Toni Albà suspendido durante 10 meses como colaborador del programa ‘Polonia’ por considerar tanto TV3 como Toni Soler que había hecho un insulto machista contra Inés Arrimadas

La dirección del programa Polonia y de Minoría Absoluta manifiestan que no comparten en absoluto el contenido del tuit del actor Toni Albà dirigido a Inés Arrimadas, en la tarde de hoy domingo.

Las cuentas de los actores y otros miembros del equipo del programa son de carácter personal y sólo sus titulares son responsables. Sin embargo, queremos dejar claro que los insultos y las descalificaciones de tipo machista no encajan con nuestra forma de entender el humor.

Los comentarios de Toni Albà en las redes sociales ni representan a TV3 ni están nunca en nombre de este medio.

Toni Albà no es trabajador ni colaborador de la CCMA, sino un actor contratado ocasionalmente por empresas que trabajan para la CCMA en formatos de producción asociada. Por ese motivo, las expresiones públicas que pueda emitir desde su perfil personal en Twitter quedan fuera del ámbito de aplicación del Libro de estilo de la CCMA.

Sin embargo, pese a ser desde un perfil personal, la actitud insultante y de falta de respeto a las redes sociales es absolutamente condenable y no debe poder vincularse, en ningún caso, al humor o al sarcasmo que se pueda hacer desde cualquier programa de la radio o la televisión públicas de Catalunya.

Buenos días a todos y gracias por las numerosas muestras de apoyo recibidas estos días y también, por todas las críticas recibidas (¡también aprendemos de aquellos que nos critican!). En ‘Polonia’ trabajan unos profesionales excelentes. Desde los compañeros actores y actrices hasta los equipos de caracterizadoras y peluqueras pasando por los técnicos, montadores, microfonistas y sonorizadores, iluminadores y todo el equipo de Arte, el magnífico equipo de vestuario, los cámaras y ayudantes, los imprescindibles equipos de guionistas y dirección de actores y realizadores así como sus ayudantes.

El equipo de producción, que consigue lo imposible y especialmente lo que hacen todo el organigrama para cuadrar los horarios de grabaciones; y todo el equipo de dirección que deben hacer malabarismos para mantener un ojo clínico de todo lo que se graba y se emite usando las dos herramientas de Toni Soler: la Lupa (para analizar el qué y el cómo) y las Balanzas (para repartir estopa polaca a todo el mundo). Todos reciben mucha presión para conseguir que cada semana salga ‘Polonia’ que intenta hacer reír a todo el mundo. Presiones que vienen por todas partes, como podréis imaginar.

Me gustaría pedir a todo el mundo que siga disfrutando el ‘Polonia’ cada semana. No sería justo para la familia polaca que por culpa de una situación personal mía los ‘castigaráis’ a todos pidiendo un boicot que ´solo daría alas a los que querrían cerrar TV3.

No sería justo. Es hora de cerrar filas y de no darnos por vencidos. El mundo no termina por un twit ni por un sueldo. Si nos cierran TV3 querrá decir que el catalán, la educación y todo lo demás ya está cerrado. Hay que cerrar filas: las libertades están en juego.

Cada partido va con sus reliquias a movilizar fanáticos y silban a los exiliados en la tumba de Antonio Machado. Las peloteras retóricas, las zaragatas y riñas del Congreso de los Diputados se trasladan a la calle; o es el Congreso el que escucha los alborotos de las plazas. Le han llamado rojo de mierda a José Luis Ábalos, secretario de organización del PSOE. El actor Toni Albà ha descrito, con eufemismos y disimulo, como una puta a Inés Arrimadas. Quim Torra y Ada Colau, heroicamente, como dos burros explosivos, apoyaron el escrache al Rey y la quema de retratos de los CDR en Barcelona. La cena del Mobile World Congress era una reproducción del festín de Baltasar –hijo de Nabucodonosor– con los gritos de Mane, Thecel, Phares: el rey caerá y el reino será dividido.

El nivel de crispación en España es cada vez más ruidoso. Y no sé por qué le llaman a eso crispación, cuando es el viejo ácido nucleico celtíbero que se llama fanatismo. La enfermedad tiene el origen en la izquierda, en la derecha y hasta en el centro. El presidente del Gobierno –el del no es no– achaca la crispación y el odio a las derechas, y lo dice con los podridos huesos de los muertos a cuestas.

Se oyen los gritos de los fanáticos, los hinchas. Los maniqueos y talibanes se enrolan y se colocan con ceguera por un equipo, un partido una siglas. La palabra fanático, en su origen, significó el servidor del templo. Francisco, el papa de ahora, ha condenado el fanatismo de esos guardianes de los viejos tiempos. «A Dios solo le agrada la fe profesada con la vida, porque el único fanatismo que se permite a los creyentes es la caridad». Claro que los primeros cristianos creían que las llagas son flores de rojo sangre de nuestro dulce y florido Paraíso sobre las cuales revolotea el alma como una mariposa. «Corazones de Jesús –dice Julio Caro Baroja– atravesados por puñales, santos que llevan la cabeza en la mano o martirizados con flechas». Aquel fanatismo religioso, aquel odio ferviente se ha trasladado de la religión a la política, especialmente al conflicto catalán.

A ver si se enteran los partidos que aún apoyan la Constitución y la continuidad de España como nación, que en las próximas elecciones los votos de los independentistas pueden seguir formando una mayoría de Gobierno; todo eso después de que los jefes de la revuelta supremacista se hayan cargado dos gobiernos de España e intentan derribar la Monarquía parlamentaria. Todo el mundo lo observó en el festín de Baltasar y lo presencia todas las semanas y a todas las horas.