16 octubre 1992

Eduardo Chamorro fue finalista con "La cruz de Santiago", un retrato de Velázquez

Premio Planeta 1992 – Fernando Sánchez Dragó con ‘La Prueba del Laberinto’

Hechos

Fue noticia el 16 de octubre de 1992.

16 Octubre 1992

Sánchez Dragó gana los 50 millones del Planeta con una novela sobre la vida de Jesús

Xavier Moret

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La novela La prueba del laberinto, de Fernando Sánchez Dragó (Madrid, 1936), fue proclamada ganadora anoche de la 41ª edición del Premio Planeta de novela, dotado con 50 millones de pesetas, en el curso de una cena celebrada en el hotel Rey Juan Carlos I. Los 12 millones destinados a premiar la obra finalista fueron para el novelista Eduardo Chamorro (Madrid, 1946), por La cruz de Santiago. Ambas obras se habían presentado bajo seudónimo: Sánchez Dragó concurrió con el nombre de Diógenes Laercio, mientras que Chamorro lo hizo con el de Gaspar Guzmán.

La obra premiada trata de un escritor en crisis que recibe el extraño encargo de escribir las memorias de Jesús de Galilea. «Este encargo agudiza la crisis del protagonista, que se encuentra en la mitad de su vida, y le induce a ponerse en marcha tras años de estancamiento», declaró el ganador del Planeta. «Su búsqueda le lleva hasta Jerusalén y, después de un recorrido por Palestina, viaja a la India y a Cachemira, en la zona del Tíbet». «El largo periplo concluye en Madrid, aunque juega un papel muy importante la catedral de Chartres, donde hay un famoso laberinto que es el que da título a la novela y en el que el escritor finalmente se encuentra a sí mismo».»No he pretendido escribir un libro polémico», añadió Sánchez Dragó, «aunque sé que lo será porque trata de la vida de Jesús. Yo he intentado postular otra figura de Jesús, distinta a la de los Evangelios. Es mi propia visión».

La cruz de Santiago narra por su parte la vida de Velázquez a través de una serie de escenas noveladas. «He querido escribir sobre él», dijo Chamorro, «porque es el mejor pintor del mundo y sin embargo se conoce muy poco su vida. Puesto que no había ningún libro sobre ella, decidí escribirlo yo mismo».

La rumorología previa a la concesión del más millonario de los premios literarios españoles – el editor José Manuel Lara subió este año el listón de 25 a 50 millones de pesetas- había barajado los nombres de Mario Vargas Llosa y José Luis Sampedro como probables ganadores. El resultado final, sin embargo, arroja un balance en cierto modo decepcionante, ya que ni ganador ni finalista corresponden a la expectación que despertó el anuncio de los 50 millones.

Un «repetidor’

Fernando Sánchez Dragó es un repetidor que ya probó suerte en anteriores convocatorias, mientras que Chamorro tampoco es un nombre consolidado en el panorama literario español. Si en anos anteriores el Planeta parecía haber entrado en una línea de valorar la calidad literaria más allá de los criterios comerciales – la culminación fue el premio concedido a Antonio Muñoz Molina el pasado año-, la actual edición podría marcar un cambio de rumbo, que tal vez se explicaría por las deserciones a última hora de autores como Vargas Llosa o José Luis Sampedro.El ganador del Premio Planeta, Fernando Sánchez Dragó, ya fue finalista del Premio Planeta en 1990, año en que ganó Antonio Gala con El manuscrito carmesí. La novela que Sánchez Dragó presentó entonces llevaba por título El camino del corazón y trataba de un viaje iniciático a Oriente en 1969. La novela, vinculada al desencanto que siguió a Mayo del 68, recogía las inquietudes de unos personajes que buscaban- en Oriente lo que Occidente no había sabido darles.

Sánchez Dragó, original personaje de la vida cultural española, habitual de los programas televisivos, alcanzó su mayor éxito en 1979 con los tres volúmenes de Gárgoris y Habidis. Una historia mágica de España. La obra, galardonada con el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de ensayo, se mantuvo durante más de un año en las listas de éxitos de ventas, a pesar de que cierta crítica denunció su falsa erudición.

En 1984, Sánchez Dragó publicó Eldorado, título que hacía referencia tanto a una tasca de lujo de una playa malagueña que aparecía en el libro como al mundo de los viajes soñados. Sánchez Dragó, viajero incansable que se califica a sí mismo de nómada, siempre ha mostrado una marcada tendencia a utilizar en sus textos la mitificación del vía e y las experiencias místicas.

El finalista

El finalista del Planeta, Eduardo Chamorro, nació en Madrid en 1946 y su última novela publicada es Guantes de segunda mano (Alfaguara, 1991), en la que traza el retrato de una mujer a través de una vieja actriz. Chamorro, que es periodista de Diario 16, ha publicado Relatos de la fundación (La Gaya Ciencia, 1980) y la biografía de Felipe González Un hombre a la espera (Planeta, 1980).Un total de 257 novelas se habían presentado al Premio Planeta. Lara manifestó en días pasados que estaba dispuesto a dotar el premio con 100 millones de pesetas, si no fuera por el elevado tanto por ciento que se lleva Hacienda. De los 50 millones con que está dotado actualmente, el fisco se lleva 26, ya que la cantidad se contempla como adelanto de derechos de autor.

De las 20 obras llegadas a la final del premio, siete lo hicieron bajo seudónimo. Entre los autores presentados a nombre descubierto estaban Daniel Múgica, Javier Memba y Alexis de Vilar.

LAS LÁGRIMAS DE LARA

No hay Planeta sin rumores. Normalmente éstos empiezan a circular en la rueda de prensa previa a la concesión del premio, cuando José Manuel Lara, preguntado sobre el posible ganador, mantiene celosamente el secreto, aunque siempre deja caer alguna pista, disfrazada bajo sus preferencias personales. «A mí me gusta…» suele ser la fórmula ritual con la que da pie a las más variadas predicciones sobre el posible ganador.

Este año, sin embargo, a las conjeturas habituales se ha añadido otro rumor -finalmente sin fundamento- que ha corrido como la pólvora en los círculos literarios y periodísticos: la del retiro del veterano editor, de 76 años.

Lara dio una vez más motivos para la especulación cuando, en la rueda de prensa del pasado miércoles, no pudo contener la emoción y rompió a llorar al anunciar: «Soy un hombre que se va y lo único que quiero es que guarden un buen recuerdo de mí». Inmediatamente sus palabras fueron interpretadas como una despedida anticipada que en la fiesta de ayer iba a ser solemnemente anunciada.

Pero no. Ayer Lara volvió a mostrarse en forma. «Se ha armado un follón tremendo con eso, de que me voy a ir a Colombia a editar [en referencia a su amenaza de hacerlo en ese país si Carlos Solchaga no se decide a, apoyar el sector del libro]. Pero ni me pienso ir allí, ni tampoco pienso jubilarme», dijo el editor, y a partir de ahí fue el brillante anfitrión de siempre. Este año, sin embargo, cambió el escenario de su gran noche: prefirió el olímpico hotel Rey Juan Carlos I al habitual Princesa Sofía. El propio Joan Gaspar, presidente de la cadena Husa a la que pertenecen ambos establecimientos, fue el encargado de lujo de controlar que el servicio fuera impecable.

Entre los invitados, como cada año, caras conocidas: Terenci Moix, Antonio Muñoz Molina, Oriol Bohigas, Pere Gimferrer, Maciá Alavedra, Ángel Casas e Isabel Gemio, entre muchos otros. Y presidiendo la cena, como cada año desde hace 41, la esposa del editor, Mª Teresa Lara: no en vano ayer era su santo.