1 octubre 1985

El enfrentamiento entre el empresario y sus trabajadores, a los que no pagaba, puso final a la existencia de un periódico que acababa de cumplir un siglo de vida

Rocambolesco final de EL NOTICIERO UNIVERSAL, Leo Antunez que tuvo que ser desalojado por la policía de la sede del arruinado medio

Hechos

El 1.10.1985 D. Leo Antúnez fue desalojado por la policía de la sede de EL NOTICIERO UNIVERSAL, después de haberse encerrado con unas tijeras advirtiendo la posibilidad de auto-lesionarse.

Lecturas

D. Francisco Marhuenda – ex periodista de EL NOTICIERO UNIVERSAL – informó de lo sucedido para ABC:

noticiero_final

05 Junio 1985

Leo Antúnez, un genio anda suelto

José Díaz Herrera

Leer

El 28 de marzo pasado, el hotel Palace, de Madrid, se vestía de gala. En uno de sus salones de principios de siglo, entre canapés de caviar y burbujas de champaña, se presentaba en sociedad, ante el ‘todo Madrid’, la revista DESTINO, después de haber desaparecido durante algunos años de los quioscos de Prensa.

Ese mismo día, cuando Madrid, Barcelona y otras ciudades españoles se llenaban de vallas publicitarias anunciando la puesta en venta del semanario que asegura que ‘la información no se evita ocultándola’, el Juzgado de Instrucción número 6 de los de Madrid, cuyo titular es el magistrado Miguel Ángel Sánchez Plaza, tenía solicitada la busca y captura de Carlos José León Antúnez Calios, alias ‘Leo Antúnez’, el flamante propietario de DESTINO, para ingresarlo en prisión.

Para proyectar sus ideas empresariales en el exterior se dedicó a viajar. El 23 de noviembre se desplazó a Lisboa y se alojó en una suite del Hotel Ritz. Como al día siguiente Iberia se declaró en huelga y no hubo vuelo, Leo Antúnez llamó a El Corte Inglés de Madrid y pidió que le mandaran un automóvil Mercedes con chófer para el regreso. La factura del viaje ascendió a la cantidad de 106.898 pesetas.

En Cataluña, la cuna de la industria textil, estuvo cuarenta y ocho horas, para darse a conocer, en el mes de diciembre. La primera jornada se alojó en una suite del Hotel Ritz. Al día siguiente se cambió a otra del Princesa Sofía. Esa factura, cargada a la agencia de viajes de El Corte Inglés, sobrepasó esta vez las doscientas treinta mil pesetas.

Cuando llegó la hora de pagar las primeras letras, el 10 de enero de 1983, Leo Antúnez despareció misteriosamente, dejando las cajas de sus empresas completamente vacías. ‘No llegó ni para pagar al notario’, asegura uno de sus antiguos socios.

¿De dónde saca el dinero? Para algunos círculos bancarios consultados por CAMBIO16, el sistema de compra de empresas es muy similar al utilizado por José María Ruiz Mateos, que constituyó Rumasa a base de adquirir sociedades en quiebra sin apenas desembolsar un duro en metálico y asumiendo las deudas que éstas tenían.

En marzo de 1985 da el gran salto y adquiere la Editorial Brugera S. A., con 1.000 millones de pérdidas y que acababa de levantar una suspensión de pagos de casi 5.000 millones. En el primer encuentro con los directivos del grupo, el uruguayo hace la siguiente presentación: “ME llamo Leo Antúnez acabo de comprar esta empresa y soy un hijo de p… De momento, quedan suspendidas todas las vacaciones. Y ahora vamos a hablar de trabajo.”

José Díaz Hererra & Rafael Cid

07 Junio 1985

Leo Antúnez

Federico Jiménez Losantos

Leer

Leo Antúnez – recuerden su nombre – es un neomangante de la Prensa, afincado en Barcelona, de origen uruguayo, y que, según sus colaboradores, tiene el propósito de hacerse con tres periódicos españoles: LA VANGUARDIA, EL PAÍS y DIARIO16. Casi nada. Esto no solo denota ambición, sino un radical cambio de criterios, porque hasta la fecha el caballer se dedicaba a periódicos difuntos o en estado comatoso como EL NOTICIERO UNIVERSAL, de Barcelona, aquel otrora poderoso “ciero” que anunciaban los niños por las esquinas de las Ramblas. Esta semana la revista CAMBIO16 publica una fascinante investigación de Rafael Cid y José Díaz Herrera sobre este caballero, que es una cosa seria. Cuando acabé de leerla me di cuenta de que tenía la boca abierta, y no es para menos. Allí aparecen recibos impagados de ‘suites’ de lujo, formidables mentiras, rotundas exageraciones, fantasmales fortunas y un currículum amañado que es una delicia. Confieso que me pasman estos personajes que viven por encima de sus posibilidades… y de las ajenas, nas.

Tengo que cenar un día con el Sr. Antúnez y que me cuente sus sensaciones al entrar en una empresa en dificultades, con todos los empleados mirando con los ojos muy abiertos al nuevo patrón, y decir, como hizo él al comprar Editorial Bruguera: “Acabo de comprar esta empresa y soy un hijo de puta”. Tiene que ser algo serio. Al paso que vamos, me temo que el juez que ha dictado prisión provisional contra don Leo tendrá que buscarlo para encargarle las infinitas empresas oficiales en quiebra. El señor Antúnez, en vez de a la Prensa, tenía que haberse dedicado al INI. Allí sí que tiene futuro.