30 agosto 2007

Fernando Maura, diputado del PP en el País Vasco, abandona la formación y se pasa a UPyD

Rosa Díez abandona el PSOE, dimite como eurodiputada y funda un nuevo partido político: Unión Progreso y Democracia (UPyD)

Hechos

  • El 30.08.2007 Dña. Rosa Díez anunció que se daba de baja en el PSOE así como dimitía como diputada de ese partido en el Parlamento Europeo. El 29.09.2007 fue presentado oficialmente el nuevo partido Unión Progreso y Democracia que ella lideraría como portavoz.

Lecturas

El 29.09.2007 se presentó oficialmente Unión Progreso y Democracia (UPyD), Dña. Rosa Díez fue arropada por D. Mikel Buesa, D. Mario Vargas Llosa, D. Fernando Savater y D. Albert Boadella.

rosa_diez_vargas_llosa Dña. Rosa Díez con D. Mario Vargas Llosa.

El I Congreso de Unión Progreso y Democracia no se celebraría hasta el 22.11.2009, en él, Dña. Rosa Díez fue ratificada como líder con el cargo de portavoz.

21 Junio 2007

La perversión de la política

Rosa Díez

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ABC y EL MUNDO llevaban muchos meses publicando la información de las negociaciones con ETA. El Gobierno siempre lo desmintió, solemnemente. Hasta que lo publicó el diario oficial del PSOE y lo firmó el periodista de cabecera del presidente del Gobierno [Luis R. Aizpeolea].

Pervertir (Del lat. pervertere).1. tr. Viciar con malas doctrinas o ejemplos las costumbres, la fe, el gusto, etc. 2. tr. Perturbar el orden o estado de las cosas.

Para explicar lo que está ocurriendo en España desde hace al menos tres años sirven las dos acepciones que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua aplica a la palabra pervertir. En España se está pervirtiendo la política desde el mismo momento en que se empezó a pervertir el lenguaje gubernamental, «para llamar a las cosas por los nombres que no son», en feliz y nunca suficientemente ponderada definición de Pilar Ruiz Albizu.

Todo empezó cuando se rompió el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo para derrotar a ETA, y al acuerdo para negociar las cesiones con ETA se le llamó Pacto para el final dialogado de la violencia. Luego llegaría la denominación del tinglado como proceso de paz, forma eufemística de llamar al proceso de reconocimiento a ETA como interlocutor político del Gobierno.

Al robo de armas en Francia se le calificó como «incidente aislado». A los terroristas desplegados y disparando tiros al aire en Aritxulegi -la primera vez que ETA toma territorio- se le llamó «payasada». Al zulo encontrado en Amorebieta, «proyecto de zulo». Al atentado terrorista de Barañáin, «enfrentamientos personales entre vecinos». A la aplicación de la ley de partidos, «Guantánamo electoral». A ceder al chantaje planteado por De Juana Chaos, «cumplir la ley». A retirar la acusación contra Otegi, «favorecer el proceso». A mantener en secreto las negociaciones con ETA tras el atentado de la T-4 de Barajas, «dar por roto el proceso». A permitir que ETA vuelva a las instituciones vascas, «cumplir rigurosamente la ley».

No soy capaz de hacer un relato exhaustivo; no terminaría a tiempo este artículo. Baste decir que la perversión del lenguaje ha tenido un objetivo: pervertir la realidad y, a partir de ahí, la política. Pervertirla en el sentido más amplio del término: viciar con malos ejemplos las costumbres, la fe, el gusto, etcétera, y perturbar el orden y el estado de las cosas. Ése ha sido el objetivo perseguido. Por el nivel de atonía con que reacciona la sociedad española, diría que lo han conseguido. Han decidido pervertirlo todo, hasta el extremo de cambiar nuestra propia Historia. Y ya que no pueden invisibilizar a las víctimas, han decidido invisibilizar a los verdugos. Por eso hoy los llaman izquierda abertzale -otra muestra de perversión del lenguaje-. El Gobierno y el PSOE no parecen tener otro objetivo que convertir a los monstruos en personas honorables; al fin y al cabo, hasta este Ejecutivo sabe que más pronto que tarde todos sabremos que están negociando con ellos; y han decidido convertirles en honorables para evitar que los ciudadanos perciban que su deshonor les ha contaminado definitivamente.

Nada de lo que se dice desde el Gobierno o desde los portavoces del PSOE se corresponde con la verdad. Las pruebas de la falsedad de sus afirmaciones suelen llegar en apenas unos días; primero, a través de los medios de comunicación no adscritos a la disciplina gubernamental; después desde EL PAÍS.

Uno de los ejemplos más elocuentes de esto que afirmo fue la información publicada en el diario de PRISA en la que se contaban, con todo lujo de detalles, las negociaciones iniciadas en 2001 entre el Partido Socialista, el Gobierno, Batasuna y ETA. O sea, entre la rama política y gubernamental de la democracia española y de la banda fascista y totalitaria. Cada uno se sentaba con los suyos, con los más próximos al interés de su negociado. ABC y EL MUNDO llevaban muchos meses publicando la información. El Gobierno siempre lo desmintió, solemnemente. Hasta que lo publicó el diario oficial del PSOE y lo firmó el periodista de cabecera del presidente del Gobierno.

Ahora toca desmentir las informaciones aparecidas en Gara. Y sacan pecho acusándonos de dar crédito a lo que dice ETA a través de su diario oficial. Pues claro que hemos de creer a ETA; la banda es una organización criminal, no se presenta a elecciones; no tiene que mentir para proteger su honor y para garantizar su permanencia en el poder.

Claro que, para desmentir la información de Gara, la vicepresidenta del Gobierno ha dicho que «ETA no ha conseguido nunca ni uno solo de los objetivos. No lo ha logrado tras 40 años empleando la violencia y no lo va a conseguir. Eso es todo». Sus palabras añaden un nuevo elemento de preocupación: o el Gobierno cree que la sociedad española no es digna de respeto o cree que lo cedido hasta el momento presente no es nada. O ambas cosas a la vez.

Nunca en la historia de la democracia los terroristas habían conseguido de ningún Gobierno lo que han logrado -en tan poco tiempo, además- del de Zapatero. Nunca, ni siquiera cuando asesinaban cada semana, cuando estábamos en plena Transición hacia el proceso de consolidación de la democracia; nunca, ni siquiera cuando ETA atentaba a la vez que se producía ruido en los cuarteles. Siempre los gobiernos tuvieron más dignidad que miedo; más sentido de Estado que soberbia.

Nunca un Gobierno democrático había legitimado la negociación política con los terroristas. Nunca había aceptado hablar de política con ETA. Nunca se había accedido a la exigencia de ETA de formar dos mesas, una política para negociar el nuevo marco y otra entre el Gobierno y la banda. Nunca se llevó el refrendo de la interlocución a las instancias europeas. Nunca se mintió a la sociedad española para proteger las negociaciones, con falsedades que convirtieron al Gobierno en rehén y a la banda criminal en la dueña de la agenda; de la agenda y del calendario.

Ya nadie puede creer a este Gobierno y a esta dirección del PSOE, salvo que las palabras vengan acompañadas de los hechos. Dentro de unos días, lo que hoy cuenta Gara lo explicará -convenientemente ordenado por fechas y horas- El País. O se lo reconocerá Zapatero a Gabilondo. Aparecerá ante las cámaras presentándose como víctima; hablará de lo que hizo con gesto sombrío y quejumbroso; minimizará cada una de las cesiones al chantaje terrorista aplicando adjetivos diminutivos: hablaron de la mesa, pero por encima; se vieron, pero poco; hablaron de Navarra, pero apenas…

Ya nadie les puede creer si sus palabras no se corresponden con sus hechos; salvo aquéllos que funcionan por obediencia debida o por odio a los demás. Por supuesto, los demás somos nosotros, no son los terroristas. Los odiados somos los discrepantes, los de las filas de la izquierda y los de las filas del PP; los movimientos cívicos; las víctimas; los otros somos nosotros, los que representamos al pasado, los que nos empeñamos en mantener viva la voz y la palabra. Los que nos empeñamos en ser su hemeroteca. Y su conciencia.

Ya nadie les puede creer si cambian el discurso pero mantienen la política. Porque nos han venido engañando al menos desde hace tres años. Según El País, desde el año 2001, mientras enterrábamos compañeros. Nos han engañado mientras arriesgábamos nuestras vidas, mientras convivíamos con el miedo de nuestros hijos; nos han engañado porque asumíamos el riesgo y el dolor en su nombre; creíamos que ellos defenderían la libertad; pero se fueron a negociarla con ETA.

Han pervertido la política. Pero lo más dramático es que esto no ha acabado aún. El sábado se escribieron varios capítulos de nuevas entregas, de nuevas cesiones. ETA ha tomado posesión de las concejalías que el Gobierno de España le entregó. Las imágenes desmienten que en este país haya democracia. Pero el Ministerio Fiscal -o sea, Conde Pumpido- no parece haberlo percibido; y el ministro Bermejo tampoco. Y portavoces del PSOE calificaron las coacciones de «incidentes aislados». ¿Por qué no vendrán los de la Ejecutiva Federal a vivir a Ondarroa, o a Hernani? ¿Por que no matricularán aquí a sus hijos? Es insoportable que minimicen nuestra inseguridad, nuestro miedo y nuestra falta de libertad.

Nafarroa Bai, el socio preferido del PSOE y de Zapatero, ha dejado vacantes las concejalías que reclama ETA para no molestarla. Y Blanco dice que si se pacta con Nafarroa Bai no será para la anexión con el País Vasco. Y le llama a eso, a un pacto con la derecha independentista y nacionalista vasca, un «gobierno de centro izquierda». No lo entiendo; salvo que crea que por ser Aralar una escisión de una banda criminal es de izquierdas, de la «izquierda abertzale», esto que tanto les gusta decir para justificar sus devaneos con ellos. Los nacionalismos -lo saben hasta los niños chicos- son siempre de derechas. Y Aralar es antes que nada una organización nacionalista. Que además comparte los mismos objetivos de ETA. O quizá Blanco piense que es por su profundo sentido social por lo que Patxi Zabaleta tiene contratados en su despacho a Vicente Nazabal, uno de los asesinos, nunca arrepentido, de Salvador Ulayar y a Gonzalo Boye, que cumplió 10 años de cárcel por el secuestro de Revilla y que es hoy el abogado defensor del último comando Donosti.

Pues ni será un pacto de izquierdas ni existirá jamás garantía alguna de que no trabajen para la anexión con el País Vasco. En unos, días el periódico oficial publicará lo que otros ya han publicado, que Zapatero ofreció a ETA la creación de un órgano común para que no rompieran la tregua. Poco importa que no llegaran a un acuerdo. El paso ya está dado y la banda criminal parte desde esa posición.

Si alcanzan un acuerdo en Navarra, que vulnerará la voluntad de los ciudadanos expresada en las urnas, será un pacto para intentar apaciguar a la bestia; para seguir con el proceso en marcha. Hay que juzgar a los políticos por lo que hacen, no por lo que dicen. Y no les podemos creer cuando dicen defender una cosa y practican la contraria. ¿No dijo Puras, candidato del PSN, que él nunca sería presidente de Navarra si quedaba el tercero en las urnas? ¿Cómo vamos a creer ahora lo que digan los socialistas navarros? Han quedado los terceros y dicen -otro ejemplo de perversión del lenguaje- que los ciudadanos han votado contra UPN y por el cambio. Pues menos mal que han votado por el cambio; por eso UPN tiene más votos y más apoyo porcentual que hace cuatro años y el PSN ha pasado a ser el tercero. Ése es el cambio que han votado los navarros: Puras no hubiera ni siquiera pasado a la segunda vuelta en un sistema como el francés. Pero claro, no pueden permitir que la verdad les estropee un eslogan.

La degradación democrática no ha tocado fondo aún. Mañana habrá más noticias. Veremos más cosas que nos escandalizarán y nos humillarán como ciudadanos. Dentro de nada sabremos quién era cada uno de los que se sentaron en las mesas en las que se aceptó negociar sobre nuestra libertad. Quienes no nos dedicamos a calcular los réditos electorales de esa negociación siniestra sabemos bien que importa poco que no se alcanzara el acuerdo; ETA ya ha cobrado pieza. Y lo único cierto es que tras estos tres años de Gobierno de Zapatero hoy somos menos libres. Y que de nuestra falta de libertad existen culpables, aquéllos que han de ser objetivo de la acción de la Policía y de la justicia. Pero la responsabilidad política les corresponde al Gobierno y al Partido Socialista Obrero Español.

Rosa Díez

03 Octubre 2007

Una salida lógica

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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A nadie podía sorprender que Rosa Díez fuera a anunciar, como hizo ayer en una conferencia de prensa en Bilbao, su salida del PSOE. Eran tantas las discrepancias con el partido, acrecentadas durante la tregua de ETA, que lo chocante era que el abandono no se hubiera producido mucho antes. La actitud de la aguerrida política vasca es coherente y consecuente con sus actuales posicionamientos, al tiempo que evita a los dirigentes socialistas una siempre desagradable medida de expulsión con el consiguiente perjuicio. Díez, que además de entregar el carné renuncia a su acta de eurodiputada, ha decidido sumarse al proyecto del filósofo Fernando Savater de crear un nuevo partido con acento abiertamente antinacionalista. Dicha formación tiene previsto presentar sus listas en las elecciones generales de marzo de 2008

Si un afiliado de la relevancia de Rosa Díez choca tanto con la línea de su formación como le sucedió a ella, sobre todo desde la llegada de Zapatero a La Moncloa, lo natural es que se marche. Si hay que poner alguna reserva a su decisión es que la haya demorado tanto. Díez aprovechó cualquier instancia para criticar contundentemente la política antiterrorista del jefe del Gobierno y para advertir del peligro de entablar negociaciones con ETA porque, decía, la banda no tenía intención de deponer las armas. También fue muy dura con la presunta benevolencia del PSOE con la izquierda abertzale, una opinión que no pocos compartirían. La realidad vino a confirmar alguna de sus palabras, pero fue exagerado, inexacto y, por tanto, injusto acusar al Gobierno de estar cediendo a las maximalistas reivindicaciones de la banda y su entorno. Ayer dijo que se marchaba para poder defender sus ideas «con más libertad». Es una opinión respetable, aunque también es cierto que su partido, inteligentemente, nunca trató de silenciarla durante todo este tiempo.

El discurso de Díez y Savater enlaza con el sentir de muchos ciudadanos. Tienen, pues, todo el derecho del mundo a buscar espacios políticos a través de un nuevo partido que plantee sus propias fórmulas sobre la lucha contra el terrorismo o el modelo territorial «sin complejos». Otra cosa es que triunfe. La mala experiencia de Ciutadans en las pasadas elecciones municipales tras el éxito en las autonómicas catalanas refleja las dificultades que entraña sobrevivir entre los grandes partidos sin reproducir sus vicios. En cualquier caso, hay que saludar la llegada a la arena de nuevos grupos si con ellos se refuerza el músculo y la cercanía a los ciudadanos de nuestra democracia.

31 Agosto 2007

Historia de dos Rosas

Luis R. Aizpeolea

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A mediados de los noventa, Rosa Díez, consejera de Turismo y Comercio del Gobierno vasco de coalición PNV-PSE, presidido por el lehendakari Ardanza, sorprendió por el cambio moderno de su vestuario. Era cuando viajaba por el mundo, con el lema de su consejería Ven y cuéntalo, para tratar de convencer de que en Euskadi, pese a ETA, no se vivía tan mal. De aquella época data la transformación de Rosa Díez, un caso paradigmático de vuelco político.

En realidad, no hay una Rosa Díez sino dos. La primera fue la dirigente socialista ejemplar y abnegada de los tiempos más difíciles de Euskadi, cuando ETA mataba decenas de personas al año y contaba con un respaldo popular del que hoy carece. Entonces, Rosa Díez, que andaba en la treintena, se alineaba con el secretario general del PSE, Txiki Benegas, con Juan Manuel Eguiagaray, Ramón Jáuregui…, a favor de un socialismo pactista frente al radicalismo de Ricardo García Damborenea.

Su defensa del «socialismo vasquista» le llevó a integrarse en el Gobierno vasco de coalición PNV-PSOE, de 1991 a 1998. En esa etapa descubrió el potencial de los medios de comunicación y lanzó su imagen. Su apego al cargo de consejera fue tal que cuando la Ejecutiva socialista vasca, liderada por Nicolás Redondo Terreros, decidió abandonar el Gobierno vasco, en 1998, al comprobar que el PNV negociaba con Batasuna el Pacto de Lizarra, a sus espaldas, fue la que más trabas le puso.

En ese momento, Rosa Díez ya apostaba más lejos pues meses antes había competido con Redondo Terreros por la secretaría general del PSE y perdió. Esa derrota no le arredró porque dos años más tarde, en julio de 2000, dio un paso que marcó su futuro: disputar la secretaría general del PSOE con Bono, Rodríguez Zapatero y Matilde Fernández sin más apoyos que algunos de sus amigos del PSE.

Díez hizo caso omiso del consejo de sus amigos. Estaba convencida de ganar. «Soy la solución del PSOE», proclamó en una entrevista a EL PAÍS. Su aval era el resultado digno que logró en las elecciones europeas de 1999 frente a Loyola de Palacio. Paradojas de la vida: al frente de la comunicación del PSOE en esa campaña estaban Alfredo Pérez Rubalcaba y José Luis Rodríguez Zapatero.

La derrota estrepitosa frente a Zapatero, Bono y Fernández -tan sólo un 6% de los votos- le llevó a distanciarse del PSOE. «Estaba convencida de que los electores le reconocían lo que el partido le rechazaba», señalan algunos de sus antiguos compañeros.

Su distanciamiento del PSOE empezó, por tanto, en julio de 2000. En el Parlamento Europeo se opuso a la investigación del lino, de la catástrofe del Prestige, a las políticas de trasvases. Defendió al PP frente al PSOE con el escaño socialista. En 2004, con el triunfo de Zapatero y la llegada de Jaime Mayor al Parlamento Europeo, se alineó con la política del PP de uso del terrorismo como arma de confrontación. Sus posiciones no las defendía en el seno del PSOE. Lo hacía sólo en los medios de comunicación. Eso y el mantenimiento del escaño han sido los reproches de sus antiguos compañeros, con la particularidad de que sus posiciones en política antiterrorista de hoy son muy similares a las que combatió en su día a su antiguo enemigo, García Damborenea.

31 Agosto 2007

Un partido entre dos aguas y remando contra corriente

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Tal y como adelantó EL MUNDO, la eurodiputada del PSOE Rosa Díez confirmó ayer que abandona su partido y su escaño para trabajar «a tiempo completo» en la nueva formación auspiciada por la plataforma ¡Basta Ya! para las próximas elecciones. De ésta sólo supo decir que expondrá «con absoluta claridad» cuál es su posición «en las cuestiones fundamentales». Pero si de algo adolece de momento este embrión de partido es precisamente de una gran indefinición.

El único «banderín de enganche», calificativo que ayer utilizó Fernando Savater para referirse a la incorporación de Díez, es hasta el momento la personalidad de quienes lo avalan. Se supone que aquellos ciudadanos que habitualmente estén de acuerdo con las opiniones de Savater o Díez podríanse sentir atraídos por el nuevo partido. Pero no es lo mismo predicar en los medios de comunicación que dar trigo en forma de compromisos electorales. Además, el filósofo ya ha aclarado que él no tendrá un cargo dentro de la formación, siguiendo así la estela de los intelectuales que capitanearon el proyecto de Ciutadans en Cataluña.

El nuevo partido, aún sin nombre, parece destinado a ocupar el espacio que en un tiempo fue del CDS o, mejor aún, de aquel PSP de Tierno Galván, con un corte izquierdista e intelectual pero cuya españolidad estaba fuera de toda duda.

Con su calculada ambigüedad, los promotores pretenden apelar al mayor número posible de ciudadanos, pero su definición «progresista» y sus previas afinidades políticas indican que su ambicionado vivero de votantes está en la izquierda desilusionada con la gestión del Gobierno Zapatero pero incapaz de votar al Partido Popular. Sin embargo, podrían encontrarse con la sorpresa de encontrar apoyos entre los desencantados del PP, como es el caso del diputado popular vasco Fernando Maura, quien ayer barajaba el cambio por lo que considera la «deriva a posturas derechistas» de su actual formación.

Por eso, el surgimiento de este partido es indicativo tanto de la debilidad del PSOE para articular un proyecto claro de izquierda constitucional para toda España como de la incapacidad del PP para ampliar de forma convincente su espacio hacia el centro izquierda. Además, el comportamiento de los populares respecto a los Estatutos valenciano y andaluz podría dar a algunos ciudadanos motivos para inclinarse por un partido menos dispuesto a las concesiones con la estrategia del PSOE y su visión fragmentaria del Estado.

En un sistema proporcional como el nuestro, no debe resultar extraño que surjan partidos bisagra, y por una vez es de agradecer que lo haga uno con perspectiva nacional y no nacionalista, una vez que IU ha renunciado a ese papel. Ahora bien, es precisamente también nuestro sistema electoral el que pone muy difícil a esta nueva fuerza obtener un espacio representativo en el Parlamento. Quizá su principal papel sea servir de acicate pasajero para que los dos grandes partidos nacionales reflexionen sobre sus debilidades. Pero incluso para eso tendrá que dejar de limitarse a nadar entre dos aguas y ofrecer un programa que vaya más allá de los personalismos.

03 Octubre 2007

Unión, Progreso y Democracia

Javier Ortiz

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Enrique Múgica comentó lo curioso que es que todos los partidos que nacen de alguna escisión tiendan de manera espontánea a elegir siglas en las que figuran términos tales como Unidad, Unión, Unificación, etc.

Le oí hace años a Enrique Múgica una observación que me pareció bien traída. Comentó lo curioso que es que todos los partidos que nacen de alguna escisión tiendan de manera espontánea a elegir siglas en las que figuran términos tales como Unidad, Unión, Unificación, etc.

El nuevo partido fundado por Rosa Díez se llama Unión, Progreso y Democracia. O sea, que se ajusta perfectamente a la norma.

Se discute ahora si es un partido de derechas, de centro o de izquierdas. Incluso, hay quien pone en duda que sea un partido, en la medida en que carece de base organizada y de estructura interna. En cualquier caso, está claro que se trata de una iniciativa centrípeta, que pretende reforzar el centralismo. Nacionalista española, en suma.

Quienes asumimos un ideario federalista tendemos a pensar que el centralismo español está ya más que representado en el panorama político general. Pero nuestra mirada puede estar distorsionada por la distancia ideológica. Cabe que el bosque no nos deje ver los árboles. Nos puede pasar como les sucede a algunos con sus gustos musicales. He conocido a gente que dice que todas las cancionescountry son iguales. Otros dicen otro tanto del rap. Cuando algo no te gusta, no te gusta en ninguna de sus manifestaciones y todas te parecen la misma.

Lo cierto es que la derecha española, que es la que asume con más entusiasmo las tendencias centralistas, no está nada diversificada. Aquí un solo partido lo engloba todo, desde el extremo franquismo a las inmediaciones de eso que llaman centro. En otros estados europeos, la oferta electoral de las derechas es variada.

Tal vez Rosa Díez, tras el cursillo de ocio y turismo que ha realizado en Estrasburgo a cuenta del PSOE, contribuya a europeizarnos un poco más.

 Javier Ortiz