12 febrero 2015

El dirigente defenestrado acusa al secretario general del PSOE de tomar aquella decisión por su 'debilidad' y de pretender dominar la federación madrileña

Pedro Sánchez destruye a Tomás Gómez como líder del PSOE madrileño y candidato a la presidencia autonómica

Hechos

  • El 11.02.2015 la ejecutiva federal del PSOE – cuyo Secretario General es D. Pedro Sánchez – resolvió disolver la ejecutiva de la federación madrileña del Partido Socialista de Madrid (PSM-PSOE), cuyo secretaria general era D. Tomás Gómez.

Lecturas

D. Tomás Gómez Franco era secretario general del Partido Socialista en Madrid (PSM) desde julio de 2007, cuando sustituyó al dimitido D. Rafael Simancas Simancas. Durante 8 años ha estado al frente de los socialistas madrileños haciendo frente a rivales internos, en 2011 ganó en las primarias a Dña. Trinidad Jiménez y en 2012, D. Tomás Gómez se impuso en el congreso regional del PSM a la candidatura alternativa de Dña. Pilar Sánchez Acera. A nivel externo en su lucha por la presidencia de Madrid fue abrumadoramente derrotado por Dña. Esperanza Aguirre en las elecciones autonómicas de 2011 y ahora estaba en plena precampaña para volver a ser candidato a la presidencia de Madrid por el PSOE.

Cronología de una defenestración política:

El PSOE en Madrid (PSM) había designado el 19 de octubre de 2014 a su secretario general D. Tomás Gómez Franco (miembro del Comité Federal del PSOE), nuevamente, candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid y a D. Antonio Miguel Carmona Sancipriano candidato a la alcaldía de Madrid en unas primarias sin rivales. Pero la candidatura del Sr. Gómez Franco había quedado trastocada por presuntas irregularidades del Sr. Gómez cuando era alcalde de Parla. Había una investigación sobre los sobrecostes del Tren de Parla, construido durante su mandato (caso aireado especialmente por El País) y también porque su sucesor como alcalde, D. José María Fraile Campos, fue encarcelado el 27 de octubre de 2014 en la Operación Púnica.

El 19 de enero de 2015 D. Juan Barranco Gallardo anuncia por sorpresa su dimisión como presidente del PSM y la renuncia a su escaño en la Asamblea de Madrid, perdiendo el Sr. Gómez Franco un apoyo simbólico en un momento en que la relación del líder del PSM con el Comité Federal del PSOE que encabeza D. Pedro Sánchez Pérez-Castejón parece cada vez peor. D. Pedro González Zerolo asume, provisionalmente, la presidencia del PSM.

El 11 de febrero de 2015 el Comité Federal del PSOE liderado por D. Pedro Sánchez Pérez-Castejón anuncia a través de su secretario de Organización, D. César Luena López la disolución de la ejecutiva del PSOE en Madrid (quedando destituidos de todos su cargo D. Tomás Gómez Franco como secretario general y el resto de miembros) y también la reovación de D. Tomás Gómez Franco como candidato del PSOE a la presidencia de Madrid.

Ese mismo día 11 de febrero D. Tomás Gómez Franco comparece en la sede del PSM para anunciar que no reconoce su destitución y acusar de debilidad a D. Pedro Sánchez Pérez-Castejón.

La mañana del día 12 de febrero el diario El País publica una encuesta asegurando que gracias a haber destituido al Sr. Gómez, el PSOE pasa a ser el primer partido en las encuestas.

El 12 de febrero de 2015 D. Rafael Simancas Simancas asume el mando del PSM al frente de una Gestora. Mientras D. Tomás Gómez Franco participa en una entrevista en Atresmedia, el Sr. Simancas ordena que cambien la cerradura de su despacho, para que no pueda volver a entrar.

El viernes 13 de febrero de 2015 D. Tomás Gómez rectifica y anuncia que acata su destitución y que renuncia a su escaño en la Asamblea de Madrid. Eso sí, continúa siendo miembro del Comité Federal del PSOE. En una entrevista el día 14 de febrero de 2015 el Sr. Gómez, entrevista en ‘La Sexta Noche’ responsabiliza a D. Alfredo Pérez Rubalcaba (miembro del Comité Editorial de El País y exsecretario general del PSOE) de estar detrás de la operación contra él.
Junto a D. Tomás Gómez Franco también renuncian a sus actas de diputadas Dña. Carmen Menéndez González-Palenzuela ‘Maru Menéndez’ (hasta ahora secretario de Organización, también destituida) y Dña. Rosa Alcalá Chacón.

El 21 de febrero de 2015 la Comisión Federal de Listas del PSOE designa a D. Ángel Gabilondo Pujol, miembro del Comité Editorial del diario El País, nuevo candidato a la presidencia de la comunidad. Al no estar afiliado al PSOE será un candidato ‘independiente’ quien encabece la lista socialista por Madrid en la que quedan excluidos aquellos considerados afines al Sr. Gómez Franco como Dña. Amparo Valcarce, D. Eusebio González Jabonero y Dña. Laura Oliva.

La misma Comisión Federal del PSOE también anula la candidatura de D. Pablo Sánchez Pastor a la alcaldía de Parla, afín a D. Tomás Gómez Franco y lo reemplaza por Dña. Cristina Vélez.

TODA LA EJECUTIVA DESTITUIDA

Zerolo_Maru La resolución del Comité Federal del PSOE no sólo destituye a D. Tomás Gómez, sino a toda la ejecutiva del PSOE en Madrid (PSM), incluyendo a su secretaria de Organización, Dña. Maru Menéndez y al Presidente del PSM, D. Pedro Zerolo, que apenas llevaba unas semanas en el puesto después de que reemplazara a D. Juan Barranco.

LA INVESTIGACIÓN DEL CASO ‘TREN DE PARLA’ DE TELÓN DE FONDO

El líder del PSOE en Madrid estaba siendo cuestionado por la prensa por el caso sobre costes para la construcción de una vía de tren en Parla cuando D. Tomás Gómez era alcalde de Parla. Las obras se habían presupuestado en 93 millones, pero las obras habían terminado costante hasta 42 millones más. Había varios concejales imputados aunque entre ellos no estaba el Sr. Gómez.

RAFAEL SIMANCAS PRESIDIRÁ LA GESTORA: Y CAMBIA LA CERRADURA DEL DESPACHO DE TOMÁS GÓMEZ

D. Rafael Simancas asumió la dirección provisional del PSM al frente de una Gestora que se encargaría de designar al nuevo candidato a la Presidencia de la Comunidad. En la Gestora no podía contar con veteranos dirigentes socialistas habitualmente convocados para estos menesteres como el que fuera líder del sector mayoritario del socialismo madrileño durante años, D. José Acosta Cubero, el jefe del antiguo sector leguinista D. Ramón Espinar o su antiguo número 2, D. Antonio Romero, por encontrarse todos ellos expulsados del partido. Sí pudo contar con D. Jaime Lissavetzky uno de los pocos ex líderes del PSM que seguían en el partido.

CARMONA, INTOCABLE

 D. Antonio Miguel Carmona, candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid, no fue incluido en la defenestración decidida por la dirección nacional del PSOE, por lo que él seguiría siendo candidato del PSOE al asiento municipal. El Sr. Carmona atribuyó a su condición de ‘amigo’ tanto de D. Pedro Sánchez como de D. Tomás Gómez para justificar no tomar partido en su liza.

02 Diciembre 2014

Una auditoría revela que Parla debe 180 millones a la empresa del tranvía

José Marcos

Leer
El Ayuntamiento lleva dos años sin pagar nada a la gestora de la infraestructura Fondos extranjeros han mostrado interés en hacerse con la concesionaria

El Ayuntamiento de Parla (PSOE) debía 180 millones de euros al cierre de 2013 a la empresa que gestiona el tranvía inaugurado por Tomás Gómez, actual secretario general del PSM, en 2007, según una auditoría de Deloitte sobre las cuentas del ejercicio pasado de la concesionaria, a la que ha tenido acceso EL PAÍS. La cuenta general del Consistorio del año pasado —aprobada por PSOE (11 concejales) e IU (4) y con el voto en contra de PP (11) y UPyD (1)— muestra que el Gobierno local no pagó en el último ejercicio ni un euro de los 24 millones que le tocaba abonar por el tranvía. Ese impago total se ha repetido este año.

Tranvía de Parla, SA, es la marca comercial con la que la compañía Globalvia gestiona, entre otros, el polémico proyecto que impulsó Gómez, y que distintos organismos oficiales, como la Cámara de Cuentas, no han dudado en calificar como la principal causa de que el municipio de 125.000 habitantes, con una deuda de 369,4 millones (sin contar la deuda del tranvía), se haya convertido en la segunda ciudad de más de 50.000 personas con la mayor deuda per capita de toda España: 2.941 euros por vecino. Solo por detrás de Jaén (3.558 euros cada uno de sus 116.000 residentes), donde otro tranvía es el principal responsable de las dificultades económicas.

Un informe del Tribunal de Cuentas también coronó a Parla como el Consistorio de más de 5.000 habitantes con mayor deuda a proveedores por habitante a 31 de diciembre de 2011, con un total de 250 millones (2.047,9 euros de media). Eso, sin contar el endeudamiento a corto plazo. Desde 2009, la ciudad promedia 25 millones de pérdidas. La intervención municipal concluía en un informe reciente que la situación de “déficit corriente crónico no puede mantenerse por más tiempo”.

La concesión del tranvía fue adjudicada en 2005 y su explotación comenzó en junio de 2007, con un tránsito anual de 4,5 millones de viajeros en 2013.

La adjudicación, por un periodo de 40 años, comprende la construcción, suministro de material móvil, explotación, operación y mantenimiento de los 8,5 kilómetros de doble vía de la infraestructura.

Las obras se adjudicaron inicialmente en 108 millones (93,5 millones más IVA), a los cuales se sumaron otros 41 por obras añadidas sobre la marcha y adjudicadas sin concurso público en 2006, con Gómez todavía al frente del Ayuntamiento, y en 2009, ya con su sucesor y exconcejal de Hacienda, José María Fraile. Este se encuentra imputado en la Operación Púnica. Está en libertad tras haber pagado una fianza de 60.000 euros.

La actual alcaldesa, la socialista Beatriz Arceredillo, crítica con Gómez y Fraile y en el cargo desde mediados de noviembre, se estrenó como concejal en Parla tras las elecciones de 2011 y no tiene ninguna sombra en su trayectoria municipal. Arceredillo, que desde el primer momento se ha encontrado con la oposición de un sector nutrido del anterior equipo de gobierno pese a ser de su propio partido, se ha comprometido a auditar las cuentas locales y revisar los contratos sospechosos de irregularidades.

FCC y Bankia, que participan al 50% en Globalvia, han acelerado durante las últimas semanas los trámites para vender la sociedad. El plazo para presentar ofertas termina el 9 de diciembre. Fuentes municipales señalan que han mostrado interés en la operación Ferrovial y varios fondos de inversión extranjeros, concretamente de China, Malasia y Canadá.

Globalvia, que se promociona como “líder en España en la gestión privada de transporte ferroviario de pasajeros”, ya vendió el año pasado parte de la deuda que arrastra con el Ayuntamiento de Parla a Sagasta Corporate, un fondo de Luxemburgo. Sagasta compró 73 millones de esa deuda municipal por facturas pendientes desde 2012 hasta 2015, aunque sólo pagará a Tranvía de Parla, SA, algo más de 60 millones. Los otros 12 se los embolsará como beneficios. Aunque esa compra de deuda trascendió a principios del pasado septiembre, el Gobierno local, todavía con Fraile a la cabeza, aseguró entonces que se había enterado “por terceros”.

Sin embargo, documentos del propio Consistorio a los que ha tenido acceso este diario confirman que, al menos dos meses antes, el Ayuntamiento ya tenía conocimiento de esa operación. Así lo demuestran los decretos por los que se ordenaron en julio sendos pagos de 65.000 y 180.000 euros a Sagasta, más otro de 100.000 euros en septiembre, justo después de conocerse la operación con el fondo de Luxemburgo.

Un proyecto estrella con sobreprecio

  • El tranvía de Parla fue adjudicado por 93,5 millones de euros (IVA no incluido) en septiembre de 2005. La infraestructura, ideada para conectar el casco histórico con Parla Este, un nuevo barrio con 30.000 vecinos, se inauguró un mes antes de las elecciones de 2007, en las que Tomás Gómez, secretario general del PSM desde 2008, fue reelegido alcalde con mayoría absoluta.
  • La factura por el proyecto estrella de Gómez ha terminado rozando los 140 millones. Los 125.000 habitantes de Parla pagarán, además, otros 122 millones en intereses para refinanciar el pago de la obra. El calendario abarca de 2007 a 2037 y suma un coste total de 255,9 millones.
  • Las deudas del tranvía lo mantuvieron parado dos días a finales de 2011. Alstom y Metro, responsables del mantenimiento, dieron un ultimátum a la concesionaria por un impago de 6,5 millones. El Ayuntamiento acumulaba entonces una deuda de 48 millones con Tranvía de Parla. El regidor, José María Fraile, se encerró en la sede de la Comunidad de Madrid para reclamar más financiación regional, sin éxito. Desde entonces los pagos pendientes del Ayuntamiento con la concesionaria han alcanzado los 180 millones a 31 de diciembre de 2013. Un fondo de Luxemburgo (Sagasta Corporate) ha comprado 73 millones de la deuda del Consistorio.
  • El Tribunal de Cuentas está fiscalizando las obras y gastos del tranvía de Parla y otras infraestructuras similares, como las de Zaragoza, Jaén y Vélez-Málaga, todas construidas por Ayuntamientos socialistas. La fiscalía del Tribunal ve posibles «infracciones penales» en las cuentas del tranvía. La fiscalía del organismo fiscalizador ve una clara «desviación» de dinero al margen de la ley en el pago, debido a la diferencia económica entre el coste inicial previsto y el real

12 Febrero 2015

Golpe de timón

EL PAÍS (Director: Antonio Caño)

Leer

El PSOE no puede arriesgarse a acudir a las próximas elecciones autonómicas con un cabeza de cartel cuestionado por los sobrecostes del tranvía de Parla —el municipio del que Tomás Gómez fue alcalde—, tras las investigaciones de la policía y de la fiscalía reveladas por EL PAÍS. Cerrar los ojos y aplazar decisiones sería contradecir la necesidad de presentarse ante la ciudadanía con candidaturas libres de sospechas, un requisito necesario para recuperar la credibilidad.

Por eso el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, no ha dudado en apartar al líder de la organización socialista madrileña, en un movimiento que refuerza considerablemente su liderazgo y permite elegir a un mejor candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Vale más una decisión contundente que aguardar a que investigaciones habitualmente lentas determinen inocencias y culpabilidades. La inquietud de los ciudadanos por la corrupción y el fraude no admite ese tipo de excusas para eternizar la adopción de medidas políticas.

La virulenta reacción de Gómez, acusando al secretario general del PSOE de sumarse a una operación “no democrática” de la derecha —en la que de paso incluye a este periódico—, confirma no solo su pésimo talante, sino que su suerte personal le importa mucho más que el futuro del partido. Al margen de que Gómez resulte imputado o no —él atribuye la responsabilidad del tranvía al Consorcio Regional de Transportes, presidido en su día por María Dolores de Cospedal—, caben pocas dudas de su responsabilidad política sobre uno de los proyectos creados al calor del ladrillo y cuya consecuencia es la quiebra técnica del Ayuntamiento que soportó la obra. Si a esos hechos derivados de su época de alcalde se suman el continuo deterioro de la influencia del PSOE en Madrid, los malos resultados alcanzados en las elecciones de 2011 y las pobres perspectivas de las próximas, se obtiene un cuadro que hacía su destitución más que recomendable.

Es verdad que la agitación de los socialistas madrileños viene de lejos. También es cierto que las pugnas internas de los partidos y la falta de cohesión entre sus dirigentes les destrozan ante los ciudadanos, si no se explican en función de ideas y programas. En estas condiciones será difícil combatir al PP y hacer frente a las acometidas de las nuevas opciones que luchan por instalarse en el tablero político.

Aún así, el Partido Socialista está obligado a dar una batalla seria en Madrid, tanto por la importancia de esta Comunidad como por las repercusiones más allá de sus límites. Sin perjuicio del derecho de Tomás Gómez a la presunción de inocencia judicial, lo cierto es que el sistema organizado por él ha conducido a esta fuerza política a la mediocridad. No es posible presentarse en mayo ante los ciudadanos con tan magro bagaje, que no se ve precisamente fortalecido por la presencia como candidato a la alcaldía del tertuliano Antonio Miguel Carmona, que arropó a Gómez en su despedida.

Pedro Sánchez se traza un camino exigente, pero es mejor tomar con firmeza el timón que navegar entre dudas o curar heridas con paños calientes.

12 Febrero 2015

Sánchez se anticipa al desastre

ABC (Director: Bieito Rubido)

Leer
Descabalgando a Gómez, que ha llevado al PSM a su suelo electoral histórico, el secretario general socialista corre el velo que cubría el declive imparable de su filial madrileña. Se trata de una maniobra arriesgada pero, sin duda, necesaria
Pedro Sánchez decidió ayer descabezar la Federación Socialista Madrileña, destituyendo a Tomás Gómez y nombrando a Rafael Simancas presidente de la comisión gestora que se hará cargo de la organización en Madrid. Sin embargo, lo que se gestó como un golpe de autoridad –con Gómez como destinatario directo y otros muchos como destinatarios indirectos– se convirtió en un pulso interno en el que Pedro Sánchez ha puesto en juego su autoridad como secretario general. No se trata solo de que Sánchez consiga imponer su decisión de destituir a Tomás Gómez, que se ha declarado en rebeldía pública, sino también de convencer a sus militantes y votantes de que el momento de hacerlo era este, a tres meses y medio de unas elecciones autonómicas y municipales que, en Madrid, resultan agónicas para el PSOE.
No le falta razón al líder del PSOE al afirmar que Gómez deteriora la imagen del partido y crea inestabilidad en su seno. De hecho, Gómez cuenta sus participaciones electorales en Madrid como derrotas, a cual más rotunda que la anterior. La superación del PSOE en Madrid por Podemos se da por descontada. Estas perspectivas no podían dejar indiferente a la dirección nacional socialista, menos aún a medida que arrecian las informaciones que confirman las irregularidades en la obra del tranvía de Parla, cuando Gómez era alcalde de esta localidad madrileña, tal y como ABC ha venido informando estos últimos años con sucesivas exclusivas. Entre la debacle electoral que vaticinan las encuestas y el daño a la marca del PSOE, Sánchez tenía que tomar las riendas de la situación en Madrid. El secretario general se ha limitado a correr el velo que cubría el declive imparable del socialismo madrileño.
Aun así, el PSM sigue siendo un organización significativa, y el ataque directo a Gómez puede traducirse en un cierre de filas en torno a su persona. Ayer mismo, durante su rueda de prensa, junto a Tomás Gómez se hallaba el candidato a la alcaldía de Madrid, el televisivo Antonio Miguel Carmona. Si Carmona se suma al desafío de Gómez a Pedro Sánchez y la insumisión de los socialistas madrileños se generaliza, el líder del PSOE tendrá que maniobrar con astucia y firmeza para evitar que la decisión de destituir a Gómez se vuelva contra él. Tras haber apoyado el acuerdo antiterrorista con el Gobierno, no sin críticas internas, y estar resistiendo movimientos envolventes, como los de Susana Díaz, Pedro Sánchez apuesta con riesgo, pero necesariamente, por atajar los focos de inestabilidad en su partido, que debe recuperar cuanto antes su fortaleza en la izquierda y su función protagonista en la vida política española.

12 Febrero 2015

El gran Invictus

Luis Ventoso

Leer
Lo único asombroso es que Gómez todavía estuviese ahí
La descalificación frontal, el insulto, es una baza dialéctica facilona, zafia. El exabrupto opera como una pirotecnia estruendosa, que encubre la penuria argumental de quien recurre al estacazo. Solo debe aplicarse con cuentagotas, en casos tan palmarios que suponga la constatación de un hecho empírico insoslayable. Ciertos políticos acumulan tal cantidad de desatino en su deambular por el ágora que se hacen acreedores del blasón que Luis del Val, desde la libérrima atalaya de su calidad y experiencia, suele otorgar a algunos de nuestros prohombres: «Tonto contemporáneo». Es de temer que Tomás Gómez Franco laboró a destajo para intentar ser cofrade de tan populosa hermandad.
En la vida se puede ser una buena persona de mollera limitada, o se puede ser un cabrón con pintas de inteligencia y capacidades descollantes. Lo que no funciona nunca es ser mediocre y encima retorcido. Tomás Gómez Franco, nacido hace 46 años en los Países Bajos, yace arrollado en los bajos de su tranvía manirroto, después de que ABC le destapase la trapisonda. A Gómez lo ha arrojado a las vías Sánchez, cuyo móvil no es la ética, sino darse a valer como sea para apuntalar una estampa apolínea de pedestal de gaseosa (el justiciero se inhibe ante Chaves y Griñán, cuyas andanzas de Rinconete y Cortadillo con los fondos de los parados convierten a Tomás en un pícaro monaguillo que ha sisado del cepillo unas perras). Bisoño y torpón hasta para empuñar la daga, Sánchez ni siquiera sabe que en política una purga así –ejemplar y necesaria, por otra parte– se adorna siempre con los ropajes de la dimisión y la autocrítica (hasta el genocida Stalin exigía la previa confesión de los pecados revolucionarios antes de ordenar la fosa o el Gulag). Pero Sánchez está tan verde que pretendiendo desatar la madre de todas las batallas éticas ha armado un astracán castizo, al gusto del gritón socialismo madrileño, con Tomás enrocándose entre pucheros y diciéndole que nones, que él no se pira ni con dos picoletos sujetándolo por los sobacos rumbo a la trena.
Gómez Franco fue el fenómeno que encargó un cartel electoral tamaño fachada haciéndose llamar «Invictus». El photoshop sobreimprimió su cara cuadrada y sudorosa y su pelillo real con corte de peluquín en el lugar que ocupaba el venerable Mandela en el póster de la película. Como guinda, en la parte baja aparecía a caballo y ataviado de guerrero. Los historiadores todavía intentan dilucidar si Tomás iba de romano, de vikingo o de extra de un péplum híper hormonado de Cinecitta. En las urnas, el caballo de Gómez resultó ser el de Atila: por donde pasó no volvieron a brotar los votos. La toña fue de una épica acorde a las emociones que prometía la cartelería: firmó el peor resultado de su partido en Madrid. Por supuesto no se fue y hasta siguió pontificando.
Que a Tomás lo hayan derribado del caballo supone una pésima noticia para los candidatos virtuales del PP, esos que moran en el limbo de la mente de Rajoy, quien tal vez tenga el detallazo de anunciarlos incluso antes de los comicios. Cuesta concebir un candidato peor que Tomás. Lo tenía todo. El asombro es que todavía estuviese ahí.

11 Febrero 2015

La destitución de Tomás Gómez en ocho claves

Ignacio Escolar

Leer

1. El tranvía de Parla iba a costar 93 millones de euros. Acabó saliendo por 142 millones y los intereses han elevado la factura final hasta los 256 millones; la carísima infraestructura ha dejado arruinada a esta ciudad, que es hoy de las más endeudadas del país. Los sobrecostes del ruinoso tranvía están bajo investigación penal porque, dice la Fiscalía y la UDEF, parte de las obras comprometidas en la ampliación del presupuesto jamás se hicieron. Fue un proyecto liderado por Tomás Gómez como alcalde que continuó gestionando su número dos y sustituto en la alcaldía, José María Fraile: un político que está hoy en libertad bajo fianza, imputado por corrupción en la trama Púnica.

2. No, Tomás Gómez aún no está imputado. No está claro siquiera que lo vaya a estar. Pero independientemente de cómo acabe lo del tranvía o el caso Púnica –aún bajo secreto de sumario–, no es tolerable equiparar responsabilidad política con responsabilidad penal. No ser un delincuente condenado no puede ser el único requisito para gestionar lo público, por mucho que haya casos muchísimo más graves que el de Tomás Gómez en el lodazal de la política española y en la cloaca de Madrid, un lugar donde personas con el currículum de Ignacio González o Esperanza Aguirre pueden gobernar.

3. Tomás Gómez, en el mejor de los casos, se equivocó al confiar en un número dos como José María Fraile; tiene que asumir la responsabilidad directa por su nombramiento y también por no saber vigilar lo que ocurría en su propio partido y en su propia ciudad. También es el primer responsable de impulsar el proyecto del tranvía. Irónicamente –no dice nada bueno de nosotros como sociedad–, aquel tranvía ruinoso, inaugurado unas semanas antes de las elecciones, hizo de Gómez el alcalde más votado de España.

4. Tomás Gómez debería haber dimitido tiempo atrás, la semana en la que estalló la Púnica y su sucesor en el Ayuntamiento de Parla fue a prisión preventiva. En lugar de eso ha preferido enrocarse en su despacho y complicar aún más la nada fácil situación del PSOE en Madrid, donde “invictus” parecía condenado a otra derrota más. Como decía Esperanza Aguirre en una frase tan cruel como acertada, Gómez se había convertido en un especialista en ganar los congresos por la mínima y perder las elecciones por la máxima. Después del espectáculo que está dando en estas horas el PSM –tan dividido históricamente como la izquierda madrileña en general–, dudo que las expectativas de voto de los socialistas vayan a mejorar gran cosa, por más que haya quien así lo quiera vender.

5. Tomás Gómez no parecía ni el mejor candidato ni el mejor secretario general para el PSOE en Madrid. Pero las sombras sobre su gestión, aunque han aumentado en estas últimas semanas, hace meses que estaban presentes: la operación Púnica estalló a finales de octubre y, en noviembre, la dirección del PSOE le respaldó como candidato: tenía “la confianza absoluta” de Ferraz. ¿Qué ha cambiado en estos tres meses para que ya no sea así? ¿Por qué lo que entonces fue tolerable hoy ya no lo es? ¿Por qué tardó tanto la dirección del PSOE en actuar? Si las encuestas hubiesen dado a Gómez como ganador, ¿habría sido Pedro Sánchez tan contundente?

6. ¿Forma parte esta batalla de la nada disimulada guerra por el liderazgo del PSOE? Hay importantes dirigentes socialistas que creen que sí, y que relacionan la debilidad interna de Pedro Sánchez con sus dos grandes decisiones de estas últimas semanas: el cuestionado pacto antiterrorista con el PP y la gestora de Madrid. Pedro Sánchez ha decidido dar un golpe de autoridad con una medida que está en sus atribuciones como secretario general y que es coherente con su discurso sobre la corrupción –y con lo que hizo con los implicados en las tarjetas ‘black’, cuando los expulsó antes incluso de ser imputados–. Pocos defienden a Tomás Gómez, pero muchos critican el método y el momento elegido para destituirle: nombrando una gestora en una federación tan importante como la de Madrid, sin una novedad palmaria sobre la mesa y a nada de las elecciones. Sánchez tomó esta decisión de forma unilateral, sin buscar antes el apoyo de los demás barones del PSOE; tampoco el de la poderosa presidenta andaluza. Se lo pueden hacer pagar.

7. Los golpes de autoridad suelen estar bien vistos entre el electorado, salvo cuando salen mal. Tal y como está ahora la situación en Madrid –más aún si se judicializa, como amenaza la dirección destituida del PSM–, esto solo puede acabar de dos formas: o con la muerte política de Tomás Gómez, o con la de Pedro Sánchez, por mucho que la dirección del PSOE no quiera exponer a su líder en este espinoso asunto y dejar que el secretario de Organización, César Luena, y el máximo responsable de la nueva gestora, Rafael Simancas, den la cara en su lugar.

8. El nuevo número uno de la lista del PSOE a la Comunidad de Madrid se elegirá a dedo y sin primarias. Los candidatos con más posibilidades son dos exministros: Ángel Gabilondo y Trinidad Jiménez, la candidata hace años derrotada en las primarias de Madrid por el mismo Tomás Gómez ahora defenestrado. Los perdedores de otros procesos internos y otras elecciones –Rafael Simancas y Jaime Lissavetzky– van a ser ahora quienes dirijan la gestora. El precedente es peligroso para el propio Pedro Sánchez. A él también se lo pueden aplicar.

12 Febrero 2015

Pedro Sánchez se quema en el incendio del PSOE en Madrid

EL MUNDO (Director: Casimiro García-Abadillo)

Leer

EL PASO dado ayer por Pedro Sánchez al desmontar el Partido Socialista de Madrid y dejarlo sin candidato a la Asamblea a sólo tres meses de las elecciones municipales y autonómicas es algo tan insólito y arriesgado que sólo puede responder a causas excepcionales. Dos son las que se barajan dentro del PSOE: que el secretario general tiene noticia de que la imputación de Tomás Gómez por el caso del tranvía de Parla es probable, y que las encuestas que maneja Ferraz revelan que el partido va directo al abismo con el ex alcalde como candidato autonómico.

Siendo dos razones de peso, sólo la primera, la del cese preventivo, tendría cierta justificación. Los socialistas sufrirían, en efecto, un cataclismo si su cabeza de lista en la Comunidad de Madrid fuera señalado por corrupción en plena campaña electoral, cuando ya no hubiera tiempo para reaccionar. Sin embargo, no es previsible que eso ocurra, dado que no hay datos nuevos en las investigaciones abiertas que apunten en esa dirección. De otro lado, sería muy peligroso que Sánchez hubiera tomado la medida únicamente empujado por las encuestas, porque el mensaje que se trasladaría entonces es que sobran las primarias y hasta el partido: a partir de ahora, habría que dejar el nombramiento de los candidatos del PSOE en manos de institutos demoscópicos.

César Luena, secretario de Organización del PSOE, justificó la decisión de apartar a Tomás Gómez y disolver la ejecutiva en Madrid básicamente por «el deterioro grave de la imagen pública» del partido como consecuencia de las sospechas de corrupción. Pero dado que Gómez ni siquiera está imputado, actuar con ese rasero debería haber llevado a Susana Díaz, por ejemplo, a repudiar hace tiempo a Chaves y a Griñán y, al no haberlo hecho, ahora Sánchez tendría que instarle a actuar.

El golpe de mano dado por del secretario general del PSOE hace fácil la crítica a sus detractores, que ayer hablaban de «decisión antiestatutaria» y «operación no democrática». La puesta en escena elegida ayer por Tomás Gómez para rebelarse contra Ferraz, rodeado por los suyos y entre aplausos, refuerza su buscado papel de víctima. Pero precisamente la federación madrileña es la que menos puede presumir en cuanto a regeneración: es de las pocas que se negó en su día a celebrar primarias abiertas a los simpatizantes y el aparato se encargó de que no hubiera ningún otro aspirante para así poder aupar a Tomás Gómez. El error de la dirección del PSOE fue consentir entonces esas maniobras.

Pedro Sánchez, que no anda sobrado de apoyos internos, se juega mucho en este pulso. Es muy significativo que Susana Díaz no se pronunciara ayer acerca de un episodio de gran impacto, retransmitido en directo por televisión y que cayó como una bomba en el partido. Su silencio ha sido una forma clamorosa de no respaldar al secretario general.

Sánchez parece contar con el aval de varios líderes autonómicos, pero la mayoría considera que el momento y las formas han sido inadecuados. Aun cuando existe el convencimiento general de que el PSOE iba hacia el desastre en Madrid con el ex alcalde de Parla como candidato, nadie se explica por qué no se ha actuado antes.

Dentro del indudable desgaste que este escándalo comporta para el PSOE hay dos hechos que pueden ayudar a calmar las aguas en los próximos días. El relevo de Tomás Gómez será, tal y como hoy avanzamos, el ex ministro de Educación Ángel Gabilondo, un hombre que cuenta con grandes simpatías dentro y fuera del partido. Por otra parte, la circunstancia de que Antonio Miguel Carmona se mantenga como aspirante a la Alcaldía de Madrid evita empezar desde cero.

Con todo, la realidad es que hoy el PSOE y Pedro Sánchez están más débiles que ayer: el partido, porque da una imagen de caos y ruptura total a 100 días de unas elecciones; el secretario general, porque toma una decisión sin causas sólidas que lo justifiquen. Eso abona la teoría –que sustentan los seguidores de Tomás Gómez– de que el secretario general de los socialistas ha actuado pensando en su propio beneficio y para reforzar su liderazgo.

13 Febrero 2015

Ahora, a construir

EL PAÍS (Director: Antonio Caño)

Leer
El PSOE debe cerrar esta crisis con rapidez y unidad para volver a ser una alternativa real

Después del terremoto causado por la destitución de Tomás Gómez de su cargo de secretario general de los socialistas madrileños se mantienen sacudidas de menor intensidad, mientras se va asentando el terreno en el que tendrán que convivir los líderes del PSOE durante un año electoral en el que el partido se juega ser una alternativa real en la política española.

En esta situación, los socialistas no pueden cerrar esta crisis en falso; por el contrario, deban aprovechar esta oportunidad para actuar con rapidez y generosidad a fin de recuperar, en la medida de lo posible, la unidad que les permita reconstruir una situación muy delicada. El golpe de timón dado por Pedro Sánchez debe abrir una nueva etapa en el Partido Socialista de Madrid (PSM), que lleva décadas enfangado en luchas de internas que han llevado a sus líderes a dedicar más tiempo a mantener el poder en el partido que a recuperarlo en las instituciones.

A estas alturas, pocos dudan en el PSOE de que había que cambiar al secretario general del PSM y candidato a la Asamblea de Madrid. La decisión debía de haberse tomado hace meses, pero los diversos intentos por la vía del diálogo fracasaron. Ahora quedan apenas 100 días para las elecciones autonómicas y locales y el PSOE debe tener en cuenta que los resultados de Madrid van a influir decisivamente en el posicionamiento de los socialistas en las elecciones generales de fin de año.

En estas circunstancias, el secretario general del PSOE debe ejercer su liderazgo mezclando la autoridad y la complicidad de sus compañeros. Los barones socialistas han apoyado una medida que consideraban inevitable, pero se han quedado con una cierta inquietud. Pedro Sánchez tiene que ser consciente de que, en estos momentos, para cumplir eficazmente su papel debe de unir fuerzas y presentar propuestas políticas para este año electoral. La mejor manera de dejar de hablar de la crisis del PSOE es provocar que empecemos a hablar de las ideas del PSOE.

En el otro lado, Tomás Gómez no debería echarse al monte en busca de venganza. Él sabe, sin necesidad de que nadie se lo diga, que su candidatura electoral estaba abocada a un fracaso estrepitoso; uno más para el socialismo madrileño. El anuncio de ayer de que dimitirá de su escaño en la Asamblea de Madrid puede ser una señal de que no va a luchar por recuperar una posición que ha perdido definitivamente.

13 Febrero 2015

Tomás Gómez nunca estuvo aquí

Manuel Jabois

Leer
El aparato socialista no quería ver al dirigente ni en pintura, pero había ganado las primarias

A menos de dos meses para las municipales de 2011, Pepe Blanco convocó a la prensa en Ferraz, detalló el programa, habló de lo buena que es la socialdemocracia en todos los órdenes de la vida, y al querer nombrar a su candidato no recordó quién era. Se quedó sin habla, como si le hubiesen cambiado las normas en el último momento y se le exigiese un señor que poner en los carteles. Alguien llegó a chivarle: “Simancas”, y Blanco, molesto, dijo: “No, Rafa Simancas no, no me confunda”. Al final, alucinado, dijo dos palabras: “Tomás Gómez”.

Blanco, como el aparato, no quería ver a Gómez ni en pintura, pero Gómez había ganado las primarias. Entonces el PSOE, que en aquella época estaba entregado al flow, lo fomentó electoralmente como «El hombre que dijo ‘no’ a Zapatero». Todo se podía vender si se daba con el lema adecuado y el zapaterismo fue la edad de oro de los comerciales. Además el PP también decía que no a Zapatero, así que por lo menos las elecciones empezaban empatadas. Lo que ocurrió después fue que Tomás Gómez, como dejó caer Blanco con su olvido, como intuyó Esperanza Aguirre años antes, cuando le nombraron a Tomás Gómez y creyó que le hablaban de un agente forestal, ya no debía estar allí.

Gómez llegó al poder como aquel hijo de José Luis de Vilallonga del que el aristócrata resolvió al poco de nacer que era hosco y antipático, y renunció a cogerlo en brazos. Hay quien distingue en el primer llanto de un niño la vida y lo insoportable, aunque sean prácticamente lo mismo. Un exministro definió ayer en privado a Tomás Gómez como una máquina de destruir votos: “Los socialistas nos pedían por la calle que les dejásemos votar al PSOE”.

Gómez se convirtió en el alcalde más votado de España por un tranvía que investiga la UDEF y que dejó arruinado su ayuntamiento, lo han echado al grito de hombre honrado al agua y lo peor no es que haya acabado el PSOE manifestándose a las puertas del PSOE, sino que desde 2008 no se reunía allí tanta gente.

Su caso, como el de Borrell o Morán en su momento, como el de Tania Sánchez en IU o tantas primarias en toda España que han acabado en broncas de comunidad de propietarios, muestra el grave problema que tienen los partidos políticos: el que tienen con la democracia. Organizaciones que necesitan ser votadas para llegar al poder sufren para organizar elecciones dentro de ellas, y el voto de los militantes actúa como un grupo sanguíneo incompatible, un cuerpo extraño para el funcionamiento del partido. Quieren que les voten los demás pero son incapaces de votarse a sí mismos. Se recuerdan unos a otros el consejo del asesor de Gorbachov: “Mijail Sergeyevich, la democracia está muy bien, pero sin elecciones es más segura”.

Cuenta el periodista José Precedo que hace años Tomás Gómez dijo: “Haré encuestas y si la quieren rubia y de ojos azules, será rubia y de ojos azules». De momento han puesto a mandar a Simancas, que aún no es Marilyn Monroe pero es lo más parecido a la renovación del PSOE después de Julián Besteiro, y Simancas ha presentado en EL PAÍS el plan para elegir candidato: “Las agrupaciones se reunirán en asambleas y los militantes propondrán a los candidatos que quieran. Los nombres se trasladarán a esta comisión gestora, que interpretará el sentir de los militantes, y haremos una propuesta a la comisión federal de listas”.

—Los militantes podrían proponer a Tomás Gómez —dice Anabel Díez.

—A quien quieran.

Nunca infravaloren al Partido Socialista. La militancia podrá aupar a Tomás Gómez para que vaya a recoger las vespas y ponerse a elegir otra vez hasta que la gestora interprete el sentir bueno. Es difícil no imaginarlos ya como zahoríes en la búsqueda perfecta del equilibrio entre la democracia artificial y la real, sometidos a la tortura psicológica de saber que lo que quieren las bases es lo peor para el partido, e incapaces de asumir una decisión sin el aval simbólico del pueblo.

El futuro es tan prometedor que el pasado miércoles, en un toque puramente beatnik, un cerrajero fue a cambiar la cerradura del despacho del secretario general del PSM. No para que Gómez no pudiese entrar, como se dijo, sino para que el que entre no pueda salir.

14 Febrero 2015

De cómo, para algunos, el PSOE reconquistó Madrid

Víctor de la Serna Arenillas

Leer

Pedro Sánchez, si leen ustedes El País, ha salvado al PSOE defenestrando a Tomás Gómez. Otros no lo ven tan claro.

Así, José María Carrascal acusaba en ABC: «Estas batallas internas se resuelven discretamente, a puerta cerrada, sin armar ruido, para facilitar una salida digna, y no por decreto. Lo que quiero decir es que, más que ‘un golpe de autoridad’, lo que ha hecho Sánchez es poner en evidencia la división interna del partido. (…) De ahí que dude que Sánchez haya ‘afianzado su liderato’ con esta medida, como dicen algunos. Lo que sí sé es que ha abierto un frente a sus espaldas, que es lo que él y su partido menos necesitan».

Se lo explicaba a Carrascal el editorialista de El País, que él sí que sabe: «La decisión debía de haberse tomado hace meses, pero los diversos intentos por la vía del diálogo fracasaron». Y agregaba, en un desmayado texto: «La mejor manera de dejar de hablar de la crisis del PSOE es provocar que empecemos a hablar de las ideas del PSOE». Eso, por cierto, al segundo día; en el editorial de la víspera, sólo aplausos a Sánchez y denuestos contra Gómez.

En el mismo periódico, tantos años portavoz extraoficial del PSOE, dos analistas de Metroscopia, José Pablo Ferrándiz y Francisco Camas, explicaban con desenvoltura la fulminante encuesta que en unas horas les permitió determinar que el despido de Gómez había devuelto a los socialistas al primer puesto en Madrid: «La decisión, pese a ser inesperada, ha calado muy pronto en la opinión pública madrileña». Ah.

Insistía Carrascal, elevando la mirada algo más allá: «No es sólo el PSOE (…) el que se halla en crisis, sino la entera izquierda. ¿Por qué? Pues por algo tan simple como que no tiene soluciones para la gran crisis que atravesamos. Lo único que saben decir sus dirigentes es que, cuando lleguen al poder, revocarán todas las medidas que han tomado los gobiernos conservadores. O sea, volver a la situación anterior, que condujo a la crisis».

Hurgaba en la herida, desde El Periódico, Antón Losada: «Muchos de entre quienes ayudaron a Sánchez a llegar a la secretaría general no mueven ahora mismo otra idea en su cabeza que la de liquidarle para situar a Susana Díaz. Si lo consiguen, al minuto siguiente ya no les valdrá y querrán que pase Eduardo Madina, Carme Chacón o quien se deje engañar. En política, cuando careces de ideas matar por matar es lo único que te queda porque es lo único que sabes hacer para mantenerte vivo».

Eso sí, Luis Ventoso reconocía en ABC: «Cuesta concebir un candidato peor que Tomás. Lo tenía todo. El asombro es que todavía estuviese ahí».

15 Febrero 2015

Me agobia a ratos tu dominio imponente

Joaquín Leguina

Leer
El expresidente de la Comunidad de Madrid critica el modo en que la dirección socialista ha apartado a Tomás Gómez de su puesto

“Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”. Porfirio Díaz 

Como estoy convencido de que “las formas” son a la Democracia lo que el oxígeno es a la vida y que saltarse a la torera las normas conduce a la barbarie, ante una crisis como la generada en el PSOE madrileño me parece obligado comenzar por ahí.

La decisión de la Permanente de la Ejecutiva Federal (ni siquiera de la Ejecutiva a la que pertenece Tomás Gómez) fue esta: “Suspender la actividad orgánica del PSM-PSOE”. ¿Y cuáles fueron las razones para tan drástica decisión? “Constatar el deterioro de la imagen del PSM-PSOE ante la ciudadanía y entender que el PSM-PSOE carece de la estabilidad orgánica necesaria para afrontar con garantías el próximo proceso electoral”.

Pero los estatutos no habilitan para tomar esa decisión por esos motivos, ni siquiera el artículo 19.2, que habla de “restaurar la normalidad”, ni el 68.1, que señala una posible “situación conflictiva”, ni el 69 (“restablecer la normalización de la vida interna”). Tampoco se podía nombrar una Comisión Gestora, que, según el artículo 70.2, se ha de designar “de mutuo acuerdo entre la Ejecutiva Federal y la Ejecutiva Regional”. Y qué decir del maltratado artículo 6 de la Constitución, el cual exige a los partidos políticos que su estructura interna y su funcionamiento sean democráticos.

Si para fulminar de esta manera a los órganos elegidos en un congreso basta con que su líder dé mal en las encuestas, la apisonadora no debería quedarse en Madrid. Y si existían sospechas acerca del comportamiento de Tomás Gómez, tendrían que haberse explicitado, pues afectan a la honorabilidad de esa persona, y en eso no valen ni rumores ni insinuaciones. Y desde luego no vale alegar que se ha de ir “tres pasos por delante de la ley”.

Lo de los “tres pasos por delante” es “una de esas barbaridades populistas que incluso envilece explicarlas. Ni procesamiento ni imputación: basta el rumor. Hay algo que sí va tres pasos por delante de la legalidad y es la jauría” (Arcadi Espada).

En cuanto a esa fábula mediática según la cual el socialismo madrileño es la permanente piedra en el zapato del socialismo español, solo cabe decir que la peculiaridad madrileña se deriva de dos hechos: 1) que los resultados electorales en Madrid se comportan como un “indicador adelantado” de lo que más tarde ocurre en España, y 2) que al socialismo madrileño se le puede aplicar la sentencia de Porfirio Díaz que encabeza este artículo. A saber, que la plaza del Callao está demasiado cerca de la calle de Ferraz.

Sería un milagro que la solución a la decadencia que golpea desde hace tiempo al PSOE se superara mediante un golpe de mano. Los males son mucho más profundos. Para empezar, el PSOE (y también el PP) no puede seguir reclutando a sus dirigentes mediante una endogamia que ha llevado a la aberración de tener hoy al frente de los grandes partidos —y al frente de las instituciones— a una enorme cantidad de personas que no han cotizado jamás a la Seguridad Social.

El PSOE sufre también una crisis de identidad que se agudizó hasta el tuétano durante el mandato de Rodríguez Zapatero y que le ha llevado a confundir la izquierda con lo políticamente correcto. Un pensamiento tan blando como inoperante. Lo ha escrito Nicolás Redondo: “Han querido ser el 15-M sin bajarse del coche oficial, republicanos y monárquicos a la vez, autonomistas y federalistas…”.

Las crisis pueden ser buena ocasión para cambiar de rumbo, pero eso no se va a conseguir mirando de reojo a Podemos, un hongo de crecimiento rápido cuyo rocío nutricio se compone de odio y desesperación, materiales con los que jamás se puede construir algo bueno.

Se trata de ofrecer a la mayoría de los españoles de izquierda y de centro-izquierda —un grupo social nada proclive a las ocurrencias ni a los saltos en el vacío— un discurso político estable y creíble. Reformista e institucional y cuyo soporte ha de estar formado por gente competente y dispuesta a defender sin complejos lo que en España se ha construido desde 1975, bajo el espíritu y la literalidad de la Constitución de 1978.

El título está tomado de un verso del poeta ruso Mijaíl Lérmontov (1814-1841).

Joaquín Leguina, ex diputado socialista, es autor de Historia de un despropósito: Zapatero, el gran organizador de derrotas.

19 Febrero 2015

Chamberí se encomienda al Ángel de la guarda

Luz Sánchez-Mellado

Leer
Les faltó invocar a Gabilondo como el mesías capaz de sacarles de las catacumbas

Para llegar a la Agrupación Socialista de Chamberí, en el corazón del Madrid castizo de toda la vida, hay que bajar la empinada rampa de un aparcamiento subterráneo donde guardan sus coches de alta gama los acomodados profesionales del barrio. Allí, en un local bajo el nivel del asfalto donde se halla la Casa del Pueblo que reúne a algunos de los patricios del PSOE, un nutrido grupo de militantes de toda la vida propuso anoche por aclamación a Ángel Gabilondo como candidato socialista a presidencia de la Comunidad de Madrid. Solo tres de más de un centenar de asistentes apostaron a viva voz por el otro aspirante, Pedro Zerolo, ante la mirada entre simpática y conmiserativa de la mayoría. Al resto, le faltó enarbolar un pendón con la efigie del filósofo Gabilondo, llevarlo en procesión y cantar sus alabanzas como el mesías llamado a sacar al partido de las catacumbas. Y no precisamente las del garaje donde se habían congregado.

“Es el Ángel de la guarda que necesitamos para protegernos en este momento difícil”, decía, entusiasmada con la comparación, Margarita — “no te digo el apellido porque es muy conocido”—, de 72 años, carné número 30 de la Agrupación y orgullosa interventora del partido en las primeras elecciones democráticas. “Ángel acredita un liderazgo social indiscutible y concita respeto no solo dentro del partido”, asentía Isabel, de 42 años, contenta con “el cambio de aires” decretado por Pedro Sánchez, en el mismo corrillo en que Ignacio, de 45, zanjaba el tema con una sentencia: “A los únicos votantes que tenía convencido Tomás Gómez era a los del PP”. Ese fue, por cierto, el comentario más amable sobre el defenestrado exlíder y excandidato que se pudo recoger entre la selecta concurrencia socialista.

De quien no hubo rastro fue del compañero Carmona El Ubicuo. Antonio Miguel Carmona, el candidato a la alcaldía de Madrid, ilustre afiliado de esta agrupación, no pudo o no quiso participar en el no-debate entre sus compañeros, quizá para no condicionar a nadie con su apabullante y carismática presencia.

A la salida, dos elegantes señoras maduras, Pilar Goya y Pilar Tigeras, respectivas esposas de Alfredo Pérez Rubalcaba y de Jaime Lissavetsky, salían del bracete comentando la jugada entre ellas como las discretísimas militantes de base que son, según todas las fuentes consultadas. Quizá hasta llegaron a casa a tiempo de ver Cuéntame cómo pasó en Televisión Española en compañía de sus legítimos. La teleserie vintage, ya va por 1983. Felipe González saboreaba las mieles de la primera mayoría absoluta socialista. A Rubalcaba le faltaban 10 años para ser portavoz del Gobierno. Tomás Gómez, Pedro Sánchez y Pedro Zerolo eran adolescentes. Pablo Iglesias júnior, un mocoso. Eran otros tiempos.

20 Febrero 2015

Los de fuera

David Trueba

Leer
nada hace más daño al imaginario colectivo que sospechar que quienes eligen dedicarse al servicio público utilizan el cargo para medrar económicamente

Los partidos políticos atraviesan una crisis de credibilidad. Es tan grave su errática actitud frente al desencanto ciudadano que contagian al sistema mismo. Pese a conocerse casos de empresarios, policías, futbolistas y hasta tonadilleros implicados en asuntos ilegales, nada hace más daño al imaginario colectivo que sospechar que quienes eligen dedicarse al servicio público utilizan el cargo para medrar económicamente. Por eso se marcan líneas de cortafuego, que no evitan el incendio pero sí quemarse. El Gobierno se puede proteger institucionalmente, pero los demás hunden su condición de alternativa con cada caso. Invitar a agentes externos a participar en la actividad política puede beneficiar a la imagen de los partidos, herida por la idea asimilada de que en su estructura medran los menos adecuados y que hasta las elecciones primarias padecen los mismos males que afean al sistema democrático, con intereses cautivos, familias de oportunidad y rarezas como que un candidato pueda perder consecutivas elecciones populares sin dejar de ganar las votaciones internas.

Las dificultades que ha tenido el PSOE para comunicar sus últimas acciones evidencian el problema. Ruedas de prensa que se vuelven a convocar media hora después, desmentidos, puntualizaciones y matizaciones verborreicas, hablan de una dificultad interna para ser coherente, transparente, ágil y sencillo en la explicación. Ni era tan complicado explicar por qué se apartaba de la carrera electoral a Tomás Gómez sin recurrir a turbiedades fabricadas con estados de opinión, ni es tan complicado ser claro a la hora de marcar la diferencia entre la imputación de Chaves y Griñán para ser citados a declarar y la imputación real de un delito, pese a la manipulación dialéctica del ministro de Justicia. La histeria causa el resto.

Si Podemos y Ciudadanos han acertado al invitar en la confección de su programa económico a economistas independientes, los socialistas tienen una oportunidad de oro en el nombramiento de Ángel Gabilondo para lanzar una idea nueva al electorado. Personas preparadas, independientes, enriquecidas por su experiencia vital y profesional autónoma, pueden alimentar a los partidos de eso que les falta de manera dramática: credibilidad y rigor. He ahí un atisbo de por dónde debería ir la nueva política, si los políticos lo permiten, para salvar esta crisis de fe que padecen los ciudadanos.

El Análisis

¿TAN POCO QUIERE USTED A SU PARTIDO, Sr. GÓMEZ?

JF Lamata

Seguramente cuando a D. Joan Ignaci Pla le defenestraron como líder de la federación valenciana del PSOE en 1999 tras un tormentoso congreso, cuando D. Joaquín Almunia disolvió su ejecutiva e impuso en su lugar una gestora dominada por los enemigos del Sr. Pla, a este debió hacerle bastante poca gracia, pero en su comparecencia fue claro: «la Comisión Ejecutiva ejerce». El Sr. Pla sabía que si el en esa rueda de prensa hubiera puesto a caer de un burro al líder del PSOE, eso, en la práctica, era perjudicar la imagen del PSOE. Nada iba a revertir la decisión tomada ¿para qué dañar al partido? El Sr. Pla guardó silencio y en las bambalinas preparó su retorno. El Sr. Almunia caería como líder del PSOE tras las generales de 2000 y a los pocos meses el Sr. Pla pudo retornar al liderazgo del socialismo valenciano sin que nadie le pudiera acusar de haber perjudicado a la formación.

Cuando el PSOE echó como a chacales a destacados dirigentes como D. Virgilio Zapatero o D. José Acosta, estos podían haber hecho ruedas de prensa para defenderse y cargar contra ese ‘jovenzuelo’ que les estaba echando, pero también guardaron silencio. No quisieron perjudicar la imagen del partido.

D. Tomás Gómez, no. No quiso acatar la defenestración y, algo sin precedentes, dio una rueda de prensa para despellejar a su teórico líder. Con ello no lograba cambiar nada, eso sí, destrozaba por unas jornadas la imagen de su partido: ¿Tan poco apreciaba a su partido, Sr. Gómez?

J. F. Lamata