2 septiembre 2022

Un aparente intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner, expresidenta y actual vicepresidenta de Argentina dispara al máximo ‘la grieta’ de crispación en el país

Hechos

El 1.09.1922 se hizo público en todo el mundo el intento de asesinato a la vicepresidenta de Argentina, Sra. Cristina Fernández de Kirchner.

Lecturas

Fernando Andre Sabag Montiel es el nombre del ciudadano argentino que encañonó con una pistola a la actual vicepresidenta de Argentina, Dña. Cristina Fernández de Kirchner, inmediatamente fue detenido. 

EL OFICIALISMO K CULPA A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN.

El aparente intento de magnicidio a la actual vicepresidenta de la Argentina, expresidenta y lider real del Kircherismo se produce en un momento en que la política se enfrenta a juicio con pena de prisión por corrupción. El atentado le ha permitido volver a verse como una mártir y no como una presunta corrupta.

El oficialismo K representado por los dirigentes políticos más radicales de kirchnerismo peronista, así como medios de comunicación afines como la cadena C5N o el periódico kirchnerista PÁGINA 12 han señalado abiertamente a los programas de televisión detractores de la Sra. Kirchner como los responsables morales del atentado.

La cadena C5N (pro-K) acusó a la oposición a los programas de televisión detractores de Dña. Cristina Fernández de ser los culpables de haber instaurado un ‘discurso de odio’ que sería el que habría fomentado el intento de asesinato.

PERIODISTAS SEÑALADOS COMO INSTIGADORES: 

La cadena de televisión LA NACIÓN+ (LN+), del mismo grupo que el periódico del mismo nombre, principal medio de la derecha argentina, ha sido uno de los medios que más tiempo ha dedicado a combatir al kichnerismo. Dos de sus comentaristas estrella son D. Eduardo Feinmann y D. Jonatan Viale, ambos señalados como instigadores del supuesto ‘discurso del odio’.

D. Luis Majul presenta el programa ‘La Cornisa’ también en LA NACIÓN+, desde donde ha dedicado numerosos programas a descalificar y denunciar presuntas corruptelas del kirchnerismo y sus socios, es también otro de los grandes señalados.

D. Jorge Lanata es el periodista estrella del primer grupo multimedia de Argentina, el Grupo Clarín. Lanata es columnista del diario CLARÍN, locutor de radio en la cadena de emisoras Radio Mitre (del Grupo Clarín) y tiene un programa en una de las cadenas de televisión generalista, Trece, denominado ‘Periodismo Para Todos’. Además de aparecer con frecuencia en TN, la cadena todo noticias del Grupo Clarín. Fue este grupo con Lanata como prinicpal altavoz el primero en señalar los casos de corrupción del kirchnerismo con Lázaro Báez.

El Grupo América es considerado un grupo más transversal (su propietario, Daniel Vila, es considerado amigo del actual ministro Sergio Massa, compañero – por tanto – de gabinete de Cristina Fernández de Kirchner), no obstante en la cadena A24, del Grupo America, tiene mucha presencia el programa de Baby Etchecopar, otro feroz detractor del kirchnerismo que también, como los anteriores, ha sido acusado de instalar ese supuesto ‘discurso del odio’.

 

02 Septiembre 2022

El odio de los que rechazan el odio y una Argentina sin lugar para más muertes

Jorge Lanata

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Este es un momento de consignas vacías e interpretaciones forzadas. Ahora mismo el lector está esperando que yo diga que repudio el atentado. Repudio el atentado. Esas son las palabras que me permiten seguir hablando.

Una vez repudiado el hecho, ¿podemos analizarlo? Ver cómo se llegó hasta el y, en todo caso, qué consecuencias desencadenó hasta ahora?

Está detenido un culpable material y tanto el gobierno como su prensa adicta señalan que el responsable actuó como parte de un “clima de época” generado por la oposición.

La historia del mundo muestra que frente a magnicidios concretos o frustrados, no hay una respuesta unívoca; muchos fueron parte de complots internos y otros, provocados simplemente por un “loco suelto”.

Pero en la Argentina la capacidad del Gobierno para hallar culpables fue instantánea, comparable a su inutilidad para proteger a la vicepresidente. Hace unos días, Aníbal Fernandez asignó veinte efectivos de la Policia Federal para reforzar la custodia, con lo cual Cristina cuenta con ciento veinte efectivos afectados a su seguridad personal. Cristina fue protegida por la casualidad: ninguno de los efectivos pudo hacerlo.

Cristina, por cierto, es claramente una víctima de lo que sucedió. Pero ser víctima ¿le otorga superioridad moral? ¿La vuelve de inmediato inocente de otros cargos? La reacción oficial parece verlo así: la calificación del Presidente del atentado más importante desde la vuelta a la democracia.

Desconoció, así, los tres atentados que sufrió Alfonsín en 1986,1989 -ambos con explosivos- y en 1991, con balazos.

O la muerte -según sus padres, el asesinato- de Carlos Menem Junior en 1995. Es importante advertir, cuando se habla de la democracia, que la democracia somos todos.

Ninguna persona la encarna per se.

También es una paradoja que el kirchnerismo -que defendió y defiende la violencia política de los 70 -se golpee santurronamente el pecho frente a lo que supone violencia política en la actualidad.

Es cierto que la violencia verbal o simbólica abre la puerta a la violencia real; pero eso nos pone frente a una discusión que duraría una eternidad: ¿Cómo comenzó? ¿Quién tiró la primera piedra? ¿Quién respondió?

“La oposición está viendo quién mata al primer peronista”, afirmó Máximo Kirchner en El Destape Radio, el mismo día del atentado a su madre.

“Es necesario desterrar la violencia y el odio del discurso politico y mediático”, dijo el Presidente el jueves por la noche.

El viernes por la mañana Página/12 ampliaba la consigna: “El odio trepó hasta un intento de magnicidio”, escribió en la nota de tapa Raúl Kollmann. En la contratapa, Mempo Giardinelli, en una columna titulada con una curiosa sintaxis (“Y ustedes ¿cuánto más, ex compañeros periodistas?”) acusó a Leuco, Majul, Rossi y a mí mismo expresando su “más profundo y sincero desprecio por vuestro miserable comportamiento periodístico”. “Mi Patria está en emergencia, feroz por culpa de ustedes”, escribió.

En el curso de la mañana del viernes Marcelo Leiras, funcionario de Wado de Pedro, publicó en Twitter: “Esta también hay que anotársela al salame fenicio que tiene el programa político en el 13 los domingos a la noche, el Norman Mailer de Sarandí. Todos los fuck you terminan germinando, otario”.

La intendente de Quilmes Mayra Mendoza prefirió publicar directamente mi foto con un cartel que decía “El odio”, y debajo “Nunca vas a verlo”.

Luis D’Elía fue más extenso: “La Bersa es de Lanata -escribió- El cargador es de Leuco. Las balas son de Feinmann. La mira es de Johny Viale. La empuñadura es de Majul. El cañón es de TN. La instigación es de Clarín. El plan es de la Embajada. El brasileño es un perejil”.

El abogado del Partido Comunista Eduardo Barcesat publicó en Télam (la agencia de noticias oficial) una columna titulada “Magnicidio: el eslabón fallido del golpe de Estado impulsado por el lawfare”.

Como se ve, una catarata de amor.

En el mundo, CNN Live titulaba: ”La vicepresidente argentina sobrevive a un aparente intento de asesinato”. Lo de “aparente” en el lenguaje CNN no es casualidad: en la diagonal de esta escena aparece, no dicha, la sospecha de la parte más paranoica de nuestra población: ¿Y si todo esto estuvo armado? Finalmente incontrolables, la teoría paranoica floreció en las redes.

Hay río revuelto.

Hay quienes quieren mezclar todo: atentado-lawfare-medios hegemónicos- Cristina víctima-Cristina inocente de todo-Santa Cristina.

El atentado del jueves fue un hecho lamentable. Ojalá nunca hubiera sucedido. Nadie puede estar a favor de la muerte. Ya tuvo demasiada muerte la Argentina. Sería bueno que el Gobierno piense lo mismo.

02 Septiembre 2022

El ataque a Cristina Kirchner

EL PAÍS (Directora: Pepa Bueno)

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El intento de asesinato de la vicepresidenta argentina debería ser un punto de inflexión para rebajar la polarización política

Argentina vivió el jueves una de las jornadas más funestas de sus casi 40 años de democracia. El intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner a las puertas de su casa, donde un hombre la apuntó con un arma cargada que se encasquilló, es el primero desde que en 1983 Raúl Alfonsín reemplazó a un militar en la Casa Rosada y muestra el lado más oscuro de la crispación política que en los últimos años se ha extendido virulentamente por muchos países. Apenas dos meses después del asesinato del ex primer ministro japonés Shinzo Abe, lo ocurrido en Buenos Aires recuerda los peligros de la polarización extrema como caldo de cultivo de elementos incontrolados y violentos. La primera lección que se ha sacar de este episodio es la obligación de las fuerzas políticas argentinas de rebajar la tensión y, sobre todo, el rechazo frontal a utilizar este ataque para desatar nuevas rivalidades.

Supone una buena señal que todos los partidos hayan reaccionado con rapidez y contundencia en la condena del atentado fallido. Pero eso no basta. El ataque a Cristina Fernández de Kirchner supone un aldabonazo que debería ser utilizado para transformar los modos políticos y atemperar los ánimos. Argentina atraviesa una gravísima crisis. La inflación no cesa, la pobreza alcanza a casi la mitad de la población y el deterioro en la confianza política ha llegado a máximos después de la acusación fiscal contra la vicepresidenta por supuesta corrupción. Es el momento de levantar el pie del acelerador y que las instituciones policiales y judiciales esclarezcan sin dilación el intento de magnicidio.

Hasta ahora, lo que ha trascendido de la investigación muestra el ataque como obra de un solo individuo (Fernando Andre Sabag Montiel, de 35 años), quien actuó aparentemente sin apoyo de tramas externas. Entremezclado en la multitud kirchnerista que aguardaba a la vicepresidenta frente a su domicilio, logró llegar hasta ella y apuntarla. Posiblemente, le salvó la vida a la vicepresidenta que la pistola se encasquillase. El agresor, rápidamente detenido, está en manos de las autoridades y a ellas corresponde explicar a la opinión pública con absoluta transparencia lo ocurrido. Nada peor podría pasarle a Argentina que el caso se enredase y acabase dando pábulo a teorías conspirativas y, a la postre, alimentando nuevas tormentas políticas.

También resulta fundamental que la violencia no llame a más violencia. La decisión del presidente Alberto Fernández de convocar con urgencia a los sectores sindicales, sociales, religiosos y de derechos humanos para “construir un amplio consenso contra los discursos de odio y la violencia”, además del repudio que este sábado votará el Congreso, son iniciativas que caminan por el lado correcto. Pero a nadie se le escapa que Argentina vive desde hace mucho tiempo en trepidación constante y existe el temor fundado de que, tras las buenas intenciones de los primeros días, pronto puedan volver a asomar los puñales de antaño. Evitarlo es responsabilidad de toda la clase política y de los actores sociales. Ese es el deseo profundo de los argentinos, ya bastante maltratados por la crisis económica, y la mejor forma de responder a este fallido acto de barbarie.

03 Septiembre 2022

Cuando siembran odio cosechamos violencia

Baltasar Garzón

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Lo que ha acontecido hace apenas unas horas con Cristina Kirchner es horrible, pero lamentablemente debo decir que era totalmente previsible. Esto está estudiado y hablamos de ello en nuestro Curso de Verano del pasado julio, sobre “Derechos Humanos y discursos de odio en las redes sociales” que organizamos con la Universidad de Jaén en Torres.

Hace unos días escribí un artículo que titulé “’Lawfare’ contra Cristina o el Sanedrín argentino”, en el que señalaba que tenemos que reconocer que el fascismo ha regresado. Esto es muy peligroso, porque el fascismo asimila los términos adversario político y enemigo, planteando la eliminación del contrario como medio para conseguir sus fines. Decía también que en ocasiones acuden a la eliminación física y en otras a la mediática, mediante el desprestigio constante o al encarcelamiento en base a acusaciones falsas (lawfare). Pero la idea es siempre la misma, neutralizar al oponente a cualquier precio.

Esto es lo que está ocurriendo con la actual vicepresidenta y posible futura candidata a dirigir nuevamente los destinos de Argentina. Sencillamente hay personas que no son demócratas y que quieren eliminarla a toda costa. Les importa poco o nada la voluntad popular y harán lo que sea para impedir que gobiernen los representantes de la mayoría, porque se sienten temerosos de perder privilegios, dinero, influencia y poder. Por eso la campaña de desprestigio, por eso la guerra judicial en su contra, por eso este atentado que es nada más y nada menos que un asesinato, que se ha frustrado únicamente por el azar o la impericia del ejecutante.

Incitar al odio siempre es como sembrar una semilla, que tarde o temprano hará que alguien en algún momento y en algún lugar cometa un acto violento, delictivo, criminal. Cuando los fascistas siembran odio, lamentablemente todas y todos luego cosechamos violencia.

Pero somos más, somos la mayoría, somos los hombres y mujeres que queremos vivir en paz, en armonía entre nosotros y con nuestro medioambiente, con leyes justas, con instituciones que funcionan y están al servicio de los ciudadanos, donde nadie se quede atrás, donde seamos amables y solidarios entre nosotros y afrontemos juntos los desafíos enormes que nos depara este siglo XXI en Argentina, en Latinoamérica y en todo el planeta. Y porque somos más y porque tenemos la razón, amigas y amigos, antes o después la historia nos dará la razón, antes o después venceremos, aunque les pese, y venceremos no para el bien de nosotros, sino para el bien de todas y todos.

03 Septiembre 2022

¿Nos quieren hacer callar?

Luis Majul

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Habrá que repetirlo hasta el cansancio, como si fuera un rezo laico, aunque a mucha gente no le guste. O los datos completos no les cierren.

Primero los hechos, después las opiniones y finalmente un aviso: aunque nos amanecen con nombre y apellido, nunca nos vamos a callar.

Los hechos:

  • Un hombre solo le disparó a la vicepresidente, la gatilló dos veces, pero la bala no salió, y el Cristina resultó ilesa.
  • Fue ayer, a las 21:10, y ni ella misma, ni su custodia, se dieron cuenta hasta varios minutos después.

Lo primero que se vio fue una imagen desde un costado, que aportó la televisión pública y rápidamente fue viralizada.

Lo segundo fue otra imagen, donde se pudo ver a Cristina Kirchner, casi de frente, y el arma, apuntándole por encima de la cabeza.

La foto detenida, de ese instante, aún estremece.

Hay otra imagen, que muestra a Cristina, todavía sin darse cuenta ni tomar conciencia, tratando de levantar un libro que se había caído.

Se puede ver gente corriendo, intentando atrapar al agresor.

El cuadro siguiente se bifurca:

  • Un grupo de personas, entre otros, un policía de civil, persigue y atrapa al agresor.
  • Casi al mismo tiempo, la vicepresidenta sigue caminando, por delante de parte de su custodia, mientras uno de ellos parece querer contarle sobre lo que acaba de suceder.

Esto es información pura, y merece las tres preguntas básicas que se debe hacer acá y en cualquier país del mundo.

¿Cómo una persona con un arma pudo acercarse tanto a la vicepresidenta y disparar?

¿Cómo ni siquiera se dieron cuenta?

¿Cómo no la protegieron ni se organizaron para una vía de escape?

Después del acuerdo entre la Nación y la Ciudad, aumentaron la custodia de la vice a 100 personas. Todas dependientes de la policía federal.

Cien personas, aparte de su custodio personal, el ex luchador de kickboxing, Diego Carbone.

Fue tan evidente la falta de profesionalismo de quienes la deben cuidar de verdad, que hasta Hebe de Bonafini exigió a las pocas horas del hecho la renuncia del ministro de Seguridad, Aníbal Fernández.

Sin embargo, el presidente, hoy, poco antes de las 9 de la mañana, lo sentó a su lado, junto al resto del gabinete.

Pero no nos precipitemos.

Sigamos el hilo de los hechos.

Alberto, antes de la medianoche de ayer, le habló al país, en cadena.

Sabemos que consensuó el discurso con Cristina, y recién después lo leyó.

A esa altura, los principales dirigentes del oficialismo y la oposición habían repudiado el hecho. Con fuerza y responsabilidad institucional. Sin dobles lecturas ni sobre interpretaciones.

Para citar solamente a dos opositores, destaquemos los tuits de Macri y de Horacio Rodríguez Larreta.

Sin embargo, poco después, el Presidente, abandonó su rol de jefe de Estado para colocarse en el lugar de dirigente político partidario.

Primero, responsabilizando a la oposición, los fiscales, los jueces, los medios y los periodistas por el brutal ataque a Cristina.

Y después, disponiendo un feriado nacional, algo que casi ningún país del mundo hace, en estos casos.

Es grave.

Doblemente grave.

El presidente señalando con el dedo a quienes no piensan como él está teniendo efectos inmediatos y concretos.

Porque otros dirigentes, sin votos ni apoyo popular, con causas judiciales abiertas por delitos de corrupción, como Pablo Moyano y de violencia, como Luis Delía, ya nos están señalando con el dedo, con nombre y apellido.

A muchos de nosotros.

Los que hacemos periodismo sin miedo a las amenazas.

Tuit de D’Elía:

La Bersa es de Lanata. El cargador es de Leuco. Las balas son de Feinmann. La mira es de Jhony Viale. La empuñadura es de Majul. El cañón es de TN La portación es de Echecopar. El gatillo es de LN+ La instigación es de Clarín. El plan es de la Embajada. El brasileño es un perejil.

Pero también el presidente disponiendo de un feriado de un momento a otro, volvió a enfurecer a una parte de la sociedad.

Porque puso sal en la herida traumática de la pandemia.

De la cuarentena eterna que tanto mal nos hizo a millones de argentinos.

Avivó la impotencia que genera que una sola persona, a golpe de decreto, puede hacer lo que quiere con nuestro tiempo y nuestra existencia.

Ahora volvamos a los hechos, sin ningún agregado.

  • El atacante se llama Fernando Andrés Sabag Montiel y tiene 35 años. Disparó con un arma marca Bersa Thunder, calibre 32.
  • Le encontraron en la casa 100 municiones.
  • Su perfil en las redes sociales demuestra que tenía antecedentes. De hecho, el año pasado, había sido detenido por portación de armas no convencionales.
  • Hasta ayer vivía en San Martín y, en su perfil de Facebook, le había dado me gusta a páginas como “comunismo satánico” “ciencias ocultas herméticas” y “coach anti psicópatas”.
  • También a grupos de odio vinculados con ideología neonazi.
  • En su brazo izquierdo tiene un tatuaje que hace referencia a la rama ocultista del nacional socialismo, el partido político que fundó Adolf Hitler en 1935, responsable del exterminio de 6 millones de judíos.
  • El tatuaje de Montiel representa a un Sol negro, una mezcla de tres símbolos clave en la ideología nazi: la rueda solar la esvástica y la runa de la victoria.

Pero ¿Cómo llegamos hasta aquí?

¿Quiénes serían los verdaderos responsables? Todo comenzó el lunes 22 de agosto, con el alegato y la decisión de Diego Luciani y Sergio Mola, de pedir una prisión de 12 años para Cristina, como presunta jefa de una asociación ilícita que tomó más de 3 mil millones de dólares del Estado para enriquecerse ella y sus cómplices.

  • A partir de ese momento, Cristina perdió el equilibrio, y empezó a decir y hacer cualquier cosa:
  • Poco después, ella y sus seguidores montaron una suerte de 17 de octubre trucho, disfrazado de vigilia permanente, que fue acompañado con declaraciones cada vez más extraviadas, de los principales dirigentes del oficialismo.
  • Desde el presidente, con su infeliz alusión al fiscal Alberto Nisman, hasta Máximo Kirchner, quien, horas antes del intento de magnicidio, diciendo: “ellos están viendo a ver quien mata al primer peronista”

Todos somos grandes y podemos sacar nuestras propias conclusiones.

Y hay que repetir una y mil veces que al responsable de este intento de magnicidio se le debe caer con todo el peso de la ley.

Pero nos gustaría compartir con vos nuestra experiencia como receptores de los ataques de quiénes ostentan el poder, y a veces parecen dispuestos a todo.

En 2011 nos acusaron falsamente de evadir de impuestos.

Demostramos ante la justicia, con sentencia firme, que era una burda mentira.

Antes y después, nos amenazaron varias veces.

Por teléfono, a través de las redes sociales.

Y en la calle también.

En una oportunidad, la intimidación pública llegó en forma de afiches contra miembros de mi familia, que mandaron a confeccionar y colocar Hugo y Pablo Moyano, como probamos, mostrando los videos de quiénes, donde y cómo los pegaban.

A los pocos meses de asumir este gobierno, un grupo de delirantes que integraban, entre otros, los Moyano, pero también el abogado Cristina, Carlos Beraldi, intentaron, a través de una operación muy berreta, meternos presos. (Parafraseando a Máximo Kirchner “aunque sea por 24 horas”).

Pero tampoco pudieron.

El miércoles 17 de agosto, el ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad, Marcelo D´Alessandro, nos preguntó si necesitábamos una custodia después de las irresponsables declaraciones de uno de los periodistas favoritos de Cristina, Fernando Navarro.

Ahora, algunos pretenden generar una conmoción todavía más grande, para que nos callemos la boca de una vez.

¿Vos creés que lo van a lograr?