24 julio 1997

Antonio Asensio es reemplazado como Presidente de la cadena por José María Mas, un hombre de Juan Villalonga en un canal cuya línea editorial en los informativos se volverá más próxima al PP

Telefónica se hace con el control de ANTENA 3 TV comprando las acciones de Asensio junto a los bancos Santander y Central Hispano

Hechos

  • El 24.06.1997 el presidente del Grupo Zeta, D. Antonio Asensio vendía sus acciones en ANTENA 3 TV y abandonaba la presidencia del canal, que pasaría a estar gestionada por Teléfonica – presidida por D. Juan Villalonga- que se hizo con la mayoría accionarial con el apoyo del Banco Santander y el Banco Central Hispano.

Lecturas

Con el apoyo del Banco Santander y el Banco Central Hispano, que ya estaban en el capital de Telecinco, el 23 de julio de 1997 se anuncia el acuerdo por el cuál la compañía Telefónica presidida por D. Juan Villalonga Navarro compra el 25% de Antena 3 TV que hasta ese momento poseía el Grupo Zeta asumiendo su gestión. El cambio de propiedad se hace efectivo el 18 de agosto de 1997 cuando se formó un nuevo Consejo de Administración de Antena 3 TV en el que D. José María Mas Millet fue elegido Presidente en sustitución de D. Antonio Asensio Pizarro.

D. José María Mas Millet (de Telefónica), asume la presidencia de Antena 3 TV en representación del nuevo propietario (cargo en el que permanecerá hasta julio de 2001)

En el nuevo Consejo habrá cuatro representantes de Telefónica, el propio Sr. Mas Millet, D. Juan José Nieto Bueso y D. Carles Villarrubí. Por el Banco Central Hispano siguen D. Joan David Grima y D. Epifanio Ridruejo y se suma D. Jorge Calvet. Un consejero de Endesa, D. Borja García-Nieto, además de D. Rafael Jiménez de Parga y D. Javier Gimeno de Priede (que ocupa el cargo de consejero delegado hasta octubre, cuando será sustituido).

El acuerdo incluye que Telefónica compre la parte del Grupo Zeta en Audiovisual Sport que pasa a estar formada por Sogecable en un 40%, Telefónica en un 40% y TV3 en un 20%.

D. Manuel Campo Vidal (de Grupo Zeta) abandona la presidencia de Audiovisual Sport y es reemplazado por Pedro Ramón y Cajal (de Telefónica). D. Josep María Benet Ferran “Tatxo” dimite como Director de Audiovisual Sport ante lo cual Telefónica y Sogecablan contratan a Mediapro y a D. Jaume Roures Llop para que gestione Audiovisual Sport en calidad de ‘asesor’.

El acuerdo es criticado mediáticamente por El País, la cadena SER y Diario16 que considera en su editorial del 26 de julio que ahora Antena 3 TV pasará a estar controlada por D. Pedro José Ramírez Codina, D. Manuel Martín Ferrand, D. Jesús Cacho Cortés y D. Jaime Campmany Díez de Revenga.

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El Grupo Telefónica será propietario de Antena 3 TV hasta mayo de 2003, cuando pasará a ser propiedad del Grupo Planeta. 

24 Julio 1997

Seismo audiovisual

Editorial (Director: Jesús Ceberio)

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El mapa de la televisión privada sufrió ayer un terremoto. Por una parte, la Comisión Europea (CE) exigió al Gobierno español que modifique antes del 1 de septiembre aspectos sustanciales de la ley de televisión digital, bajo advertencia de que en casó contrario elevará el asunto al Tribunal de Luxemburgo con petición expresa de suspensión cautelar. Por otra, Telefónica se hace cargo de Antena 3 mediante la compra. de las acciones de Antonio Asensio. Por último, las oficinas de Telecinco fueron registradas por orden judicial en un procedimiento abierto por presunto delito fiscal contra algunos de sus anteriores administradores.La CE, tan reacia siempre a enfrentarse de manera frontal a los Gobiernos nacionales, no ha tenido en esta ocasión otra salida que conminar al Ejecutivo español a que modifique una ley aprobada en el Parlamento y en cuya tramitación se empleó a fondo el PP, apelando incluso al voto de IU. Y ello a pesar de las reiteradas advertencias que habían llegado desde Bruselas sobre el contenido de dicha norma, aprobada primero como decreto-ley y luego como ley en tramitación de urgencia. La CE se erige así en la defensora (le la legalidad frente a un Gobierno que no tiene empacho en saltarse las normas para conseguir sus propósitos. Bruselas advierte así que en Europa no se pueden violentar las reglas del juego a capricho de un Ejecutivo que todavía no se ha dado cuenta de lo que significa ser socio de la UE y que en su voracidad intervencionista ha terminado por poner en ridículo al Parlamento.

De no cambiar la ley, la CE acudirá en septiembre al Tribunal de Justicia europeo para que tome medidas cautelares y suspenda la aplicación de los artículos contrarios al ordenamiento comunitario. El sonrojo lo provoca el hecho de que sea la primera vez, en los 11 años de pertenencia de España a las Comunidades Europeas, que Bruselas amenaza con suspender cautelarmente una ley nacional, procedimiento seguido sólo en otras siete ocasiones. Aznar, avisado ya de que infringía normas básicas comunitarias desde que aprobó el decreto-ley en enero, descubre así, pese a su intento de trivializar el procedimiento de infracción de la Comisión Europea, que gobernar en un Estado democrático de la Unión Europea es algo más que aplicar un autoritario aquí mando yo.

Pero, erre que erre e incapaz de soportar el sofoco europeo, el Ejecutivo ha pilotado otra operación que modifica sustancialmente la propiedad de la televisión privada en España, con las secuelas que tales movimientos pueden tener sobre la pluralidad informativa. El Consejo de Administración de Telefónica, reunido ayer (el mismo día en que la atención se centraba en el topetazo europeo a Aznar), aprobó la compra del 25% de Antena 3, el paquete oficial de Antonio Asensio y el máximo legal permitido a un solo accionista.

Telefónica, primera empresa española que cotiza en los principales mercados bursátiles del mundo, entra a participar en la televisión. A raíz de la desregulación norteamericana, las principales empresas de telecomunicaciones han penetrado en este sector, pero no lo han hecho siguiendo estrategias de su Gobierno, y mucho menos en pleno disfrute de un monopolio en la telefonía básica -aún vigente- y con una licencia general de cable. Es urgente que Telefónica explique a sus accionistas este cambio de estrategia que, por supuesto, no venía ni siquiera insinuado en el cuaderno con el que fue privatizada hace unos meses: cómo aumenta así el valor de la compañía, por qué diversifica su campo de actuación cuando el mercado de las telecomunicaciones en España dista mucho aún de estar maduro y por qué lo hace ahora, justo en el momento en el que por primera vez en su historia tiene que competir con un segundo operador (Retevisión, empresa que posee el monopolio de la transmisión de la señal de todas las televisiones). ¿No hay contradicciones? ¿Es el momento idóneo para que Telefónica dedique sus recursos a la televisión? ¿Y para que intente regar de millones de dólares el mercado de derechos audiovisuales, pagando precios de ensueño?

La estrategia es demasiado arriesgada empresarialmente, pero muy rentable para el Gobierno. Ante las insalvables dificultades de la plataforma gubernamental que comandaba Telefónica se introduce en la propiedad de su competidor, Canal Satélite Digital, y en Audiovisual Sport, que controla los derechos del fútbol. Un pie en cada plataforma, y eso «en nombre de una política que dice luchar contra los monopolios. Lo que Telefónica no había conseguido compitiendo, lo logra con su avasallador potencial monopolista.

Ante este hecho se plantea la siguiente cuestión: Telefónica, la primera empresa privada española, que mueve casi un 10% de la Bolsa, se viene administrando desde que Aznar llegó al poder no por criterios profesionales, sino por los vaivenes políticos que marca el Gobierno. El mejor mérito de Juan Villalonga para presidir Telefónica es su condición de amigo íntimo de Aznar. ¿Puede alguien tener dudas de cuál será la orientación informativa de Antena 3 a partir de este momento?

Villalonga no ha conseguido reorganizar la empresa, no ha logrado concretar el publicitado acuerdo con BT y MCI, que por tan amargos momentos está pasando, y ha debilitado la presencia de Telefónica en el exterior. Y ahora entra en el mundo de la televisión privada. El asfixiante intervencionismo del Gobierno en la comunicación subió ayer un nuevo escalón. Lo que no ha conseguido manejando a su arbitrio el Boletín Oficial del Estado, o encargando estudios que otros han llevado a los tribunales, lo pretende alcanzar ahora mediante el talonario de sus aliados.

25 Julio 1997

De nochebuena a Santiago

Casimiro García Abadillo

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Telefónica compra ANTENA 3. Eso si que es el cambio del cambio. Juan Villalonga, Emilio Botín, Angel Corcóstegui, y, un reducido grupo de personas en la sombra han sido los verdaderos protagonistas de un movimiento empresarial que ha dejado boquiabierto a casi todo el mundo y que ha aterrorizado a unos cuantos.

Si el pacto de Nochebuena significó una derrota para el Gobierno, el «acuerdo de Santiago» (el santo que se celebra hoy) supone para Aznar una victoria en toda regla.

La batalla por el control de los medios de comunicación se cierra, por el momento, con un nuevo mapa que implica una auténtica revolución en el equilibrio de poder. Al comprar Antena 3, Telefónica se hace con una participación en la sociedad que controla los derechos del fútbol y entra de rondón en Canal Satélite Digital, la competencia de Vía Digital en la que la empresa presidida por Villalonga es accionista mayoritario. Es decir, que Jesús Polanco va a tener sentado en su consejo a sus más directos rivales.

Probablemente, el error del editor de El País (gran perdedor del golpe de mano que acaba de fraguarse a sus espaldas) haya sido enfrentarse abiertamente al Gobierno, aliarse con el PSOE y convertir la legítima defensa de sus intereses privados en una cruzada por la «libertad de expresión». Polanco se equivocó al planificar su estrategia sobre la base de que el PP no duraría mucho tiempo en el Gobierno. Sus aliados le han abandonado porque se han dado cuenta de que esa guerra abierta no podía acarrearles más que disgustos.

Al final, el hombre que le puso en bandeja al santanderino el control de los derechos de retransmisión de la liga, el «traidor» según calificación de un alto cargo del Gobierno, Antonio Asensio ha sido de nuevo el protagonista de esta sorprendente pirueta.

El aislamiento al que se ha visto sometido, el cambio operado en el BCH tras la ascensión de Corcóstegui, la buena disposición de Botín (en un gesto conciliador con el Gobierno) y, por supuesto, el precio, han sido los factores determiantes de este vuelco definitivo.

Antena 3 ha sido valorada en 95.000 millones. Por lo tanto, el 43,7% vale algo más de 41.500 millones de pesetas. Además, Asensio recibirá 18.500 millones por la mayoría de GMA, que, a su vez, es propietaria del 40% de Audiovisual Sport (la sociedad que explota los derechos del fútbol).

En resumen, Asensio habrá ganado, tras el pago de sus deudas (sólo al BCH le debe cerca de 20.000 millones), cerca de 15.000 millones de pesetas.

25 Julio 1997

Al cacique del felipismo ya no le canta el canario

Jesús Cacho

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¡Qué noche la de aquel día! Desde mi terraza en Aravaca, con vistas al mar de un cielo quebrado por mil rayos, la radio en marcha y las tertulias echando humo, decidí abrir el Henry Royer brut que mi amigo Miguel Angel Reirís me había regalado en Navidad, y ante el decorado gratuito e inmenso, digno de tragedia griega, de la última tormenta cayendo sobre Madrid (las «noches tropicales, volcanes bajo la luna, luces de palacios presidenciales» de Ernesto Cardenal), decidí tomarme una copa a la salud del canario de Polanco.

El pobre canario de Polanco, que venía de estrella invitada para la temporada de verano, se ha quedado convertido de pronto en un avechucho arrugado e insípido. Entre el 24 de diciembre del 96 y el 24 de julio del 97 han transcurrido siete meses justos, siete meses que equivalen a un embarazo prematuro e ingenuo, siete meses cruciales para el diseño del futuro mapa de los medios de comunicación de este país y, perdonen la solemnidad, para el pluralismo informativo.

Juan Villalonga cometió en diciembre pasado un error de bulto. Podía haberse quedado con el fútbol de Asensio usando las migajas del impresionante cash-flow que diariamente produce Telefónica, pero no quiso. Pretendió jugar a lo que es: un empresario poco dispuesto a pagar por algo lo que no vale. Pero había alguien que sí lo estaba, alguien que además consiguió convencer al editor catalán de que Aznar iba a durar menos que un caramelo a la puerta de un colegio.

A Antonio Asensio le falló la mayor. A partir de enero, el Gobierno reaccionó por fin tratando de oponerse al monopolio de Polanco con dos leyes mal engendradas y peor paridas, la de la televisión digital y la del fútbol que, a pesar de todo, hicieron mella. Pero, tras acusar el castigo de esos rejones, (sin olvidar el caso Sogecable, donde Polancos y Cebrianes han sido pillados in fraganti), la poderosa maquinaria del grupo Prisa se puso en marcha. Desde Bruselas, y gracias a la eficaz tarea de lobby desarrollada por Felipe González («sólo ten vergüenza de no hacer desvergüenza», decía el Guzmán de Alfarache) y Miguel Gil, comenzaron a llegar las buenas noticias. Esto ya tiene otra cara, se dijo Polanco. No hay cojones, repetía por los pasillos de esa Fundación Santillana donde, dicen, le han colocado el loro.

Los datos más recientes parecían darle la razón. Vía Digital, más que el caballo del malo, tradicionalmente lento, parecía un burro tuerto incapaz de cerrar un acuerdo. Mientras tanto, Canal Satélite Digital (CSD) firmaba con Disney por una millonada, accedía a pagar casi 130.000 millones de pesetas por el fondo de la Warner, y lograba la salida de Pearson de la plataforma contraria. Victoria por goleada. Las páginas de El País rezumaban diariamente su ración de irónico desdén hacia las tropas del esforzado Pedro Pérez.

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#La huida hacia adelante de Jesús Polanco

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Pura fachada. Porque detrás de ese mantón de Manila bordado con el hilo de oro del favor político, se esconde una situación de evidente precariedad. Veamos: si a las cifras anteriores se le suman los 220.000 millones que los Polancos y sus socios se han comprometido a pagar de aquí al 2005 por el fútbol, se llega a la conclusión de que el gran cacique del felipismo se ha metido en una peligrosa huida hacia adelante tratando de hundir a su competidor, ha asumido unos compromisos financieros que no va a poder cumplir, se ha internado en un callejón del que solo podrían sacarle dos personas: o Juan Villalonga, presidente de Telefónica, que dispone del músculo financiero del que él carece, o un Felipe González que, embarcado en un triunfal ritornello, llegara dispuesto a otorgar a su protegido todo tipo de prebendas adicionales en pago a su apoyo mediático. Cualquier otra solución, podría significar la quiebra financiera de Polanco.

Así que cuando Villalonga, cansado de esperar resultados en Vía Digital, decidió bajar a la arena como esos generales que un día se ven obligados a tomar el mando de sus tropas, todo podía ocurrir: desde que Telefónica se integrara en CSD, con Villalonga dispuesto a financiar (han llegado a ofrecerle Canal Plus) la soberbia de los Polancos, o que se hiciera con el acceso al fútbol de pago, vía Antonio Asensio, como condición sine qua non para que Vía Digital pudiera seguir disputando el partido.

Cuando el lunes, 21 de julio, Juan Villalonga se sentó a almorzar con Antonio Asensio, el mapa de posibilidades estaba abierto en canal. La realidad reveló que el andamiaje empresarial del editor catalán estaba tan carcomido por las termitas del endeudamiento que, como en un cesto de cerezas, detrás del fútbol vino la propia Antena 3. La sorpresa de los connoisseurs, Gobierno incluido, fue mayúscula.

Porque quizá sea hora de poner algunas verdades sobre la mesa. Villalonga llegó a la presidencia de Telefónica por la real voluntad de sus dos más notorios accionistas: Caixa y BBV, como bien sabe Josep Vilarasau. No habían elegido un candidato cualquiera, sino un hombre poseedor de uno de los currículos mejor surtidos del país. A José María Aznar, escaldado de los entusiastas que siempre acuden en socorro del vencedor, el asunto no le agradó en absoluto y durante más de una semana paralizó la operación. Claro que Vilarasau no pretendía hacerle una gracia al Gobierno, porque ¿cabe alguna duda, también, de que, de no haber sido amigo de Aznar, los banqueros no se hubieran acordado de Villalonga por muy brillante que hubiera sido su expediente?

El caso es que la criada salió respondona, hasta el punto de que el de Caixa anda todavía preguntándose, cual una lady Macbeth extraviada, «¿cómo ha podido ocurrirnos esto?». «Esto» es que Villalonga ha resultado ser un gestor poco dispuesto a dejarse manejar por nadie. A cambio, han conseguido en un año doblar el valor en Bolsa de su inversión. Villalonga les está ofreciendo los mejores guisos, pero no les deja entrar en la cocina. Ese es el problema.

Tan obnubilados han quedado ambos, que no han sabido subirse al tren que en los últimos días pasó por su puerta, permitiendo que Amusátegui y Botín se aferraran al pescante. Ybarra, que todavía cree que en Prisa atan los perros con longaniza, está de mal humor. No es extraño, aunque él es el único culpable. Hacer banca, como hacer política, es optar y tomar riesgos. Lo de contentar a todo el mundo tiene más que ver con el oficio de la madre Teresa de Calcula que con las finanzas.

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#El acuerdo se rompió a las 9 de la noche

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El caso es que a las 9 de la noche del miércoles, cuando todo el mundo daba por hecho el acuerdo, éste se rompía. Con el susto de lo que acababa de ocurrir en Tele 5 metido en el cuerpo, Asensio se negaba a asumir posibles contingencias futuras. Cerca de la media noche, un Villalonga muy presionado, acompañado por su segundo, Javier Revuelta, entraba en las oficinas del Grupo Zeta en O’Donnell dispuesto a repetir el órdago que meses atrás lanzó a Iain Vallance, de British Telecom: ahora o nunca.

Nunca. Cuando a las nueve de la mañana de ayer, sin apenas dormir, Villalonga entraba de nuevo en su despacho de Gran Vía, su cara parecía un aguafuerte del Greco. Antonio Asensio nos la ha vuelto a jugar. Pero, cosas de la vida, una hora después la fumata bianca era un hecho. Asensio había ido demasiado lejos para volverse atrás, como le advirtió Miguel Roca.

¿Hacía una sola plataforma? En primer lugar, esa es una posibilidad que debe mover a espanto a los amantes del pluralismo en cualquier faceta de la humana actividad. No una, ni dos, sino doscientas, tantas como valientes dispuestos a jugarse sus duros en libre competencia pudieran surgir. En segundo, hay que dejar que Polanquete se cueza en su propia salsa, la salsa de los compromisos financieros que ha contraído. Al amo de Prisa le han dado donde más le duele: en la cuenta corriente. Tranquilícense los pícaros, matachines, rufianes y valentones: este caballero, como cualquier español, tiene perfecto derecho a emprender los negocios que le plazcan, a condición de que los haga sin el paraguas protector del Gobierno amigo.

Y mientras tanto celebrémoslo, apuremos la copa, brindemos con el mejor champán que nuestro parco bolsillo pueda permitirse. Juan Villalonga ha protagonizado un golpe cuya importancia el tiempo irá dimensionando. El revolcón de Bruselas ha perdido automáticamente importancia con este acuerdo. El grupo de presión más poderoso que ha conocido la democracia española, comienza a retroceder. Polanco estaba ayer llamando, cual Cánovas redivivo del 98, a luchar «hasta el último hombre y la última peseta». Al gran cacique del felipismo ya no le canta el canario.

25 Julio 1997

Nota de la Dirección

Antonio Franco

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Antonio Asensio, presidente del Grupo Zeta, ha decidido aceptar la oferta que le ha presentado Telefónica para adquirir sus acciones en ANTENA 3 TV.

Los bancos Santander y BCH amplían hasta un 25% sus respectivas participaciones en el mismo canal privado de televisión. El acuerdo que desvincula a Asensio de ANTENA 3 TV se alcanzó anoche jueves en Madrid.

Ayer, EL PERIÓDICO no se hizo eco de la posible venta sobre la cual hoy – cuando ya es definitiva – proporcionamos amplia información. Al afectar al editor de este diario, pero no habiendo sido aún rubricada – y con la posibilidad de que se frustrase la operación – la dirección estimó que cualquier dato proporcionado por EL PERIÓDICO sobre lo que entonces era sólo una negociación podría entenderse como una especulación sobre un tema en el que nuestra empresa no era neutral.

El Grupo Zeta de publicaciones, en general, y EL PERIÓDICO, en particular, no forman parte de esta transacción económica. Garantizamos, por ello, la continuidad de nuestra estricta independencia profesional, reiteramos nuestra voluntad de defender los valores constitucionales desde una línea editorial progresista, y estamos dispuestos a continuar sirviendo a los lectores desde nuestra óptica plural, férreamente comprometida con la defensa de las libertades.

El Análisis

¿COACCIÓN CONTRA ANTONIO ASENSIO?

JF Lamata

D. Antonio Asensio apareció ante las cámaras sonriendo ante D. Juan Villalonga para vender sus acciones de ANTENA 3 TV y llevarse unos cuantos milloncejos por la operación. No obstante la cosa era bastante rara si se mira el contexto. El Sr. Asensio era el que en la Nochebuena de 1996 había firmado un pacto con el Grupo PRISA para la creación de Audiovisual Sport y que había dejado tirada a la plataforma del Gobierno (VÍA DIGITAL) para irse con la del Grupo PRISA (CANAL SATÉLITE DIGITAL) en la lucha por la televisión por satélite. E, igualmente, el Sr. Asensio era el mismo que tan sólo unos meses antes, había comparecido en el congreso a denunciar los métodos mafiosos del Gobierno Aznar en la coacción telefónica, amenazas de cárcel incluidas.

Y ahora, unos meses después, el Sr. Asensio pactaba con un empresario afín al Gobierno Aznar, como era D. Juan Villalonga y su Telefónica y le entregaba ANTENA 3 TV. Era extraño, pero si se buscan respuestas, se encuentra fácilmente una: en 1998 finalizaba la concesión de licencias de televisión del año 1989 y el Gobierno del PP tenía en su mano renovar o no a ANTENA 3 TV, TELECINCO o CANAL PLUS. Si el Gobierno quería, no renovaba a ANTENA 3 y entregaba su licencia a otra empresa (la AEPI lo había pedido en un comunicado a principios de 1997). El Sr. Asensio era muy consciente de que si eso pasaba, no ganaría ni una peseta. Vendiendo a Telefónica, se rendía, pero al menos se quedaba con los bolsillos llenos. Los negocios son los negocios.

J. F. Lamata