30 septiembre 1968

Su reaparición se produce a la vez que que colega opusdeista EL ALCÁZAR, es desactivado y convertido en un periódico ultra al recuperar su control sobre él la Hermandad del Alcázar de Toledo y Lucio del Álamo

Reparece el Diario MADRID tras cuatro meses de suspensión y su vuelta es recibida con nuevos ataques de Emilio Romero (PUEBLO)

Hechos

El 30 de septiembre de 1968 volvió a salir a los quioscos el periódico MADRID tras cuatro meses de suspensión.

Lecturas

El periódico Diario Madrid dirigido por Antonio Fontán Pérez vuelve a salir el 30 de septiembre. El director del diario Pueblo, Emilio Romero Gómez, vuelve a publicar un artículo contra este medio el día 3 considerando que sus diagnósticos sobre Charles De Gaulle fueron errados.

El 30 de septiembre reapareció en los quioscos el director del periódico MADRID, tras cuatro meses de suspensión por la publicación del artículo ‘No al General de Gaulle‘. Su director continúa siendo, como antes de la suspensión, D. Antonio Fontán Pérez, y su editor como presidente del Consejo de Administración, D. Rafael Calvo Serer, ambos enemigos de la dictadura franquista.

Al poco tiempo, el 3 de octubre el director del diario PUEBLO, D. Emilio Romero,  volvió a criticar a ese diario en un artículo firmado como hiciera antes de la suspensión.

La actitud del diario PUEBLO contra el diario MADRID fue muy criticada desde otros periódicos, como el diario ABC o el diario opusdeista NUEVO DIARIO, por quienes consideraban que estaba ‘azuzando’ al Gobierno para que endureciera su actitud contra ellos y por considerar igualmente que atacaba a un diario que, por estar suspendido, no podía responder.

La estabilidad del diario MADRID no duraría mucho, no sólo por mantener su política de provocación a la dictadura, sino también por sus problemas internos en el accionariado, que serían los que – al menos a efectos legales – causarían el fin del periódico.

EL PRESIDENTE DE GUINEA, EN LA PRIMERA PORTADA DEL DIARIO:

madrid_macias En la zona inferior de la primera portada del diario MADRID tras la suspensión aparecía la imagen del Presidente de Guinea Ecuatorial, Francisco Macías.

30 Septiembre 1968

LA REAPARICIÓN DE MADRID

Antonio Fontán

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Son muy largos cuatro meses de silencio para un periódico. Y es penosa una inactividad tan prolongada para gente acostumbrada a las urgencias y al constante nerviosismo cotidiano de quienes desde la Redacción, los talleres o la administración hacen un diario. Pero, al fin, en esta última tarde de septiembre, MADRID aparece otra vez en los quioscos, en los hogares, en la calle, a ganarse la atención de sus lectores y a seguir adelante en la tarea social que corresponde a este oficio de la Prensa.

Tras cumplir la más severas sanciones que, al menos en los últimos decenios, registral a historia del periodismo español, nuestro diario quiere reaparecer serenamente, sin aspavientos ni lamentaciones y sin ninguna clase de desplantes. Como obra de la inteligencia y de la libertad de unos hombres que trabajan para hacerlo, un periódico tiene unos principios y una línea de conducta, refleja un pensamiento y posee un estilo. El estilo de MADRID está – y quiere estar – a una distancia astral de todo extremismo.

No voy a relatar los orígenes ni la historia del silencio que unas decisiones administrativas han impuesto al periódico durante ciento veintidós días. Ya hemos alegado, en defensa del diario. (…)

Antonio Fontán

03 Octubre 1968

LAS SUSPENSIONES DE PERIÓDICOS

Emilio Romero

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El lunes se produjo un acontecimiento periodístico en la capital. Reaparecía MADRID, después de cuatro meses de suspensión, y la empresa ideológica o política, o lo que sea, de este periódico, hizo un lanzamiento mural y de programas de mano – con la tolerancia del poder – verdaderamente espectacular. Consiguió un movimiento de expectación admirable, y esa propaganda era una mezcla de desafío y de firmeza, de obstinación y de audacia. En uno de esos carteles se aseguraba que MADRID era el periódico en el que se podía confiar, como si los otros periódicos estuvieran dirigidos por gitanos o chalanes habilidosos que hiciéramos trato con la noticia o con las ideas. Y uno se preguntaba: confianza ¿de qué?. El artículo por el que soportó la última suspensión el colega aseguraba, al hilo de la rebelión francesa de estudiantes, que De Gaulle carecía de obra, de prestigio, de novedades y de asistencia en el país, y por ello, lo que tenía que hacer era macharse, cuando lo que ocurrió es que sometió su permanencia en el poder a referendum y obtuvo el apoyo más colosal del país que había tenido nunca. La vista, la intuición y el olfato del señor Calvo Serer, no anima precisamente a confiar en el diagnóstico o en la profecía. En otras cosas no me meto. Allá cada cual con sus ideas más o menos de temporada, con sus ambiciones y con las juegadas laboriosas o improvisadas, de su tablero de ajedrez. Reitero que Calvo Serer, a quien intelectualmente hay que considerar, no parece un liberal, porque nos se presta a dialogar con nadie, ni es demócrata, porque no hay un solo ilustrado que lo sea. Este profesor de Historia de la Fiolosofía es igual que tantos hombres de los tres últimos siglos que han deseado la felicidad del pueblo sin contar con el pueblo. Se avienen exclusivamente a suministrarle ideas, y hasta creencias, y si no son agnósticos, procurarán por su cuerpo y por su alma.

Nuestro pueblo, ay, es morbosito, y basta que nos prohiban algo para que se nos levante un apetito atroz de solicitarlo. A nuestro colega le ha promocionado la suspensión, y todo volverá a su sitio o se evaporará en el éter -aunque siempre saldrá ganando – por estas dos razones: si infringe el artículo 2º de la Ley de Prensa, se arriesga otra vez a la suspensión. Y si hace lo que suelen hacer los ciudadanos responsables en un Estado de Derecho, que es no salirse de la Ley, entonces los amigos de las emociones se sentirán defraudados.  Solamente le quedará a nuestro querido colega el perfume, que es lo que suele filtrarse por el ambiente y por los artículos restrictivos de las leyes. El perfume, a veces, es suficiente. El viejo MADRID de Pujol se parecía al HERALDO de la República, y algunos lo compraban por eso, y Pujol, sin embargo, era como de los fundadores del Régimen. El perfume es en los periódicos una cosa muy importante, aunque sus propietarios y directores vayan por otro lado. El negocio es el negocio, como dicen los de Sabadell. El periodico tiene que oler políticamente a algo. El que no huela a nada es independiente; quiero saber dónde hay un periódico que no huela a nada. Si alguien me dijera, ¿Y a qué huele PUEBLO? Desde luego, se me habrían anticipado, porque ésa sería mi pregunta, al ver si la contestaban bien, porque mi intención en el perfume político constituye un secreto industrial. Me gusta que MADRID esté en la calle. El gran temor del hombre tiene que ser la soledad. Me divierte ver el esfeuerzo que hacen para no parecer del Régimen. si tuvieran un Chesterton, probablemente les diría: ‘Han probado ustedes ser tan leales todos estos años, que están en condiciones de disfrutar de un cambio de fidelidad, en ese deseo legítimo y admirable que tienen ustedes de estar inmortalmente, en el pasado en el presente y en el futuro.

Ahora es otro colega, EL ALCÁZAR, quien pasa por el trance de la suspensión, y esta vez no por razones de infringir el artículo 21 de la ley de Prensa, sino por un problema que los juristas llaman contractual. Un pleito entre propietarios del título y arrendatario. Naturalmente con música política por dentro. El pueblo huele que aquí hay gato encerrado. La empresa arrendataria de EL ALCÁZAR ha visto las posibibilidades de morbosear a su favor y ha comenzado su periodo de agitación a nivel de comunicados de la Redacción – justamente inquieta – de anuncios en los periódicos y presumo que a nivel de gestión, presión y divulgación. En estos últimos meses, el periódico cuyo Director resultaba expedientado, utilizaba esta medida del Gobierno como una noticia valiosísima de primera página, para decir a sus lectores: ‘Fijaos bien si soy libre e independiente que el Gobierno me sanciona’. Como el Gobierno nunca tiene razón en estos trances – por un deseo invariable de emociones por parte de la opinión pública- cada uno se hacia su retrato más favorable para vender más ejemplares, conmover a la nación y gozar del crédito público. (…)

Emilio Romero.

El Análisis

EL PERIÓDICO DE LA LIBERTAD HONRANDO A UN DICTADOR AFRICANO EN POTENCIA

JF Lamata

La guerra desatada del director del diario PUEBLO, D. Emilio Romero, contra los periódicos del sector liberal opusdeista, estaba evidenciada desde 1964, cuando publicó su primer ‘gallito’ sobre el tema, que después le llevó a polemizar con los tres periódicos de ámbito nacional con esa ‘etiqueta’, los diarios MADRID, NUEVO DIARIO y EL ALCÁZAR, ya fuera por motivos de mercado, por discrepancia política o por que le disputaban su prestigioso título del ‘discrepante oficial’.

Más interesante resulta que el diario MADRID, que quería erigirse como periódico en favor de la libertad y la democracia parlamentaria colocara en su portada la imagen del recién elegido presidente de Guinea Ecuatorial, Francisco Macías, que estaba a punto de inaugurar una de las dictaduras más atroces del continente africano. No era casualidad, el apoderado del diario MADRID era D. Antonio García-Trevijano, que era asesor personal de Macías. En la página 4, recogía unas declaraciones del Sr. García-Trevijano asegurando que la llegada al poder del Sr. Macías era ‘el triunfo de la verdad’.

La relaciones del Sr. García-Trevijano con los opositores guineanos había sido destapada por el diario PUEBLO durante el periodo en el que el diario MADRID estaba suspendido. En principio el apoyo a opositores guineanos parecía una maniobra oportuna para luchar contra el gobierno de la dictadura franquista española. Por desgracia no todo el antifranquista tenía por qué ser un demócrata. La brutalidad asesina de la dictadura de Macías superaría con creces el nivel en horror de la dictadura de Franco en ese periodo de los años sesenta y setenta.

J. F. Lamata