9 noviembre 2002

Llevará a los tribunales a Ramírez, a Carlos Segovia y a Casimiro García Abadillo

Pedro J. Ramírez recrudece su guerra contra Alierta y el presidente de Telefónica anuncia una demanda contra EL MUNDO

Hechos

  • El 7.11.2002 el diario EL MUNDO dirigido por D. Pedro J. Ramírez aseguró que la Fiscalía Anticorrupción podía estar preparando una querella contra D. César Alierta, presidente de Telefónica.
  • El 8.11.2002 D. César Alierta anunció una querella contra el diario EL MUNDO, D. Pedro J. Ramírez, D. Casimiro García Abadillo y D. Carlos Segovia.

Lecturas

zap_muertePolancoAlierta D. César Alierta ha decidido pasar a la ofensiva contra D. Pedro J. Ramírez y sus periodistas D. Carlos Segovia y D. Casimiro García-Abadillo, después de que estos hayan iniciado una campaña instando a la Fiscalía General del Estado, D. Jesús Cardenal, a ir contra él.

JUDICIALIZACIÓN DEL ‘CASO ALIERTA’ POR DAVÓ Y LUIS PINEDA

Ausbanc_pineda_joven

En nombre de dos polémicas asociaciones el abogado D. Luis Pineda (por AUSBANC) y el abogado D. José María Davó (por AUGE) presentaron sendas demandas contra el Sr. Alierta. El Sr. Davó se identificó como la persona que había desvelado el caso Alierta, según él, gracias a un ex dirigente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que salió salpicado en el caso Gescartera y entendió que el Gobierno no le había apoyado. El Sr. Davó fue el primero en presentar una demanda judicial contra el Sr. Alierta, facilitando que el caso dejara de ser un asunto mediático, para ser un tema judicial. Ni que decir que el pleito iniciado por el Sr. Davó fue apoyado de manera entusiasta por el diario EL MUNDO. D. Casimiro García-Abadillo animó  en reuniones al Sr. Davó a que mantuviera abierto el pleito.

El 7 de noviembre de 2002 el diario digital ESTRELLA DIGITAL y el periódico EL MUNDO aseguraron que la Fiscalía Anticorrupción estaba preparando una querella contra el Sr. Alierta, querella que no llegó a efectuarse por considerar el Fiscal General del Estado que era innecesario al existir ya los pleitos de AUSBANC y AUGE. Poco antes de que la Fiscalía se querellara contra el Sr. Alierta, el Sr. Alierta optaría por querellarse contra el diario EL MUNDO y, por las mismas fechas, apartar a los periodistas vinculados a EL MUNDO de sus medios de comunicación: D. Pedro J. Ramírez y Dña. Isabel San Sebastián fueron apartados de ANTENA 3 TV.

ENTRA EL GRUPO INTERECONOMÍA A FAVOR DEL ALIERTA

Dos años después, cuando el tema ya no ocupaba tantas portadas, la revista ÉPOCA, propiedad del entonces pequeño Grupo Intereconomía entró en ‘el caso Alierta’ a favor de Telefónica y en contra de EL MUNDO publicó unas declaraciones del abogado Davó en la que este venía asegurar que el ‘caso Alierta’ había sido una mera excusa suya para sacar dinero al Sr. Alierta y de EL MUNDO para lograr el control de ANTENA 3 TV frente a lo que considerba inminente: que el Gobierno entregara a ANTENA 3 TV a los editores de LA RAZÓN, como había ocurrido en 2003.

Pedro J. Ramírez y la última cruzada

Ana R. Cañil

Leer
El presidente de Telefónica y el director de ´El Mundo´ pelean por el control de Antena 3 TV y Onda Cero, con el relevo de José María Aznar como fondo

Todos los pecados tienen su origen en el complejo de inferioridad, que otras veces se llama ambición», dijo Cesare Pavese. La guerra a tumba abierta entre el presidente de Telefónica, César Alierta, y el director de El Mundo , Pedro J. Ramírez, es la historia de una ambición: la de conseguir el control de Admira, el grupo de medios de Telefónica que integran Antena 3 Televisión, la cadena de radio Onda Cero y la TV de pago Vía Digital, cuya fusión con Canal Satélite aprobó el viernes el Gobierno.

Cuando en el verano del 2000 César Alierta aterrizó en la presidencia de Telefónica, tras la tormentosa salida de su antecesor, Juan Villalonga, no imaginaba que los peores quebraderos de cabeza al frente de la primera multinacional española no se los iban a dar la expansión en Latinoamérica o las licencias de tercera generación de móviles (UMTS), sino un grupo de periodistas y ejecutivos que, amparados unas veces en el paraguas de la Moncloa y en Aznar, y otras en el PP y sus barones, consideraban como parcelas propias Antena 3 TV, Onda Cero y Vía Digital, los medios comprados con el dinero de Telefónica.

COMPAÑEROS DE PUPITRE

El dinero era lo de menos, Telefónica pagaba. Era el caramelo envenenado de la era Villalonga , aquel presidente que llegó al cargo por ser compañero de pupitre e íntimo amigo de Aznar.

Durante un año entero, Alierta no movió pieza y se limitó a escuchar, sin mover un músculo, las razones y sinrazones de algún ministro, de miembros del PP y de periodistas sobre cómo y qué había que hacer con esos medios. El más impaciente con ese hermetismo era el director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, líder del grupo de periodistas que se consideraban con derechos adquiridos sobre Telefónica Media, hoy Admira. Ramírez «está convencido de que Alierta le debe la presidencia de Telefónica, como Aznar la presidencia del Gobierno. Lo quería todo, incluida Antena 3 TV. Ante lo imposible, pidió Onda Cero», explica un ejecutivo de Telefónica.

Pedro J. estuvo a punto de lograr que Juan José Nieto, presidente de Telefónica Media, le vendiera la radio. Alierta no aceptó la operación. El otoño del 2001 fue un continuo tira y afloja, hasta que el director de El Mundo comprendió que también podía perder Onda Cero.

EXPEDIENTE CONTRA ALIERTA

El 9 de enero del 2002, El Mundo desempolvó un expediente por supuesta información privilegiada contra Alierta, que cuatro años antes fue archivado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) por falta de pruebas. «Un sobrino de Alierta ganó 309 millones en 6 meses con acciones de Tabacalera cuando su tío la presidía», tituló el diario en portada.

A partir de ese 9 de enero, los acontecimientos se precipitaron. Alierta despidió al presidente de Admira, Juan José Nieto, que fue sustituido por Luis Abril. Este había llegado a Telefónica en septiembre del 2001. Además de Abril, en la cúpula de Admira estaban Luis Blasco, íntimo de Alierta, y Juan Kindelán, consejero y miembro de la comisión permanente.

Pese a algún intento de Abril por firmar la paz con Pedro J., las cosas no funcionaron. El director deEl Mundo frenó los ataques contra Alierta «a sugerencia de la Moncloa», según fuentes del Gobierno. Pero este paréntesis no fue aprovechado en Admira. La filial de medios de Telefónica siempre tuvo una gestión complicada por las dificultades de compaginar los intereses de Telefónica –que quería dejar de perder dinero– y los de los periodistas y gestores que colocaban el Gobierno y el PP para no perder el control ideológico del grupo mediático.

En el caso de Abril, tras varios intentos anunciados de cambiar la gestión de Admira e imponer criterios empresariales, los que le acompañaron –Juan Kindelán y José María García Hoz– duraron escasos meses en sus cargos. El mismo Luis Abril tuvo que olvidarse de sus pretensiones, metido como estaba en otra tarea casi imposible: la fusión de las televisiones de pago, Vía Digital (Telefónica) y Canal Satélite Digital (Prisa). Los números cantaban. Las pérdidas de Admira, 347,3 millones de euros (57.785 millones de pesetas) en el 2001 iban camino de incrementarse este año, y de esa cifra, el mayor agujero era el de Vía Digital, con 267,7 millones de euros (44.451 millones de pesetas).

En primavera, Alierta hizo llegar al vicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato que la situación en Latinoamérica y el retraso en las licencias de telefonía de tercera generación llevarían los resultados de Telefónica al desastre si no se encontraba una salida para Vía Digital. Rato fue el encargado de explicar la situación a Aznar: o la fusión con Canal Satélite o una situación insostenible para la primera empresa española, con repercusiones en Europa y Latinoamérica.

EL ´SI´ DE AZNAR

Nunca ha dado Aznar un plácet con tan pocas ganas, pero aceptó la fusión, que fue anunciada en mayo. El pacto Alierta-Polanco reavivó las iras de Pedro J. y de una parte del Gobierno, con el ministro Francisco Alvarez-Cascos a la cabeza.

Abril fue sustituido en Admira por Pedro Antonio Martín Marín, exsecretario de Estado portavoz del Gobierno, que llegó al cargo de la mano de Javier Arenas, secretario general del PP, y, según dice el propio Marín en charlas con sus íntimos, «con el respaldo de Aznar». El nombramiento de Martín Marín reforzó a Ernesto Sáenz de Buruaga en A3 y trajo consigo el aterrizaje de Javier González Ferrari, exdirector general de RTVE, a Onda Cero.

Estos movimientos no mejoraron las relaciones con Pedro J. El director de El Mundo tuvo claro a principios de verano que había perdido una parte del favor de Aznar. Sáenz de Buruaga, desde Antena 3, y Luis María Anson, desde el diario La Razón, le hacían sombra como periodistas favoritos de la Moncloa y del PP. Aun así, y pese a los velados mensajes a través de los columnistas de El Mundo que mantenían viva la llama contra César Alierta, Pedro J. esperó hasta cobrar por Onda Cero. Sabía ya que el presidente de Telefónica no le iba a dar tregua en la cadena de radio. De hecho, Alierta decidió que Antena 3 Televisión comprase Onda Cero, en una operación que provocó otra crisis dentro de la misma emisora.

Pero Ramírez logró que en pleno verano Onda Cero le pagase más de 7,2 millones de euros (unos 1.200 millones de pesetas) por la media docena de concesiones de radio que en su día le dio el Gobierno. Durante estos meses, otros acontecimientos, como el caso Gescartera , con daños colaterales contra Alierta por estar implicado Antonio Alonso Ureba, secretario del consejo de Telefónica, y el caso BBV , además de la crisis de la sucesión de Aznar, «le tuvieron entretenido»,explica un periodista de su medio. Entretanto, desde hacía tiempo Pedro J. y su equipo directivo habían afianzado una buena relación con el fiscal anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo.

Villarejo, que según sus colegas aún no ha superado la faena del Gobierno de ser jubilado por el nuevo Estatuto Fiscal, está dispuesto a cerrar su carrera con unos cuantos minutos de gloria. «Entre esos minutos está el tocar la cara a los bandidos de cuello blanco de este país», dice un excolaborador del fiscal.

Las relaciones Villarejo-Pedro J. dieron y dan quebraderos de cabeza al Gobierno y a la justicia. El 15 de enero, una semana después de que El Mundo desempolvara el caso del sobrino de Alierta, la Fiscalía Anticorrupción abrió diligencias sobre el presidente de Telefónica. Durante once meses –lo habitual son seis–, Anticorrupción trabajó en el expediente.

El lunes 18 de noviembre, el diario de Pedro J. publicó el texto del proyecto de querella que el fiscal Jiménez Villarejo envió al fiscal general del Estado, Jesús Cardenal. Para entonces, la pelea entre Pedro J. y Alierta se había reanudado. El Mundo reveló supuestos nuevos datos sobre el tráfico de información privilegiada del presidente de Telefónica, incluyendo esta vez no sólo al sobrino del Alierta, sino a la mujer, con foto incluida. «Si hay algo que César no puede soportar, como cualquier bien nacido, es que traten de manchar el honor de toda su familia. Esto no lo va a perdonar, le cueste lo que le cueste», asegura un amigo del empresario aragonés.

Noviembre ha sido un mes caliente en los pasillos de Telefónica. Alierta sorprendió a muchos de sus colaboradores a mitad de mes, al presentar una querella contra Pedro J. Ramírez. «Es la primera vez que alguien le planta cara en los tribunales», diría entonces uno de sus altos cargos, «y eso pese al miedo que da el personaje».

El miedo a Pedro J. se palpa. Aunque por segunda vez consecutiva se ha quedado solo en sus ataques a Telefónica –ningún otro medio le ha seguido, a diferencia de otras ocasiones–, conseguir que un político, un empresario o un banquero hable con nombre y apellidos es imposible. «El miedo es una realidad. Todos sabemos quién es, pero si nos llama, nos ponemos. Algunos temblando», señala un empresario cercano al Gobierno y antiguo amigo del director de El Mundo.Tras esta declaración llegó el consabido «no me cites». En términos similares se expresó un diputado del PP, que colgó el teléfono en segundos, al preguntarle qué opinaba de la guerra entre Alierta y Pedro J. o si la sucesión estaba detrás.

Baturro o no, con miedo o sin él, el aragonés Alierta presentó la querella contra Pedro J. a principios de mes y los disparos desde ambos bandos arreciaron. El director de El Mundo «fue invitado»,según fuentes de Admira, a abandonar la tertulia de El primer café de Antena 3, que dirigía la periodista Isabel San Sebastián, quien ya entonces mostró su desacuerdo con la decisión de vetar a Ramírez. «No es un veto –insisten en Admira–. Es un invitado no deseado. No es educado estar en casa del dueño e insultarle».

En Antena 3 la temperatura subía día a día. El 26 de noviembre fueron destituidos la periodista Isabel San Sebastián, que dirigía El primer café, y el director de Relaciones Institucionales, Cayetano González, que no llevaba en el cargo ni un mes. Del cese de San Sebastián se publicó casi todo. El caso de Cayetano González es más oscuro.

González, mano derecha de Jaime Mayor Oreja tanto en el Ministerio del Interior como en la campaña vasca, llegó al gabinete de prensa de Onda Cero previa recomendación de Oreja. Fue ascendido por Luis Abril en Admira y hacía cuatro semanas que ocupaba el cargo de director de Relaciones Institucionales en Antena 3. En Telefónica, Admira y Antena 3 se negaron a comentar el cese del colaborador del exministro.

Por los despachos de la cadena de televisión corre la versión de que «Cayetano ha colaborado con El Mundo «, sin añadir matices. Un fontanero de la Moncloa va más allá y defiende que «Antena 3 está siendo víctima de la guerra abierta por la sucesión. Arenas colocó a Martín Marín y Mayor Oreja, a Cayetano», quien se ha equivocado porque «ahora no era el momento de colaborar con el director de El Mundo «.

Estas mismas fuentes mantienen que Aznar, por primera vez, decidió prescindir de Pedro J., pero quienes no lo tienen claro ahora son los implicados en la sucesión, sean candidatos o no. Mientras Mariano Rajoy y Angel Acebes están «enredando menos, Jaime está entrando en un jardín complicado». En cuanto a Rato, todo lo que pase en Antena 3, Admira o Telefónica «es una patada directa en su trasero. Si cae Alierta se recordará que fue su amigo Rato quien lo puso. Pero si dejan caer al segundo presidente de Telefónica, lo pagará Aznar, por más que ahora, con la perspectiva de marcharse, vea las cosas diferentes», añaden las fuentes consultadas.

¿Y TELEFONICA?

Con este panorama, ¿alguien piensa en Telefónica? Por primera vez desde 1992, la compañía presentó unas pérdidas de 5.575 millones de euros (casi un billón de pesetas) en los seis primeros meses del año, frente a un beneficio de 1.148 millones de euros (190.000 millones de pesetas) el año anterior. La situación latinoamericana y las licencias de UMTS fueron causa directa de estos resultados, «pero las cifras de Admira también influyeron. Aunque contabilizamos el reconocimiento de pérdidas como un esfuerzo, estos escándalos influyen en nuestras valoraciones», dice un analista de uno de los primeros bancos de inversión internacionales. Aun así, la compañía ha mejorado resultados en el tercer trimestre, y sigue estando bien, comparada con sus colegas europeas.

La fusión de las plataformas, aprobada por el Gobierno el viernes, no hará más que acelerar los rumores sobre la venta de Antena 3.

«CONTACTOS» DE PLANETA

Desechada por el momento la posibilidad del Grupo Correo que se barajó hace unas semanas –el grupo quiere irse de Tele 5 desde que no tiene la mayoría–, el jueves se apresuraron a reducir a «charlas o contactos» tanto desde Planeta como desde Admira las informaciones que daban por hecho que José Manuel Lara, presidente del Grupo Planeta, iba a comprar Antena 3 Televisión, junto con la italiana DeAgostini.

Tras la fusión de las plataformas, Telefónica está obligada a vender Antena 3 en el plazo de un año, «pero lo que vaya a hacer César Alierta sólo él lo sabe. Y lo sabe desde hace tiempo, sin que ninguno de sus colaboradores lo imagine», explica un empresario amigo del presidente de Telefónica.

Con todo, las cosas no se le ponen fáciles al presidente de Telefónica ni aquí ni fuera. El mismo viernes en que el Gobierno aprobaba la fusión de las plataformas, Alierta era protagonista de la primera página del Financial Times por sus problemas con la justicia. El diario británico pertenece al Grupo Pearson, accionista del Grupo Recoletos y El Mundo .