18 diciembre 1993

Se estrena en España la película ‘El Piano’ de James Campion tras un nuevo enfrentamiento entre los actores del doblaje

Hechos

En diciembre de 1993 se publicaron muchos reportajes sobre la película ‘The Piano’ de James Campion.

Lecturas

DIVISIÓN PROFESIONAL ANTE LA DECISIÓN DEL ESTUDIO SONOBLOCK DE ‘VETAR’ AL ACTOR DE DOBLAJE VICENTE GISBERT

 D. Vicente Gisbert, actor vetado para participar en el doblaje de ‘El Piano’ por el estudio Sonoblock, por su papel en la huelga de 1993.

 Dña. Marta Angelat, Directora de Doblaje de ‘El Piano’ renunció a volver a dirigir nunca más en Sonoblock por haber consentido aquel veto.

 D. Manuel García ‘Manolo’, actor encargado de doblar la voz de Sam Neill en ‘El Piano’, se mostró comprensivo con la decisión de dejar a Gisbert dada la actitud que él había tenido durante los 101 días de boicot. García es, además de actor, empresario como propietario del Estudio 103.

EL TESTIMONIO DE VICENT GISBERT A LA HEMEROTECA DEL BUITRE

«Cuando llegué a Barcelona para participar en el doblaje de ‘El Piano’ en Sonoblock, convocado y dirigido por Marta Angelat, bajó al estudio un señor desconocido para mí, que era el fundador y gerente de esa prestigiosa empresa [Pedrós], que le dijo a Marta que yo no podía doblar en su estudio. Que acaban de llamarle de Madrid, acusándole que yo era el causante de las desgracias del doblaje, etc, etc. Se paró la sala y se armó un gran revuelo. VInieron los directores de otras salas, amigos todos de la huelga, prestigiosas voces y directores de Barna. Me pidieron que me fuera y me citaron para reunión por la noche de la Comisión».

«La reunión fue algo tumultuosa pues hubo dos o tres que asumían el malestar y apoyaban el veto (Manolito García, Ernesto Aura y algún otro), pero el resto decían que no se podía tolerar un veto en Barna, sin precedente alguno, y que podría ser el preludio de otros, como ya ocurría en Madrid. Yo dije que me volvía a Madrid al día siguiente, que no fui a causar problemas a nadie. Pero Marta Angelat, Sales, Mediavilla, Camilo García, Salvador Vives, Roger Peña y otros muchos me pidieron que me quedara para revertir el veto y trabajar en otros estudios» .

«A los cinco meses, a primeros de junio de 1994 me llamó Antonio Lara, director contratado de Sonoblock, porque había convencido a Padrós de que me recibiera en su despacho. Me pidió disculpas. <<Esa nunca ha sido mi forma dep roceder. Pero mientras usted empezaba su doblaje, aquí me llamaron de Madrid para advertirme que tenía al diablo en mi estudio, al causante del debacle del doblaje en España>>, <<¿Y quién le llamó?>>, presioné. <<Varios empresarios de Madrid, amigos míos, de mi confianza, que lo pusieron a usted de vuelta y media. Me enfurecí al escuchar a Arbona y bajé al estudio y perdí los papeles. Por lo que le ruego que me perdone>>».

18 Diciembre 1993

El erotismo de la música

Augusto Martínez Torres

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Tras rodar media docena de atractivos cortometrajes en la primera mitad de los ochenta, la neozelandesa Jane Campion comienza a trabajar en televisión y se da a conocer con el largo Sweetie (1989). Su éxito en casi todo el mundo, menos en España donde permanece inédito en las pantallas cinematográficas, pero estos días lo emite Canal +, le lleva a plantearse la ambiciosa serie de televisión Un ángel en mi mesa (1990), exhibida también en salas de cines.Con estos buenos antecedentes se lanza a rodar El piano, la mejor y más ambiciosa de sus obras, basada en un guión original suyo. El atractivo de su historia, su perfecto desarrollo dramático, las peculiaridades de sus personajes, el romanticismo destilado por el ambiente, la tan eficaz como cuidada dirección de Jane Campion y la perfecta elección de sus colaboradores, desde el terceto protagonista, a la excelente fotografía de Stuart Dryburgh y la brillantísima música de Michael Nyman, le hacen ganar con toda justicia la Palma de Oro del pasado festival de Cannes y que Holly Hunter consiga el premio de interpretación femenina.

En un tono romántico, Campion narra en El piano como una mujer, que se ha quedado muda a los seis años y que se comunica con su entorno a través de la música que toca en su piano y de su hija, descubre el erotismo. A través de una historia llena de exotismo, ambientada en Nueva Zelanda a mediados del XIX, cuenta cómo emigra con su hija para conocer a su segundo marido, un puritano colono.

Tal como subraya una divertida versión de Barba Azul, situada en el centro de la acción, El piano puede tomarse como una peculiar versión del cuento infantil donde el malvado protagonista es un puritano colono que no consigue el amor de su esposa y, para evitar que pueda tocar el piano y acariciar a su amante, le corta un dedo de la mano derecha. Aunque el auténtico atractivo de la película reside en la relación entre la muda Ada y el misterioso amante Baines.

En el centro de El piano se sitúa al trabajo excepcional de la norteamericana Holly Hunter en el papel de Ada, tanto por no decir una palabra en toda la película como por escenas tan ambiguas como eficaces. Muy bien acompañada por Harvey Keitel, que en su papel de Baines una vez más vuelve a demostrar que es un gran actor, y Sam Neill, que hace una personal versión del marido traicionado. Sin olvidar a la jovencísima Anna Paquin, la espabilada hija, que se sitúa a la misma altura que sus compañeros.