16 octubre 1986

Premio Planeta 1986 – El editor José Manuel Lara Hernández elige como ganador al escritor Terenci Moix por delante de Pedro Casals Aldama

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Fue noticia el 16 de octubre de 1986.

16 Octubre 1986

Terenci Moix gana el Planeta con una novela sobre Cleopatra

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián)

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El escritor Terenci Moix ganó la 35ª edición del Premio Planeta de Novela, que se proclamó anoche en el marco de una fiesta literaria que congregó a unos 1.000 comensales. Moix concurrió al galardón bajo el seudónimo de Isabel Congoja. La obra, presentada con el título de Una historia de amor, pero que se publicará con el de Nunca digas que fue un sueño, relata la peripecia sentimental de Marco Antonio y Cleopatra. Moix manifestó a este diario que había escrito una anti Cleopatra. Pedro Casals (que se presentó con el seudónimo de Sebastián Tiznado) quedó finalista con una novela titulada inicialmente La jeringuilla (se publicará con el de La coquera) sobre el tema de la droga. Ambos autores habían publicado sus últimas obras en Plaza y Janés.

Terenci Moix se presentó al premio con el seudónimo de Isabel Congoja, tras barajar la posibilidad de hacerlo con el de Menina Minuejo, y la tituló Una historia de amor. En realidad, la obra se titulará Ndigas que fue un sueño, frase tomada de un verso de Kavafis.El seudónimo lo eligió Terenci Moix porque considera que es imprescindible un mínimo sentido del humor. «Es la historia de amor entre Marco Antonio y Cleopatra y es una reivindicación de Cleopatra, que siempre ha sido ofrecida por el cine como una señora para que se masturbaran los camioneros o como la vieron sus vencedores, los romanos: como una devoradora de hombres. Yo creo que era una mujer estupenda con clara conciencia de que era algo gatopardesca, pero también con un fino olfato político y una buena preparación intelectual. Así que he escrito una anti Cleopatra, aunque no he podido dejar de meter en la obra algunos ingredientes de Cecil B. de Mille».

Esta Cleopatra, muy apegada a la historia, pero pasada por la imaginación del escritor, tiene 39 años y cuatro hijos, y está vinculada a un Marco Antonio que tiene 53 años. «La novela parte del momento en el que Marco Antonio la deja plantada por otra». Es, según Terenci, una novela de ruinas: «Narra un mundo que ya hemos conocido como una ruina y que, además, arrastraba ya sus propias ruinas mirando hacia atrás, a la época extinta de los faraones». Es también una novela de hibridez cultural porque «yo soy un híbrido cultural». Es la hibridez que se produce en el cruce de las culturas egipcia y griega.

Soledad

Con todo, el verdadero protagonista de la novela es un sacerdote de Isis, con voluntad de mantenerse casto y que acaba siendo devorado sexualmente por una sacerdotisa. Hay en ello una moraleja, opina Terenci Moix, «todo el que se enamora lo pasa muy mal».A pesar de que el título real no sea Una historia de amor, su autor cree que sí se trata de una historia amorosa. «Es lo que me ha salido en una época en la que lo he pasado muy mal, he estado muy solo. Era imposible que así me saliera del alma una Familia de Pascual Duarte».

Terenci Moix se presentó al Planeta pensando en la difusión que el premio proporciona. Quiere, con esta obra, llegar al gran público al que normalmente no llegaba y también porque «el premio es verdaderamente tentador». Moix obtuvo en 1969 el premio Josep Pla por su novela en catalán Onades sobre una roca deserta. Tras una trayectoria en catalán, sus dos últimas novelas las ha publicado en castellano (Nuestra virgen de los mártires y Amami, Alfredo).

La dotación del Planeta es de 15 millones de pesetas para la obra ganadora y de cuatro para la finalista. El jurado lo componen José Manuel Lara, Ricardo Fernández de la Reguera, Antonio Prieto, Carlos Pujol, Jose María Valverde y Manuel Lombardero. A esta edición del Planeta se habían presentado 373 originales. A la final llegaron 25 títulos. De en entre los autores que no acudieron con seudónimo figuraban: Elíseo Bayo, que fue eliminado en la primera votación, y Abel Pose, cuya novela Lodemonios de Agartha llego a la sexta votación. Entre los escritores que acudieron a la fiesta estaban Pere Gimferrer, Joan Perucho, José María Gironella y algunos de los recientes ganadores del premio como Francisco González Ledesma y José Antonio Vallejo Nágera.

El mundo exquisito de la cocaina

Sebastián Tiznado, pseudónimo con el que se presentaba al premio Planeta de Novela la obra finalista, titulada La jeringuilla, es en realidad Pedro Casals Aldama, un novelista que hasta ahora sólo había publicado en la editorial Plaza y Janés y que había sido fuertemente promocionado por ésta.En realidad, la obra se titula La coquera y forma parte de un trilogía sobre la cocaína. La primera novela de la serie ya ha sido publicada, con el título de Disparando cocaína, y la tercera y última está escribiéndose.

La coquera es la historia de una mujer perteneciente a una familia de industriales barceloneses afectada por la crisis económica hasta sumirla en la ruina, a la que consigue sobrevivir con el mismo tren de vida por el medio de vender la droga blanca a las amistades del mismo nivel social. El punto central de este tráfico son los campos de golf, deporte que practica la protagonista de la obra. Una protagonista que, por lo demás, muere en la primera página de la novela en unas circunstancias que impiden al lector decidir si se trata de un suicidio o de un asesinato.

Casals Aldama llevaba pensando escribir esta trilogía desde 1969, cuando, tras una larga estancia en Florida (Estados Unidos), pudo observar el comportamiento de algunos adictos a la cocaína. «Son unos personajes especiales», explicó ayer; «todos afirman que no dependen de la droga, que pueden dejarla cuando quieran, pero no la dejan, siguen enganchados. Quizá no tengan dependencia física pero, desde luego, la tienen psíquica».

En la novela, Casals Aldama describe unos ambientes -los de la alta sociedad española- en los que se puede observar «una perfecta mezcla de exquisitez y brutalidad. En este sentido, los campos de golf son un marco muy adecuado, porque en ellos se reúnen gentes de elite y otras que pretenden serlo».