22 noviembre 1985

Secuestro judicial del semanario satírico EL COCODRILO por considerarse que sus artículos sobre los borbones ante sus 10 años de reinado incluían injurias a la Familia Real

Hechos

  • El 21 de noviembre de 1985 el Juez de la Audiencia Nacional, D. Carlos Dívar ordenó el secuestro del ejemplar de esa semana de la revista EL COCODRILO a instancias de una querella de la fiscalía.

Lecturas

La revista EL COCODRILO optó por tomarse con humor su secuestro.

Caricatura del Fiscal General del Estado (Sr. Burón Barba) y el ministro de Justicia (Sr. Ledesma) atacando el Cocodrilo.

28 Noviembre 1985

Comunicado de EL COCODRILO ante su secuestro judicial

EL COCODRILO (Director: José Ramón Alonso Rodríguez Nadales)

Leer

Nos interesa aclarar algunos extremos:

1- No ha existido propósito alguno de injuriar al Rey, que es el Jefe de Estado. En el artículo presuntamente enjuiciado la única mención a don Juan Carlos, referida a la buena educación militar que recibió, dice textualmente que ‘fue estrictamente educado como militar y en 1975 el afecto del Ejército fue decisivo». Más adelante se reitera que en estas páginas jamás se ha ofendido ni se ofenderá a la real familia, pero cuando algo no marcha bien se hacen los reparos precisos, sin concesiones.

2- En EL COCODRILO, que es un periódico satírico de lenguaje desenfadado y escrito en el mejor castellano posible, se ha criticado, precisamente la forma en que está educando al príncipe heredero, siempre en la seguridad de que nos mantenemos entre las amplias fronteras de la libertad de expresión. Nos sigue pareciendo censurable y en ello no va un entremetimiento en la formación de un joven por sus padres, sino a la indudable injerencia del Gobierno en la instrucción del futuro Rey. Queda apartado de razonable discusión que no es ‘un cadete más’, como lo fuera su padre, durante su estancia en la Academia Militar, hace treinta años; las lógicas suspicacias que produce, no el trato de favor, sino precisamente el zarandeo a que se ve sometido un joven que soportó con admirable disciplina un curso en lugar tan frío y desangelado como una residencia colegial en Canadá. No ha habido, pues, ánimo de agraviar, sino quizás aliviar a don Felipe.

3- Nos consideramos al abrigo de cualquier perjuicio por las referencias históricas a reyes o reinas de siglos y tiempos pasados. Los libros de historia contienen con mayor o menor detalle, lo que se dice en el trabajo mencionado. Por supuesto, EL COCODRILO tiene el propósito de reservarse la crítica de personas de casas reales extranjeras, sin más límites que los que merecen otros seres humanos y el respeto a la inteligencia de los lectores. Podremos comentar sus debilidades, enfermedades o manías, pues hay tela para rato y muy aleccionadora, por cierto.

4- En la legislación española (fuera de la Constitución) no existe precepto que garantice la inviolabilidad del Rey, entendida como la misma que gozan los diputados y senadores, por ejemplo.

5- Fuera del Rey y el heredero, el resto de los miembros de la familia, incluida la reina, tienen idéntica consideración que cualquier ciudadano, al que protegen por igual las leyes. AL no ejercer mando propio ni funcional, su actividad histórica no es de carácter público.

6- EL COCODRILO a lo que se niega con todas sus fuerzas es a una previsible maniobra de etiquetado. Nos trae sin cuidado la política e incluso el régimen en que España vive, dando por supuesto que en todo momento la persona del Jefe del Estado exige la consideración, el acatamiento y el respeto especiales conferidos por el pueblo mayoritariamente a la más alta magistratura elegida.

Si lo inducido en nuestras páginas no es del agrado de terceros, abiertas tienen todas las vías que existan para defenderse u ofendernos. Con abundancia de textos, firmados o anónimos, se han satirizado a personas, instituciones y situaciones; buena parte ha recaído sobre el actual Gobierno, precisamente por la preponderancia que transmite el ejercicio del poder hegemónico.

Pero se nos ponen las escamas de punta pensando en que España pudiera caer en una aberrante involución de una dictadura como la recientemente vivida. No nos referimos a los últimos años de un poder largo y ya caduco, sino a lo que significaría despeñarse por la cloaca del necio y brutal autoritarismo que, sin quizá sospecharlo, al parecer, añoran algunos sectores españoles.

Un periódico como EL COCODRILO – que en caso alguno desea la impunidad – sólo es posible en un ambiente de auténtica libertad de expresión, proclamada por el propio Rey de Sevilla; la nuestra y la de los demás. En Francia, en semanario que nos sirvió de modelo para los primeros pasos – LE CANARD ENCHAINE – con un largo pasado izquierdista, moteja al Presidente Mitterrand como ‘Tonton’ que pese a su distinto significado, no agrada al primer mandatario galo, pero se aguanta.

La difusión de EL COCODRILO es restringida y selecta. Ni pretende ni, por desgracia, es posible que los temas tratados y la forma de hacerlo  lleguen a más allá de una exigua y culta minoría, que tampoco tiene por que compartir los plurales puntos de vista que tratamos. La mayoría de los españoles, por desgracia, no han recibido una educación que les libre de la servidumbre de la teledecisión y las revistas deportivas y del corazón.

Así que: respeto al Jefe del Estado, todo; ánimo de injuriarle, ninguno. Disconformidad con aspectos políticos concretos en materias opinables, la mayor libertad.