27 febrero 1990

El juez sobrevivió pero quedó totalmente lisiado

Una carta bomba destroza al presidente de la Audiencia Nacional, juez Fernando de Mateo Lage

Hechos

El 27.02.1990 el Presidente de la Audiencia Nacional, juez Mateo Lage sufrió atentado terrorista con carta bomba que le amputó las dos manos y le reventó un ojo.

Lecturas

El 27 de febrero de 1990 una carta bomba fue enviada al presidente de la Audiencia Nacional, el juez D. Fernando de Mateo Lage, con un potente explosivo disimulado en un ejemplar de una novela. La bomba le ha hecho perder una mano y un ojo.

El juez De Mateo Lage ocupa el cargo desde el 4 de diciembre de 1986 y es uno de los líderes de la asociación de jueces ‘Francisco de Vitoria’, considerada la asociación bisagra entre la APM y Jueces para la Democracia.

Después del atentado el cargo de presidente de la Audiencia Nacional volverá a ser ocupado por D. Rafael de Mendizabal, que ya ocupó ese cargo entre 1976 y 1986,

28 Febrero 1990

La violencia mata el diálogo

EL MUNDO

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EL gravísimo atentado, ayer, contra el presidente de la Audiencia Nacional, Fernando de Mateo, pone de manifiesto que ETA no quiere ni tregua, ni diálogo, ni paz. Y si ETA quiere, de verdad, tregua, diálogo y paz, no hay lógica en su comportamiento. Y, si la hubiera, es de todo punto inaceptable. A estas alturas de la historia de la organización terrorista, ETA debe comprender que toda posibilidad de salida dialogada al problema de la violencia pasa por el cese radical e inmediato de la violencia misma. Si ETA continúa pensando -como parece- que va a forzar el diálogo mejor desde una posición de fuerza, con los muertos como argumento, se equivoca de plano. Un estado democrático no es un estado débil. Un gobierno democrático no es un gobierno débil. Pretender forzar una negociación sobre una presunta fragilidad de un gobierno débil o desgastado por la acción de la violencia es una estrategia equivocada. Sencillamente, porque no responde a la realidad. No se admite -como decía nuestro editorial del domingo- el «a Dios rogando y con el mazo dando». La violencia sólo puede ser interpretada como un rechazo expreso de cualquier intención de diálogo y paz. No hay otra lectura posible, pues, del atentado de ayer salvo su interpretación como negación de todo propósito de solución pactada. Que deduzca ETA de esta interpretación sus responsabilidades ante la opinión pública española y vasca, ante los partidos «abertzales», ante sus presos y ante Herri Batasuna. Herri Batasuna que, precisamente ayer presentaba un recurso ante el Tribunal Constitucional con el objetivo final de incorporarse a las Cortes, debe dirigir sus críticas hacia ETA. Al revés de lo que, también ayer, hizo. No es de recibo decir, como dijo Idígoras, que el Gobierno «pretende ganar la batalla de la imagen dialogante ante la opinión pública para, en el momento en que se produzca un atentado de ETA, poder decir: nosotros somos los dialogantes, ellos no». Esto es una falacia. La opinión pública tiene claro que el Gobierno, en este tema, no está embarcado en ninguna batalla de imagen. Matices de Corcuera a sus propias palabras aparte, la opinión pública tiene la idea de que el Gobierno podría llegar a considerar un diálogo si callasen las armas. Y sólo quien no hace callar las armas es quien no es dialogante. Y sólo quien no hace callar las armas es responsable de todo enconamiento o retraso de una solución satisfactoria a los problemas políticos del País Vasco. Que no cuenten ni ETA ni HB, desde luego, con hacer comprender otra cosa ni a la opinión pública española ni a la vasca. Y, sobre el criminal atentado de ayer, no se puede dejar de anotar la perplejidad que produce que todo un presidente de la Audiencia Nacional, previsiblemente en el punto de mira de los terroristas, no disponga de un mejor y más cualificado sistema de protección y seguridad.