Gaza. Además, tanto Israel como Egipto se comprometieron a respetar la Carta de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el derecho internacional en sus relaciones bilaterales.

A pesar de las esperanzas puestas en el proceso negociador, lo cierto es que los acuerdos de Camp David no pudieron lograr una paz global para oriente Próximo porque quedó pendiente la cuestión palestina.

REPORTAJE SOBRE CAMP DAVID

19 Septiembre 1978

Los acuerdos de Camp David

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián)

Leer

DESDE LA guerra árabe-israelí de 1973 se habla de paz negociada en Oriente Próximo. Desde esa fecha hasta hoy hubo varios momentos de optimismo en los que la paz se daba por hecha. La conferencia «cumbre» de Camp David, entre los presidentes Carter, Sadat y el jefe de Gobierno israelí Menahem Begin, se incluye en esos inevitables ciclos de euforia.El optimismo de unos y el pesimismo de otros -porque los países árabes del llamado «frente de la firmeza» ya han calificado los acuerdos de «nueva traición»- no oculta un hecho que se repite siempre: la ausencia de los verdaderos interesados y afectados palestinos de toda negociación.

Los acuerdos de Camp David, dos protocolos, esencialmente, uno sobre la devolución por Israel de los territorios ocupados a Egipto en 1967, y otro las posibles bases de una devolución de Gaza y Cisjordania, resultan ya tan controvertidos por los propios firmantes del acuerdo a las pocas horas de haber estampado su firma, que no sorprende que los ausentes -palestinos y Estados árabes moderados o radicales- comiencen a rechazarlos con mayor o menor violencia. De hecho, en Camp David sólo parece haberse hecho, posible la firma de una paz bilateral entre Egipto e Israel. Tal paz bilateral, solicitada siempre por Tel-Aviv, está taxativamente especificada cuando se indica que El Cairo y Jerusalén firmarán la paz en un plazo máximo de tres meses.

La reserva impuesta por Sadat de que Israel acepte previamente el principio de abandonar los. asentamientos israelíes construidos en los territorios ocupados no ha impedido que el presidente egipcio pierda a su segundo ministro de Asuntos Exteriores desde que decidiera el histórico paso de viajar a Jerusalén a fines del año pasado.

De todas maneras, y aunque el Parlamento israelí aprobará estas próximas semanas el abandono de sus colonias, esto, con ser importante, no altera la incertidumbre que pesa sobre el núcleo central del conflicto: el futuro político de Gaza y Cisjordania, sobre lo cual Israel no se ha comprometido a nada diferente de lo que ya había propuesto en reuniones anteriores, es decir, negociar ese futuro al cabo de un período de cinco años de administración árabe.

Las incógnitas siguen vigentes: ¿Retirará Israel sus tropas al término de esos cinco años? ¿Será permitida la creación de un Estado palestino? ¿Qué papel será llamada a jugar la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que reivindica con el apoyo de los palestinos el derecho a representarles en toda negociación y a jugar un papel preferente en el futuro?

A las pocas horas de firmados los acuerdos de Camp David se han producido ya las primeras diferencias de interpretación. Begin dijo que las tropas israelíes permanecerán en Cisjordania después del plazo de cinco años, y que no se ha comprometido totalmente a abandonar las colonias israelíes en territorios ocupados. Asimismo añadió que Washington prometió construir dos bases en el Neguev para sustituir a las que Israel posee en el Sinaí actualmente y que serán devueltas a Egipto. Esto último fue negado ayer mismo por la Casa Blanca.

En verdad, el conflicto árabe-israelí, sobre todo la llamada «cuestión palestina», encierra para los Estados de Oriente Próximo tantos factores emocionales, tantas aspiraciones que en realidad son excluyentes, que hablar de paz resulta de una considerable inocencia política. Sadat, Begin y Carter necesitaban un éxito político, aunque sea efímero, y lo han obtenido en Camp David. Dentro de unos meses todo volverá a ser como antes, es decir, un conflicto que quizá no tenga solución verdadera en este siglo.