4 mayo 2006

Su nombramiento supone el comienzo del relevo generacional del diario EL PAÍS

Polanco impulsa la renovación de EL PAÍS sustituyendo a Jesús Ceberio por Javier Moreno como director del periódico

Hechos

El 4.05.2006 D. Javier Moreno fue elegido nuevo director de EL PAÍS (reemplazando a D. Jesús Ceberio) a propuesta del presidente del Grupo PRISA, D. Jesús Polanco.

Lecturas

El 5 de mayo de 2006 Javier Moreno Barber asume oficialmente el puesto de director de El País en sustitución de Jesús Ceberio Galardi por decisión del presidente del Grupo PRISA, Jesús Polanco. Es el primer Director de El País formado en la escuela de periodismo UAM El País.

EL EQUIPO DE JAVIER MORENO EN EL PAÍS.

vicente_jimenez D. Vicente Jiménez es ratificado como Director Adjunto de EL PAÍS y se ratifica como el ‘número 2’ en la redacción del diario de PRISA.

Vidal_Folch D. Xavier Vidal-Folch mantiene su cargo de Director Adjunto de EL PAÍS en calidad de responsable de su edición catalana.

lluis_bassets D. Lluís Bassets recupera el cargo de Director Adjunto de EL PAÍS tras apenas un paréntesis de un año en que perdió el cargo precísamente en favor de quien ahora asume la dirección, D. Javier Moreno.

ekaizer D. Ernesto Ekaizer, desde su puesto de Subdirector de EL PAÍS se ha convertido en uno de los principales portavoces del periódico en los medios de comunicación, pero no ha sido ‘ascendido’ por el nuevo equipo.

D. Jesús Ceberio dejó la dirección de EL PAÍS, en la que había permanecido 13 años, desde 1993. Con el nombramiento de D. Javier Moreno como nuevo director del diario EL PAÍS se ratificaba el relevo generacional, puesto que el Sr. Moreno era el primer director que no había pertenecido a la plantilla inaugural del periódico. La transición al nombramiento del nuevo director había comenzado con el nombramiento del Sr. Moreno como director adjunto del diario un año antes.

El relevo generacional pronto provocaría ‘cadáveres’ y figuras que habían ocupado cargos destacados en EL PAÍS durante la etapa anterior, irían abandonando el periódico, como D. Félix Monteira, D. Hermann Tertsch o D. Ernesto Ekaizer. Otra salida polémica fue la de D. Bosco Esteruelas editorialista del Sr. Moreno, con el que se le atribuía buenas relaciones. Todos ellos víctimas de desencuentros con el nuevo equipo.

24 Noviembre 2005

Jesús de Polanco ya tiene director para El País

Mate Guerra

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Jesús de Polanco lo tiene decidido, un cambio generacional ha llegado a El País. El nuevo director del periódico estrella del grupo Prisa ya estaría definido. No será ninguno de los clásicos que en los últimos tiempos se han barajado sino Javier Moreno, 43 años, y actual director adjunto del rotativo. La decisión no ha sido fácil y aún tiene que enfrentar algunos escollos.

Polanco tenía las cosas claras, todo por etapas. Primero la cadena Ser, con la difícil consolidación de Carles Francino. Segundo, la Cuatro con Gabilondo a la cabeza, que tampoco ha estado exento de críticas. Pero ahora, Polanco quiere avanzar con el cambio en uno de los puestos más importantes y codiciados por la masa periódistica nacional. Y ahí es donde entra Moreno.

Moreno (París, 1963) es licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Valencia y máster de Periodismo de la Escuela UAM/El País (1992). Su carrera en el diario El País comenzó en la sección de Economía de El País. En 1994, Moreno se incorporó a la edición del diario en México. De nuevo en Madrid, en 1997, se incorporó a la sección de Internacional, donde coordinó la edición latinoamericana y fue enviado especial a distintos acontecimientos.

Tras asumir la dirección del diario económico Cinco Días (Prisa) Moreno pasó a ocupar el pasado mes de junio la subdirección de la edición dominical de El País. Con el nombramiento de José María Izquierdo, antiguo director adjunto del periódico, nuevo responsable de los Informativos de Cuatro, Moreno pasó a ocupar una de las direcciones adjuntas de El País centrado en la coordinación del dominical.

Desde que se inició el proceso para el cambio en la dirección de El País se barajaron los nombres de los clásicos. Sin embargo, Polanco ha hecho prevalecer su intención de un cambio generacional en la dirección del diario que en los últimos años ha enfrentado una crisis financiera sin precedentes. Tomada esta primera decisión se han barajado los nombres de Moreno, Vicente Jiménez (también director adjunto) y Carlos Yárnoz (subdirector y ex corresponsal comunitario). Este último cuenta con la palma de Polanco en su espalda por ser un hombre con un prestigio periodístico consolidado.

Otro de los candidatos, Jiménez, también ha sonado fuerte y ha estado en boca de quienes llevan las riendas del periódico. Este fue apoyado por el 80% en la votación del equipo de redactores en su nombramiento de director adjunto. No tuvo la misma suerte el que al parecer será nuevo director de El País. Javier Moreno apenas tuvo el respaldo de un escuálido 50% durante la ratificación en el nombramiento de su cargo. La historia continúa.

Jiménez (43 años, Barcelona) es licenciado en Ciencias de la Información. Trabajó en El Periódico de Catalunya y se incorporó en 1990 a la sección de Deportes de El País. En 1994 se hizo cargo de El País de las Tentaciones. Ha sido redactor jefe para la información local de Madrid y para la sección de Sociedad. A finales de 1999 fue nombrado subdirector de El País.

El cambio es inminente, aunque sin fecha. Todo depende de que se respete la agenda del actual director, Jesús Ceberio, que, según fuentes de la redacción tiene actos programados con su actual cargo los meses de enero y febrero. Estas mismas fuentes aseguran que los cambios son seguros, informa Jordi Jaumà.

Libelo contra la secta

Hermann Tertsch

2010

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Ceberio había sido nombrado director en contra de la preferencia de Cebrián, que era Javier Valenzuela. Hoy resulta muy gracioso recordar que en su momento se dijo que Jesús Ceberio sería un director de transición. Más de trece años estuvo en el cargo este gran profesional, vasco malencarado y rudo, pero con más periodismo y sentido común en la cabeza que todos los jovencitos funcionarios del izquierdismo que intentaron cubrir su hueco. Y muy en vano. Su puesto lo ocupaba Javier Moreno, un hombre elegido por Cebrián, cuya fundamental aportación al periodismo había sido la criba de la plantilla del diario económico de PRISA, CINCO DÍAS, y un par de meses en Berlín. No porque supiera poco o algo sobre Alemania y Centroeuropa, sino porque habla algo de alemán.

No puedo decir mucho de este director porque realmente no se le conocen decisiones de importancia que no se atribuyan a Juan Luis Cebrián. Sí puedo decir que desde su llegada a la Dirección, en la tercera planta las relaciones humanas se deterioraron aún más en la redacción y siguieron haciéndolo después de mi partida, tal y como he ido sabiendo de aquellos periodistas aún en EL PAÍS que mantienen contacto conmigo. Aquello ya no era el tradicional Kelvinator, marca de frigorífico y nombre con el que Javier Pradera solía definir al gélido trato que otorgaba PRISA a uss empleados, bien pagados pero siempre despreciados por una impronta déspota que se atribuía a Cebrián. Era mucho peor. Juan Luis siempre había infundido temor por sus frecuentes ataques de ira y su habitual trato despectivo y arrogante hacia sus subordinados. Todos agradecían en la redacción que ese carácter tan brillante como complicado del primer director no se prodigara por la calle de miguel Yuste y estuviera ocupado en cuestiones de mayor enjundia en su despacho del número 32 de la Gran Vía.

Yo sí he recibido una gran noticia de Cebrián en mi vida: mi nombramiento como corresponsal en Bonn, lo que siempre le agradeceré por decepcionante que me pueda parecer su evolución posterior lejos del periodismo. Cada uno es muy libre de equivocarse como quiera, pero lo cierto es que la brillantísima trayectoria periodística de Cebrián ha quedado eclipsada por una gestión empresarial que resultó catastrófica para los propietarios.

Lo cierto es que con la salida de Ceberio y la llegada de Moreno y sus hombres de confianza se impuso en la redacción un miedo difuso en constante crecimiento. Cada vez eran más los redactores que cerraban las páginas web que leían cuando un mando pasaba por detrás de ellos y podía ver sus pantallas de ordenador. Cada vez eran más los convencidos de que todo su correo electrónico estaba intervenido. Cada vez se hablaba más bajo en aquella gran nave diáfana.

Las declaraciones públicas de Polanco en la Junta de Accionistas, en las que se comprometía a demostrar que la contradicción Tertsch había quedado superada, me facilitaron mucho las negociaciones para mi partida. Hay todavía algunos conocedores de las interioridades de Miguel Yuste, 40, que creen que Polanco, entones ya gravemente enfermo y fuertemente medicado, habló así para hacerme un favor. Sin caer en especulaciones tan piadosas, lo cierto es que siempre tuve un gran respeto por Polanco.

Mantuve conversaciones intensas con Polanco cuando tuvo que sustituir a Joaquín Estefanía como director del periódico y Juan Luis Cebrián les presentó tres candidatos que éramos Jesús Ceberio, Javier Valenzuela y, supuestamente, yo. Aunque yo era un falso candidato presentado por Polanco para lograr convencerle de que el relevo generacional – corría el año 1993 – debía encabezarlo Javier Valenzuela. Gracias a Dios – con mi modesta aportación – Polanco se decidió por el único que razonablemente podía dirigir el diario en aquel momento, que era Ceberio. Cualquier otra decisión, sobre todo el nombramiento de Javier Valenzuela, habría sido una catástrofe. Es un gran periodista de calle y un buen corresponsal, pero toda sensatez y profundidad le son ajenas, y es casi tan obsequioso con el poder como otras trovadores de empresa. No es extraño que el presidente Zapatero se lo pidiera al periódico como director general para Relaciones Internacionales en la Secretaría General de Comunicación de su gobierno.

Lo cierto es que con aquella firma del finiquito – sin despedida de director, por supuesto, no es la cortesía su fuerte – acababa una etapa de mi vida y comenzaba otra fuera de la casa “Fuera hace mucho frío”. Esta frase la he oído mil veces. Irse voluntariamente de allí era considerado un suicido o acto enajenado. Ser despedido una condena al abismo

Supresión de la sección Investigación y Análisis

Antonio Caño

2022

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La sección estaba formada por Antonio Caño, José Luis Barbería, José María Irujo, Juan Jesús Aznares y Joaquín Prieto

La sección de Investigación y Análisis de EL PAÍS desapareció solo un año después de su nacimiento, pero sí puedo asegurar que el grupo que la constituía – muy diverso en su origen y pensamiento – no hubiera sido dócilmente conducido hacia los temas que la dirección hubiera considerado más acordes con determinadas posiciones políticas. Y la dirección lo sabía. El caso es que ese equipo fue disuelto el primer día que Javier Moreno se puso al frente del periódico en 2006. No fue él quien me lo  comunicó, sino su director adjunto Vicente Jiménez. Más tarde entendí que las reservas de Moreno, más que ideológicas, eran personales, tenían que ver con su forma de ver el periódico y su miedo a la existencia de focos de oposición o firmas de referencia que pudieran servir para cuestionar su autoridad o discutir sus decisiones. Ese estilo de dirección se reflejó de alguna forma en un periódico anodino y romo que fue perdiendo interés y audiencia.

13 Marzo 2007

Un estilo que daría para todo un libro

Víctor de la Serna Arenillas

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Los tres primeros directores de EL PAÍS -Juan Luis Cebrián, Joaquín Estefanía y Jesús Ceberio- tuvieron, entre otros puntos en común, su pertenencia a una misma generación, la de la transición democrática, y su paso por el desaparecido diario Informaciones, que -una vez cerrado el Madrid por la dictadura- encabezó casi en solitario el discreto movimiento prodemocrático en la prensa madrileña de los últimos años del franquismo, y se labró una reputación de solvencia a la anglosajona con su estilo posado, preciso, factual, muy inspirado en el de periódicos como The New York Times o The Wall Street Journal, que tanto admiraban su presidente y su director.

Durante sus tres decenios de vida, y aÚn con los vaivenes y los peajes nacidos de su alineamiento cada vez más partidista, EL PAÍS prefirió un estilo similar, hijo de aquél de Informaciones, y lo plasmó en las sucesivas ediciones de su Libro de Estilo.

La llegada a la dirección de Javier Moreno no sólo ha supuesto una meridiana ruptura generacional, sino también periodística. Hoy EL PAÍS se adentra en territorios impensables antaño. Y la creciente tensión política -juicio del 11-M, protestas antigubernamentales- lo pone particularmente de manifiesto. EL (nuevo) PAÍS publica hoy en día titulares, como el del viernes pasado en portada («El PP lanza la mayor agitación en la calle de su historia contra Zapatero»), que habrían sido inimaginables antaño: por sintaxis (antes esas cosas contaban, y las frases adverbiales se colocaban en su sitio… cosillas así), y sobre todo por el contenido. Lo que el PP había anunciado era una manifestación autorizada, y EL PAÍS no sintió empacho por entrar en la hipérbole y la adivinación, interpretando con un día de anticipo lo que iba a suceder y definiéndolo de antemano. Novísimo periodismo, vamos.

(Al día siguiente, ya durante el curso de la concentración, el sitio del diario en internet, elpais.com, reforzaba la tesis con un enorme titular (precedido del antetítulo «El PP sale a la calle contra el Gobierno»): «Zapatero, traidor» «Zapatero, a prisión».

Lo dicho: un periódico renovado, un estilo con nuevos bríos.

A Javier Ortiz, en EL MUNDO, sí que le ha convencido la argumentación de El País y lo de la «agitación en la calle». Tanto, que el espectáculo dantesco le ha inspirado el mensaje electoral con el que José Luis Rodríguez Zapatero tendría desde ahora mismo archiganados los venideros comicios generales. Y es éste: «Ya habéis visto quiénes son y cómo son los que se aprestan al abordaje. Los habéis oído gritando con total sinceridad y con perfecta crudeza lo que les sale de las entrañas. Ya sabéis de la rabia, el odio y el ánimo de revancha con el que vienen a por los que no somos ni ‘normales’ ni ‘bien nacidos’, es decir, a por los demás. Os consta que muchos de ellos no se lamen las heridas de 2004, sino las de 1976. Decidid en consecuencia». (O las de 1931, ya puestos…).

El Análisis

LA FICHA DE CEBRIÁN

JF Lamata

El nombramiento de D. Javier Moreno como director de EL PAÍS, se hizo ‘a propuesta’ de D. Jesús Polanco, según informó el propio diario EL PAÍS, pero no faltaron ‘señaladores’ de que el cerebro de aquella designación había sido el Consejero Delegado, D. Juan Luis Cebrián, que defendía siempre el nombramiento de alguien joven para la dirección de EL PAÍS (por aquello la renovación, aunque esa renovación no le incluya a él mismo). Fuera o no una propuesta del Sr. Cebrián, la designación del Sr. Moreno fue un gran acierto para el Sr. Cebrián. El director de EL PAÍS sería una persona totalmente fiel al Sr. Cebrián hasta el punto de asumir todas las culpas cuando hiciera falta, salvando la cara al Consejero Delegado. ¿Qué más se puede pedir?

J. F. Lamata