16 octubre 2020

30 años en el periódico del que llegó a ser Adjunto al Director

Ramón Pérez-Maura rompe con ABC responsabilizando en redes sociales al CEO de Vocento, Luis Enríquez, de haber desnaturalizado al veterano periódico

Hechos

El 16.10.2020 D. Ramón Pérez-Maura subió una nota a su cuenta de Twitter explicando su marcha del periódico ABC.

Lecturas

El 16 de octubre de 2020 D. Ramón Pérez-Maura anuncia en su columna de ABC su retirada del periódico como consecuencia de la evolución de ABC por la toma de control del periódico por parte del CEO del Grupo Vocento D. Luis Enríquez Nistal y el presidente D. Ignacio Ybarra Aznar, que ya causó la dimisión el pasado 3 de septiembre de 2020 de la presidenta de ABC Dña. Catalina Luca de Tena García-Conde considerando que ABC se estaba apartando de su espíritu originario.

Además de su artículo publicado en ABC el Sr. Pérez Maura también publica una nota en redes sociales donde repite sus reproches tanto a D. Luis Enríquez Nistal como a D. Ignacio Ybarra Aznar.

15 Octubre 2020

El legado de Luca de Tena

Ramón Pérez-Maura

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En la vida laboral de un trabajador siempre sabes que esta tendrá un final. Unas veces es porque el empleador prescinde de tus servicios por una u otra razón, otras porque la empresa quiebra y te quedas pura y simplemente en la calle. Algunas, por fusiones o adquisiciones o, simplemente, porque se llega a la edad de jubilación. Yo he tenido hasta ahora la suerte de poder permitirme ser quien decide a quién no voy a prestar mis servicios y salir de todas las empresas con las que he colaborado, sin ser nunca despedido de ninguna parte. Me fui de La Sexta, me fui de la COPE, me fui de Cuatro y ahora he concluido que debo irme de ABC.

Catalina Luca de Tena publicó el pasado 3 de septiembre una Tercera que pasará a la historia del periodismo en España por el enorme impacto que tuvo, pese a no haberse difundido en todas las plataformas de las que dispone el diario. El patrimonio moral de una familia que ha ejercido 117 años como editora de Prensa rindió cuentas. Yo he trabajado 31 años en ABC con tres editores con ese apellido: Guillermo Luca de Tena, Nemesio Fernández-Cuesta Luca de Tena y Catalina Luca de Tena. En ellos he visto la verdadera característica de editor: buscar el director que se cree idóneo para cada momento y después darle toda la libertad para que su empleado pueda hacer lo que crea coherente con la línea editorial de la Casa. Cuando crees que el director no está cumpliendo con su cometido como debe hacerlo, la labor del editor es destituirlo y nombrar un sustituto. Estos tres editores lo han hecho de forma impecable. Y, cuando eso ya no fue posible, cuando Catalina Luca de Tena ya no tenía la libertad de actuar conforme al cargo que ostentaba, escogió renunciar a presidir ABC para no manchar su limpio nombre. No cabe mayor coherencia.

He trabajado con Catalina toda mi vida profesional. No siempre hemos coincidido y en alguna ocasión hemos tenido desacuerdos que para mí han sido humillantes. Pero siempre la he visto defender la independencia de ABC como una cuestión vital. Paradigmática. Guillermo Luca de Tena tuvo millonarias ofertas para comprarle ABC y las descartó -cuando no podía ni pagar al sastre- porque quería mantener la independencia del diario que fundó su abuelo. Las hermanas Luca de Tena podrían haber vendido su participación en Vocento y haber vivido luengas y ociosas vidas. Pero optaron por mantener el legado de sus mayores, aun a costa de su salud. Un legado que no sólo abarca al diario -sin duda lo principal- sino también al fabuloso Museo ABC que puede perderse.

Después de la fusión de Prensa Española y el Grupo Correo, he visto a Catalina y Soledad Luca de Tena batallar desesperadamente defendiendo la identidad del diario frente a quienes querían que se pareciese más a otro de la competencia. Y así, cuando se ficha a un columnista que en otro lugar es un referente, acaba teniendo que marcharse porque sus compañeros llevan mal que miccione una y otra vez sobre los principios editoriales que sustenta esta cabecera.

Yo soy una persona muy afortunada que ha podido hacer durante más de tres décadas el trabajo con el que siempre soñó. Los accionistas mayoritarios de Vocento quieren hacer hoy un periódico diferente. Están en su derecho. Pero quienes tenemos el privilegio de poder permitirnos discrepar, debemos manifestarlo con hechos.

Créanme. Trabajar en ABC ha sido un honor incomparable. No lo hay mayor para un periodista.

16 Octubre 2020

Razones de mi marcha de ABC

Ramón Pérez-Maura

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Queridos amigos:

Ayer comuniqué a la empresa mi abandono de ABC tras 31 años trabajando en esta Casa. Mis compañeros en la Redacción de ABC me han oído decir más de una vez que yo no acabé en este periódico porque hubiera estudiado periodismo y necesitara un empleo. Al contrario, yo estudié periodismo porque quería trabajar en ABC. Tres largas décadas después, mi ética y mi dignidad me impiden seguir haciéndolo.

El proceso que me ha llevado a tomar esta decisión ha sido largo y doloroso. Comenzó en julio de 2011 cuando fue nombrado consejero delegado de Vocento Luis Enríquez, que desde el primer momento ha intentado desnaturalizar el diario, trayendo a ABC a redactores y columnistas de otro medio para hacer un periódico transversal e impidiendo al Director de ABC ejercer todas sus competencias.

El declive se aceleró con el nombramiento como presidente de Vocento el 1 de enero de 2019 de Ignacio Ybarra. Los predecesores de Ybarra habían impedido a Luis Enríquez hacer con ABC su voluntad. Así que Enríquez colocó como presidente a Ignacio Ybarra para que estuviese en deuda con él y poder tener barra libre a la hora de hacer con la compañía lo que tuviese por conveniente sin presidentes contrarios ni directores molestos en las diferentes cabeceras.

Desde entonces he ido contemplando con impotencia una deriva de la compañía que se ha consumado con la salida forzada del diario el mes pasado de las hermanas Luca de Tena y de Bieito Rubido. Ya no hay obstáculo a convertir ABC en un diario transversal según comunican públicamente quienes fijan su línea editorial. La mayoría del accionariado de Vocento quiere un ABC diferente y no seré yo, acérrimo defensor de la libertad de mercado y de la legitimidad de la propiedad privada, quien les niegue su derecho a hacer con el diario lo que tengan por conveniente. Lo que desde luego no voy a hacer – y en esto creo imitar a las hermanas Luca de Tena – es ser un tonto útil empleado como aval de que éste sigue siendo el ABC de siempre. No lo es. Ni en las raspas.

La rebeldía profesional del anterior equipo directivo y la lucha por devolver a ABC al lugar al que pertenecía dejó a ABC a finales de agosto pasado en la mejor posición que ha tenido el diario frente a sus competidores en los últimos 20 años. Por eso urgía para algunos poner fin a esa etapa. Porque el auge constante del diario frente a sus rivales impediría justificar la expulsión del equipo que dirigía ABC.

En sus manos queda ahora lo que resta de una institución como la que ha sido ABC durante 117 años. La Historia les pedirá que rindan cuentas. Que el santo de su mayor devoción – si es que tienen alguno – les ampare.

19 Octubre 2020

La libertad de ABC

Julián Quirós

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«Los periódicos viven unos tiempos complicados porque el miedo se ha instalado dentro de su psique, tienen demasiada inseguridad, temor a defraudar, a no cumplir con lo que se espera de ellos. Es una reacción defensiva, empobrecedora y triste. Los principios no te limitan, te impulsan. El periodismo y ABC se hacen grandes creciendo»

La vida en Extremadura a mediados de los ochenta no era la misma que la de la niñez de mi paisano Castelo unas décadas antes, pero el ABC seguía llegando al pueblo con la impuntualidad del tren de las tres de la tarde. Había otras opciones para leer, pero sólo dos relevantes; el «Hoy» de Badajoz, que tuve la dicha de dirigir hace trece años, y el ABC de Madrid, en el que acabo de cumplir mi primer mes como director. Aquel ABC de mis catorce o quince años, a cambio de cincuenta pesetas que apartaba de mi paga cada sábado y domingo, sirvió para abrirme los ojos al mundo. Ahí fuera pasaban cosas apasionantes y el periódico las descubría. De aquella manera nació la vocación. Yo, como según parece dijo Dan Rather, me hice periodista para satisfacer mi curiosidad; sólo por eso.

El ABC de hace 35 años sacaba mucho a Fernando Morán y escribía de la dictadura de Castro, pero también de la de Stroessner, en aquel periódico no cabían distinciones entre dictaduras buenas y malas. Tenía una impresionante sección de huecograbado, con ácidos fotocomentarios y un gran despliegue final de vida social, también muy gráfica. Carrascal no había regresado de Washington y las estrellas de Opinión eran Lorenzo ContrerasCampmany, que venía de la prensa del Movimiento, y Antonio Burgos, de la casa de toda la vida. Todavía no había llegado el momento de Ussía y de Jiménez Losantos. Contaba con unos sueltos de Opinión muy chispeantes en una sección llamada Zigzag firmada por Ovidio y las tribunas y Terceras también reservaban espacio para la intelectualidad de izquierda, como PorcelTusellFernán-GómezCamacho Alberti.

El ABC de siempre ha hecho gala como ninguna otra cabecera de su liberalidad, sin que su amplitud de miras le produjera el más mínimo complejo. Y así debe ser para seguir siendo el ABC de siempre y por tanto el ABC de mañana. La otra noche, Antonio Burgos me señalaba unas palabras del mítico Luis Calvo, un ácrata de derechas ascendido a la condición de magnífico director: «El ABC debe parecerse al ABC». Un periódico, ABC, conforme a su historia e ideal fundacional, conservador en sus convicciones y liberal en su conducta y ejercicio. No atenerse a las convicciones resulta temerario, tanto como dejar de regirse por su liberalismo temperamental. Los periódicos viven unos tiempos complicados porque el miedo se ha instalado dentro de su psique, tienen demasiada inseguridad, temor a defraudar, a no cumplir con lo que se espera de ellos. Es una reacción defensiva, empobrecedora y triste. Los principios no te limitan, te impulsan. El periodismo y ABC se hacen grandes creciendo, con voluntad de expandirse, de llegar lejos, a más quioscos, a más pantallas, a más público, a más generaciones; el periodismo es avanzadilla, correr riesgos, abanderar causas, abrir caminos, ser decisivo. En definitiva, proyectarse, frente a quienes consideran que los principios funcionan como limitación, contención o censura, para disminuirte; como una especie de cofrecillo sagrado bajo siete llaves que apenas pueden interpretar unos cuantos elegidos o autodenominados guardianes de las esencias. Pura palabrería. ABC tiene que servir a las generaciones actuales y a las siguientes, para seguir siendo útil y relevante a los hijos y a los nietos de nuestros lectores. Un proyecto editorial que sabe de dónde viene, cuál es su sitio y a quién se debe, pero que no se detiene, que acompaña a los españoles en el cambio social.

La mejor presentación que se ha hecho nunca en esta casa la hizo Camba en 1913: «Mi nombre es Camba… Entrar en un periódico es para uno como entrar en el seno de una familia desconocida. Yo me encuentro muy cohibido al principio… Estoy en la situación del hombre tímido, que, recién, introducido en una casa, se queda sentado, con las rodillas juntitas y una cara muy estúpida, y se pone a hablar del tiempo». Camba, icono histórico de ABC, hizo las milicias en el anarquismo y en la prensa republicana, en una travesía similar a la que antes protagonizara la firma más importante de todos los tiempos, Azorín. ABC ha sabido siempre fichar con inteligencia. Ignacio Camacho, referencia indiscutible los últimos veinte años, pasó antes media vida profesional en periódicos de la competencia. Y el periodista español que más he admirado, Martín Ferrand, llegó a la Casa con 56 años y una biografía repleta de éxitos para encumbrarse como uno de los principales referentes del periódico durante más de tres lustros.

ABC siempre ha fichado porque en su esencia está atraer el talento a su causa, desde los tiempos del fundador, que puso a su galardón el nombre de Cavia, manifiestamente alejado de los postulados de Don Torcuato. Todos los mencionados, y muchos otros, hicieron ABC y sobre todo ABC les hizo a ellos, dándoles plataforma y protección. Pero hoy, para los signatarios de la limpieza de sangre, Martín Ferrand, Azorín o Camba podrían hasta resultar sospechosos. Absurdo. No se puede presumir de liberalidad respecto al pasado cuando se abjura de ella en el presente.

Seguiremos incorporando firmas variadas porque está en la naturaleza de ABC, por eso aquí guardan plaza Isabel San SebastiánGirautaSostresAlbiacHughesCuartangoPradaBelmonte Herrera. Lo que nunca ha sido incompatible con la promoción de la cantera y los nombres de la Casa. En 1992 realicé unas prácticas fugaces en la Redacción de Madrid, gracias a Vera, que estaba al frente de las delegaciones. Al lado quedaba Sentís, llevando Nacional, muchos años después nos hicimos amigos. Al igual que me pasó con Rodrigo Gutiérrez, que vigilaba la noche y daba un respeto apabullante desde su vozarrón y sus dos metros de altura. Muchos de ellos salieron del periódico; es ley de vida. Cuando un proyecto es realmente importante y vital supera a las personas concretas, a los autores, a los directores, a los columnistas, a los editores, a todos. El proyecto cobra una fuerza propia y superior. Sin embargo, el gobierno de la página editorial, las jefaturas de sección y la mesa de continuidad depende de hombres y mujeres que ya estaban aquí en 1992, más de treinta años trabajando en ABC, anónimamente muchos de ellos, sin las luces de feria del articulismo. Y hablando de articulismo, quédense con este nombre, Alberto García Reyes: desde la cantera de ABC Sevilla ya ha sentado plaza en el patio de columnas de la prensa española. Y otros que vendrán.

Con la fuerza de nuestra historia y la energía de nuestra cantera, con la contribución de las firmas nuevas y clásicas, con el apoyo de los lectores, seguiremos en la batalla de siempre. Con más opinión, con noticias, con apuestas, con más digitalización. Defendiendo la independencia judicial, la economía de mercado, la monarquía parlamentaria, la pluralidad informativa, la democracia liberal, el humanismo cristiano, la libertad educativa, la cultura occidental, la sociedad civil, el saneamiento de las cuentas públicas y el patriotismo según la definición de Felipe VI en su proclamación: «En España caben las distintas formas de sentirse español». Por eso Camacho García Reyes vienen desde Andalucía, Ventoso desde Galicia, Girauta desde Barcelona, Belmonte desde Murcia o Hughes y yo mismo desde Valencia. Mi nombre no es Camba, pero como Camba he querido presentarme ante ustedes. Mi nombre es Quirós, el Consejo de Administración de Vocento me ha nombrado director de ABC con la misma responsabilidad y autonomía que me concedieron durante once años en «Las Provincias», con la misma responsabilidad y autonomía que tuvieron mis predecesores en ABC. Y pienso ejercerla con todas sus consecuencias. Empezamos.