1 marzo 1974

También el asesino polaco Heinz Chenz es ejecutado mediante le garrote vil junto al joven anarquista catalán

Salvador Puig Antich condenado a muerte y ejecutado por el asesinato del policía Anguas Barragán

Hechos

El 1.03.1974 el Gobierno presidido por D. Carlos Arias Navarro ‘se dio por enterado’ de la condena de muerte al Sr. Puig Antich y el Sr. Heinz Chenz por sendos casos de asesinato.

Lecturas

El 2 de marzo de 1974 son ejecutados el anarquista D. Salvador Puig Antich (condenado a muerte por el asesinato del policía D. Francisco Jesús Anguas Barragán) y al ciudadano polaco D. Henz Chez (por el asesinato del guardia civil Sr. Torrlabo Moral).

puig_antich La revista de oposición democristiana CUADERNOS PARA EL DIÁLOGO publicó un amplio artículo contra la pena de muerte, pidiendo indulto tanto para el Sr. Puig Antich como para el Sr. Heinz Chenz. El dictador ignoró aquellas peticiones y los dos condenados por asesinato fueron ejecutados.

Pena de muerte

CUADERNOS PARA EL DIÁLOGO (Director: Pedro Altares)

1974

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A los dos años de la ejecución mediante fusilamiento, en Valencia del soldado Pedro Martínez Expósito, sentenciado a muerte por la autoridad militar en Consejo de Guerra ordinario celebrado en aquella ciudad, que le halló culpable de un doble delito de robo con homicidio con dos muertes, una nueva condena a la pena capital ha sido impuesta por idéntico órgano jurisdiccional en Barcelona en sentencia de 8 de enero de 1974.

El condenado Salvador Puig Antich, ha sido encontrado autor de un delito de terrorismo, del que resultó muerto un miembro de las fuerzas del orden.

Independientemente de quien tenga que decidir en la grave cuestión planteada, el tema vuelve a poner sobre el tapete el problema de la pena de muerte en nuestro país.

No es el momento ahora de reiterar aquí la postura claramente abolicionista de CUADERNOS, manifiesta en cuantas ocasiones ha sido procedente hacerlo, ni de repetir el catálogo de razones que, según nuestro criterio, hacen rechazar la suprema reacción penal, bien desde el punto de vista político-criminal, bien desde el meramente humano. Lo que hoy ha de volver a importarnos y ponernos en guardia de nuevo contra la pena capital es el hecho de que un hombre de veintiséis años espera en la celda de los condenados aquella penalidad en aras de una concepción del Derecho criminal que por expiatoria y taliónica debería de ser definitivamente echada en el olvido.

No se trata de justificar ninguna supresión de la vida, pues toda existencia humana, por el solo hecho de serlo, merece ser realizada íntegramente; lo que interesa es no dejar de constatar que el mal ya está trágicamente hecho y que el mismo no puede tener solución por sumarle un nuevo sufrimiento.

Por ello, e impulsados por nuestra conciencia moral y sentimiento jurídico, solicitamos la conmutación de esta pena de muerte, súplica respetuosa que hacemos extensiva a la que pende sobre el súbdito polaco Heinz Chez desde el mes de septiembre de 1973, pendiente aún de ratificación por el capitán general de la IV Región militar.

10 Marzo 1977

La última carta

Salvador Puig Antich

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Una de las tres cartas escrita por Puig Antich en capilla es la que hoy ofrecemos a los lectores de INTERVIÚ dirigida a su hermano Joaquín. La carta estuvo a punto de ser publicada en CAMBIO16 a finales de 1974 poco antes de la dimisión de Pío Cabanillas como ministro de Información. Las negociaciones llevadas a cabo entonces por González Seara no lograron el que la carta pudiera aparecer íntegramente. Hoy, en el tercer aniversario de la ejecución, sigue siendo un impresionante testimonio de interés humano para conocer quién fue y por qué murió Salvador Puig Antich.

Querido Quim:

La noticia es escueta. Condenado a muerte. Sería muy difícil exponer mis sentimientos en estos momentos. Tal vez, y como afirmación de por lo que he luchado y que ahora, momento de la gran prueba, creo más firmemente. Han llevado hasta el fin de una venganza irracional. Asco, asco es lo que siento.

Hace ya mucho tiempo que me he preguntado qué hacía yo en este mundo donde todavía no hay lugar para mí. Llegará sin duda, y no me trates de dogmático. La cuestión se presenta descarnada para toda aquella gente que amo. Es una prueba demasiado dura para vosotros.

Así pues, para no caer en divagaciones metafísicas sobre la vida, acepta estas líneas como afirmación de mis sentimientos hacia vosotros (tú, Lee, Michele). Yo he roto con todo y acepto mis responsabilidades. Sangre que se verterá, pero no inútilmente.

Bueno, chiquillo, todo lo que posiblemente podría decirte está dentro de estas líneas y en la tristeza del viento.

Te quiere

Salvador Puig Antich

Salud y anarquía

10 Marzo 1977

DUDAS SOBRE EL CASO PUIG ANTICH

Pedro Costa Muste

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2 de marzo de 1974: Hace tres años que ejecutaron a Puig Antich. Hacía apenas tres semanas que la prensa había inventado el ‘espíritu del 12 de febrero”, tras el discurso de Arias, cuando dos personas fueron ejecutadas al garrote vil: un deficiente mental apátrida, Heinz Chez, acusado de la muerte de un guardia civil, y un joven anarquista, Salvador Puig Antich. Se llamó ‘Gobierno de apertura’ a aquel primer Gobierno después de Carrero que fue el mismo que, colegiadamente, dio su visto bueno a las dos ejecuciones y bajo cuyo primer mes de mandato fueron detenidos 240 militantes de izquierda.

Salvador Puig Anitch, nacido en Barcelona el  30 de mayo de 1948, fue detenido en esta misma ciudad el 25 de septiembre de 1973, en el chaflán Gerona-Consejo de Ciento, a causa de una celada policial. El desmantelamiento del MIL (Movimiento Ibérico de Liberación) se había iniciado nueve días antes. Las notas oficiales, como se hiciera en los tiembos de Sabaté y Facerías, no hablaban de militantes anarquistas, sino de atracadores.

El 14 de septiembre de 1972, un comando de Mil se apoderó de un millón de pesetas de la Caja de Ahorros de Bellver de Cerdanya (Lérida) y sus componentes lograron huir a Francia. Al cumplirse exactamente un año, los empleados de la Caja celebraron la efemérides con un ‘vermut’ y se marcharon a comer después de haber decidido que limpiarían el local de los restos de la fiesta al día siguiente.

No tuvieron tiempo de hacerlo antes de que otro comando de MIL llevara a cabo una nueva “expropiación”, esta vez de 600.000 pesetas. La Guardia Civil les localizó antes de que lograran pasar a Francia y Oriol Solé Sugranyes cayó herido de un disparo. José Luis Pons Llobet (diecisiete años) se quedó para asistirle y ambos fueron detenidos (Oriol Solé fue muerto por la Guardia Civil con motivo de la fuga de la cárcel de Segovia, 1976, y Pons Llobet, cumple una condena de casi sesenta años).

Tras estas detenciones y la presentación voluntaria de María Angustias Mateos (compañera de Pons Llobet) a la Jefatura Superior de Policía de Barcelna, se tendió la trampa en que fue detenido Puig Antich el 25 de septiembre de 1973.

Al ser sorprendido sobre las siete de la tarde y en el cruce antes citado, seis policías se abalanzaron sobre él y le introdujeron en un portal, al tiempo que le quitaron la pistola que llevaba. Acosado a golpes, en un momento que quedó con las manos libres, logró sacar otra pistola, que llevaba escondida y disparó, según su declaración, “dos veces o, como máximo, tres”.

Como consecuencia del tiroteo en el portal falleció un subinspector de policía (Francisco Anguas Barragán) y Puig Antich fue herido dos veces. El ‘nueve largo’ de Puig Antich expulsaba los casquillos tras los disparos, no así las armas que utilizaban los policías. En el suelo fueron hallados cuatro casquillos.

No hubo prueba balística

El cadáver del policía fue llevado al Hospital Clínico y, con el fin de prepararlo para la autopsia, fue desnudado por un empleado del Instituto Anatómico Forense. “Algunos médicos y enfermeras de guardia – declararía después del abogado Josep Oriol Aráu – dijeron que el cuerpo presentaba cinco impactos: dos en las piernas, dos en el pecho y uno en el vientre”. (Esta información apareció confirmada también en la crónica  publicada en el número 1.118 de EL CASO.

La autopsia del subinspector Anguas no se hizo en el lugar habitual. El cadáver fue vestido de nuevo y, según consta en el sumario, fue autopsiado en la comisaría del distrito de Universidad, calle de Enrique Granados.

Según el resultado de la autopsia, practicada en una comisaría, fueron tres los impactos de bala, uno de ellos mortal de necesidad al haber interesado la aorta.

El 8 de enero de 1974 tuvo lugar el consejo de guerra en el edificio de la capitanía general de Barcelona, cuyo exterior estaba fuertemente custodiado por la Policía. A Puig ANtich lo defendió el ex decano del Colegio de Barcelona, Francisco de Asís Condomines. Antes se había encargado del caso Josep Oriol Arau, pero se decidió el relevo como la única forma posible de prolongar el proceso.  Reciente la muerte de Carrero, se solicitó el cambio de abogado la víspera de expirar el plazo para presentar el escrito de calificación de la defensa. Condomines aceptó después de que el encargo hubiera sido propuesto también, entre otros, a Jiménez de Parga, García Trevijano y a Gispert, ex decano del Colegio de Barcelona.

Sentenciado a muerte Puig Antich, un grupo de abogados redactó un ‘Informe Técnico-Jurídico sobre los puntos irregulares más relevantes de la causa”, que fue incorporado al dossier que se elevó al Consejo Supremo de Justicia Militar, que a su vez el 12 de febrero confirmaría la pena de muerte.

Estas son algunas de las irregularidades denunciadas por los abogados:

  • Denegación del testimonio de tres médicos y tres enfermeras que estaban de guardia en el Clínico el día de autos, así como del empleado del Instituto Anatómico Forense que desnudó el cadáver. (Estos testimonios iban encaminados a mostrar la contradicción entre el número de balas disparadas por el arma de Puig Antich y el número de heridas que presentaba el cuerpo del señor Anguas).
  • Rechazo de peritaje balístico
  • Denegación a la defensa de la declaración de José L. Jubany y Octavio Figueras, que el 25 de septiembre, dos horas después de ocurrido el suceso, fueron detenidos en el mismo lugar por unos policías que, al parecer, dijeron: “Son los asesinos de un compañero”. (Sobre este hecho, al haber sido golpeado Jubany, existe una sentencia dictada por el Juzgado Municipal número 8).
  • Denegación del testimonio de los policías Rafael Bernabé Méndez y Fernando Audijo García, que participaron en el incidente mencionado.
  • Denegación por parte del director de la Modelo (el juez no se negó a ello) del volante de entrada a dicho recinto de dos policías que, en el locutorio de abogado, interrogaron a Puig Antich.

Tres años después de estos sucesos, el abogado Josep Oriol ha declarado a INTERVIÚ:

  • Ante la contradicción entre la versión de tres de los médicos que estaban de guardia de que el número de heridas por arma de fuego en el cuerpo del policía eran cinco, y el resultado de autopsia que hablaba tan sólo de tres, decidimos solicitar la exhumación del adáver y un peritaje balístico. Ambas peticiones nos fueron denegadas.

“Nosotros tampoco tuvimos acceso a las balas que produjeron la muerte del subinspector y éstas no fueron incorporadas al sumario ni fueron mostradas en ningún momento del proceso. A mí, como profesional del Derecho, siempre me quedará la duda racional de si todas las balas que hicieron impacto en el cuerpo del policía fueron disparadas o no por Salvador Puig-Antich”.

La ejecución

El verdugo de Badajoz hubiera tenido que ser el encargado de agarrotar al joven anarquista, pero no lo pudo hacer porque parece que por aquellas fechas se hallaba detenido en la misma Modelo barcelonesa a causa de prácticas homosexuales que le supondrían poco después la pérdida de su cargo.

Antonio, el único verdugo por entonces en ejercicio, fue al que se le encargó la papeleta. A Tarragona (lugar de la ejecución de Heinz Chez), viajó un hombre que había solicitado la plaza de Sevilla, vacante desde que muriera su titular. La ejecución de Chez la llevó a cabo asesorado por un oficial de Prisiones.

Puig Antich entró en capilla a últimas horas de la tarde el viernes 1 de marzo. La comunicación oficial de la resolución del Consejo de Ministros la dio Pío Cabanillas a las 21.30 con un notable retraso respecto a la hora usual. Paralelamente, se produjo un acuartelamiento de fuerzas, se retiraron todos los pases y permisos de salidas de los campamentos militares de Cataluña y se montaron dispositivos de seguridad en torno a los puntos más céntricos de Barcelona, la Cárcel Modelo y en el Depósito de Cadáveres del cementerio de Montuich.

Salvador Puig Antich pasó el tiempo en capillá acompañado de los abogados Aráu, Condomines (hijo) y Caminal; también le acompañaron tres de sus hermanas. Los miembros de la Brigada Social, que vigilaba los accesos a la cárcel, registraban a cada uno de los presentes cada vez que salían. Por ellos fueron confiscadas las tres cartas que el reo escribió aquella noche y después entregadas al juez.

Puig Antich esperó hasta el último momento el anuncio de la conmutación de la pena, pasó la noche “con gran presencia de ánimo, a pesar del lógico nerviosismo que trataba de ocultar”, según declaración de un testigo presencial. Cuando le ofrecieron los servicios religiosos, los rechazó y pidió, a cambio, la presencia de un salesiano, amigo personal suyo, que le acompañó hasta el instante en que iban a sentar bajo el garrote.

Las hermanas del condenado fueron conminadas a abandonar la prisión a las siete de la mñana y, una hora después pasó lo mismo con los abogados. Puig Antich fue agarrotado a las 9,45. Al día siguiente fueron enterrados sus restos en el nicho número 2.737 de la calle San Agustín el cementerio de SudOeste (Montjuich), lugar al que fueron llevadas multitud de flores rojas desde poco después del entierro.

Pedro Costa Muste