29 julio 1994

Un comando terrorista asesina al Teniente General Veguillas, Director General del Ministerio de Defensa y a otras dos personas

Hechos

El 29 de Julio de 1994 era asesinado en Madrid el Director General del Ministerio de Defensa, Teniente General Francisco Veguillas, junto a los Sres. Martín Molla y César García.

Lecturas

Hechos: El 29 de Julio de 1994 era asesinado en Madrid el Director General del Ministerio de Defensa, Teniente General Francisco Veguillas, número tres del ministerio de Defensa (que por entonces dirigía D. Julián García Vargas, aunque durante años había trabajado para el Sr. Serra) mediante un coche bomba. Se da la circunstancia de que el antecesor de Veguillas, el Vicealmirante Escribas, también fue asesinado en un atentado similar en 1985. En el atentado también murió asesinado su chofer, Joaquín Martín Molla y también un cívil que pasaba por allí, Cesar García. Nuevamente los militares era objeto de los terroristas.

Víctimas Mortales: D. Francisco Veguillas, D. Joaquín Martín Molla y D. Cesar García

Los Asesinos: Álvaro Juan Arri Pascual y Miguel Azurmendi fueron condenados por aquel asesinato a penas que sumaban los 208 años de cárcel.

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30 Julio 1994

Unidad frente al terror de ETA

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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ETA ha vuelto a matar en Madrid. El teniente general Francisco Veguillas, su conductor y un trabajador de un ballet han sido sus víctimas mortales. El horror por la barbarie sin límite de los asesinos, que escogieron para actuar el noveno aniversario del asesinato del antecesor de Veguillas en Defensa, encogió el corazón de la capital y al conjunto de los ciudadanos españoles. La organización terrorista insiste en su estrategia inútil aun sabiendo que la guerra que trata de mantener con el Estado español es imposible de ganar. Todo su entorno es consciente de ello. Con un apoyo social que disminuye de forma acelerada, como se demuestra en cada convocatoria electoral y en el rechazo popular a los atentados, el mundo abertzale radical sabe que su capacidad de condicionar la vida democrática cada vez es menor.

En este panorama, que habría sido el ideal para que el mundo de KAS se replanteara el camino a seguir, los sectores más duros se han hecho una vez más con el control de la organización armada. Y han decidido demostrar que el golpe de Bidart no fue definitivo, y que aún pueden hacer mucho daño, en un intento absolutamente irracional de demostrar su capacidad para extender el terror. Lo han conseguido. No es verdad que éste sea el zarpazo de una fiera moribunda, como insistió ayer Anasagasti. Un atentado como el de ayer precisa de una seria infraestructura, medios importantes y un organigrama político militar consolidado para decidir una acción de envergadura. También pone de relieve la inconsistencia del sistema de protección que Defensa ha articulado para sus altos cargos.

El atentado ha ido dirigido contra el corazón del Estado: un teniente general, puntal importante de la política del Ministerio de Defensa. Y por eso es el Estado en su conjunto el que debe responder desde la serenidad. La provocación al Ejército y demás instituciones, incitando a que respondan contra la política de excarcelaciones del Gobierno, parece evidente. No hay que caer en la trampa. La unidad es imprescindible. Cualquier tipo de fisura sólo beneficia a ETA. La reinserción social de quienes reniegan de la lucha armada ha hecho mucho daño a ETA, porque debilita su estrategia al perder capacidad para controlar al colectivo de presos. Otra cosa es que Belloch haya actuado por su cuenta realizando un experimento peligroso, en pos de una coartada para liberar a Amedo, que debe rectificar de inmediato.

Pero a un error no debe seguir otro encadenado. Las críticas de destacados dirigentes del PP, incluido Aznar, a la supuesta «debilidad» del Gobierno y a su política antiterrorista pueden estar en parte justificadas, pero éste no es el momento de expresarlas. Nunca se ha hecho política partidista con una cuestión tan grave y no debe empezar a hacerse ahora. Habrá que exigir, eso sí, que el Ejecutivo haga el mayor de los esfuerzos para combatir a ETA, que vuelva a consultar con el resto de los partidos su estrategia, y que Belloch mida con un poco más de prudencia algunos de los pasos (incluida la reestructuración interna más radical que se recuerda) que su ambición política le ha llevado a dar en el Ministerio.

30 Julio 1994

La provocación y la irresponsabilidad

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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LOS DE ETA han vuelto a matar en Madrid. Han vuelto a golpear al Ejército en su estrategia de intentar crear fisuras entre esta institución y las autoridades civiles. Y lo han vuelto a hacer donde piensan que más efecto’ corrosivo para el sistema democrático puede tener un atentado como éste, en Madrid. Son ya más de 40 los jefes y oficiales de las Fuerzas Armadas que han caído en la capital de España víctimas de la saña asesina de la organización terrorista. ¿Para qué? ¿Está más cercana para estos pistoleros su meta de un País Vasco independiente, unificado y colectivista?La explosión, poco antes de las nueve de la mañana de un coche bomba causó la muerte al teniente general del Ejército de Tierra Francisco Veguillas, director general de Política de Defensa, a su chófer y a un trabajador del Ballet Clásico de Madrid que se encontraba en la zona del atentado. También resultaron heridas. otras 20 personas, entre escoltas y transeúntes.

No vamos a entrar en más disquisiciones sobre los objetivos de la banda criminal, que mata para seguir demostrándose a sí misma que existe, para seguir alimentando la mentira que la nutre. Nos saldrán ahora sus colaboradores hablando de treguas y negociaciones. Nada de esto es nuevo. Y la respuesta debe ser la acostumbrada: rechazo de los asesinos y de sus satélites, que viven de la explotación política del crimen.

Contra las negociaciones, persecución policial y medidas de protección más efectivas. Mucho más efectivas que las vigentes, que no han logrado impedir que un comando de ETA actuara de nuevo en pleno corazón de la capital de España contra uno de los más significados miembros del, Ejército, pese a los claros indicios que tenían las autoridades sobre la planificación de un inminente atentado en Madrid. Han tenido que encadenarse numerosos fallos en materia de seguridad para que se produjera ayer este atentado mortal contra un teniente general con un cargo de especial relieve en la defensa nacional. Resulta increíble que aún hoy una banda de terroristas que, según se insiste, tiene notorias dificultades para reclutar apoyos y crear infraestructura haya logrado realizar esta criminal operación con tal exactitud.

Pero hablando de fallos, resulta aterradora la irresponsabilidad del líder de la oposición José María Aznar, y de otro dirigente de su partido como Francisco Álvarez Cascos, que con el coche bomba aún humeante se han lanzado a unas manifestaciones en las que sólo les faltó responsabilizar directamente al Gobierno de los asesinatos. La ansiedad por acabar con un Gobierno que mantiene una mayoría en el Parlamento está llevando a algunos líderes de la oposición a descalificarse por completo. Estamos hablando y, por desgracia, no sólo hablando, sufriendo de una cuestión extremadamente grave: que unos políticos ansiosos por sustituir a los actuales gobernantes intenten recoger migajas políticas de la muerte. Se puede estar en favor o en contra de la reinserción, pero achacar a la reinserción el atentado de ayer es demagogia insensata. Los terroristas que asesinaron ayer a tres españoles en Madrid están en contra de la reinserción. Digámoslo claro: ETA está en contra de la reinserción, como lo demostró con el asesinato de Yoyes y con sus amenazas a cuántos se desvinculan de la banda, porque debilita su frente en las cárceles y merma sus fuerzas fuera.

Que el máximo dirigente del Partido Popular se expresara ayer en estos términos le resta parte del capital político que se había ido ganando. Las cuestiones de terrorismo hay que tratarlas con dureza y cabeza fría. Deben estar como así ha sido durante muchos años, por encima de la batalla por el voto. Persecución policial y reinserción son los dos frentes contra ETA delimitados expresamente en el pacto de Ajuria Enea. Hasta ahora, ha sido seguramente el único campo en el que se han puesto de acuerdo todos los partidos, democráticos. Será bueno que no se rompa ese frente común. Incluso para que el Partido Popular pueda gobernar en el futuro.