15 noviembre 1995

Ramón Mendoza ha permanecido al frente del club blanco desde 1985, por lo que ha permanecido 10 años a su frente

Ramón Mendoza derrocado como Presidente del Real Madrid por su ‘número 2’ Lorenzo Sanz, que le sustituirá en el cargo

Hechos

En noviembre de 1995 D. Roberto Mendoza dimitió como Presidente del Real Madrid, siendo reemplazado por su Vicepresidente, D. Lorenzo Sanz.

Lecturas

PIFIA DEL DIARIO AS

Mendozamelargo1995  portadDimisionRM Mientras el diario MARCA de D. Luis Infante era rotundo asegurando que D. Ramón Mendoza iba a dimitir e incluso asegurando que tenía la confirmación del propio Sr. Mendoza. 24 horas antes de que se hiciera público el diario AS que dirigía D. Julián García Candau aseguraba que el Sr. Mendoza tenía pensado dimitir, pero que no lo iba a hacer ahora sino en un futuro. Un ‘futuro’ que se haría realidad en tan sólo 24 horas de espera.

CONTRA JOSÉ MARÍA GARCÍA HASTA EL FINAL

El 19.11.1995, el mismo día en hacer efectiva su dimisión como presidente del Real Madrid, D. Ramón Mendoza, en declaraciones a D. Tomás Roncero, de EL MUNDO, hacía la siguiente declaración sobre D. José María García, el locutor estrella de la COPE con el que estaba enfrentado de manera pública desde 1990.

P.- ¿La enemistad con José María García es por Goyanes?

R.- Por el cese de Goyanes. Y por su afán de monopolizar la información privilegiada del Real Madrid. Y por asuntos suyos personales, que me daría asco remover. Y porque ese especimen humano tuvo la delicadeza de difundir por radio la biopsia de un tumor de la mujer que vive conmigo hace ya 23 años.

El día 20.11.1995 D. Ramón Mendoza era entrevistado en la Cadena SER por D. José Ramón de la Morena, otro público enemigo del Sr. García, y de nuevo había referencias hacia el ‘butano’:

11 Noviembre 1995

La elección de Lorenzo Sanz como presidente del Real Madrid depende de 1.128 socios

Tomás Roncero

Leer

La designación de Lorenzo Sanz como próximo presidente del Real Madrid, de confirmarse la dimisión de Ramón Mendoza, dependerá del voto afirmativo de 1.128 socios, es decir, dos tercios de los 1.709 que constituyen la Asamblea de compromisarios. La misma debería convocarse con posterioridad a la esperada cita del próximo día 26, en la que sólo se decidirá la aprobación o rechazo de las cuentas de la entidad madridista.

Después del anuncio oficioso de dimisión que Ramón Mendoza efectuó anteayer en Onda Cero, la cúpula del club ha empezado a dispararse. Una vez que el presidente abandone su cargo, el Real Madrid debe convocar una asamblea extraordinaria para ratificar a su sustituto, nombrado entre los miembros de la junta directiva. Este será Lorenzo Sanz, uno de los actuales vicepresidentes y máximo rival de Mendoza en las últimas semanas.

Sanz es un hombre con mucha influencia en las peñas blancas. Gran parte de los socios que votan en las asambleas pertenecen a ese importante sector de la afición madridista integrado entre las casi mil peñas que el club tiene repartidas por toda la geografía del país -se calcula que el vicepresidente tiene «controlados» más de 700 miembros de los compromisarios que acudirán a la cita del día 26-, por lo que es prácticamente seguro que Lorenzo Sanz acabará viendo cumplido su sueño y saldrá elegido como presidente.

En cualquier caso, Sanz nunca podría ser elegido en la convocatoria de este último mes de noviembre, dado que dicho punto no está incluido en el orden del día de la citada asamblea. Sería preciso que la junta directiva buscase fecha para otra asamblea extraordinaria -antes de las vacaciones navideñas-, en la que el único punto a tratar sería la ratificación o rechazo de la designación de Lorenzo Sanz como sucesor de Ramón Mendoza en la presidencia de la entidad madridista.

Entretanto, Sanz se limita a esperar la decisión definitiva de Mendoza. «Yo sigo trabajando para el club con la vista puesta en la asamblea del día 26. Hasta que Mendoza se defina no puedo hacer nada más», explicó ayer Sanz a este periódico.

La gran pregunta está en boca de todos: «¿Se sentará Ramón Mendoza en la mesa presidencial en la asamblea del día 26?». Nadie lo sabe a ciencia cierta en este momento.

Sobre la posibilidad de una convocatoria de elecciones es preciso aclarar que ésta no sería factible si la junta directiva no diese luz verde a la misma. Si los socios rechazan de nuevo las cuentas el día 26, sólo un arranque de moralidad de Sanz y la directiva les podría obligar a forzar una nueva cita con los socios en las urnas. El vicepresidente ya ha dejado claro en sus manifestaciones que no tiene miedo «a hacer frente a unas elecciones». Florentino Pérez, en silencio estos días, es la otra referencia válida a la hora de hablar de unos comicios.

10 Noviembre 1995

Un acto de servicio

MARCA (Director: Luis Infante)

Leer

Cuando la simple exposición de la situación interna del Real Madrid es más cruel que cualquier tipo de análisis e interpretación, hay que pedir el beneficio de la estabilidad y el futuro del club, una solución inmediata por encima de personalismos y rivalidades.

El Real Madrid está en serio peligro de supervivencia. Todas las alarmas han sonado. ¿Qué otros problemas pueden alterar más la actividad que una sociedad que los que en estos momentos afectan al club blanco?

  • Tiene una deuda reconocida de 14.000 millones de pesetas.
  • Una auditoría que duda de su capacidad de generar recursos para superar la grave situación económica.
  • La representación de los socios no le ha aprobado las cuentas de la temporada pasada, a pesar de haber conseguido el título de Liga.
  • El equipo económica de la Junta directiva elegida hace ocho meses dimitió a lno ver una solución a los problemas.
  • La junta directiva está dividida.
  • El presidente Ramón Mendoza, y su vicepresidente, Lorenzo Sanz están abiertamente enfrentados.
  • La mayoría de la Junta actual hace causa común con el Vicepresidente.
  • Ramón Mendoza tiene bloqueada cualquier decisión por que no encontraría el respaldo estatutario de la Junta.
  • Los técnicos del primer equipo manifiestan abiertamente que la inestabilidad del club está afectando al rendimiento deportivo.
  • La afición, descontenta deportiva y socialmente, está acudiendo en menor número al Bernabeu.
  • La oposición, representada por Florentino Pérez, pide la convocatoria urgente de elecciones.
  • El vicepresidente declara su intención de asumir la presidencia previa dimisión de Ramón Mendoza y se opone a la convocatoria de elecciones.

El próximo día 26, en la segunda Asamblea para intentar la parobación de las cuentas de la temporada pasada y el presupuesto de la próxima, los socios compromisarios tendrán que decidir sobre cuestiones que afectan a la supervivencia del Real Madrid.

MARCA toma partido por el Real Madrid como lo tomaría por cualquier otro club que estuviese en una situación extrema y pide una solución inmediata. Desde que Ramón Mendoza renovó su mandato, hace sólo coho meses, hemos observado la toma de decisiones de la Junta para buscar una salida a la crisis económica, procurando un clima de tranquilidad que beneficiase al club. Pasado ese tiempo, no se observan indicios de la existencia de una estrategia, a la que instaban los auditores que mejore la situación. Muy al contrario, la incuestionable división de la Junta directiva puede llevar al Real Madrid a un caso de incalculables consecuencias.

Es el momento de pedir actuaciones, de que unos y otros demuestren que sólo les muve su corazón madrilista, alejándose de posturas personalistas. Ramón Mendoza debe asumir su responsabilidad en el sentido que le dicte su deseo de servicio al club. Consecuente como es de que no tiene el respaldo de su Junta, su capacidad de maniobra es muy limitada, casi nula.

Llegado a este extremo, sólo quedan tres alternativas: puede intentar recuperar el respaldo de su Junta y gobernar el club hasta la conclusión de su mandato; dimitir, en cuyo caso la Junta tendría que elegir de entre sus miembros al nuevo presidente, que tendría que ser refrendado por la Asamblea, o propone una convocatoria de elecciones, lo cual es improbable que le sea aceptado por su actual Junta.

Ramón Mendoza tiene la palabra. Después de contribuir al engrandecimiento del club con los títulos deportivos logrados en su mandato, hay que pedirle un último servicio al Real Madrid.

¿Cambios de director en Marca? ¿Elías Israel por Saucedo? ¿Saucedo por Sopeña?

¿Cambios en Expansión?

¿Dimisión de Ramón Mendoza? ¿Derrota de Sanz ante Florentino, las dos?

10 Noviembre 1995

La historia del Real Madrid exige unas elecciones

Ángel Cabeza

Leer

El Real Madrid también es algo más que un club. Es una entidad cuyas glorias llenan páginas en las enciclopedias dedicadas al Siglo XX. El Real Madrid no es sólo un equipo de fútbol o un equipo de baloncesto, es un sentimiento que anida en el corazón de muchos millones de personas.

El Real Madrid tiene una historia que no puede ser pisoteada por nadie, aunque aparentemente lleve un tiempo enfermizo y postrado en cama. Ser presidente de este club es ser algo muy importante y para muchos. Es la culminación de ese sentimiento madridista, algo así como para un político llegar a la presidencia del Gobierno.

Por ello, el camino para tan notorio cargo sólo es uno: el respaldo universal de las urnas. Los golpes de estado, y más los chapuceros que se descubren por la impaciencia del que los encabeza, son únicamente propios de repúblicas bananeras donde sólo se juega al beisbol.

EL hecho de haber puesto dinero, de haber soñado despierto con el mejor lugar del palco, de haber trabajado muchas horas por el club no puede servir de salvoconducto para ser presidente. Se necesita algo más. Algo así como tener la fe suficiente en uno mismo para revalidar esos esfuerzos en unas elecciones y una ética para comprender que a quien escogieron los socios para llevar el timón fue él, Ramón Mendoza, aunque lamiendo el poste. Los votantes, seguramente, ni conocen al noventa por ciento de su junta directiva, como pocos electores saben quién es el veinte en la lista por Madrid de su partido.

Legalmente se puede suceder a Mendoza sin pasar por las urnas, pero moralmente es reprobable hacerlo. El Real Madrid es una entidad demasiado importante como para que su futuro presidente busque para serlo el refrendo de un puñado de amiguetes que caben en un taxi.

12 Noviembre 1995

Los socios del Real Madrid deben pedir elecciones

Julián García Candau

Leer

A Ramón Mendoza le han comido la moral y ha aceptado una forzada dimisión, pero no es posible que haya renunciado a morir matando. Sus adversarios deberían ponerse en guardia. No se trata de que vaya a recurrir a ninguna burda estratagema, pero si es posible que en Córdoba haya meditado una salida inesperada. Al presidente del Real Madrid no le gusta lo que le han hecho dentro de casa ni es partidario de una sucesión que no esté bendecida por los socios y esta pasa por las urnas. Mendoza quiere elecciones y los candidatos a la presidencia por la vía democrática también. Sólo Lorenzo Sanz prefiere la aplicación del artículo 49, porque le garantiza la presidencia instantáneamente y a falta de la ratificación por la asamblea.

Mendoza se va, pero con el anuncio de su despedida no se ha acabado la función. Se marcha y esta es una decisión personal e intransferible, pero falta saber qué desea la masa social y ello no puede decidirse en una reunión de junta directiva.

El Madrid tiene problemas tan profundos que no pueden dejarse en manos de una junta interina. Y es más, la elección de Sanz por los socios, hecho que entra dentro de lo posible y que desde el punto de vista democrático sería irreprochable, no dejaría de ser contradictoria porque de la crisis de la institución es tan responsable como el dimisionario, como lo son, en su parte alícuota, los directivos.

El ambiente del madridismo, presumiblemente, está más por las elecciones que por los remedios caseros. Lo que necesita el club es cirugía y no parches sor Virginia.

  1. García Candau

12 Noviembre 1995

Lorenzo ‘Pérez’ o Florentino ‘Sanz’

Alfonso Azuara

Leer

Ramón Mendoza desde su finca de Córdoba, que no se llama Ginés y Navarro ni El Campillo del Bernabéu, sino El Campillo, a secas, ha dicho que tiene un plan, como aquel abuelo de Paco Martínez Soria. Quiere convocar elecciones en abril, pero quizá no llegue a presidir la próxima asamblea. Repite un ‘me largo del club’ y no se lo cree ni Efigenio, el presidente de la Peña Mendoza.

Ya sabemos que don Ramón suele faltar a la verdad con elocuencia. La única verdad que le recuerdo fue cuando dijo haber ‘engañado al Ayuntamiento de Madrid con la esquina del Bernabéu’ y le obligaron a rectificar y a mentir para que algunos municipales no quedasen como lo que son. Chencho Arias recrea este episodio admirablemente.

Hablas con el aún presidente madridista y le notas hastiado del ‘ambiente emputecido que rodea del club’ y cuando le pides más transparencia, su silencio recuerda a aquel que dijo: “¡Que dolor de madre, tres hijas y las cuatro putas!”. Como ves que Mendoza no tiene un pase más, cambias el percal de la entrevista por la franela de la imaginación y surgen Florentino ‘Sanz’ y Lorenzo ‘Pérez’ dispuestos a intercambiarse casi todo y a demostrar que ni Villar Mir acierta al decir que ‘Lorenzo carece de carisma”, ni Gómez Pintado al pensar que ‘Florentino es un mafiosillo’. El pensamiento nunca delinque y Juan Abelló tampoco sería escopeta para esta cacería.

Sanz y Pérez saben que el poder es como el fuego, si uno se aleja se queda frío y si se acerca mucho se quema. Si uno es un maestro de espada el otro es aprendiz de pistola y el duelo lo decide un juez y parte de pelo blanco que para salvarse echaría tierra a los ojos de los duelistas, como ya se da el pico con una Celestina de orejas grandes, lengua larga y culo de mal asiento.

Cuando Alfonso Ussía aspiró a la presidencia del Real Madrid se comportó como un bufón y ahora actúa como una mezcla de loro y mono.

Cualquiera diría que la crisis madridista se asemeja al Arca de Noé, en la medida que parecen convivir en ella animales de toda especie.

Alfonso Azuara

21 Enero 1996

Cómo Sanz se hizo rico

Miguel Ángel Nieto

Leer

Diez años han bastado a Lorenzo Sanz para pasar de trabajar en la notaría de Blas Piñar a presidir el Real Madrid. En medio figuran sus oscuros negocios inmobiliarios, las sospechosas recalificaciones de terrenos y sus «amistades» en el Ayuntamiento de Madrid que le han convertido en millonario. Pero él no es el único dirigente del fútbol español con un oscuro pasado. El periodista MIGUEL ANGEL NIETO pone al descubierto en «Negocio redondo», libro que publica la próxima semana la editorial Temas de Hoy, las ambiciones ocultas de unos hombres que han convertido el mundo del fútbol en el mejor pelotazo de su carrera. Extractamos los capítulos dedicados a los presidentes del Real Madrid, el Betis y el Sevilla

.

Nadie ha confundido los goles y las fincas tanto como el hombre fuerte del madridismo, Lorenzo Sanz Mancebo, el principal avalista del club en 1995 por encima incluso de Ramón Mendoza Fontela, su socio, amigo y «cómplice» durante once años.

«El Pegapases», como se le conoce en los corrillos inmobiliarios, era un don nadie a principios de los ochenta. Hasta 1985, Sanz hacía faenas administrativas en la notaría del ultraderechista Blas Piñar, de quien heredó su talante y su aspecto distante y repeinado. Diez años después de abandonar aquel empleo es dueño de una maraña de empresas y solares que le han hecho millonario.

En la época de Blas Piñar tenía un Seat 124 matriculado en 1972. Hoy tiene un flamante Mercedes Benz comprado a nombre de su principal inmobiliaria, Nuada S.A. Según los registros de Hacienda, en 1988 Sanz tenía inmuebles declarados por valor de 1.800.000 pesetas. Cuatro años después, en su declaración de la renta, confesaba inversiones de 150 millones de pesetas y reconocía un patrimonio inmobiliario de 75 millones.

En la época de Blas Piñar fumaba tabaco negro y hacía frente a la hipoteca de su quinto piso en el centro de Madrid. Hoy vive en un fastuoso chalet en la zona residencial de La Florida, enclave de lujo donde los haya. Y fuma Cohibas.

Empezó figurando en el Registro Mercantil como «publicitario», en 1972, y sin haber mostrado especial interés por ciencia alguna llegó a estar inscrito como «agente de la propiedad inmobiliaria». Había empezado su vida en un taller de artes gráficas con su mujer y su hermano y de ahí saltó a la compraventa de pisos en Madrid, como agente inmobiliario asociado al «grupo de Cochabamba», una serie de individuos siempre al tanto de los planes inmobiliarios del Ayuntamiento de Madrid.

En su primer pelotazo le hizo de cantamañanas a la corporación madrileña. Compró un bajo exterior y se lo endosó a la Caja Territorial de Madrid para que abriera allí una sucursal. A los pocos meses llegaron las excavadoras y derribaron el edificio, porque amenazaba ruina. No sacó nada en metálico, pero hizo amigos suficientes para que en el segundo intento le fuera mejor la cosa. Y acertó: compró un solar a un marroquí por 362 millones de pesetas y ese mismo día, ante el mismo notario, se lo vendió por seiscientos a Silena, S.A., una empresa de Pedro Zapata Cascales, entonces directivo del Real Madrid.

El negocio de Sanz comenzó a dar billetes el 4 de junio de 1984. Ese día el fedatario Antonio Uribe dio por constituida la sociedad Dulja, S.A., una inmobiliaria a la que concurrieron como accionistas el propio Sanz, Ramón Mendoza y dos de los hombres del «grupo de Cochabamba»: Javier Arenales Abad y José Antonio Roth Romero, un súbdito suizo paisano de Jeannine Girod, la mujer de Mendoza, que resultó suculentamente agraciado en la operación de La Esquina del Bernabéu.

Tanto Arenales como Roth manejaban un extraordinario negocio de compra de solares en Madrid que luego resultaban recalificados o expropiados por el Ayuntamiento. Un negocio que a través de Dulja comenzó a derivarse hacia el palco madridista y viceversa, porque todos ellos resultaron recompensados por las adjudicaciones de obras del Real Madrid a la sociedad Barada, una inmobiliaria con un activo de 2.500 millones de pesetas en 1993 y en la que estaban, casualmente, los mismos amigos de Mendoza y Sanz.

Entre los negocios de Sanz y sus amigos figura la compra en 1991 de una finca rústica de 4.800 metros cuadrados en Canillejas por 5 millones de pesetas que tres meses después fue vendida por 23 millones a Hipercor, S.A. ¿Para qué quería El Corte Inglés una finca rústica? ¿Es mucho suponer que Sanz sabía que un mes después, tal y como delata el registro, sería recalificada?

Otro pelotazo. Llegó Sanz el 11 de abril de 1991 con 12 millones en una maleta y compró una finca en Carabanchel que figuraba entre las declaradas como de urgente expropiación por el entonces gerente de Urbanismo, Pedro Areitio Toledo. Cinco meses después le fue expropiado el terreno y Areitio le entregó un talón por lo que en el Ayuntamiento llaman el justiprecio: 441 millones como compensación por ésa y otras cinco fincas colindantes por las que días antes de la expropiación Sanz pagó 98 millones.

Así ocurrió en Aluche, en La Cucharera, en el Camino de la Huerta, en el Camino de las Charcas y en Los Valles, siempre en el distrito de Latina y siempre con el beneplácito del concejal de Madrid José Luis Garro, hermano del brazo derecho de Mario Conde, Fernando Garro. «El Pegapases» de Sanz se había embolsado limpios 331 millones de pesetas por seis fincas. Había ganado la séxtuple.

Cuando todavía no hacía gala de ser tan listo, Sanz iba al hipódromo de Madrid todas las semanas. Cayó en aquel reducto fáctico de la mano del jefe de Fuerza Nueva, allá por los años ochenta, y a pesar de su carácter taciturno había hecho excelentes amigos, entre ellos Ramón Mendoza, presidente de la Sociedad de Fomento de Cría Caballar, el mandamás de la empresa gestora del hipódromo.

Sanz no tardó en involucrar a Mendoza en la creación de Dulja, la única inmobiliaria en la que han dejado rastro mercantil común. Una vez conseguido ese objetivo, se propuso drenar el conjunto del hipódromo de La Zarzuela.

Antes de trasladar los enseres al Santiago Bernabéu, Mendoza dio poderes plenos a Sanz en La Zarzuela para que adjudicara de forma digitalizada la explotación del restaurante, la cafetería y el conjunto de las instalaciones del hipódromo. Sanz, ni corto ni perezoso, le quitó el negocio de las manos a Alfredo Fraile, el cuñado de José María García, y agitó el dedo como un «croupier». La trucada ruleta le tocó a los hermanos Lozano, dueños de la discoteca Archy y muy bien relacionados con el entorno directivo de Dorna y Banesto. Sus «Noches del hipódromo» y las carreras nocturnas que montaron les fueron adjudicadas en condiciones tan ventajosas «que parecía más el reparto de una herencia familiar que un negocio público». En octubre de 1990, antes de que Sanz fuera fulminado de la poltrona, el hipódromo perdía dos millones de pesetas diarios, casi los mismos que ganaba Archy. (…)

En 1991, y a pesar de su fortuna o como consecuencia de ella, Sanz figuraba en el registro bancario de morosos, en el RAI, y le reclamaban deudas bajo amenaza de embargo, entre otros, el Banco de Finanzas, el Banco Urquijo, El Hispano Americano, la Seguridad Social, Alberto Saugar Gutiérrez, el Banco Mercantil de Tarragona… Debía, además, 25 millones de pesetas al Ayuntamiento de Madrid por las plusvalías impagadas de su domicilio de La Florida.

En total, los juzgados le requerían 136 millones de pesetas y la corporación municipal 25, algo más de los 93 millones que los acreedores reclamaban vía judicial a su esposa, María Luz Durán Muñoz, y bastante más de los 15 reclamados a la empresa de ambos, Nauda S.A.

Si todos sus bienes fiscalmente transparentes estaban en proceso de embargo por orden judicial, ¿cómo se explica que en 1995 fuera el mayor avalista del Real Madrid si los avales son garantías bancarias contra bienes personales?

Es el truco más antiguo del mercado inmobiliario. Consiste en vender y comprar solares entre empresas vinculadas entre sí con el fin de incrementar sobre escrituras su valor. Si a ello se le añade a tiempo una actuación urbanística, cualquier pequeño solar que resulte estratégico para el Ayuntamiento puede llegar a valer, ante un banco, tanto como sea preciso para cubrir un aval del Real Madrid.

Un ejemplo de la progresión de los precios sin que necesariamente medien desembolsos: Mendoza y Sanz, Dulja, S.A., vendieron por cuarenta millones un solar en la madrileña calle de Jaén a otra empresa del «grupo» de Cochabamba, construcciones VPSA. Esta se la vendió a Nuada, de Sanz, por 80 millones. Y Nuada, mientras el Ayuntamiento ponía en marcha la «Operación Dulcinea» para remodelar la zona, se la endosó a Indorada, también del grupo, por 150 millones. Finalmente, Indorada fue absorbida por Barada, también de ellos. Todo se había quedado en casa, pero el valor del solar se había multiplicado.

¿Eran esos los avales de Mendoza y Sanz en la junta directiva del Madrid? ¿Eran humo las garantías que aportaban? ¿Por eso se pusieron tan nerviosos en la asamblea de compromisarios madridistas del 22 de octubre de 1995, cuando los chicos de Florentino Pérez les tiraron las cuentas a la cara?

Cuando Luis Cuervas accedió a la presidencia del Sevilla, en 1986, toda la ciudad ya le apodaba el «Juguetero». Sus escaparates, distribuidos por el corazón de la ciudad, eran cada Navidad punto de encuentro de hispalenses y béticos. En el verano de 1995, nadie sospechaba que el dueño de un enjambre de negocios jugueteros que movía medio millón de pesetas cada hora fuera tan cicatero como para escaquearse de pagar los 82 millones de pesetas que hacían falta para salvar al Sevilla del descenso a la Segunda División B. (…)

A diferencia de su otrora colega futbolístico, al presidente del Betis sí le chorrea el dinero. Nadie se atreve a calcular la fortuna de Manuel Ruiz de Lopera, amasada en sociedad con algunos de los responsables de la crisis del Banco de Valladolid. Entre otros cientos de inmuebles, solares y latifundios es dueño de la Inmobiliaria Centro Colón, S.A. (Incecosa), propietaria a su vez de las torres gemelas de la madrileña Plaza de Colón y del Centro Colón, en otro tiempo sede de Rumasa. Entre los socios del Betis tiene a Felipe González. Y entre los ilustres inquilinos de sus propiedades encabeza el listado José María Aznar, ya que Ruiz de Lopera es también dueño de la sede central del PP en Madrid, en la calle Génova.

Lopera empezó en los negocios a finales de los cincuenta. Vendía electrodomésticos variados, siempre a crédito. Hacía firmar un buen taco de letras por un televisor y al primer fallo en los pagos retiraba el cacharro, sin devolver las cantidades ya cobradas, y si podía lo revendía. Poco a poco pasó a los frigoríficos, a las estufas de gas, a las tostadoras de pan, a las básculas de baño, a los secadores, a las lavadoras, deambuló una temporada por las loterías de barrio y fue creando su propio circuito de ingresos a corto plazo a partir de las economías domésticas.

Hoy en día sigue viviendo en El Fontanar. Ha comprado toda la manzana en la que antes tenía su humilde casa y se ha construido una mansión de magnate. Miles de metros cuadrados de jardín y en medio su propio teatro, un magnífico salón en el que actúan en privado, cuando él o su esposa cumplen años, Rocío Jurado, Manolo Escobar o Juanito Valderrama.

Manuel Ruiz de Lopera se ocupó de que por medio de la compra del Sevilla se metiera su amigo Francisco Escobar, quien decía estar comprando el Sevilla en nombre propio pero con dinero ajeno, si bien meses después de haber hecho el desembolso (225 millones de pesetas por el 32% del club) ni confirmaba ni desmentía que el tal dinero procediera de empresas vinculadas directa o indirectamente al editor Antonio Asensio, presidente del Consejo de Administración de Antena 3 Televisión.

Y es que es probable que al señor Ruiz de Lopera le agradara que el Sevilla pasara a manos de un fiduciario como Francisco Escobar, un ex magistrado que mandó a hacer puñetas las puñetas de juez cuando se vio atrapado por el mismo juzgado del que había sido titular. Escobar fue en 1993 a declarar como inculpado por dos presuntos delitos, uno de prevaricación y otro de infidelidad en la custodia de documentos públicos, es decir, ocultamiento de pruebas. En 1985 Escobar instruyó el sumario sobre la extraña muerte de Juan José Sánchez, alias «Niño Kiko». Un policía le había reventado el cráneo de un balazo por intentar huir.

Esa era la versión policial, dada por válida por el juez Escobar, quien archivó el caso. Y es que el juez, hoy dirigente del balón, no incorporó a las diligencias la bala que causó la muerte al «Niño Kiko», a pesar de que estaba localizada; tampoco realizó un peritaje balístico del arma homicida ni tomó declaración a los testigos directos, confidentes de la Policía que contemplaron el disparo o amigos de la víctima que habían sido igualmente detenidos, y, además, no incluyó el informe del forense, el catedrático de Medicina Legal Luis Frontela, que aseguraba que el cadáver presentaba tres orificios de bala y golpes en la boca, además de un diente roto. Y que no existía rastro físico de que se hubiera quitado las esposas.