Pepe Navarro demanda a ‘Dónde Estás Corazón’ (ANTENA 3 TV) y a su productora Cuarzo por la campaña de linchamiento contra él

La joven Vanessa Martín, con quien Pepe Navarro mantuvo una relación durante años, tiempo en el que todavía vivía con su esposa Eva Zaldivar, confesó ayer que el presentador le pegó el 29 de diciembre de 2001, lo que consta en una sentencia judicial.

Martin, quien reconoció seguir en tratamiento psicológico por la paliza que le propinó Pepe Navarro, se enfrentó por TV a su anterior esposa y la animó a que no tuviera miedo.

La joven también dejo caer en DEC que el hijo que esperaba de Pepe Navarro, lo perdió en el momento en que se puso en manos de un ginecólogo amigo del periodista, quien le indicó que sufría un embarazo extrauternino.

Navarro, a través de la periodista Chelo García Cortés, negó tanto el embarazo como de que se tratase de una relación continuada en el tiempo, lo que ello reforzó con el testimonio de testigos que durante años vieron como convivían de lunes a viernes en el mismo domicilio.

El Juzgado de Primera Instancia número 40 de Madrid ha prohibido a Antena 3 Televisión, S. A. y Cuarzo Producciones, S. L., la productora de Ana Rosa Quintana, emitir los pases o fragmentos de la entrevista mantenida por Vanesa Martín en el curso del programa «¿Dónde estás corazón?» emitido el día 30 de octubre de 2009 en el que «se vertieron las expresiones, relatos o comentarios indicados en la presente resolución» contra el periodista Pepe Navarro. El Juzgado les ha apercibido de que, en caso contrario, podrían incurrir en un delito de desobediencia.
El Auto, al que ha tenido acceso Diariocrítico del Ocio, tiene fecha de 13 de noviembre y contra el mismo «no cabe interponer recurso ordinario alguno, pudiendo formular oposición la parte demandada en el plazo de veinte días a contar desde la notificación del presente auto», según la resolución del magistrado-juez del Juzgado de Primera Instancia Nº 40 de Madrid, Juan José Escalonilla.

Con ese Auto se contesta a parte de una demanda interpuesta por el conocido periodista Pepe Navarro contra Antena 3 y la productora Cuarzo Producciones, S. L., propiedad de la también periodista Ana Rosa Quintana, por los contenidos vertidos contra su persona en el programa «¿Dónde estás corazón?». Navarro pidió al juzgado la adopción de medidas cautelares en «protección civil del derecho a1 honor e intimidad personal y familiar».

Los hechos ocurrieron el pasado 30 de octubre de 2009, y se concretan en acusaciones a dicho demandante de ser «un maltratador, de retener a una mujer contra su voluntad durante hora y media, de haber agredido a su ex mujer Doña Eva Zaldívar, la imputación de un intento de asesinato, así como la atribución de la paternidad del embarazo de la invitada a dicho programa Doña Vanesa Martín, acusándole de haber utilizado a un médico amigo suyo para que dicho embarazo no llegara a buen término».

El programa presentado por Jaime Cantizano llevó a plató ese día a la ex azafata Vanesa Adelaida Martín Sanz, que fue supuesta amante de Pepe Navarro. Vanesa acudió a ese programa a hablar de sus relaciones con el periodista y, sobre todo, de la sentencia que condenó a Navarro por «una falta de lesiones» contra la propia ex azafata.

En el transcurso del programa -al que Navarro no asistió, aunque sí habló con una reportera del programa para darle su versión- tanto la invitada como algunos tertulianos tuvieron palabras muy duras contra Navarro, al que se acusó o imputó «ser un maltratador, haber retenido a una mujer durante hora y medida contra su voluntad, haber agredido a su ex mujer Doña Eva Zaldivar, haber intentado cometer un asesinato, así corno la atribución de la paternidad del embarazo de la invitada al programa Doña Vanesa Martín, así como la imputación de haber utilizado a un médico amigo suyo para que dicho embarazo no llegara a buen término», según se recoge en el Auto del juez.

El periodista presentó el 5 de noviembre una «demanda iniciadora del procedimiento principal, todo ello al considerar que se ha producido una intromisión ilegitima en su derecho al honor y en su derecho a la intimidad personal y familiar», y solicitaba medidas cautelares contra Antena 3 y Cuarzo Producciones, S. L., dado que cortes o fragmentos del programa siguieron siendo nuevamente emitidos en otros programas de dicha cadena, como ‘Espejo Público’ y «Tal cual lo contamos’.

En este Auto, el juez insta a la cadena y a la productora a no volver a repetir esos cortes, pero, aunque Navarro pidió también la «cesación provisional de la realización de todo comentario relativo a su vida privada», el juez no se lo concedió.

Falta de lesiones

El motivo de contar en plató con la ex azafata Vanesa Martín fue la existencia de una condena contra Pepe Navarro, de fecha 24 de octubre de 2002, como autor de una » falta de lesiones en la persona de Doña Vanesa Adelaida Martín Sanz».

Esa sentencia está basada en unos hechos ocurridos en diciembre de 2001, en un apartamento de Pepe Navarro. El periodista fue denunciado por la ex azafata de haberla pegado e intentado ahogar, aunque Navarro siempre sostuvo que era inocente, que quería romper su relación con la mujer, que ella no quería, que hubo una discusión y que la ex azafata se cayó al suelo al intentar cogerle del cuello.

Han sido muchos desiertos cruzados y siempre soportados con una bien dispuesta entereza, sin que en ningún momento mi sudada autoestima llegase a la quiebra. Hasta que 24 años más tarde, en 2006, la virulencia con la que – todavía hoy ‘no quiero entender’ – fui agredido por ANTENA 3 y TELECINCO provocó que, por razones muy distintas a las de 1982, la zozobra hiciera tambalear como nunca mi integridad. Fue un asalto que jamás hubiera esperado y sobre todo de donde provenía el gratuito embate: parecía increíble, pero los bomberos nos pisábamos la manguera.

Un ataque sistemático de las dos cadenas de televisión, TELECINCO y ANTENA 3, a las que había dado mi trabajo, éxito y miles de millones de ganancias. La cara la daban los últimos de la clase. Personajes aupados a un protagonismo que sería impensable en una televisión profesionalizada: personajes que no hubieran superado ni uno de los castings donde se buscara talento y valía mediática. Pseudoprofesionales listos para hacer de la mentira un titular e incapaces de reconocer la verdad aunque no lo pida el guión; seres sin alma ni seso flotando en un narcisismo infame de conservación urgente. En honor a la verdad, habría que reconocer que se salvan por lo menos algunos, pero sobran más dedos de los necesarios para pedir una cerveza e invitar a algún colega.

Utilizaban a sabiendas invitados miserables, profesionales del montaje canalla y la impostura, humanos ávidos de venganza, fama equivocada y, siempre, dinero. Los ofrecían al público como mártires de las acciones del despiadado y desalmado villano que era yo. Me señalaban como hacedor de las más perveras, enfermas y contradictorias fechorías. Homicidio frustrado, secuestro, estrangulamiento, sodomía, acoso sexual, cohecho, maltrato – nunca, jamás, he recurrido a la violencia contra nada, ni nadie – provocador de abortos con riesgo de muerte, machista, mafioso, chantajista, estafador… Y todo ello, como es natural, sin una sola prueba.

Personajes sin credibilidad alguna, dispuestos por venganza, fama o dinero, o por una combinación de motivos, a prestarse a lo que se les pida sin importarles si es delito o si con ello se trata de destrozar la vida de alguien y su familia, como es el caso. Los dueños de las productoras los conocen y, a pesar de ello, o por ello, los llaman gratifican, convirtiéndose así en patrocinadores de infamias. Con nombres y apellidos, todos ellos, sin excepción, compañeros de profesión con quienes he colaborado e incluso hemos disfrutado de momentos cómplices. Como Ana Rosa Quintana, propietaria de Cuarzo Producciones (y creadora del engendro titulado DEC, en Antena 3), a quien llamé sin conseguir que se pusiera al teléfono. Buena amiga, recomendó a un intermediario que lo que yo tenía que hacer era sonreír y ser simpático cuando una cámara se me acercara a insultarme, provocarme o inmiscuirse en mi vida privada en la de mi familia. Como se ve, el hábito del consejo era bastante común entre la aristocracia periodística. Plagiadora y reina del Photoshop, revela con ello su alma de tramposa. Un día coincidí con ella en un restaurante en el que, como si nunca hubiera ocurrido nada, vino a abrazarme.

• «Hombre, Pepe, cuánto tiempo».

Yo, educado, me levanté y la recibí con una estúpida risa franca no dando crédito a aquella exhibición de cinismo. Su programa DEC tenía acumuladas hasta ocho demandas interpuestas por mí, alguna ya con sentencia firme y cuatro con medidas cautelares dictadas por distintos juzgados. Y su último gran logro periodístico había sido meterse con mi padre. Un hombre de ochenta y seis años cuyo delito era ser mi progenitor y del que habían logrado una información privada que se remontaba a los años cuarenta. Periodismo de altura. Y todo patrocinado por aquella señora mayor de aspecto abandonado , que se acercaba hacia mí empuñando un cigarrillo consumido y cuya ceniza en admirable equilibrio temía pudiera caer sobre mi plato. Con cortés estupor, le abrí los brazos para recibirla mientras, muy risueño y salaó le decía:

• «No sé si mandarte a un lugar muy remoto o llamar a la Guardia Civil».

Mi abogada con quien compartía mesa, estalló en carcajada contagiosa. Los tres reímos felices del encuentro y mi ocurrencia.

• –
• «Hay que ver cómo eres… – dijo, no muy convencida de la autenticidad de la algarabía montada».
• Simpático y agradable, como tú me aconsejaste – le contesté sin perder la risa.
• ¿Por qué dices eso? – Reaccionó, bajando de intensidad su falsa alegría nerviosa.
• ¿Tú eres consciente del año que nos has hecho a mi familia y a mí? – le pregunté, ya sin risa.
• ¡¿Yoooo?!
• Tú y tu maldito DEC – No pude evitar ver el semblante de mi madre con lágrimas en los ojos.
• Yo no tengo nada que ver en eso.
• ¿Tú no eres la propietaria de la productora?
• Sí, pero yo no tengo nada que ver.
• Tú sólo cobras. – La impotencia y la rabia me atenazaban.
• ¡Ay, que desagradable! – dijo ofendidísima.
• Sí, es mejor que te vayas a donde tengas que ir. Adiós.

–

Al voltearse para huir, la ceniza por fin cayó. Hubo suerte: al suelo.

En mayo de 2012, el propietario de ANTENA 3, José Manuel Lara, se congratulaba en los medios públicos con la desaparición de la parrilla de su cadena del DEC de la Quintana, por falta de audiencia…